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Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
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Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Llevaba de mal humor desde el mismo momento en que Orenstein había irrumpido en su despacho para susurrarle al oído las condiciones en que Tom había regresado. Sentada en su butaca, apretaba los labios, escuchando cada palabra.
Las caricias sobre el lomo de Yvori fueron incrementando en velocidad y fuerza hasta llevar a la gata a maullar y saltar de su regazo. Ni tan siquiera notó las uñas del felino clavarse en sus piernas.
Antes de nada, había ordenado mirar con lupa el trozo de cuero que llevaba anudado al cuello.
Para cuando finalmente Oren le acompañó a aquel mismo despacho, había tenido tiempo de llevar la ira a mil y un estados distintos…y la cosa no mejoró, ni a medida que escuchaba el relato, ni ante el intento del ex.SCAR de establecer las directrices a seguir.
De no haber logrado Úrsula elevar a tal estadio su capacidad de autocontrol, el edificio entero habría temblado a merced de los improperios que bien podría haberles gritado, pero optó por echarlos a los dos y permanecer a solas unos minutos.
Y es que era para no dejar títere con cabeza. ¿Qué coño habían hecho con los reclutas, desde que les dejó?. Recordaba la academia mucho más eficiente. Pero el recién llegado había dado más datos de los necesarios, había mencionado ante una cualquiera a Reira, a saber si la había comprometido ya, había perdido a la chica, a Kim, y ya puestos, hasta su ropa.
El pequeño mando que accionaba el collar de Natasha daba vueltas en su mano, mientras recorría la habitación.
Se sentó. Yvori se acurrucó a sus pies.
Pero..le habían proporcionado otra ID, no otro rostro. ¿Cómo podía haber sido tan…descuidada?. Este tipo de fallos no solían darse en su organización. ¿Cómo se les había escapado ese detalle, a ella misma, que bien conocía el modus operandi del CI?.. Recordó el lector ocular que había dejado junto a la grabación para Reira. Necesitaban un cirujano plástico.
El mando dio otro par de vueltas entre sus manos.
La tal Kim parecía ser más tonta de lo que creyó en principio. Se había metido solita en la boca del lobo; y si cabía la más remota posibilidad de que Kun no tuviera sospecha alguna del peligro que la chica corría al hacer su encargo, debía ser que la valoraba más bien poco. Así que, se podía llegar a la conclusión de que su utilidad para la baronesa era más bien…dudosa.
Si junto a ella desaparecía el engendro del caos que le había descrito Tom, (suponiendo que no exageraba, para justificarse) se le antojaba incluso loable.
Dirigió el pulgar al botón.
En cambio, la mujer que volaría a su lado, la tal Lucy…bueno, había demostrado tener hagallas, eso era innegable; coraje y severidad, autoridad sobre el otro, el energúmeno; sabiduría…era más que dudoso, pero el coraje no se le podía negar. La actuación de los demás, bajo el agua, era más que loable. Cumplía todo requisito de efectividad, requería profesionalidad, y denotaba un muy buen uso del factor sorpresa. Ishimura tenía su aprobación.
La tarjeta holográfica había acabado sobre su mesa, a media explicación.
Miró el reloj.
Faltaban aún unas cuatro horas para el ocaso.
Guardó el mando en su bolsillo derecho, recogió la tarjeta y en dos zancadas atravesó la estancia; abrió la puerta de golpe, dando por sentado que iban a estar tanto Arthur como Oren, como el propio Smith.
Una mirada furibunda les recorrió a los tres.
Alargó la tarjeta a Arthur.
-Quiero a los chicos allí, ya; en este local y en los colindantes; en el de enfrente, también. Que se mezclen con la clientela. Asegurate que la comunicación entre todos es discreta, fluida y eficaz.
Luego se giró a Oren.
-Reserva lo que sea en ese local, tendrán salas privadas. Cuando esté asegurada, iremos a recibir a nuestros…¿invitados?¿anfitriones?; lo que sea.
Finalmente, miró a Tom
-Tú vienes conmigo.
Si pertenecía a la organización, había que poner las cosas en su sitio. A la “familia” se la critica en privado; permitir que desacreditaran a uno sólo de sus hombres resultaba altamente desaconsejable para la reputación de la baronesa.
Las caricias sobre el lomo de Yvori fueron incrementando en velocidad y fuerza hasta llevar a la gata a maullar y saltar de su regazo. Ni tan siquiera notó las uñas del felino clavarse en sus piernas.
Antes de nada, había ordenado mirar con lupa el trozo de cuero que llevaba anudado al cuello.
Para cuando finalmente Oren le acompañó a aquel mismo despacho, había tenido tiempo de llevar la ira a mil y un estados distintos…y la cosa no mejoró, ni a medida que escuchaba el relato, ni ante el intento del ex.SCAR de establecer las directrices a seguir.
De no haber logrado Úrsula elevar a tal estadio su capacidad de autocontrol, el edificio entero habría temblado a merced de los improperios que bien podría haberles gritado, pero optó por echarlos a los dos y permanecer a solas unos minutos.
Y es que era para no dejar títere con cabeza. ¿Qué coño habían hecho con los reclutas, desde que les dejó?. Recordaba la academia mucho más eficiente. Pero el recién llegado había dado más datos de los necesarios, había mencionado ante una cualquiera a Reira, a saber si la había comprometido ya, había perdido a la chica, a Kim, y ya puestos, hasta su ropa.
El pequeño mando que accionaba el collar de Natasha daba vueltas en su mano, mientras recorría la habitación.
Se sentó. Yvori se acurrucó a sus pies.
Pero..le habían proporcionado otra ID, no otro rostro. ¿Cómo podía haber sido tan…descuidada?. Este tipo de fallos no solían darse en su organización. ¿Cómo se les había escapado ese detalle, a ella misma, que bien conocía el modus operandi del CI?.. Recordó el lector ocular que había dejado junto a la grabación para Reira. Necesitaban un cirujano plástico.
El mando dio otro par de vueltas entre sus manos.
La tal Kim parecía ser más tonta de lo que creyó en principio. Se había metido solita en la boca del lobo; y si cabía la más remota posibilidad de que Kun no tuviera sospecha alguna del peligro que la chica corría al hacer su encargo, debía ser que la valoraba más bien poco. Así que, se podía llegar a la conclusión de que su utilidad para la baronesa era más bien…dudosa.
Si junto a ella desaparecía el engendro del caos que le había descrito Tom, (suponiendo que no exageraba, para justificarse) se le antojaba incluso loable.
Dirigió el pulgar al botón.
En cambio, la mujer que volaría a su lado, la tal Lucy…bueno, había demostrado tener hagallas, eso era innegable; coraje y severidad, autoridad sobre el otro, el energúmeno; sabiduría…era más que dudoso, pero el coraje no se le podía negar. La actuación de los demás, bajo el agua, era más que loable. Cumplía todo requisito de efectividad, requería profesionalidad, y denotaba un muy buen uso del factor sorpresa. Ishimura tenía su aprobación.
La tarjeta holográfica había acabado sobre su mesa, a media explicación.
Miró el reloj.
Faltaban aún unas cuatro horas para el ocaso.
Guardó el mando en su bolsillo derecho, recogió la tarjeta y en dos zancadas atravesó la estancia; abrió la puerta de golpe, dando por sentado que iban a estar tanto Arthur como Oren, como el propio Smith.
El que ocupa el terreno primero y espera al enemigo tiene la posición más fuerte.
Una mirada furibunda les recorrió a los tres.
Alargó la tarjeta a Arthur.
-Quiero a los chicos allí, ya; en este local y en los colindantes; en el de enfrente, también. Que se mezclen con la clientela. Asegurate que la comunicación entre todos es discreta, fluida y eficaz.
Luego se giró a Oren.
-Reserva lo que sea en ese local, tendrán salas privadas. Cuando esté asegurada, iremos a recibir a nuestros…¿invitados?¿anfitriones?; lo que sea.
Finalmente, miró a Tom
-Tú vienes conmigo.
Si pertenecía a la organización, había que poner las cosas en su sitio. A la “familia” se la critica en privado; permitir que desacreditaran a uno sólo de sus hombres resultaba altamente desaconsejable para la reputación de la baronesa.
Myshella Scheider- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Tom se fijaba como aquellos tipos salían del agua apuntándole con sus armas, alzo las manos sin dudarlo – Bueno Lucy… si te pones así… lo que tú digas no hay ningún inconveniente – decía apresuradamente a medida que la pareja se acercaba a él con el resto de individuos armados.
- De verdad… no hace falta alargar las cosas ¿Maña… - se quedó sin aire al recibir el golpe en el vientre, se agachó un poco llevando las manos hacia la barriga, pasando una por la americana para agarrar el InterCom – Vale… va… - se calló de golpe al ver que venía otro golpe. Resistencia iba a poner sí o sí ya que sus movimientos salieron por puro reflejo, colocó el InterCom entre el puño del individuo y él, el aparató acabo petando en varios trozos a la vez que Tom con cierta destreza golpeaba la rodilla del tipo por un lateral para dislocársela, por el rabillo del ojo se fijó como otro iba a remeter contra él y se apartó de la trayectoria del golpe, girando sobre sí mismo mientras con un movimiento de muñeca agarro el cuchillo táctico como si fuera parte de él, en el momento que iba a golpearle en el cuello sintió una punzada de dolor en uno de los costados. Se arrodilló en el suelo e intentó interponer sus antebrazos para protegerse de la lluvia de golpes, el primero lo bloqueó, el segundo lo esquivó, el tercero hizo que el cuchillo saliera disparado perdiéndose entre los “soldados”. El señor Smith acabó en el suelo haciéndose una bola sintiendo la paliza que le estaban dando, intentó protegerse pero en esa situación sin capacidad de sacar sus armas y contra varios hombres era imposible, acabó inconsciente.
Se relamió los labios… sangre… dolor… estaba vivo. Se levantó poco a poco sintiendo el frío entrar por su cuerpo, estaba completamente desnudo.
- Hija de puta… - se empezó a reir mientras negaba con la cabeza y se levantó como un vulgar primate, se encamino hacia el lago y empezó a remojarse la cara quitándose la sangre – Oh… mierda… - se fijó en el reflejo, en el collar… un puto collar de cuero, pero lo peor de todo es que podía ser una bomba… esa mujer le había cogido de los huevos y los había apretujado bien.
- Zorra lista… - la sonrisa se convirtió en una mueca de dolor – Joder… - se empezó a tocar el cuerpo, por suerte solo eran contusiones no tenía nada roto – Encima de cabrona… tiene mal gusto… - acarició el collar a primera vista no había ningún bulto, todo de cuero, eso sí bien apretado.
Llegó con unos ropajes que logró encontrar por los callejones del distrito, cuatro mantas mal puestas… el aspecto era avergonzado… pero le daba totalmente igual, no podía perder tiempo y tenía que informar a la baronesa en persona. Logró encontrarla en uno de los locales que frecuentaba.
Menuda bronca le cayó… y por parte la mujer tenía razón, la había cagado de pleno y encima todo delante de aquel armario, si había tenido suficiente con el monstruo de aquel lugar ahora tenía otro delante. Mirada agachada se quedó allí quieto con la ropa nueva que le habían dejado antes de entrar para hablar con ella…
La voz de la baronesa le hizo despertar de sus recuerdos, dejó escapar un pequeño gruñido asintiendo a las palabras de la mujer – Sí – su voz sonaba firme, parecía que era momento de arreglar lo causado o por lo menos… hacer que no empeorara más.
Decidió armarse con un par de pistolas ocultas bajo la chaqueta, había pedido a la baronesa armarse con algunas granadas de luz o humo, por precaución… pero ella se negó. Suspiró colocándose bien la ropa y acariciándose el cuello ya libre de collar – Estoy listo – se quedó a la espera y cuando Myshella decidió partir se fue con ella – Esa mujer dijo que la Scheider… no estaba aquí abajo -
- De verdad… no hace falta alargar las cosas ¿Maña… - se quedó sin aire al recibir el golpe en el vientre, se agachó un poco llevando las manos hacia la barriga, pasando una por la americana para agarrar el InterCom – Vale… va… - se calló de golpe al ver que venía otro golpe. Resistencia iba a poner sí o sí ya que sus movimientos salieron por puro reflejo, colocó el InterCom entre el puño del individuo y él, el aparató acabo petando en varios trozos a la vez que Tom con cierta destreza golpeaba la rodilla del tipo por un lateral para dislocársela, por el rabillo del ojo se fijó como otro iba a remeter contra él y se apartó de la trayectoria del golpe, girando sobre sí mismo mientras con un movimiento de muñeca agarro el cuchillo táctico como si fuera parte de él, en el momento que iba a golpearle en el cuello sintió una punzada de dolor en uno de los costados. Se arrodilló en el suelo e intentó interponer sus antebrazos para protegerse de la lluvia de golpes, el primero lo bloqueó, el segundo lo esquivó, el tercero hizo que el cuchillo saliera disparado perdiéndose entre los “soldados”. El señor Smith acabó en el suelo haciéndose una bola sintiendo la paliza que le estaban dando, intentó protegerse pero en esa situación sin capacidad de sacar sus armas y contra varios hombres era imposible, acabó inconsciente.
Se relamió los labios… sangre… dolor… estaba vivo. Se levantó poco a poco sintiendo el frío entrar por su cuerpo, estaba completamente desnudo.
