[Campamento Mestizo] ¡Presenten armas! (S5 de Mayo)

Todo lo que había estado oyendo desapareció de la mente de Alida cuando oyó la última pregunta.

- De nuestra... madre -preguntó sin ocultar su sorpresa. Entonces, ¿Phoebe era también su hermana?- Quieres decir... ¿tuya y mía?

Alida se sintió tonta al realizar la última pregunta. Por supuesto, ¿qué otra posibilidad había de que la cazadora fuera hermana de Mistral y semidiosa a la vez? El resto de opciones eran todavía menos probables que la que se le planteaba. Aun así... se le hacía extraño no haberse enterado después de dos años en el campamento.

- No. Yo no... Bueno, mamá me reconoció pronto... creo. Pero no he tenido muchas noticias suyas desde entonces -se esforzó en contestar a la pregunta para no parecer todavía más estúpida.

- Lástima, nos habría venido bien. - Phoebe ignoró la expresión desconcertada de Alida. Estaba demasiado concentrada en lo que tenía que decir - Hace tiempo que tampoco la veo. Antes al menos soñaba con ella y me facilitaba una guía a seguir pero... - decidió que ya había dudado bastante de los demás y se lanzó - desde que supe que estaba en contra del Olimpo, es como si hubiera cortado toda comunicación con nosotros. Bueno, nunca fue una novedad que tuviera sus dudas y durante la última batalla de los dioses luchó al lado de Cronos. Creo que he sido una ingenua al pensar que esta vez sería diferente.

La cazadora tocaba la cuerda del arco, tensándola con una mano de manera autómata mientras que el pulgar de la otra la hacía vibrar, como si se tratara de una guitarra.

- Mistral es una cabezota. Intenta mantener sus emociones a raya, como si yo no supiera que es lo que le aterra, cuando he convivido junto a ella quince años. - Soltó abruptamente - Habrá un momento en que ya no podrá posponer esa elección más y ¿entonces qué? Para nosotros va a ser más difícil todavía. Si mantenemos nuestra alianza con los demás campistas, estaremos fallando a nuestra madre, pero si la seguimos, fallaremos a nuestros amigos.

- ¿Qué...? ¿Qué me estás... qué me estás diciendo? ¿Hécate está en contra del Olimpo? -preguntó Alida anonadada. Nunca se había planteado que algo así pudiera pasar.- ¿Cómo... cómo puede ser eso? ¿Y cómo te has enterado tú?

Estaba tan impactada que no le daba tiempo a reflexionar antes de hablar. Entonces recordó lo que Phoebe había dicho de que Mistral no se llevaba bien con ella.

- ¿Y por qué debería creerte? Si Mistral no se lleva bien contigo será por algo -desafió.

Se sentía confuso entre tanto desatino ¿Colarie?, ¿Qué quieres decir? Suponía que quería que la buscara o que le dijera o...

La segunda explosión aumentó aún más el caos si es aquello era posible. tenían que organizarse si es que querían sobrevivir, y la verdad lo veía bastante complicado.

SEMISIOSES, tenmos que ponernos a cubierto si queremos defendernos, tenemos que pelear copntra esos monstruos malnacidos, Vamos hacía aquellas peñas, nos darán algo de cobertura.

Estaba poniendo todo su interés, en ese momento desvió su mirada hacía el cielo, a menosq eu tuvieran morteros era el sitio má probable en elq eu estuviera el enmigo. Si los encontraba se los diría a las cazadoras para que con sus flechas trataran de eliminarlos. Una vez en batalla no se puede andar con remilgos.

Sobrevibiremos, elq ue sepa curar que ayude a los heridos, el resto que busque a esos malnacidos

Spoiler:

- Tuve un sueño. - replicó Phoebe impacientándose por momentos. Sabía que era mucha información en tan poco tiempo y que costaría de asimilar, pero desde luego había esperado un poco más de colaboración. Al fin y al cabo ella se estaba jugando la vida en esto - Hécate quiere liberarse del yugo del Olimpo. Muchos titanes lo quieren. Supongo que ahora es un buen momento para ello.

La acusación de Alida le hizo llevarse una mano a la frente.

- ¿De verdad crees que conoces a mi hermana en el tiempo que hayas pasado aquí con ella? - la cazadora rió burlona - Dime entonces si en algún momento se te ha abierto o te ha contado cómo se sentía, o si ha hecho algo más que su trabajo de líder.

