El ocaso del tiempo (2 de Mayo)

Moriaki llevaba un elegante traje de chaqueta de color gris, camisa blanca y corbata negra. La perfecta imagen de un caballero. Todas las miradas estaban puestas en el, todas entre la admiración y el deseo. Pero, sin saber porque, un instante después, todas esas personas que le habían estado observando, le señalaban  y se reían. Moriaki miró su reflejo, y se llevo las manos a la cabeza. Su pelo, antes brillante y lustroso, había sido sustituido por una media coronilla. Miro alrededor asustado y avergonzado cubriéndose la calva, pero solo veía ojos por todas partes, que lo acosaban. “Mira, mira, mira, mira...”

Moriaki se despertó sobresaltado en el asiento del ferry que le llevaba a Nagahama. Solamente habían sido unos minutos, pero el sueño le había vencido levemente. El viaje estaba siendo tortuoso, sobre todo porque apenas hacia unas horas había estado trabajando en el estudio, el viaje en taxi desde Tokyo fue demasiado largo y tedioso. además el taxista se paso todo el viaje mirándolos con gesto de desaprobación por el espejo retrovisor, “Asqueroso viejo pervertido”, pensó. Ya en el barco, el bamboleante movimiento y el frescor de la mañana, habían terminado por agotarlo. Akane sentada a su lado le despertó, al señalar, de nuevo, una de esas estructuras antiguas de la orilla del lago. Era la quinta que veía, y su hermana aún se sorprendía y llamaba su atención.

Revisando su twitter, sus fans estaban haciendo conjeturas sobre la sorpresa que les iba a dar, y comentando sitios que debía visitar en su viaje a Kyoto (no les había dicho exactamente donde iba a estar, pero si envío fotos de las vistas). Una de sus fans respondió a uno de sus post, sobre los arcos en el agua: “Según mi profesor de literatura, los torii representan la adoración a la diosa del sol Amaterasu,...” y el texto continuaba, divagando sobre el tema.

Moriaki acarició la cabeza de su hermana con ternura, al notar el temblor en su voz - Descansa un poco Nene-chan- Moriaki comenzó a leer el último post que había en el blog - Cuando lleguemos ya ... Akane....- Moriaki se puso tenso mientras leía el blog de Anathema- ¿A quien demonios se supone que estamos buscando? - dijo sin alzar la voz, no queriendo llamar demasiado la atención, para que los pocos pasajeros del ferry y los trabajadores no les mirasen – Esta no es la historia de la chica con problemas que estamos siguiendo...¿Quien se supone que es este pervertido?

Extraño. Nada tenía sentido. Y estaba el cansancio. Si, debía ser el cansancio, sino su hermana no querría abandonar tan fácilmente. Cuando algo le apasionaba siempre lo continuaba hasta el final.

Miró a su hermana con una sonrisa cansada, mientras respondía a su abrazo. Vamos, no seas tan educada - Moriaki le dio un pellizco en la mejilla a Akane – Iremos al hotel, descansaremos, tomaremos un buen desayuno al estilo de Kyoto y ya después, analizaremos mejor la situación. Tenemos un par de días de viaje que disfrutar aún – Moriaki se separó del abrazo y se desperezó ampliamente, cuando de repente notó el sonido de una ráfaga de fotografías. Hizo un gesto ceñudo y le indicó a Akane que esperase un momento.


Cuando se dio la vuelta en dirección al sonido, vio a la espectacular gaijin. Sin duda alguna, era un espectáculo más interesante que las mohosas estructuras del agua y que aquel chirriante ferry. Además parecía mayor, interesante e inaccesible. Triple reto. Se quedo mirándola hasta que consiguió cruzar una miradas, y cuando tuvo su atención hizo una leve inclinación de cabeza, de un modo cortes. Se acerco a la gaijin y le pregunto: ¿Habla usted mi idioma?      

Moriaki puso una mano sobre el hombro de su hermanita - Nene-chan, no te preocupes, la señora debe haberme malinterpretado - Dijo con su tono de voz grave y dulce a la vez. Hizo una leve reverencia hacía Coco - Y, lo más correcto sería no molestarla - Moriaki puso ojitos tristes y una sonrisa de medio lado - Lamento que el hecho de querer pedirle que nos hiciera una foto a mi hermana y a mi, la haya importunado - Moriaki le dedicó una sonrisa triste a Akane - No te enfades por mi Akane-chan, solo...solo quería tener un bonito recuerdo de nuestro viaje juntos, antes de... - Moriaki negó con la cabeza y ahogó sutilmente un suspiro, hizo nuevamente una reverencia hacía Coco, tomo a su hermana por los hombros y la guío de nuevo hacia sus asientos.
- Akane, estoy muy cansado, ¿Llevas algo de cafeína en el equipaje? Necesito coger fuerzas-. Moriaki iba hablando mientras se dirigían a sus asientos, mirando por el rabillo del ojo a la Diosa.
Una vez en sus asientos Moriaki sonrió para si. Pensaba, que incluso estando tan cansado podía hacer una actuación tan buena. ¡Y que los directivos del dorama no le hubiesen considerado! Mal rayo les parta.

Moriaki miraba esperanzado la cercanía del muelle. Echaba breves miradas a Coco, mientras esta, distraida, hacía fotografías al horizonte. Apoyada su cabeza sobre la cabeza la Akane y mirando su correo, Moriaki cerraba los parpados de vez en cuando. -Nene-chan, ¿has pensado donde quieres preguntar primero? ¿conoces algún amigo o familia de la chica? - Se tapo la boca, ocultando un bostezo - Y tampoco podemos olvidar el último post, que no me hace ninguna gracia investigar. A esos pervertidos es a los que deberían colgar. Seguro que es un tipo calvo, apestoso y de mirada sucia. Akane-chan, si alguna vez te cruzas con un tipo así, estando sola, ni le trates ni te acerques a él - Moriaki miro a su hermana con actitud sobreprotectora.
Le llego la voz de Coco, dirigiendose a ellos. La miró, deslumbrado aún por su belleza. - Si no le importa... - Moriaki señalo su teléfono- ¿podría mandarme las fotos a mi correo personal? Seguro que son preciosas - Moriaki sonrió dulcemente a Coco.
-Y si lo desea, puede acompañarnos a la hora de comer, le daré mi numero de telefono- Moriaki se levanto y se acerco a Coco -De todas formas como usted dice, nos veremos por el pueblo. En mi opinión siempre es mejor poder contar con alguien en caso de que suceda algún imprevisto, y este sitio- dijo, mirando hacia la lúgubre isla -Este sitio me da escalofríos  
Moriaki miraba ansioso hacía la orilla, inquieto ante la tormenta que se avecinaba y preocupado por las dos mujeres que, a su parecer, eran su responsabilidad.