- Hija de puta… - se empezó a reir mientras negaba con la cabeza y se levantó como un vulgar primate, se encamino hacia el lago y empezó a remojarse la cara quitándose la sangre – Oh… mierda… - se fijó en el reflejo, en el collar… un puto collar de cuero, pero lo peor de todo es que podía ser una bomba… esa mujer le había cogido de los huevos y los había apretujado bien.
- Zorra lista… - la sonrisa se convirtió en una mueca de dolor – Joder… - se empezó a tocar el cuerpo, por suerte solo eran contusiones no tenía nada roto – Encima de cabrona… tiene mal gusto… - acarició el collar a primera vista no había ningún bulto, todo de cuero, eso sí bien apretado.
Llegó con unos ropajes que logró encontrar por los callejones del distrito, cuatro mantas mal puestas… el aspecto era avergonzado… pero le daba totalmente igual, no podía perder tiempo y tenía que informar a la baronesa en persona. Logró encontrarla en uno de los locales que frecuentaba.
Menuda bronca le cayó… y por parte la mujer tenía razón, la había cagado de pleno y encima todo delante de aquel armario, si había tenido suficiente con el monstruo de aquel lugar ahora tenía otro delante. Mirada agachada se quedó allí quieto con la ropa nueva que le habían dejado antes de entrar para hablar con ella…
La voz de la baronesa le hizo despertar de sus recuerdos, dejó escapar un pequeño gruñido asintiendo a las palabras de la mujer – Sí – su voz sonaba firme, parecía que era momento de arreglar lo causado o por lo menos… hacer que no empeorara más.
Decidió armarse con un par de pistolas ocultas bajo la chaqueta, había pedido a la baronesa armarse con algunas granadas de luz o humo, por precaución… pero ella se negó. Suspiró colocándose bien la ropa y acariciándose el cuello ya libre de collar – Estoy listo – se quedó a la espera y cuando Myshella decidió partir se fue con ella – Esa mujer dijo que la Scheider… no estaba aquí abajo -
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 11/07/2013
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
-No está aquí abajo….Pero está-esto le interesaba.-¿Eso dijo Natasha?
Y si no estaba abajo, ¿Dónde podría estar? ¿En manos del nuevo gobierno?.
Extraño sería que justamente ella pudiera permanecer en los discos residenciales.
No aguardó respuesta. Empezó a andar, suponiendo que Tom la seguía.
En la puerta, Oren ya estaba esperando.
Las manías y rituales de Myshella eran de sobras conocidos por su guardián.
Antes de que ellos atravesaran las puertas de la anticuada sala de cine, los hombres que Myshella había pedido ya se “entretenían” en el local del sugerente holograma, y en los pubs colindantes. Todos ellos serían eficientes con respecto a su equipo, intachables en cuanto a su apariencia, discretos en cuanto a su comportamiento; como la compañía de élite de un ejército perfectamente estructurado. Todos permanecerían en contacto durante la noche entera…pero en contacto directo con Oren, no con ella.
Con la baronesa, la comunicación constante se reducía a Arthur y Oren.
Los dispositivos de comunicación interna que usaba la “familia” se ceñían al oído derecho, discretamente, emulando viejos comunicadores utilizados en los años de recluta de Myshella. Y es que nunca fue muy dada a la innovación; al menos, no en apariencia.
Cuando Oren se puso al volante, subió al vehículo e indicó a Tom que hiciera lo mismo. Las puertas blindadas se cerraron, y los oscuros cristales les aislaron tanto de la vista de quienes pudieran cruzarse con ellos como del ruido de los suburbios, mientras el coche se elevaba.
-Y bien James…el viaje no será especialmente largo; así, que iremos ganando tiempo. Qué significa exactamente que no está aquí abajo…y quien es esa Lucy Ishimura.
Y si no estaba abajo, ¿Dónde podría estar? ¿En manos del nuevo gobierno?.
Extraño sería que justamente ella pudiera permanecer en los discos residenciales.
No aguardó respuesta. Empezó a andar, suponiendo que Tom la seguía.
En la puerta, Oren ya estaba esperando.
Las manías y rituales de Myshella eran de sobras conocidos por su guardián.
Antes de que ellos atravesaran las puertas de la anticuada sala de cine, los hombres que Myshella había pedido ya se “entretenían” en el local del sugerente holograma, y en los pubs colindantes. Todos ellos serían eficientes con respecto a su equipo, intachables en cuanto a su apariencia, discretos en cuanto a su comportamiento; como la compañía de élite de un ejército perfectamente estructurado. Todos permanecerían en contacto durante la noche entera…pero en contacto directo con Oren, no con ella.
Con la baronesa, la comunicación constante se reducía a Arthur y Oren.
Quien tiene los hombres mejor entrenados....
Los dispositivos de comunicación interna que usaba la “familia” se ceñían al oído derecho, discretamente, emulando viejos comunicadores utilizados en los años de recluta de Myshella. Y es que nunca fue muy dada a la innovación; al menos, no en apariencia.
Cuando Oren se puso al volante, subió al vehículo e indicó a Tom que hiciera lo mismo. Las puertas blindadas se cerraron, y los oscuros cristales les aislaron tanto de la vista de quienes pudieran cruzarse con ellos como del ruido de los suburbios, mientras el coche se elevaba.
-Y bien James…el viaje no será especialmente largo; así, que iremos ganando tiempo. Qué significa exactamente que no está aquí abajo…y quien es esa Lucy Ishimura.
Conoce a tu enemigo
Myshella Scheider- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Tom miraba aquella mujer seriamente, la verdad que le imponía algo de respeto, esa mirada gélida, esa voz fría…
- No, no… eso no lo dijo Natasha, lo dijo Lucy Ishimura – respondió a la pregunta de Myshella. Logró divisar el coche negro y dejo escapar un pequeño silbido, menudos lujos se tomaba la baronesa… se notaba que tenía buen gusto y dinero, sobre todo dinero.
- Bonito coche… ¿Puedo conducirlo? – La mirada de la baronesa y el gesto de Orenstein a tomar el asiento de piloto le dejó bien claro la respuesta – Bueno… era broma… - se dirigió a la puerta y miró a su alrededor, golpeo el cristal con los nudillos percatándose de que era un coche blindado, espero a que la puerta se abriera y entró para sentarse junto a Myshella. Los ojos del antiguo S.C.A.R seguían el recorrido de la puerta cerrarse y como los cristales se oscurecían ocultando el interior de dicho transporte.
Escuchó la voz de Myshella mientras miraba el interior del cochazo, curioso miraba si había algún compartimento oculto, los bolsillos de los asientos de delante, ceniceros – No hay que ser una mente brillante para deducir que si no está aquí abajo… quiere decir que se encuentra arriba, en los discos o en la ciudadela – se recuesta en el asiento mirando seriamente a Myshella – Y si está allí con vida, significa que no está con la triada, puede que en algún grupo de resistencia... a ciencia cierta... ni idea – se quedó pensativo como recordando su pasado – Lucy… lucy… me suena esa mujer pero era una agente del cuerpo de contención, no tenía ningún cargo alto y creo que pertenecia al equipo SIERRA – su voz era seria, estaba haciendo faena – Puedo decirte que esa mujer suele tener un as guardado en la manga, también le preocupa la vida del hombre que tiene al lado… su vida o que pierda el control, no lo sé pero tienen una relación que no sabría definirla. Como te conté en tu despacho, esa mole no parecía humana del todo, es como un muro de contención cuando lo veas ya sabrás de que hablo – se quedó a la espera de la respuesta de Myshella, ya le había contado todo lo sucedido en su despacho.
- ¿No me vas a dejar llevar un par de granadas de humo y de flash? Mira… que esos hombres iban muy bien preparados…-
Se limitaba a mirar fijamente los ojos de la baronesa, no los apartaba mantenía la mirada fija, aguantándola; le gustaban aquellos ojos fríos, azulados, esa mirada penetrante, le gustaba la forma de ser de aquella mujer y la respetaba.
- No, no… eso no lo dijo Natasha, lo dijo Lucy Ishimura – respondió a la pregunta de Myshella. Logró divisar el coche negro y dejo escapar un pequeño silbido, menudos lujos se tomaba la baronesa… se notaba que tenía buen gusto y dinero, sobre todo dinero.
- Bonito coche… ¿Puedo conducirlo? – La mirada de la baronesa y el gesto de Orenstein a tomar el asiento de piloto le dejó bien claro la respuesta – Bueno… era broma… - se dirigió a la puerta y miró a su alrededor, golpeo el cristal con los nudillos percatándose de que era un coche blindado, espero a que la puerta se abriera y entró para sentarse junto a Myshella. Los ojos del antiguo S.C.A.R seguían el recorrido de la puerta cerrarse y como los cristales se oscurecían ocultando el interior de dicho transporte.
Escuchó la voz de Myshella mientras miraba el interior del cochazo, curioso miraba si había algún compartimento oculto, los bolsillos de los asientos de delante, ceniceros – No hay que ser una mente brillante para deducir que si no está aquí abajo… quiere decir que se encuentra arriba, en los discos o en la ciudadela – se recuesta en el asiento mirando seriamente a Myshella – Y si está allí con vida, significa que no está con la triada, puede que en algún grupo de resistencia... a ciencia cierta... ni idea – se quedó pensativo como recordando su pasado – Lucy… lucy… me suena esa mujer pero era una agente del cuerpo de contención, no tenía ningún cargo alto y creo que pertenecia al equipo SIERRA – su voz era seria, estaba haciendo faena – Puedo decirte que esa mujer suele tener un as guardado en la manga, también le preocupa la vida del hombre que tiene al lado… su vida o que pierda el control, no lo sé pero tienen una relación que no sabría definirla. Como te conté en tu despacho, esa mole no parecía humana del todo, es como un muro de contención cuando lo veas ya sabrás de que hablo – se quedó a la espera de la respuesta de Myshella, ya le había contado todo lo sucedido en su despacho.
- ¿No me vas a dejar llevar un par de granadas de humo y de flash? Mira… que esos hombres iban muy bien preparados…-
Se limitaba a mirar fijamente los ojos de la baronesa, no los apartaba mantenía la mirada fija, aguantándola; le gustaban aquellos ojos fríos, azulados, esa mirada penetrante, le gustaba la forma de ser de aquella mujer y la respetaba.
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 11/07/2013
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Estados alterados::
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Por autoridad entiendo las cualidades de sabiduría, equidad, humanidad, coraje y severidad del general.
El joven James parloteaba frente a ella, entre la broma, que obvió, y la escasa información que recordaba de Ishimura. Llevaba poco tiempo con ellos. Había mucho que enseñarle respecto a la organización de la familia.
Myshella no dudaba ni por un instante de que, ante ellos, al volante del vehículo, Orenstein había estado a punto de bloquearle el acceso al coche cuando hizo ademán de pretender conducirlo.
Requería tiempo.
En unos meses, ni él mismo se reconocería; lástima que no era este el mejor momento para disponer de esos meses...
El término aplicable a la baronesa albina en aquel instante era "benevolencia".
Era necesario completar su adiestramiento: obviando si estaba ya en activo para cuando el Golpe se produjo; Comisaria no tenía, a criterio de Myshella, la potestad de dar la formación por concluida.
Y había que saber ver el potencial del chico, se repetía; No en vano había sido el primero en dar con ellos.
Y si por lo que fuera se equivocaban, el ex-SCAR se enfrentaría a un destino apropiado.
Si un general es equitativo, sus hombres estarán seguros de la recompensa y el castigo.
Esperó a que el monólogo que James había iniciado llegara a su fin.
Mientras, el vehículo aminoraba su marcha y las luces del Candy Town conferían al exterior un aspecto curiosamente ingénuo.
El distrito no era especialmente peligroso para nadie. Más bien, todo lo contrario. En él buscaban grata compañía hombres y mujeres de todos los suburbios. La mayoría, esperaba no ser reconocidos en su "visita" al distrito por nadie en absoluto, y es que el catatonismo se hayaba ciertamente muy muy lejos de aquellas luces y aquellos pubs de libertina conducta; las luces del distrito, aunque, en honor a su nombre, cándidas, no dejaban de iluminar sinuosos carteles y seductoras siluetas.
-El hombre que tiene a su lado.-fue la única frase que repitió, cuando él acabó de hablar; para la baronesa, el simple hecho de que fuera un compañero de servicio,o de promoción, como los otros, que ambos formaran parte del mismo escuadrón, por así llamarlo, era motivo más que suficiente para que la mujer, Lucy, se preocupara por su supervivencia; no ha lugar a otra interpretación, si eso era lo que James sugería.-¿Algún tipo de soldado modificado?. ¿Se estaban induciendo alteraciones en el ADN del cuerpo de contención en los últimos años, James?-no sólo le parecía posible, sino incluso lógico; otros experimentos se habían llevado a término. Le constaba.
-Y no, no vas a montarme un espectáculo de fuegos artificiales en mitad del local al que nos dirigimos; en primer lugar, porque es de una tremenda irreverencia para con el propietario, que no pretende otra cosa más que ganarse honradamente el pan de cada día; en segundo lugar, porque de entre el sinfín del distritos que conforman este submundo nuestro, justamente nos encontramos en aquel en que tu teatral representación menos inadvertida iba a pasar; en tercer lugar, porque nos dirigimos a una negociación que espero resulte beneficiosa para ambos bandos y, por último y en cuarta instancia, porque es de suma importancia que aprendas a confiar en aquellos que te rodearán todos y cada uno de tus días, mientras formes parte de nuestra familia. De quienes ya están preparados para seguir nuestros pasos. Así que, relájate, James; Y empieza a echar mano del don de la diplomacia que, espero, hayas tenido tiempo de cultivar en la academia.