*

Los chicos más cercanos a Prometeo siguieron la sugerencia. George, entre ellos, que tenía una mejilla de un color muy feo y un severo corte en la ceja, aun a regañadientes, supo que la idea del rubio era la más sensata. Todavía había semidioses que corrían presos del pánico, u otros que se enfrentaban entre sí.
Prometeo miró hacia el cielo pero las ramas de los árboles, chamuscadas, solo dejaban pasar el humo. Se había formado un incendio que amenazaba con incinerarlo todo. Tenían que salir de allí cuanto antes.
Prometeo buscó a las cazadoras pero no quedaba ninguna. O el humo le dificultaba la visión, que también, o se habían esfumado en cuanto comenzaron las explosiones. Alguien sugirió que intentaran apagar el fuego antes de que llegara a las cabañas pero la mayoría no sabía cómo.
Fue entonces cuando comenzó a llover. ¡Los dioses les habían escuchado!

Aun quedaba mucho por hacer, por ejemplo, encontrar a la campista de Hefesto. ¿Dónde debían estar ella y sus hermanos? Prometeo no tenía ni idea. El herido que había preguntado por ella no había dado ninguna otra indicación antes de desmayarse. Fue George el que le informó de que los de la cabaña nueve se habían quedado cerca de su bandera.

- ¡Cómo tengan algo que ver en esto, van a ver!

Hizo de guía a los demás, apenas unos siete, hacia donde creía que se encontraban. Dalia Flavorship, de la cabaña de Némesis, se veía más dispuesta a colaborar ahora que unos minutos atrás.

- He hablado con mi grupo y nuestra cabaña da por terminada la competición. Hasta que se demuestre que el Campamento vuelve a estar a salvo, iniciamos una tregua. Pero ¡ay cómo nos enteremos de quién o quienes han sido los responsables de esto! ¡Lo pagarán caro! ¡Lo juro por el río Estigio!

El resto de miembros de la diecisiete gritaron algo parecido. Después de todo aquel cúmulo de formalidades y de que George y el resto de los chicos de Ares (la mitad del grupo) se mostraran conformes, iniciaron la caminata hacia el Oeste.

- Oye, no hace falta que te pongas así -refunfuñó Alida. Sentir que Phoebe había dado en el clavo no había sido muy agradable. Y acordarse de que Mistral nunca había llegado a confiar en ella tampoco.- Bueno. Entonces has visto que Madre está en contra del Olimpo... ¿y qué quieres que hagamos? Si lo que esperas es que se lo cuente a Mistral para que te ayude... no creas que me hace mucho más caso que a ti. Y... -Alida titubeó. ¿Se estaba posicionando en contra de su madre para ayudar al Olimpo? ¡Si ni siquiera le caían bien! Un par de días antes, había querido darles una lección robando las dos banderas. ¿Y ahora pretendía ayudarles? Pero si le decía eso a Phoebe podía conseguir que volviera a enfadarse y ya no le contaría nada. Alida optó por ser prudente.- Oye... entonces... ¿qué pasará ahora? ¿por qué es un buen momento para Madre? ¿Es que estamos en guerra? Tú eres una cazadora de Artemisa, ¿no? ¿Te ha contado ella algo?

- No corre de mi parte que toméis una decisión concreta al respecto. Yo solo os aviso de lo que he visto. Podría haberlo hecho a través de un mensaje Iris pero... bueno, cabía la posibilidad de que se cortara a mitad de la conversación. Ese canal siempre ha estado vigilado. - aseguró Phoebe. Prestó atención al desaliento de Alida, algo que tenían en común - Ya sé que Mistral no ayudará mucho, precisamente por eso no se lo cuento a ella. Lo sensato sería que tomarais una decisión por vosotros mismos. No digo que la dejéis al margen pero no es ella quien tiene que pensar por vosotros.

Intentaba no ser excesivamente tajante pero el tiempo corría en su contra. De hecho, sentía que debía salir corriendo. Sus hermanas de caza le estaban llamando. No físicamente pero podía oírlas, de alguna forma. Phoebe suspiró, una vez más, y se apresuró a pincelar brevemente la situación bélica.

- Las sublevaciones titánicas son una costumbre, incluso cuando Urano y Cronos gobernaban. La diferencia es que ahora se unen frente a quienes les despojaron de su esencia. Hécate es descendiente de titanes. Podría decirse que es una titánide más. En cuanto a Artemisa... - titubeó - Si te soy sincera, no suelta prenda. Su posición es difícil. - la defendió - Por un lado es hija de Leto y supongo que siente que debería defender a su madre y por otro, es hija de Zeus y se congracia con él. No sé realmente a quién apoya. A veces me da la impresión de que comprende a los titanes. Pero otra veces... - calló de pronto, olfateando el aire. Segundos después, sonó la primera explosión.

Que le dijera que no sabía tomar sus propias decisiones ofendió a Alida, pero no dijo nada para evitar más enfrentamientos.

- Está bien. Entonces... hablaré con los demás al respecto. Les contaré lo que me has dicho para que todos estén enterados -pero si esta guerra de la que hablas se olvida de que existo, mejor que mejor; habría querido añadir.