El coche se detuvo.
A su izquierda, el holograma de la tarjeta que habían visto se transformaba en un rótulo de considerable tamaño.
-Hemos llegado-miró el reloj; faltaba aún cosa de hora y media para su “cita”.
Myshella Scheider- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Miró a la mujer arqueando una ceja mientras pensaba << ¿Alteraciones en el ADN de los agentes del cuerpo de contención? >> Su rostro denotaba que no conocía dicha información, no tenía constancia de que realizaran dichos experimentos, modificaciones, alteraciones, cambios…. Lo que sea en el ADN de los agentes.
- No tengo ni idea sobre ese aspecto… de todas formas yo me limitaba a realizar mi trabajo para proteger a los ciudadanos, no tenía ningún cargo alto con privilegios por lo que dicha información no la puedo verificar. Me resulta extraño que realizaran dichos cambios en secreto a los miembros del cuerpo de contención… - se podía deducir que James Brandon era el típico agente que realizaba sus tareas encomendadas para la protección, seguridad y bien estar de los ciudadanos de Isoka. Él recibía los informes, los avisos y se limitaba actuar junto al protocolo, teorías e ideas experimentadas en su largo recorrido en la academia y preparación para la S.C.A.R.
Tom estaba totalmente apartado de posibles actividades negras que podría realizar la organización, esa parte la desconocía completamente, no tenía ni idea de los secretos oscuros que podría albergar dicha facción...
Durante el viaje Tom miraba unos planos que había conseguido sobre la zona donde se dirigían, se estaba memorizando las calles, callejones, quería conocer mejor el lugar. Mientras ella hablaba él iba reteniendo la información paso por paso. Su rostro era totalmente serio y afirmaba con la cabeza, entendía lo que le decía pero tampoco quería hacer un espectáculo de fuegos artificiales, siempre va bien tener un plan B… pero como decía ha de aprender a confiar en aquellos que le rodean, en los miembros de la organización donde estaba ahora metido, no dijo nada respecto a ese tema todo le había quedado muy claro.
Cuando el coche se detuvo miró hacia ambos lados dando con el rótulo del holograma – Sí, hemos llegado – abrió la puerta y con cierto paso ligero fue al otro lado del coche, que por poco de un salto pasa la parte trasera; durante el trayecto, como si su mente se dividiera en dos y una de ellas decidía ir hacia el otro extremo, la otra realizó un barrido a la calle, localizando callejones, edificios. Se colocó en la puerta donde se sentaba Myshella y la abrió para dejarla salir, sin decir nada seguía mirando en completo silencio su alrededor buscando puntos tácticos que pudieran aprovechar en caso de que las cosas se pusieran mal o lugares en que la mujer, Lucy Ishimura pudiera realizar una emboscada, no le iba a dejar en pelotas… esta vez, no.
- Myshella… - murmuró Tom cuando esta se acabó de levantar del asiento trasero y él cerraba la puerta. Espero que Orenstein también se agrupara con ellos – Me dijeron que teníamos que estar solo tú y yo, de todas formas confío en tú criterio para seguir con lo que tengas planeado – miró también a Orenstein para saber qué opinaba, la verdad es que la ex S.C.A.R le dijo que fueran solos, él y ella.
Finalmente cuando Myshella se encaminó hacia el local, Tom se colocó al lado contrario donde estaba Orenstein. Al entrar en el local escuchó la música en el ambiente, sus ojos fueron a lado y lado analizando dicho lugar. Habían reservado una sala VIP y decidieron esperar allí dentro.
El señor Smith se limitó a observar con cierto interés la sala, ventanas, huecos, armarios, quería saber si todo estaba correcto - ¿Han revisado la sala? – Le preguntó a la jefa mientras Tom miraba el mini bar - ¿Quieres tomar algo? – le dijo a Myshella, luego miró a Orenstein por si él quería, pretendía ser amable si aún quedaba tiempo por tomar algo, no iba hacer daño a nadie...
- No tengo ni idea sobre ese aspecto… de todas formas yo me limitaba a realizar mi trabajo para proteger a los ciudadanos, no tenía ningún cargo alto con privilegios por lo que dicha información no la puedo verificar. Me resulta extraño que realizaran dichos cambios en secreto a los miembros del cuerpo de contención… - se podía deducir que James Brandon era el típico agente que realizaba sus tareas encomendadas para la protección, seguridad y bien estar de los ciudadanos de Isoka. Él recibía los informes, los avisos y se limitaba actuar junto al protocolo, teorías e ideas experimentadas en su largo recorrido en la academia y preparación para la S.C.A.R.
Tom estaba totalmente apartado de posibles actividades negras que podría realizar la organización, esa parte la desconocía completamente, no tenía ni idea de los secretos oscuros que podría albergar dicha facción...
Durante el viaje Tom miraba unos planos que había conseguido sobre la zona donde se dirigían, se estaba memorizando las calles, callejones, quería conocer mejor el lugar. Mientras ella hablaba él iba reteniendo la información paso por paso. Su rostro era totalmente serio y afirmaba con la cabeza, entendía lo que le decía pero tampoco quería hacer un espectáculo de fuegos artificiales, siempre va bien tener un plan B… pero como decía ha de aprender a confiar en aquellos que le rodean, en los miembros de la organización donde estaba ahora metido, no dijo nada respecto a ese tema todo le había quedado muy claro.
Cuando el coche se detuvo miró hacia ambos lados dando con el rótulo del holograma – Sí, hemos llegado – abrió la puerta y con cierto paso ligero fue al otro lado del coche, que por poco de un salto pasa la parte trasera; durante el trayecto, como si su mente se dividiera en dos y una de ellas decidía ir hacia el otro extremo, la otra realizó un barrido a la calle, localizando callejones, edificios. Se colocó en la puerta donde se sentaba Myshella y la abrió para dejarla salir, sin decir nada seguía mirando en completo silencio su alrededor buscando puntos tácticos que pudieran aprovechar en caso de que las cosas se pusieran mal o lugares en que la mujer, Lucy Ishimura pudiera realizar una emboscada, no le iba a dejar en pelotas… esta vez, no.
- Myshella… - murmuró Tom cuando esta se acabó de levantar del asiento trasero y él cerraba la puerta. Espero que Orenstein también se agrupara con ellos – Me dijeron que teníamos que estar solo tú y yo, de todas formas confío en tú criterio para seguir con lo que tengas planeado – miró también a Orenstein para saber qué opinaba, la verdad es que la ex S.C.A.R le dijo que fueran solos, él y ella.
Finalmente cuando Myshella se encaminó hacia el local, Tom se colocó al lado contrario donde estaba Orenstein. Al entrar en el local escuchó la música en el ambiente, sus ojos fueron a lado y lado analizando dicho lugar. Habían reservado una sala VIP y decidieron esperar allí dentro.
El señor Smith se limitó a observar con cierto interés la sala, ventanas, huecos, armarios, quería saber si todo estaba correcto - ¿Han revisado la sala? – Le preguntó a la jefa mientras Tom miraba el mini bar - ¿Quieres tomar algo? – le dijo a Myshella, luego miró a Orenstein por si él quería, pretendía ser amable si aún quedaba tiempo por tomar algo, no iba hacer daño a nadie...
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
La mano de la baronesa se detuvo, por fuerza, a medio gesto, para abrir la puerta del vehículo. El imprevisto era suficiente para imprimir esa punzada de inquietud que la llevaba a ponerse en guardia. Algo tan simple como que le abriera la puerta alguien que no fuera Orenstein perturbaba su orden, y la llevaba a agudizar los sentidos…a la espera de que algo más, fuera de lugar, ocurriera.
No hizo mención alguna. Tampoco respondió a la puntualización que, sobre las indicaciones de la Ishimura, hizo Smith.
Al bajar del coche, Myshe echó la capucha blanca de su chaqueta sobre el cabello; como si eso fuera a ocultar su melena…tan sólo se trataba de un gesto, una de esas costumbres adquiridas que formaban parte de sus rituales, desde la instauración de las Tierras Blancas.
De todos modos, la mujer resultaba, en la mayoría de sus negocios, casi invisible. Myshella tenía relación directa con muy pocas personas, fuera de la organización.
Ante ellos tres, la calle estaba francamente animada.
A paso ligero, perfectamente coordinado, como si de la instrucción se tratara, Myshe y Oren se adelantaron; una rápida mirada a su espalda indicó a Tom que debía seguirlos sin demora.
Al local se accedía por una ámplia puerta, en la que apenas de aglomeraban clientes aún; seguía siendo pronto. El portero les dejó pasar, y la ámplia sala principal, de luces azules y asientos acolchados, se extendió ante ellos; en el centro, interrumpiendo la pista de baile, dividiéndola en dos, la barra central se arremolinaba entorno a dos escaleras de caracol: una descendiente, y una ascendente. Las camareras, presumiblemente replicantes…¿o quizás alguna humana D?, vestían blancas túnicas y llevaban alas a su espalda.
Tomaron la que descendía.
En la sala inferior, las paredes, las luces e incluso los sofás cambiaban el tono azulado por un rojo intenso; las replicantes se transformaban en sugerentes demonios enfundadas en trajes negros.
Algunos clientes ya rondaban la barra de esta sala.
A lo largo del recorrido que estaban siguiendo, algunos rostros conocidos…los hombres de la baronesa…seguían de reojo sus pasos, sosteniendo una copa en la mano, o la cintura de alguna de las replicantes; perdían los pasos de Myshe, Oren y Tom, justo a tiempo de volver a su posición, entre la clientela.
Al fondo, un distribuidor circular daba paso a media decena de puertas. La baronesa abrió la central, y observó con detenimiento el reservado, antes de acabar de entrar en la sala, y sentarse justo en el sofá más alejado de la entrada. Po fortuna, la sala estaba perfectamente acondicionada, y el sonido estridente de la música del local quedaba debidamente amortiguado aquí.
Una vez situada, se quedó mirando a Tom.
-¿Qué buscas, exactamente, James?-aparte de algo que tomar…claro; como no iban a haber comprobado el lugar al que ella se dirigía…-Tengo presente lo que pudieron decirte; pero ¿Tiene la señorita Lucy en cuenta el esfuerzo que hacemos nosotros recibiéndola fuera de nuestra baronía?-Al hablar en plural, se referia al conjunto de la “familia”- tu-excompañera no es tonta; sabe que no voy a venir sola, contigo. Y, si realmente eso es lo que espera, entonces esta negociación ha finalizado. Ahora, veamos-comprobó el reloj; una hora- harías bien en tomar asiento, e intentar recordar los rostros de quienes surgieron del agua. Todo detalle es importante. Repasemos lo esencial: que les llevaba Natasha, qué buscan ellos. Y, lo más interesante para nosotros, su interés en destruir a Kun
No hizo mención alguna. Tampoco respondió a la puntualización que, sobre las indicaciones de la Ishimura, hizo Smith.
Al bajar del coche, Myshe echó la capucha blanca de su chaqueta sobre el cabello; como si eso fuera a ocultar su melena…tan sólo se trataba de un gesto, una de esas costumbres adquiridas que formaban parte de sus rituales, desde la instauración de las Tierras Blancas.
De todos modos, la mujer resultaba, en la mayoría de sus negocios, casi invisible. Myshella tenía relación directa con muy pocas personas, fuera de la organización.
Ante ellos tres, la calle estaba francamente animada.
A paso ligero, perfectamente coordinado, como si de la instrucción se tratara, Myshe y Oren se adelantaron; una rápida mirada a su espalda indicó a Tom que debía seguirlos sin demora.
Al local se accedía por una ámplia puerta, en la que apenas de aglomeraban clientes aún; seguía siendo pronto. El portero les dejó pasar, y la ámplia sala principal, de luces azules y asientos acolchados, se extendió ante ellos; en el centro, interrumpiendo la pista de baile, dividiéndola en dos, la barra central se arremolinaba entorno a dos escaleras de caracol: una descendiente, y una ascendente. Las camareras, presumiblemente replicantes…¿o quizás alguna humana D?, vestían blancas túnicas y llevaban alas a su espalda.
Tomaron la que descendía.
En la sala inferior, las paredes, las luces e incluso los sofás cambiaban el tono azulado por un rojo intenso; las replicantes se transformaban en sugerentes demonios enfundadas en trajes negros.
Algunos clientes ya rondaban la barra de esta sala.
A lo largo del recorrido que estaban siguiendo, algunos rostros conocidos…los hombres de la baronesa…seguían de reojo sus pasos, sosteniendo una copa en la mano, o la cintura de alguna de las replicantes; perdían los pasos de Myshe, Oren y Tom, justo a tiempo de volver a su posición, entre la clientela.
Al fondo, un distribuidor circular daba paso a media decena de puertas. La baronesa abrió la central, y observó con detenimiento el reservado, antes de acabar de entrar en la sala, y sentarse justo en el sofá más alejado de la entrada. Po fortuna, la sala estaba perfectamente acondicionada, y el sonido estridente de la música del local quedaba debidamente amortiguado aquí.
Una vez situada, se quedó mirando a Tom.
-¿Qué buscas, exactamente, James?-aparte de algo que tomar…claro; como no iban a haber comprobado el lugar al que ella se dirigía…-Tengo presente lo que pudieron decirte; pero ¿Tiene la señorita Lucy en cuenta el esfuerzo que hacemos nosotros recibiéndola fuera de nuestra baronía?-Al hablar en plural, se referia al conjunto de la “familia”- tu-excompañera no es tonta; sabe que no voy a venir sola, contigo. Y, si realmente eso es lo que espera, entonces esta negociación ha finalizado. Ahora, veamos-comprobó el reloj; una hora- harías bien en tomar asiento, e intentar recordar los rostros de quienes surgieron del agua. Todo detalle es importante. Repasemos lo esencial: que les llevaba Natasha, qué buscan ellos. Y, lo más interesante para nosotros, su interés en destruir a Kun
Myshella Scheider- Mensajes : 36
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
- Buscaba si había algún micro, cámara… ella decidió el sitio no me extrañaría que estuviera relacionada con este local. Dijo que tenía un buen grupo de hombres y que con esa “droga” podía contratar más con el objetivo de derrocar a Kun, por lo que su fuerza es mejor no menospreciarla – hablaba con un tono normal mientras se ponía un vaso de agua con hielo para saciar su sed, el tipo era asquerosamente sano.
James se sentó en una de las butacas más cerca de la baronesa, en una posición estratégica con ciertas coberturas como la mesa. ¿Maniático? No… previsor, no se fiaba de nadie desde aquella escaramuza en la calle, aquella donde perdió a sus amigos para siempre ¿Vivos? ¿Muertos? Quien sabe…
- Estoy seguro que sabe el esfuerzo que estamos haciendo en venir aquí… tal vez no te conozca porque sueles ser muy sigilosa y discreta en tu persona, pero por el simple hecho de que se trate de un baron o baronesa tomará ciertas medidas antes de venir y no nos olvidemos de Natasha que le habrá informado de todo lo que sepa si la torturaron, estoy seguro... – bebió otro poco de agua dejando el vaso en la pequeña mesa que tenía a un lateral. Se relajó y suspiró lentamente, pensando – Tenía la situación más o menos bajo mi control… hasta que salieron aquellos hombres del agua, tal vez una docena, llevaban rifles, máscaras de gas, estaban bien equipados. Está plenamente interesada en acabar con Kun, eso me dijo y supongo que será cierto – clavó la mirada en los ojos de Myshella – Lo que no entiendo es como Kun puede ser tan inútil para hacer un negocio así y caer en esa trampa… Natasha me dijo que eran tipos peligrosos pero… por las caras que ponía tal vez no tenía ni idea de quienes eran en verdad – seguía mirando a la mujer – No puedo sacar ninguna conclusión clara. Tal vez estemos en la boca del lobo y caigamos en su trampa o logremos tener una buena reunión y sacar partido a la situación en contra de Kun y ampliar tus territorios o tener nuevos aliados –
Tomó de nuevo la palabra – El objeto que llevaba Natasha hacia aquellos tipos era un tipo de droga llamada “Perlas Negras” o así los suelen llamar los grandes capos del narcotráfico. Cristalizan la droga sobre un aro de titanio y así no levantan sospechas haciéndose pasar por un anillo. Esos de la Triada tienen un alto poder adquisitivo para manejarse con ese tipo de droga – acomodó de nuevo la espalda en el sofá – Esa mujer busca el caos, quiere derrocar a Kun y supongo que más adelante atacar a la triada, se tomará su tiempo pero su último objetivo será formar el caos allí arriba – dijo señalando hacia el techo refiriéndose a la parte alta de isoka.
-Y sobre Natasha… déjamela a mí, según Lucy… Reira está arriba por lo que Natasha decía la verdad, solo hace falta presionarla un poco para que escupa todo lo que sepa… si nos sirve puede ayudarnos para conocer mejor a Kun, sus puntos débiles, su sector, sus contactos, sus ayudas… pero esta vez me encargaré yo de sonsacarle todo, me gusta estar seguro y no ir a ciegas como la última vez – dijo fríamente – Pero bueno… eso a su debido tiempo no vale hacer planes futuros si primero no salimos bien parados de esta reunión – se quedó en silencio a la espera de las respuestas de la mujer que tenía delante.
James se sentó en una de las butacas más cerca de la baronesa, en una posición estratégica con ciertas coberturas como la mesa. ¿Maniático? No… previsor, no se fiaba de nadie desde aquella escaramuza en la calle, aquella donde perdió a sus amigos para siempre ¿Vivos? ¿Muertos? Quien sabe…
- Estoy seguro que sabe el esfuerzo que estamos haciendo en venir aquí… tal vez no te conozca porque sueles ser muy sigilosa y discreta en tu persona, pero por el simple hecho de que se trate de un baron o baronesa tomará ciertas medidas antes de venir y no nos olvidemos de Natasha que le habrá informado de todo lo que sepa si la torturaron, estoy seguro... – bebió otro poco de agua dejando el vaso en la pequeña mesa que tenía a un lateral. Se relajó y suspiró lentamente, pensando – Tenía la situación más o menos bajo mi control… hasta que salieron aquellos hombres del agua, tal vez una docena, llevaban rifles, máscaras de gas, estaban bien equipados. Está plenamente interesada en acabar con Kun, eso me dijo y supongo que será cierto – clavó la mirada en los ojos de Myshella – Lo que no entiendo es como Kun puede ser tan inútil para hacer un negocio así y caer en esa trampa… Natasha me dijo que eran tipos peligrosos pero… por las caras que ponía tal vez no tenía ni idea de quienes eran en verdad – seguía mirando a la mujer – No puedo sacar ninguna conclusión clara. Tal vez estemos en la boca del lobo y caigamos en su trampa o logremos tener una buena reunión y sacar partido a la situación en contra de Kun y ampliar tus territorios o tener nuevos aliados –
Tomó de nuevo la palabra – El objeto que llevaba Natasha hacia aquellos tipos era un tipo de droga llamada “Perlas Negras” o así los suelen llamar los grandes capos del narcotráfico. Cristalizan la droga sobre un aro de titanio y así no levantan sospechas haciéndose pasar por un anillo. Esos de la Triada tienen un alto poder adquisitivo para manejarse con ese tipo de droga – acomodó de nuevo la espalda en el sofá – Esa mujer busca el caos, quiere derrocar a Kun y supongo que más adelante atacar a la triada, se tomará su tiempo pero su último objetivo será formar el caos allí arriba – dijo señalando hacia el techo refiriéndose a la parte alta de isoka.
-Y sobre Natasha… déjamela a mí, según Lucy… Reira está arriba por lo que Natasha decía la verdad, solo hace falta presionarla un poco para que escupa todo lo que sepa… si nos sirve puede ayudarnos para conocer mejor a Kun, sus puntos débiles, su sector, sus contactos, sus ayudas… pero esta vez me encargaré yo de sonsacarle todo, me gusta estar seguro y no ir a ciegas como la última vez – dijo fríamente – Pero bueno… eso a su debido tiempo no vale hacer planes futuros si primero no salimos bien parados de esta reunión – se quedó en silencio a la espera de las respuestas de la mujer que tenía delante.
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
La música se cortó entonces de una forma brusca. Myshella no pudo evitar ponerse en guardia mientras recibía un mensaje escueto por parte de Orenstein.
-Tenemos compañía.
Al parecer Ishimura había decidido llegar antes de lo acordado, quizás ella también pretendía apostar sus defensas antes de jugarse el cuello en aquella charla. Antes de que Myshella pudiera devolver la comunicación, un nuevo tema musical comenzó a sonar, esta vez precedido de una gran ovación.
La música era empalagosa, las voces cursis y la letra no podía ser más ñoña. Desde luego estaban en Candytown. El grupo que estaban escuchando se hacía llamar Love Caramel y era sólo uno de tantos grupos que habían ganado popularidad y mucho dinero con el ascenso al poder de las Tríadas. La mayoría de esos grupos estaban formado por hijos de mafiosos que limpiaban el dinero de papá y mamá mediante la venta de discos o de entradas a conciertos. Todo perfectamente legal.
-Natasha y una mujer se han sentado frente al escenario. No hay rastro de la mole.
-Tenemos compañía.
Al parecer Ishimura había decidido llegar antes de lo acordado, quizás ella también pretendía apostar sus defensas antes de jugarse el cuello en aquella charla. Antes de que Myshella pudiera devolver la comunicación, un nuevo tema musical comenzó a sonar, esta vez precedido de una gran ovación.
La música era empalagosa, las voces cursis y la letra no podía ser más ñoña. Desde luego estaban en Candytown. El grupo que estaban escuchando se hacía llamar Love Caramel y era sólo uno de tantos grupos que habían ganado popularidad y mucho dinero con el ascenso al poder de las Tríadas. La mayoría de esos grupos estaban formado por hijos de mafiosos que limpiaban el dinero de papá y mamá mediante la venta de discos o de entradas a conciertos. Todo perfectamente legal.
-Natasha y una mujer se han sentado frente al escenario. No hay rastro de la mole.
Artema- Mensajes : 1352
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Natasha…casi se había olvidado de ella; la señorita Kim había pasado a un merecido segundo plano. Valiente inútil, no sólo se había dejado atrapar por sus hombres, sinó que se encaminaba solita a una trampa que, de no ser por ellos, le habría costado esa misma vida que aún pendía del botoncito del mando en el bolsillo de su chaqueta.
Si seguía conservando la cabeza en su sitio era porque no iba a correr el riesgo de hacer volar por los aires a Ishimura antes de su reunión.
-Es decir-se inclinó un tanto hacia Tom-que habrá confirmado la información que tú ya les diste, nada más ver a Lucy, y antes de saber a qué te enfrentabas…¿no?. Que una baronesa anda buscando a Reira Scheider-se mantuvo en silencio, la gélida mirada clavada en él, unos segundos. Los que consideró necesarios para que recapacitara sobre lo que acababa de decir.
-Las Tierras Blancas están bien como están.-El sector de la baronesa no era para nada lo que le preocupaba. Le daba igual donde se encontraba su límite, y el tamaño de uno y otro feudo. Podían estar las líneas de frontera así indefinidamente. Lo que le molestaba era el “vecino” en sí. Que hubiera cambiado de modus operandi no quería decir que su modo de ver las cosas hubiera sufrido modificación alguna. Como aquellos ángeles de blancas alas y espadas flamígeras de algunos retazos rahídos de obras pre-invierno nuclear que había tenido la fortuna de llegar a ver, Myshella se tomaba muy en serio la necesidad de liberar a una Isoka que no se lo merecía de ratas como Kun.
-Tom, tienes que aprender, antes de nada, a trabajar en equipo; con nosotros. Olvida tu encontronazo personal con la señorita Kim, y con la señorita Ishimura. Nos afecta a todos, y en conjunto colocaremos las piezas sobre el campo de batalla.-“piensa como una mente enjambre” hubiera resumido bien el concepto a seguir.-estoy segura de que si haces un esfuerzo de adaptación, verás el paso siguiente sin necesidad de que te lo tengan que indicar y repetir.
Como una premonición, la música cambió. De pronto, lo que le sonó a una parodia infantiloide, se hizo eco en el reservado, al tiempo que oía la voz de Oren a través de su comunicador.
Las reflexiones, para más tarde. Era hora de ponerse a trabajar.
-Tom, encontrarás a las señoritas en la barra de fuera; invita a Ishimura a acompañarnos. Es una mujer inteligente, no hace falta que le expliques que necesitamos cierta…intimidad. La presencia de la señorita Kim no nos será necesaria; sería prudente conseguirle un taxi, si es que estamos deacuerdo ambas partes en que ya no necesitamos de sus servicios-si Lucy había podido indicar que Reira no se encontraba en el Happy Town, la secuaz de Kun no tenía nada que ofrecerle ya.-Y…procura no ser desgradable; aún no tenemos motivos para ello.
Cuando le vió levantarse para salir del reservado, se dirigió a Oren
-El chico las recibe...¿te encargas tú de vigilar su encuentro?.-decía chico como podia decir recluta; un nuevo siempre está a prueba.
Si seguía conservando la cabeza en su sitio era porque no iba a correr el riesgo de hacer volar por los aires a Ishimura antes de su reunión.
-Es decir-se inclinó un tanto hacia Tom-que habrá confirmado la información que tú ya les diste, nada más ver a Lucy, y antes de saber a qué te enfrentabas…¿no?. Que una baronesa anda buscando a Reira Scheider-se mantuvo en silencio, la gélida mirada clavada en él, unos segundos. Los que consideró necesarios para que recapacitara sobre lo que acababa de decir.
-Las Tierras Blancas están bien como están.-El sector de la baronesa no era para nada lo que le preocupaba. Le daba igual donde se encontraba su límite, y el tamaño de uno y otro feudo. Podían estar las líneas de frontera así indefinidamente. Lo que le molestaba era el “vecino” en sí. Que hubiera cambiado de modus operandi no quería decir que su modo de ver las cosas hubiera sufrido modificación alguna. Como aquellos ángeles de blancas alas y espadas flamígeras de algunos retazos rahídos de obras pre-invierno nuclear que había tenido la fortuna de llegar a ver, Myshella se tomaba muy en serio la necesidad de liberar a una Isoka que no se lo merecía de ratas como Kun.
-Tom, tienes que aprender, antes de nada, a trabajar en equipo; con nosotros. Olvida tu encontronazo personal con la señorita Kim, y con la señorita Ishimura. Nos afecta a todos, y en conjunto colocaremos las piezas sobre el campo de batalla.-“piensa como una mente enjambre” hubiera resumido bien el concepto a seguir.-estoy segura de que si haces un esfuerzo de adaptación, verás el paso siguiente sin necesidad de que te lo tengan que indicar y repetir.