La explosión la hizo sobresaltarse tanto que Alida desapareció momentáneamente. Hacía tanto tiempo que no le pasaba eso que la chica no supo qué le asustaba más, si la explosión o haber vuelto a perder el control.

- ¿Qué ha sido eso? ¿Lo sabes? -preguntó nerviosa.

Phoebe simplemente emitió un quejido. Con un leve empujón, invitó a Alida a que le siguiera corriendo. El humo ascendía unos kilómetros por delante y la cazadora resolvió que lo mejor sería abandonar la espesura. Se podían oír los chillidos de campistas y los lamentos de los árboles. Algunos tiritaban nerviosos y otros levantaban sus raíces y se transformaban en doncellas de rostro verdoso que huían espantadas. Phoebe fue arrollada por una de ellas que corría en la misma dirección.

- ¡Ninfas! - exclamó con fastidio - Siempre son las primeras que huyen por culpa del pánico. - se levantó y siguió tirando de la mano de Alida - Vamos, tenemos que encontrar a Mistral y los demás.

Unos metros más allá, un grupo de cazadoras peinaban la zona. En cuanto reconocieron a Phoebe, le instaron a que se les uniera. Phoebe dudó unos instantes, mirando con aprensión a Alida. Después negó con la cabeza y se disculpó. Antes tenía que encontrar a sus hermanos.

- Hiciste un juramento - le recordó una de sus compañeras - Tu familia ahora somos nosotras. Servimos a Artemisa.

- Sé lo que juré - refunfuñó Phoebe - Pero no veo a Artemisa negándome la oportunidad de cerciorarme si los miembros de Hécate están bien.

- Pero...

- Me uniré a vosotras en cuanto pueda. - prometió la chica.

Cuando las dejaron atrás, Phoebe cayó en la cuenta de que no sabía hacia donde tenían que dirigirse. Los sentidos le obligaban a abandonar el bosque pero de ninguna forma quería huir dejando a los suyos a su suerte.

- Creo que sería conveniente que me guiaras tú - le dijo a Alida - No sé qué planes tenían Mistral y los demás antes de que sucediera esto.

Después de dos años, Alida tenía una ligera idea de hacia dónde se estaban dirigiendo. El fuego parecía haberse originado un poco más al oeste de la zona central del bosque, dentro del territorio del equipo azul. Podían dejar atrás el cauce del río que desembocaba en el canal Long Island y recorrer la playa de los Fuegos que hacía de excelente cortafuegos frente al incendio. Seguramente fuera el lugar donde los campistas se pusieran a salvo. Pero Alida recordó que eran los miembros de Hécate los que debían capturar la bandera del equipo azul, lo que les situaría ya en territorio enemigo. Deseaba que la explosión no les hubiera pillado de lleno. Para alcanzarles tendrían que volver a cruzar el río y buscar a partir de allí, si es que el humo les dejaba ver algo. ¿Y Roger? A menos que hubiera vuelto con Mistral y los demás, se había quedado atrás, también muy cerca del río. Para alcanzar a cualquiera de ellos, debían retroceder, no quedaba otra.

- El fuego se extiende deprisa en dirección suroeste- anunció Phoebe comprobando la dirección del viento - Justo en el otro sentido.

- Ellos... nos... nosotros... -La escena de Phoebe con sus compañeras cazadoras la había conmovido, pero Alida estaba tan preocupada que le costaba articular las palabras.- Los de Hécate éramos los encargados de capturar la bandera azul -consiguió decir al final. Y se quedó mirando el humo, preocupada.

Cada vez se oían más chillidos. Y una campista que huía hacia la playa chocó con ellas para luego seguir corriendo y alejarse tan rápido como había llegado. Eso hizo reaccionar a Alida, que se dio cuenta de que la cazadora seguía a su lado, esperando que siguiera hablando.

- Perdona, yo... Bueno. Mistral quería hacerse con la bandera fuera cual fuera el precio a pagar. Espero que ya se hubieran hecho con ella cuando empezó todo. Pero si siguen allí... bueno, creo que lo mejor es que sigamos el cauce del río hacia arriba. En mi cabaña no son idiotas: si hay fuego, buscarán agua. Además hemos dejado a Roger por la zona...

Sacando energía de donde ni siquiera ella sabía donde, Alida empezó a andar hacía el humo.

Necesitaba más información, tenía que saber que estaba pasando.

VAmos al lago, es el mejor sitio creo, quienes esten en mejores condiciones que traten de ayudar a los heridos o formen patrullas, no me gustaría más sorpresas por parte de los monstruos. Alguien pagará por todo esto. Madre ¿quñe está pasando?