Por influencia moral entiendo aquello que el pueblo esté en armonía con sus dirigentes, de forma que los seguiría en la vida y la muerte, sin temor de poner en peligro su vida.
Como una premonición, la música cambió. De pronto, lo que le sonó a una parodia infantiloide, se hizo eco en el reservado, al tiempo que oía la voz de Oren a través de su comunicador.
Las reflexiones, para más tarde. Era hora de ponerse a trabajar.
-Tom, encontrarás a las señoritas en la barra de fuera; invita a Ishimura a acompañarnos. Es una mujer inteligente, no hace falta que le expliques que necesitamos cierta…intimidad. La presencia de la señorita Kim no nos será necesaria; sería prudente conseguirle un taxi, si es que estamos deacuerdo ambas partes en que ya no necesitamos de sus servicios-si Lucy había podido indicar que Reira no se encontraba en el Happy Town, la secuaz de Kun no tenía nada que ofrecerle ya.-Y…procura no ser desgradable; aún no tenemos motivos para ello.
Cuando le vió levantarse para salir del reservado, se dirigió a Oren
-El chico las recibe...¿te encargas tú de vigilar su encuentro?.-decía chico como podia decir recluta; un nuevo siempre está a prueba.
Myshella Scheider- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Escuchaba atentamente a la mujer mientras afirmaba ante lo de trabajar en equipo; la pregunta que se hacía era ¿Cómo trabajan ellos en equipo? – No soy rencoroso Myshella, no te preocupes pero si se me presenta la oportunidad de darle una patada en el culo, ten por seguro que se la daré - se empezó a reír y a los pocos segundos paró – Vale… vale… - tosió un poco – Veo que no tienes buen sentido del humor… siempre tan seria y mirada penetrante. Sonríe un poco estamos en familia ¿No es eso a lo que te refieres con lo de que nos afecta a todos... vale me callo… – dijo mirándola fijamente a los ojos. Decidió no decir nada más sobre el tema mientras su mente seguía con la idea de patear el culo a esa mujer. Myshella le pedía que olvidara el encontronazo personal que había tenido con Lucy… Tom estaba decidido en que si tenía la oportunidad, la dejaba en pelotas en una calle de putas. La voz de Myshella le hizo volver al presente.
- Sí… sí espero adaptarme pronto -
Cuando empezó a escuchar esa música, Tom alzó la cabeza y miró a Myshella – Pero… pero… ¿Qué es este ruido? A eso no se le puede llamar música. Ohh… dios… por eso – refiriéndose a la canción- deben existir grupos terroristas para atentar contra ellos… - se refería a los de la Triada, agrado no tenía ninguno.
Escuchó las palabras de la baronesa y afirmó con la cabeza – De acuerdo - se levantó, dudando si salir después de que acabara la canción pero la mirada de Myshella dijo mucho por lo que salió del reservado sin mediar palabra, estaba tanteando la paciencia de la mujer y no quería jugar con ello, no era el momento.
Al salir intentó ignorar la música, ponía esfuerzo y miró a su alrededor logrando divisar a Lucy y Natasha, también buscaba alguna incongruencia con la situación, algún sospechoso y sus ojos se fijaron en la pantalla del videoclip de la canción – Si estuvieran en pelotas y sin volumen… tampoco menuda mierda de coreografía - murmuró mientras apartaba la vista para no hacerse más daño, si tenía algo de respeto a los de la Tirada… ya desapareció por completo.
Daba un paseo por el lugar, como si buscara a alguien. Las tenía localizadas de buen principio pero no venía nada mal algo de discreción e intentar localizar aquella mole. Finalmente se encaminó hacia ellas y se sentó en una de las sillas de la mesa, junto a Lucy – Hola Lucy, Natasha. ¿Qué tal estáis? - sus ojos se deslizaron de una mujer a otra observándolas bien. Se fijó en el cuello de Natasha para ver si llevaba el collar, volvió la vista a la S.C.A.R a la espera de sus respuestas mientras sonreía, una sonrisa más falsa que la letra de la canción.
- Sí… sí espero adaptarme pronto -
Cuando empezó a escuchar esa música, Tom alzó la cabeza y miró a Myshella – Pero… pero… ¿Qué es este ruido? A eso no se le puede llamar música. Ohh… dios… por eso – refiriéndose a la canción- deben existir grupos terroristas para atentar contra ellos… - se refería a los de la Triada, agrado no tenía ninguno.
Escuchó las palabras de la baronesa y afirmó con la cabeza – De acuerdo - se levantó, dudando si salir después de que acabara la canción pero la mirada de Myshella dijo mucho por lo que salió del reservado sin mediar palabra, estaba tanteando la paciencia de la mujer y no quería jugar con ello, no era el momento.
Al salir intentó ignorar la música, ponía esfuerzo y miró a su alrededor logrando divisar a Lucy y Natasha, también buscaba alguna incongruencia con la situación, algún sospechoso y sus ojos se fijaron en la pantalla del videoclip de la canción – Si estuvieran en pelotas y sin volumen… tampoco menuda mierda de coreografía - murmuró mientras apartaba la vista para no hacerse más daño, si tenía algo de respeto a los de la Tirada… ya desapareció por completo.
Daba un paseo por el lugar, como si buscara a alguien. Las tenía localizadas de buen principio pero no venía nada mal algo de discreción e intentar localizar aquella mole. Finalmente se encaminó hacia ellas y se sentó en una de las sillas de la mesa, junto a Lucy – Hola Lucy, Natasha. ¿Qué tal estáis? - sus ojos se deslizaron de una mujer a otra observándolas bien. Se fijó en el cuello de Natasha para ver si llevaba el collar, volvió la vista a la S.C.A.R a la espera de sus respuestas mientras sonreía, una sonrisa más falsa que la letra de la canción.
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Pido un Catonia. El cóctel lleva poco alcohol y mucho zumo de fruta. Es sabroso y oloroso, y por eso le han puesto un nombre que evoque exhuberancia y placer sensual. Sonrío. Hijos de puta. A veces me llaman nenita por pedir este tipo de cosas pero es lo que toca. Soy un tipo sano y me gusta cuidarme. Y además, un ojo que observa no puede permitirse estar borracho.
El Candytown no es mi lugar preferido. He de decir que en general, no tengo sector preferido en los suburbios. He sido criado en los Discos Residenciales y ahí es donde me muevo con facilidad. Prefiero unas aeroescaleras llenas de gente uniformada que calles humeantes repletas de desechos y mutantes. Prefiero confundirme huyendo entre la multitud que codearme con multitud de fugitivos. En esta vida hay que colocarse siempre en el asiento del conductor, y eso no es posible cuando todos quieren conducir fuera del camino trazado.
Candytown no es mi lugar preferido, y este local no ayuda demasiado, pero aquí estoy. Me han llamado, y he respondido. Me han indicado este antro y he venido. Hay una historia a punto de comenzar, y toda historia requiere que alguien la narre. Tal vez incluso se me reserve otro papel.
La camarera llega y me trae mi Catonia. Toca esperar. La grabadora ya funciona, y he activado los filtros de sonido ambiental para grabar tan solo frecuencias humanas. Me han advertido de que la situación puede ser peligrosa, así que amplifico el micrófono a ver si capto alguna conversación interesante. Mi asiento está cerca de la puerta de emergencia. La puerta lleva a un pasillo que conecta con una de las salidas del edificio en la que solo hay basura. El camino despejado. Disimulo bebiendo mi Catonia y jugueteo con el móvil proyectando un holograma de Reira en miniatura.
En mi mente suena el sonido de un trozo de pan golpeando el agua del estanque. Me recuesto sobre el asiento y espero. Así es como funciona.
El Candytown no es mi lugar preferido. He de decir que en general, no tengo sector preferido en los suburbios. He sido criado en los Discos Residenciales y ahí es donde me muevo con facilidad. Prefiero unas aeroescaleras llenas de gente uniformada que calles humeantes repletas de desechos y mutantes. Prefiero confundirme huyendo entre la multitud que codearme con multitud de fugitivos. En esta vida hay que colocarse siempre en el asiento del conductor, y eso no es posible cuando todos quieren conducir fuera del camino trazado.
Candytown no es mi lugar preferido, y este local no ayuda demasiado, pero aquí estoy. Me han llamado, y he respondido. Me han indicado este antro y he venido. Hay una historia a punto de comenzar, y toda historia requiere que alguien la narre. Tal vez incluso se me reserve otro papel.
La camarera llega y me trae mi Catonia. Toca esperar. La grabadora ya funciona, y he activado los filtros de sonido ambiental para grabar tan solo frecuencias humanas. Me han advertido de que la situación puede ser peligrosa, así que amplifico el micrófono a ver si capto alguna conversación interesante. Mi asiento está cerca de la puerta de emergencia. La puerta lleva a un pasillo que conecta con una de las salidas del edificio en la que solo hay basura. El camino despejado. Disimulo bebiendo mi Catonia y jugueteo con el móvil proyectando un holograma de Reira en miniatura.
En mi mente suena el sonido de un trozo de pan golpeando el agua del estanque. Me recuesto sobre el asiento y espero. Así es como funciona.
Joe Bucks- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 14/05/2013
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Lucy y Natasha observaron al malote de Tom acercarse con aquella discreción que lo caracterizaba. Natasha iba vestida con el mismo vestido sugerente que llevaba la anterior noche. Parecía haber llorado recientemente y había un par de cardenales que destacaban bajo los finos tirantes del vestido de satén rosado. Lucy, por el contrario, llevaba un palabra de honor de cuero sintético que apretaba sus pechos y, probablemente, las ideas de Tom si miraba mucho en su dirección. Unos pantalones ajustados de color negro y una chaqueta vaquera que, a ojo, le quedaba 4 o 5 tallas grande pero que le daba un aire descuidado bastante arrebatador.
-Hola Sr.Smith.- comentó Lucy con una sonrisa. Se echó hacia atrás en el respaldo y abrió los brazos de par en par para apoyarse en el asiento y rodear a Natasha con uno de ellos. -No veo por ningún lado a Blanquita, ¿se ha perdido?- Lucy miraba directamente a Tom de una forma casi violenta. Su sonrisa de satisfacción era plena y no parecía que hubiera un ápice de preocupación en su mirada. Natasha, por su parte, miraba hacia abajo sin decir una sola palabra.
En ese instante, la mirada de Lucy se desvió ligeramente hacia la imagen holográfica que aquel hombre proyectaba a la espalda de Tom. Frunció ligeramente el ceño, lo suficiente para que Tom se percatara de que algo ocurría. Tan rápido como su coordinación neuro-muscular le permitió, Lucy corrigió su error y, por lo tanto, su gesto.
-Hola Sr.Smith.- comentó Lucy con una sonrisa. Se echó hacia atrás en el respaldo y abrió los brazos de par en par para apoyarse en el asiento y rodear a Natasha con uno de ellos. -No veo por ningún lado a Blanquita, ¿se ha perdido?- Lucy miraba directamente a Tom de una forma casi violenta. Su sonrisa de satisfacción era plena y no parecía que hubiera un ápice de preocupación en su mirada. Natasha, por su parte, miraba hacia abajo sin decir una sola palabra.
En ese instante, la mirada de Lucy se desvió ligeramente hacia la imagen holográfica que aquel hombre proyectaba a la espalda de Tom. Frunció ligeramente el ceño, lo suficiente para que Tom se percatara de que algo ocurría. Tan rápido como su coordinación neuro-muscular le permitió, Lucy corrigió su error y, por lo tanto, su gesto.
Artema- Mensajes : 1352
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Una vez sentado en la silla se fijó en la ropa que llevaban ambas mujeres; se percató de los cardenales y los ojos algo rojizos de Natasha, tal vez por llorar o efectos del humo del ambiente.
Inclinó la cabeza ante el saludo de Lucy pero se dirigió a la señorita Kim – Veo que estas bien Natasha, ya sabes… más libre – dice al percatarse de que no tiene el collar en su cuello y no lo veía por ningún sitio más, parecía que Lucy se tomaba ciertas medidas de seguridad y no tener una chica bomba a su lado era una de las prioridades - Me alegro de volver a verte – luego vuelve a mirar a la mujer y niega con la cabeza – No, no se ha perdido –.
Tom se acomodaba en el asiento – Por cierto Lucy, estas… esplendida – sus ojos miraban los ropajes de ella y la volvió a mirar directamente, aguantando su mirada – La chaqueta… ¿Es de tu compañero? – sonreía ampliamente y se percató del rostro que puso la S.C.A.R al mirar hacia otra dirección.
El señor Smith se levantó con cierta soltura rodeando a las mujeres – Te espera en una sala aparte – fueron sus únicas palabras dirigidas a Lucy, luego se giró fijándose en el mismo lugar en que Lucy miró, sus ojos vislumbraron el holograma de Reira. Tom reconoció esa figura al momento ¿Qué podía hacer ahora? ¿Cumplir las órdenes de Myshella? Le dijo claramente lo que tenía que hacer, enviar a Natasha fuera y llevar a Lucy dentro para hacer la reunión. Myshella también le comentó que aprendería a actuar por si solo, sin necesidad de recibir sus órdenes ¿Pero estaba realmente preparado? No, por lo que no hizo ni una cosa ni la otra, ni la obedeció por completo, ni hizo lo que quiso, decidió tomar un punto intermedio.
Se sacó la cartera del pantalón y tendió un billete a Natasha con cierta calma, mientras que con la otra mano buscó la de ella para agarrarla con suma delicadeza y levantarla – Creo que Natasha puede tomarse algo y la señorita Lucy no tendrá ningún inconveniente en que la invite, por lo que… señorita Kim, sírvete tú misma, yo invito – señaló la barra que tenía que ir, la misma barra donde se encontraba el hombre con el holograma de Reira – Tómate algo y espéranos –
- Lucy, nos espera – no dijo nada más, esperó que Natasha fuera a pedirse algo y se encaminó hacia el privado, donde se encontraba Myshella. No dijo nada más, eran sus únicas palabras o decidía ir allí o la reunión se acababa, ella también tenía que saber el riesgo que acepta la baronesa dirigiéndose hacia ese local.
Una vez llegada a la puerta del privado se percató de que no estaba Orenstein, tal vez lo vigiló durante la charla con las dos mujeres y se percató del holograma cuando envió a Natasha a la barra, si es así su plan había tenido éxito.
Inclinó la cabeza ante el saludo de Lucy pero se dirigió a la señorita Kim – Veo que estas bien Natasha, ya sabes… más libre – dice al percatarse de que no tiene el collar en su cuello y no lo veía por ningún sitio más, parecía que Lucy se tomaba ciertas medidas de seguridad y no tener una chica bomba a su lado era una de las prioridades - Me alegro de volver a verte – luego vuelve a mirar a la mujer y niega con la cabeza – No, no se ha perdido –.
Tom se acomodaba en el asiento – Por cierto Lucy, estas… esplendida – sus ojos miraban los ropajes de ella y la volvió a mirar directamente, aguantando su mirada – La chaqueta… ¿Es de tu compañero? – sonreía ampliamente y se percató del rostro que puso la S.C.A.R al mirar hacia otra dirección.
El señor Smith se levantó con cierta soltura rodeando a las mujeres – Te espera en una sala aparte – fueron sus únicas palabras dirigidas a Lucy, luego se giró fijándose en el mismo lugar en que Lucy miró, sus ojos vislumbraron el holograma de Reira. Tom reconoció esa figura al momento ¿Qué podía hacer ahora? ¿Cumplir las órdenes de Myshella? Le dijo claramente lo que tenía que hacer, enviar a Natasha fuera y llevar a Lucy dentro para hacer la reunión. Myshella también le comentó que aprendería a actuar por si solo, sin necesidad de recibir sus órdenes ¿Pero estaba realmente preparado? No, por lo que no hizo ni una cosa ni la otra, ni la obedeció por completo, ni hizo lo que quiso, decidió tomar un punto intermedio.
Se sacó la cartera del pantalón y tendió un billete a Natasha con cierta calma, mientras que con la otra mano buscó la de ella para agarrarla con suma delicadeza y levantarla – Creo que Natasha puede tomarse algo y la señorita Lucy no tendrá ningún inconveniente en que la invite, por lo que… señorita Kim, sírvete tú misma, yo invito – señaló la barra que tenía que ir, la misma barra donde se encontraba el hombre con el holograma de Reira – Tómate algo y espéranos –
- Lucy, nos espera – no dijo nada más, esperó que Natasha fuera a pedirse algo y se encaminó hacia el privado, donde se encontraba Myshella. No dijo nada más, eran sus únicas palabras o decidía ir allí o la reunión se acababa, ella también tenía que saber el riesgo que acepta la baronesa dirigiéndose hacia ese local.
Una vez llegada a la puerta del privado se percató de que no estaba Orenstein, tal vez lo vigiló durante la charla con las dos mujeres y se percató del holograma cuando envió a Natasha a la barra, si es así su plan había tenido éxito.
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Los minutos se le antojaron largos.
No por nada en particular, pero la sala no era especialmente amplia.
Dio un par de pasos, de este a oeste y al revés, en su interior. Le disgustaba la inactividad.
Llevó la mano al pequeño comunicador
-Oren. Descríbeme la situación de las dos; y lo que ande haciendo Tom. Y…ya puestos, dime si la tal Lucy Ishimura era ya SCAR con anterioridad- Claro que Oren entendía a que se refería con ese "con anterioridad". El guardián la conocía, y sabía que ella no recordaba a la mayoría de los subordinados SCAR que habían llegado, esos más de seis años atrás, como jóvenes reclutas a comisaria, ¿Cómo iba a recordarlos, a no ser que hubieran destacado por algún motivo específico?…¿cómo, si no se había dado el caso de que alguno de ellos hubieran resultado un soldado particularmente notable?. Era necesario, les recordaba con frecuencia, cultivar el arte de la observación y la memória...pero desafortunadamente aquellos datos que resultaban grises, llegaban a perderse en el olvido, tarde o temprano. –Y, por supuesto, si algún otro rostro de los que rondan la sala te resulta familiar.
Volvió a sentarse; el tiempo comenzaba a apremiar. Lucy se había colado en su agenda de manera poco ortodoxa, no cabía duda de ello; y aunque Reira representaba para ella la prioridad número uno, Myshella sabía que esto entraba en el ámbito de vida personal…y como todo buen general, no olvidaba que el deber siempre va primero. Las sensibilidades particulares no podían poner en peligro su organización.
A su modo de ver, el encuentro presentaba la disposición necesaria para resultar beneficioso para ambas;
y sin embargo, no olvidaba su cita con Sabra, ni había dejado de contar las horas restantes hasta cumplir el plazo dado al secuaz de la princesa mecánica.
Oren estaba respondiendo cuando la puerta del reservado se abrió.
La invitada se acercaba.
No cabía duda de que esa mujer había despertado su curiosidad.
No por nada en particular, pero la sala no era especialmente amplia.
Dio un par de pasos, de este a oeste y al revés, en su interior. Le disgustaba la inactividad.
Un ataque puede carecer de ingenio, pero es necesario que se realice con la velocidad del relámpago
Llevó la mano al pequeño comunicador
-Oren. Descríbeme la situación de las dos; y lo que ande haciendo Tom. Y…ya puestos, dime si la tal Lucy Ishimura era ya SCAR con anterioridad- Claro que Oren entendía a que se refería con ese "con anterioridad". El guardián la conocía, y sabía que ella no recordaba a la mayoría de los subordinados SCAR que habían llegado, esos más de seis años atrás, como jóvenes reclutas a comisaria, ¿Cómo iba a recordarlos, a no ser que hubieran destacado por algún motivo específico?…¿cómo, si no se había dado el caso de que alguno de ellos hubieran resultado un soldado particularmente notable?. Era necesario, les recordaba con frecuencia, cultivar el arte de la observación y la memória...pero desafortunadamente aquellos datos que resultaban grises, llegaban a perderse en el olvido, tarde o temprano. –Y, por supuesto, si algún otro rostro de los que rondan la sala te resulta familiar.
Volvió a sentarse; el tiempo comenzaba a apremiar. Lucy se había colado en su agenda de manera poco ortodoxa, no cabía duda de ello; y aunque Reira representaba para ella la prioridad número uno, Myshella sabía que esto entraba en el ámbito de vida personal…y como todo buen general, no olvidaba que el deber siempre va primero. Las sensibilidades particulares no podían poner en peligro su organización.
A su modo de ver, el encuentro presentaba la disposición necesaria para resultar beneficioso para ambas;
y sin embargo, no olvidaba su cita con Sabra, ni había dejado de contar las horas restantes hasta cumplir el plazo dado al secuaz de la princesa mecánica.
Oren estaba respondiendo cuando la puerta del reservado se abrió.
La invitada se acercaba.
No cabía duda de que esa mujer había despertado su curiosidad.
Myshella Scheider- Mensajes : 36
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Ishimura observó con la los ojos entrecerrados cómo Tom se hacía dueño de la situación. Cuando preguntó que si la chaqueta era de su compañero, Lucy sintió ganas de romperle los dientes a aquel anormal y no parar de patearle hasta que se le borrara esa sonrisita de V recién sodomizado. Pero no, el plan no era ése...
-Las dos mujeres parecen estar escuchando al chico, en un principio no hay sobresaltos.- Oren comentaba con el particular tono apagado que ponía cuando estaba de servicio. Myshella podía escucharle tamborilear a través del audífono. - Se levantan y una de ellas va hacia la barra. Parece que duda, hay que tener cuidado por si decide esfumarse. Rick, Pablo, atentos...
Se hizo entonces un largo silencio y justo cuando la puerta comenzaba a abrirse y Myshella veía por primera vez el rostro de la problemática mujer, Oren comenzaba a hablarle de ella.
-Lucy Ishimura, 34 años. Viuda del agente Ricardo Heisenberg , asesinado por HERO en el atentado a Tears Holding. Formaba parte del equipo SIERRA liderado por el Capitán Jack I.Pliskin, también caído fuera de servicio. Experta en el uso de armas de largo alcance. Se encontraba de baja cuando se dio el golpe en la Jefatura Central.
La mujer observó el rostro de Myshella con seriedad. No sonreía, no estaba allí para hacer amigos.
-Antecedentes por conducta agresiva.- puntualizó Oren. -Tened cuidado.
-Las dos mujeres parecen estar escuchando al chico, en un principio no hay sobresaltos.- Oren comentaba con el particular tono apagado que ponía cuando estaba de servicio. Myshella podía escucharle tamborilear a través del audífono. - Se levantan y una de ellas va hacia la barra. Parece que duda, hay que tener cuidado por si decide esfumarse. Rick, Pablo, atentos...
Se hizo entonces un largo silencio y justo cuando la puerta comenzaba a abrirse y Myshella veía por primera vez el rostro de la problemática mujer, Oren comenzaba a hablarle de ella.
-Lucy Ishimura, 34 años. Viuda del agente Ricardo Heisenberg , asesinado por HERO en el atentado a Tears Holding. Formaba parte del equipo SIERRA liderado por el Capitán Jack I.Pliskin, también caído fuera de servicio. Experta en el uso de armas de largo alcance. Se encontraba de baja cuando se dio el golpe en la Jefatura Central.
La mujer observó el rostro de Myshella con seriedad. No sonreía, no estaba allí para hacer amigos.
-Antecedentes por conducta agresiva.- puntualizó Oren. -Tened cuidado.
Artema- Mensajes : 1352
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Tom abrió la puerta y dejó pasar a Lucy, cuando los dos estaban dentro cerró la puerta con toda la naturalidad de la situación. Su siguiente movimiento fue hacerle un gesto a la invitada para que tomara asiento delante de Myshella.
Mientras Tom se encaminaba para sentarse al lado de la baronesa decidió presentarlas – Myshella te presento a Lucy Ishimura. Lucy, te presento a Myshella – se sentó al lado de su jefa.
- En la barra dónde mandé a Natasha, hay un individuo que desconozco con un holograma de Reira. Natasha no tiene el collar, tal vez Orenstein se percate del holograma… he pensado que era importante decírtelo – fueron simples susurros a los oídos de Myshella, un par de frases bien claras. El objetivo de Tom era ver hasta que punto es de importante Reira para Myshella, ¿Sería capaz de abandonar aquella reunión para obtener noticias de aquella mujer? ¿Pediría a Orenstein que se encargara? De algo estaba seguro, no iba a dejar a la baronesa sola con Lucy, solo faltaba que le pasara algo y toda la organización se le tirara encima.
- Lucy si tienes calor puedes quitarte la chaqueta, se está bien en la habitación – dijo amablemente, sin vacilación; con el propósito de ver más allá de dicha prenda de ropa, si llevaba armas y porque no... mirarle esa palabra de honor que dejaba volar la imaginación.
Se acomodó de nuevo observando a Lucy y decidió no decir nada más, mantuvo una tímida sonrisa en sus labios a la espera de que se iniciara la reunión.
Mientras Tom se encaminaba para sentarse al lado de la baronesa decidió presentarlas – Myshella te presento a Lucy Ishimura. Lucy, te presento a Myshella – se sentó al lado de su jefa.
- En la barra dónde mandé a Natasha, hay un individuo que desconozco con un holograma de Reira. Natasha no tiene el collar, tal vez Orenstein se percate del holograma… he pensado que era importante decírtelo – fueron simples susurros a los oídos de Myshella, un par de frases bien claras. El objetivo de Tom era ver hasta que punto es de importante Reira para Myshella, ¿Sería capaz de abandonar aquella reunión para obtener noticias de aquella mujer? ¿Pediría a Orenstein que se encargara? De algo estaba seguro, no iba a dejar a la baronesa sola con Lucy, solo faltaba que le pasara algo y toda la organización se le tirara encima.
- Lucy si tienes calor puedes quitarte la chaqueta, se está bien en la habitación – dijo amablemente, sin vacilación; con el propósito de ver más allá de dicha prenda de ropa, si llevaba armas y porque no... mirarle esa palabra de honor que dejaba volar la imaginación.
Se acomodó de nuevo observando a Lucy y decidió no decir nada más, mantuvo una tímida sonrisa en sus labios a la espera de que se iniciara la reunión.
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
-Gracias, Oren.
Nada en el expediente de Ishimura disgustaba, de entrada, a Myshella.
-Irás oyéndonos. Saca a Kim de aquí, no me interesa para nada. Comprueba si lleva el collar..
El comunicador con su guardián estaba abierto en todo momento; el hombre podría oír cuanto ocurriera en la sala.
Mientras hablaba, Tom y Ishimura habían entrado en el reservado.
Para qué iban a molestarse la una o la otra en sonreír; era absolutamente innecesario. Es más, resultaba de mal gusto dadas las circunstancias.
Y por lo visto…para eso tenían al señor Smith.
La mirada de Mysh se desvió ligeramente; más bien giró los globos oculares en dirección al susurro de Tom, y asintió, a modo de respuesta.
-Oren. Tras Kim. Un periodista. Tráelo a nuestra reunión, y quédate con nosotros.
El tono de voz era casi imperceptible, pero sólo porque ella era así, no porque estuviera haciendo esfuerzo alguno.
Dirigió la atención a la invitada, sin reflejar emoción alguna en el rostro, a pesar de la noticia.
Estaba sorprendida, sin duda.
Pero…ni un test de voight kamf hubiera podido confirmar su estado de alteración. Zith, posiblemente, sí, por el mero detalle de que no había hecho mención alguna al collar desaparecido, y eso que el mando que accionaba la bomba continuaba en su bolsillo derecho.
Mientras hablaba al comunicador, Ishimura se convirtió en el único punto de atención en la sala ahora; la baronesa iba grabando con precisión milimétrica el aspecto de la mujer en su memoria.
Y…bendita sea Amanda, porque si llega a ver el intento de sonrisa tímida, o lo que fuera, en el rostro de James, lo echa de la sala.
-Buenas noches. Siéntese, por favor. Tom, ¿serías tan amable de acercarle a la señora Ishimura algo que beber?. Tengo entendido que quería verme, Lucy.
Nada en el expediente de Ishimura disgustaba, de entrada, a Myshella.
-Irás oyéndonos. Saca a Kim de aquí, no me interesa para nada. Comprueba si lleva el collar..
El comunicador con su guardián estaba abierto en todo momento; el hombre podría oír cuanto ocurriera en la sala.
Mientras hablaba, Tom y Ishimura habían entrado en el reservado.
Para qué iban a molestarse la una o la otra en sonreír; era absolutamente innecesario. Es más, resultaba de mal gusto dadas las circunstancias.
Y por lo visto…para eso tenían al señor Smith.
La mirada de Mysh se desvió ligeramente; más bien giró los globos oculares en dirección al susurro de Tom, y asintió, a modo de respuesta.
-Oren. Tras Kim. Un periodista. Tráelo a nuestra reunión, y quédate con nosotros.
El tono de voz era casi imperceptible, pero sólo porque ella era así, no porque estuviera haciendo esfuerzo alguno.
Dirigió la atención a la invitada, sin reflejar emoción alguna en el rostro, a pesar de la noticia.
Estaba sorprendida, sin duda.
Pero…ni un test de voight kamf hubiera podido confirmar su estado de alteración. Zith, posiblemente, sí, por el mero detalle de que no había hecho mención alguna al collar desaparecido, y eso que el mando que accionaba la bomba continuaba en su bolsillo derecho.
Mientras hablaba al comunicador, Ishimura se convirtió en el único punto de atención en la sala ahora; la baronesa iba grabando con precisión milimétrica el aspecto de la mujer en su memoria.
Y…bendita sea Amanda, porque si llega a ver el intento de sonrisa tímida, o lo que fuera, en el rostro de James, lo echa de la sala.
-Buenas noches. Siéntese, por favor. Tom, ¿serías tan amable de acercarle a la señora Ishimura algo que beber?. Tengo entendido que quería verme, Lucy.
Myshella Scheider- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
-Smith haznos un favor a todos y métete la lengua en el culo.- espetó de mala manera Ishimura. Acto seguido, la mujer tomó asiento manteniendo un porte militar y unas formas antónimamente femeninas. Lejos de despojarse de aquella chaqueta, Lucy pareció arrebujarse en su interior y, durante unos instantes, Myshella pudo comprobar cómo aspiraba el aroma del cuero.
-De acuerdo.- confirmó Orenstein.
-Antes de nada, dejaré las cosas claras baronesa...- comenzó a hablar Ishimura. - Si me pasa cualquier cosa volaré este edificio por los aires y mis compañeros se encargarán de perseguir, uno a uno, a todos tus hombres.- miró de reojo a Tom y sonrió de medio lado. -Gracias a tu perro, sé que al menos hay un nombre con el que puedo haceros bastante daño... así que hagámonos un favor y mantengamos las armas enfundadas.- no había un ápice de temor en su mirada, ni tampoco en su forma de hablar. Myshella no era una neófita en el sublime arte de la psicología, durante muchos años había aprendido que muchas veces resultaba más eficaz conocer el por qué de una actitud que intentar luchar contra ella inútilmente.
-Si estoy aquí es porque Smith dijo que es posible que tengamos objetivos comunes. Hoy en día no estamos para echar a perder alianzas, así que ... ilústrame.- se echó hacia atrás sobre su asiento y colocó sendas manos sobre su nuca. Su sonrisa era plena.
-De acuerdo.- confirmó Orenstein.
-Antes de nada, dejaré las cosas claras baronesa...- comenzó a hablar Ishimura. - Si me pasa cualquier cosa volaré este edificio por los aires y mis compañeros se encargarán de perseguir, uno a uno, a todos tus hombres.- miró de reojo a Tom y sonrió de medio lado. -Gracias a tu perro, sé que al menos hay un nombre con el que puedo haceros bastante daño... así que hagámonos un favor y mantengamos las armas enfundadas.- no había un ápice de temor en su mirada, ni tampoco en su forma de hablar. Myshella no era una neófita en el sublime arte de la psicología, durante muchos años había aprendido que muchas veces resultaba más eficaz conocer el por qué de una actitud que intentar luchar contra ella inútilmente.
-Si estoy aquí es porque Smith dijo que es posible que tengamos objetivos comunes. Hoy en día no estamos para echar a perder alianzas, así que ... ilústrame.- se echó hacia atrás sobre su asiento y colocó sendas manos sobre su nuca. Su sonrisa era plena.
Artema- Mensajes : 1352
Fecha de inscripción : 03/07/2012
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
<< ¿Perro? Pero que zorra >> pensó Tom Smith al escuchar las palabras de Lucy Ishimura, la primera frase de meterse la lengua por el culo tenía escusa ya que la provocó, pero eso de llamarlo perro… era totalmente distinto, le había devuelto la “puñalada”.
El señor Tom decidió meterse el orgullo bien dentro, en la parte más honda de su ser y que no saliera, ya que la idea de meterle un par de tiros en la cabeza y dar la vuelta al sofá para meterse debajo esperando el derrumbe del edificio la tenía en mente.
Mientras las dos mujeres hablaban se levantó dirigiéndose a la nevera y un pequeño armario que había en un lateral del reservado. De allí sacó un vaso grande, colocó unos cuantos cubitos de hielo de una cubitera y decidió ponerse agua que había embotellada; el antiguo S.C.A.R es un tipo asquerosamente sano.
- ¿Lucy, quieres algo para beber? – el tono de Tom era normal, sin ningún tipo de vacilación. Esperaba la respuesta de la invitada mientras se giraba para mirarlas y saciaba su sed con un buen trago del agua fría. No decidió preguntar nada a Myshella ya que ella ni le dijo que le pusiera algo para tomar, no era su perro y menos aún su sirviente.
El señor Tom decidió meterse el orgullo bien dentro, en la parte más honda de su ser y que no saliera, ya que la idea de meterle un par de tiros en la cabeza y dar la vuelta al sofá para meterse debajo esperando el derrumbe del edificio la tenía en mente.
Mientras las dos mujeres hablaban se levantó dirigiéndose a la nevera y un pequeño armario que había en un lateral del reservado. De allí sacó un vaso grande, colocó unos cuantos cubitos de hielo de una cubitera y decidió ponerse agua que había embotellada; el antiguo S.C.A.R es un tipo asquerosamente sano.
- ¿Lucy, quieres algo para beber? – el tono de Tom era normal, sin ningún tipo de vacilación. Esperaba la respuesta de la invitada mientras se giraba para mirarlas y saciaba su sed con un buen trago del agua fría. No decidió preguntar nada a Myshella ya que ella ni le dijo que le pusiera algo para tomar, no era su perro y menos aún su sirviente.
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Sí, efectivamente, le resultaba una mujer llamativa.
Podía preveer una interesante conversación y un aún más interesante pavoneo, a lo femme fatal; o mejor dicho, a lo femme letal. Le recordaba a esas actitudes de niña rebelde en pleno apogeo de la adolescencia. “Soy mala y peligrosa, lo sabes tú, yo lo sé y además estoy convencida de que las dos nos lo creemos.”
Sonrió.
Finge estar en inferioridad de condiciones, estimula su arrogancia.
Ts. Este punto nunca se le había dado bien.
La sonrisa de Myshella no era lo que se podía definir como una sonrisa encantadora; más bien, perturbaba. Quizás por lo inusual de ella. Además, esta ni era sincera ni pretendía aparentarlo.
-Señora Ishimura, bienvenida. Qué curioso; si no me falla la memoria, fue mi…-la sonrisa tornó maliciosa, evocando el calificativo que con respecto a Tom acababa de usar Lucy. Cuanto parecía haberla molestado el señor Smith…Qué…interesante seguía siendo la palabra que mejor definía el encuentro-compañero-usó al fin, remarcando y exagerando ese concepto de “familia” a la antigua usanza de las mafias del pasado que en este momento tan bien le venía como definición-quien me trajo una invitación de usted. Es decir, que estrictamente hablando, claro, la anfitriona es, justamente, usted. Esperaba que supiera para qué me citaba. Pero no nos disponemos de mucho tiempo, así que no nos detendremos en detalles insignificantes.
-Además, parece ser que nos ha surgido un imprevisto que puede resultar también notable para las dos; para nuestras negociaciones.-que justamente fuera a aparecer quien pudiera darle información sobre Reira, al margen de todo esto, era casi un regalo de Amanda; cortaba de raíz la dependencia que respecto a Lucy pudiera haber tenido.
Miró a la puerta, y se levantó de la butaca, en busca de algo que le viniera bien tomar a ella, mientras Tom se encargaba de la ex –SCAR.
-Mucha importancia te da, para tanta pose. ¿en qué la has molestado tanto?-preguntó, en voz baja, al cruzarse con Smith.
Volvió a su sitio.
-Un pequeño detalle; ¿necesita usted para algo a Natasha, o podemos dar por concluidos sus…servicios?. Me temo que, a mí, la señorita Kim ahora mismo me es prescindible.
Ajustó el comunicador. Esperaba oír a Oren, fuera.
Colocó el vaso a su diestra.
-No tengo el menor interés en perjudicar a alguien que ha formado parte de un cuerpo integrado por héroes, dispuestos a velar en todo momento incluso por todas y cada una de las sabandijas que reptan por esta ciudad. Y desde luego, no, no es tiempo de perder aliados. Así que en pos de esta incipiente…llamémosla asociación, querida Lucy Ishimura, viuda del fatídicamente asesinado señor Heisenberg, vamos a llevarnos todo lo bien que cabe esperar y que las dos sabemos que nos conviene.
Estaba por, en un alarde de benevolencia, recomendarle el curso para controlar la ira que había seguido Orenstein y que parecía, en efecto, dar sus frutos.
-Mis objetivos son claros: quiero a Kun muerto, y a tus supervivientes a salvo. Lo primero es trabajo. Lo segundo, personal. Dispongo de hombres y lidero uno de los districtos de los suburbios. Tengo, como todos, por supuesto, contacto con otros barones que podrían llegar a encontrar igualmente interesante esta asociación. Esto último, es por el momento hipotético, claro está. ¿Qué puedes ofrecerme tú?
No había ni pestañeado en su exposición de ideas. Ahora se echó atrás en la butaca, apoyándose en el respaldo, y aguardó algún tipo de reacción. Más concisa no podía ser.
Podía preveer una interesante conversación y un aún más interesante pavoneo, a lo femme fatal; o mejor dicho, a lo femme letal. Le recordaba a esas actitudes de niña rebelde en pleno apogeo de la adolescencia. “Soy mala y peligrosa, lo sabes tú, yo lo sé y además estoy convencida de que las dos nos lo creemos.”
Sonrió.
Finge estar en inferioridad de condiciones, estimula su arrogancia.
Ts. Este punto nunca se le había dado bien.
La sonrisa de Myshella no era lo que se podía definir como una sonrisa encantadora; más bien, perturbaba. Quizás por lo inusual de ella. Además, esta ni era sincera ni pretendía aparentarlo.
-Señora Ishimura, bienvenida. Qué curioso; si no me falla la memoria, fue mi…-la sonrisa tornó maliciosa, evocando el calificativo que con respecto a Tom acababa de usar Lucy. Cuanto parecía haberla molestado el señor Smith…Qué…interesante seguía siendo la palabra que mejor definía el encuentro-compañero-usó al fin, remarcando y exagerando ese concepto de “familia” a la antigua usanza de las mafias del pasado que en este momento tan bien le venía como definición-quien me trajo una invitación de usted. Es decir, que estrictamente hablando, claro, la anfitriona es, justamente, usted. Esperaba que supiera para qué me citaba. Pero no nos disponemos de mucho tiempo, así que no nos detendremos en detalles insignificantes.
-Además, parece ser que nos ha surgido un imprevisto que puede resultar también notable para las dos; para nuestras negociaciones.-que justamente fuera a aparecer quien pudiera darle información sobre Reira, al margen de todo esto, era casi un regalo de Amanda; cortaba de raíz la dependencia que respecto a Lucy pudiera haber tenido.
Miró a la puerta, y se levantó de la butaca, en busca de algo que le viniera bien tomar a ella, mientras Tom se encargaba de la ex –SCAR.
-Mucha importancia te da, para tanta pose. ¿en qué la has molestado tanto?-preguntó, en voz baja, al cruzarse con Smith.
Volvió a su sitio.
-Un pequeño detalle; ¿necesita usted para algo a Natasha, o podemos dar por concluidos sus…servicios?. Me temo que, a mí, la señorita Kim ahora mismo me es prescindible.
Ajustó el comunicador. Esperaba oír a Oren, fuera.
Colocó el vaso a su diestra.
-No tengo el menor interés en perjudicar a alguien que ha formado parte de un cuerpo integrado por héroes, dispuestos a velar en todo momento incluso por todas y cada una de las sabandijas que reptan por esta ciudad. Y desde luego, no, no es tiempo de perder aliados. Así que en pos de esta incipiente…llamémosla asociación, querida Lucy Ishimura, viuda del fatídicamente asesinado señor Heisenberg, vamos a llevarnos todo lo bien que cabe esperar y que las dos sabemos que nos conviene.
Estaba por, en un alarde de benevolencia, recomendarle el curso para controlar la ira que había seguido Orenstein y que parecía, en efecto, dar sus frutos.
-Mis objetivos son claros: quiero a Kun muerto, y a tus supervivientes a salvo. Lo primero es trabajo. Lo segundo, personal. Dispongo de hombres y lidero uno de los districtos de los suburbios. Tengo, como todos, por supuesto, contacto con otros barones que podrían llegar a encontrar igualmente interesante esta asociación. Esto último, es por el momento hipotético, claro está. ¿Qué puedes ofrecerme tú?
No había ni pestañeado en su exposición de ideas. Ahora se echó atrás en la butaca, apoyándose en el respaldo, y aguardó algún tipo de reacción. Más concisa no podía ser.
Myshella Scheider- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
Cuando Myshella mencionó a Heisenberg, el rostro de Ishimura cambió. No obstante, no cambió como alguien cabría esperar. Lucy sonrió de medio lado y negó ligeramente con la cabeza. Con delicadeza, fue deslizando la aparatosa chaqueta que cubría su cuerpo y la dejó sobre el asiento. Adosado a su espalda, un extraño artilugio se mantenía firmemente sujeto y oculto por la extravagante prenda.
-Ahórrame las carcajadas, por favor, Scheider.- Lucy señaló con el dedo acusadoramente a Smith. - Ah, ah, ah, no hagas movimientos bruscos "S" o esta preciosidad te freirá en menos de lo que dices "Mierda".- miró entonces a Myshella y su ceño se frunció ligeramente.
-¿En serio creéis que he llegado aquí con sensiblerías y acordándome del asesinato de un hombre?- escupió al suelo. -Veo que soy la única que recuerda aquí su instrucción. ¿Puedes decirle a tu gorila y al resto de los inútiles con los que has poblado el local que salgan de él? ¿O tengo yo que decirle a mis chicos que activen nuestro protocolo alfa?
-Tic Tac
-Ahórrame las carcajadas, por favor, Scheider.- Lucy señaló con el dedo acusadoramente a Smith. - Ah, ah, ah, no hagas movimientos bruscos "S" o esta preciosidad te freirá en menos de lo que dices "Mierda".- miró entonces a Myshella y su ceño se frunció ligeramente.
-¿En serio creéis que he llegado aquí con sensiblerías y acordándome del asesinato de un hombre?- escupió al suelo. -Veo que soy la única que recuerda aquí su instrucción. ¿Puedes decirle a tu gorila y al resto de los inútiles con los que has poblado el local que salgan de él? ¿O tengo yo que decirle a mis chicos que activen nuestro protocolo alfa?
Myshella... creo que algo anda mal. Un grupo de personas han rodeado el local.
-Tic Tac
Artema- Mensajes : 1352
Fecha de inscripción : 03/07/2012
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
El señor Smith movió los hombros, la verdad que no sabía que le había hecho a aquella mujer, tal vez su actitud o el choque de caracteres. Mentira, sabía la verdad, por lo menos la suya; estaba seguro que aquella zorra le molestaba encontrar a alguien más dominante que ella.
- Ni idea, le gusta alzar pecho y ser superior… – respondió en voz baja, fueron sus únicas palabras a la pregunta de Myshella, una frase inacabada que podía dejar entender varios significados.
James se giró del todo mirando directamente a Lucy, en su mano había una copa de agua con hielo y la otra la levantaba dejándola a la vista.
Mientras bebía lentamente de la copa, con la otra mano alzada, pudo ver como la chaqueta se reposaba sobre el asiento ocultando algún tipo de arma. Separó los labios del recipiente – “S” Nunca me habían llamado así… no está mal… – se encaminó con las dos manos alzadas hasta otro asiento que estaba a un lateral, era una butaca individual. Allí si Lucy lo dejaba como un colador, Myshella tendría tiempo de volarle la cabeza o si la S.C.A.R intentara matar a Myshella él tendría tiempo para acabar con ella.
Dejó la copa de agua sobre la mesa con cierta pausa, sin hacer movimientos bruscos tampoco quería darle motivos a la mujer de que le matara.
- Recuerda aquí su instrucción… - repitió para sí mismo, en voz baja, mientras negaba con la cabeza – Creo que no hace falta que actives tu protocolo alfa, no hay porque iniciar una masacre, ni freír a nadie – se calló, él no era nadie para dar motivos ni explicaciones y más aún si se encontraba su jefa delante.
– Myshella ¿Podemos dar por finalizada la reunión e irnos? – La pregunta fue clara y directa, la voz era seria sin ningún tipo de sorna, algo raro en él. Estaba sentado mirando ahora a su jefa; por su parte no quería seguir con la reunión ni gastar munición, aquellos que los tenían rodeados eran S.C.A.R y tenían como objetivo derrocar a Kun, si querían seguir solos con ese propósito que lo hagan y si quieren pedir ayuda que la pidan, no le importaba lo más mínimo.
- Ni idea, le gusta alzar pecho y ser superior… – respondió en voz baja, fueron sus únicas palabras a la pregunta de Myshella, una frase inacabada que podía dejar entender varios significados.
James se giró del todo mirando directamente a Lucy, en su mano había una copa de agua con hielo y la otra la levantaba dejándola a la vista.
Mientras bebía lentamente de la copa, con la otra mano alzada, pudo ver como la chaqueta se reposaba sobre el asiento ocultando algún tipo de arma. Separó los labios del recipiente – “S” Nunca me habían llamado así… no está mal… – se encaminó con las dos manos alzadas hasta otro asiento que estaba a un lateral, era una butaca individual. Allí si Lucy lo dejaba como un colador, Myshella tendría tiempo de volarle la cabeza o si la S.C.A.R intentara matar a Myshella él tendría tiempo para acabar con ella.
Dejó la copa de agua sobre la mesa con cierta pausa, sin hacer movimientos bruscos tampoco quería darle motivos a la mujer de que le matara.
- Recuerda aquí su instrucción… - repitió para sí mismo, en voz baja, mientras negaba con la cabeza – Creo que no hace falta que actives tu protocolo alfa, no hay porque iniciar una masacre, ni freír a nadie – se calló, él no era nadie para dar motivos ni explicaciones y más aún si se encontraba su jefa delante.
– Myshella ¿Podemos dar por finalizada la reunión e irnos? – La pregunta fue clara y directa, la voz era seria sin ningún tipo de sorna, algo raro en él. Estaba sentado mirando ahora a su jefa; por su parte no quería seguir con la reunión ni gastar munición, aquellos que los tenían rodeados eran S.C.A.R y tenían como objetivo derrocar a Kun, si querían seguir solos con ese propósito que lo hagan y si quieren pedir ayuda que la pidan, no le importaba lo más mínimo.
Jonathan Garcia- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 11/07/2013
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Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
De golpe, su interés por ella desapareció. Era estúpidamente peligrosa; eso no beneficiaría a nadie en ningún caso. Una mujer que exigía una reunión con ella, a la que la baronesa accedía por el simple hecho de saber que era una exSCAR, a pesar de haber ridiculizado a uno de sus hombres. Y cuando accedía, y se acercaba hasta el lugar donde se suponía que la tal Lucy iba a sentirse menos intimidada, resulta que amenazaba a la mujer que podía suponer su ayuda más inmediata.
Había que ser idiota.
Eso, sin mencionar que la gradación de aquella mujer era inferior a la suya.
Escuchó a Oren.
¿Para eso les había enviado con tanta antelación?¿Para no ver nada?
-Muy bien, Orenstein. La reunión ha finalizado. Os vais todos. Tú espérame a mí.
Se giró hacia Tom.
-Smith, puedes salir de la sala.
Fue poniéndose en pie, y la miró.
La había sobrevalorado. Hacía tiempo que Myshella no tenía un motivo real por el que temer la muerte. Exactamente, desde que todo aquello en lo que creía había resultado una farsa. Y sólo una idiota, o una demente ataca a quien te ofrece su ayuda. Ambas opciones resultaban pésimas en una aliada.
Por otro lado…ella no había aportado absolutamente nada hasta el momento. Quizás la señorita Ishimura no fuera consciente de ello, pero no tenía nada que ofrecer. O incluso pudiera ser que hubiera encontrado en ese breve tiempo mejor postor a quien ofrecer sus servicios, y trabajara ya para las tríadas. De ser así, ninguno de sus hombres había sido lo suficientemente eficiente o listo como para hacerse con esa información.
Esta batalla o bien estaba perdida de antemano, o bien no tendría lugar.
Fin.
Miró el artefacto.
-Adelante, Lucy. En cuanto yo muera Kun ocupará mi distrito y doblará su influencia. Si trabajas para él, te felicito. Si no, que tengas suerte. Vas a necesitarla.
Había que ser idiota.
Eso, sin mencionar que la gradación de aquella mujer era inferior a la suya.
Escuchó a Oren.
¿Para eso les había enviado con tanta antelación?¿Para no ver nada?
-Muy bien, Orenstein. La reunión ha finalizado. Os vais todos. Tú espérame a mí.
Se giró hacia Tom.
-Smith, puedes salir de la sala.
Fue poniéndose en pie, y la miró.
La había sobrevalorado. Hacía tiempo que Myshella no tenía un motivo real por el que temer la muerte. Exactamente, desde que todo aquello en lo que creía había resultado una farsa. Y sólo una idiota, o una demente ataca a quien te ofrece su ayuda. Ambas opciones resultaban pésimas en una aliada.
Por otro lado…ella no había aportado absolutamente nada hasta el momento. Quizás la señorita Ishimura no fuera consciente de ello, pero no tenía nada que ofrecer. O incluso pudiera ser que hubiera encontrado en ese breve tiempo mejor postor a quien ofrecer sus servicios, y trabajara ya para las tríadas. De ser así, ninguno de sus hombres había sido lo suficientemente eficiente o listo como para hacerse con esa información.
Esta batalla o bien estaba perdida de antemano, o bien no tendría lugar.
Fin.
Miró el artefacto.
-Adelante, Lucy. En cuanto yo muera Kun ocupará mi distrito y doblará su influencia. Si trabajas para él, te felicito. Si no, que tengas suerte. Vas a necesitarla.
Myshella Scheider- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Re: Las cinco cualidades del general [ S 19 D4, ocaso]
-Hahaha- Ishimura rompió a carcajadas.- No digas estupideces, Scheider, aquí nadie va a morir a menos que yo lo diga.- sentenció. La mirada que dedicó a Smith fue suficiente para que éste se percatara de que su presencia le estaba incordiando, quizás demasiado.
-Aún no hemos tratado ninguno de los puntos y no voy a dejarme rodear por tus hombres como una suicida manifiesta.- arqueó entonces las cejas. - Si habéis captado el mensaje de que no estoy sola, podremos continuar nuestra agradable charla.- se mantuvo rígida, sin mover ni un sólo músculo y observando a su alrededor.
Ishimura se sentó de nuevo en el particular sillón mientras tamborileaba con los dedos sobre un mango de metal que sobresalía del estrafalario artefacto. La mirada estaba clavada sobre Myshella, parecía que Smith no le interesaba en absoluto.
-Las cosas están cambiando aquí abajo, Scheider. No somos los únicos SCAR que hemos acabado en este pozo, también lo están Degarmo y los suyos.- Ishimura comenzó a hablar de forma atropellada, parecía inquieta por soltar algún dato que llamara la atención de la baronesa. -La caída de las Tríadas es sólo el comienzo de lo que pretendo hacer, la resurrección del antiguo régimen, un tiempo anterior incluso a la Purga.- negó entonces con la cabeza.
-Pero todo se ha ido al garete, ¿no has escuchado las noticias? Ha habido una fuga en el Foso... los delincuentes más peligrosos de toda Isoka campan ahora a sus anchas bajo el auspicio de la anarquía.- se inclinó entonces hacia delante.
-Yo, a diferencia de ti, no tengo ningún sector a mi cargo. No arrastro familias ni tengo vidas civiles bajo mi supervisión... Es cuestión de tiempo que alguna de las múltiples hordas llegue a las puertas de las Tierras Blancas... y entonces mi culo oriental te parecerá el más mullido de todos.
-Aún no hemos tratado ninguno de los puntos y no voy a dejarme rodear por tus hombres como una suicida manifiesta.- arqueó entonces las cejas. - Si habéis captado el mensaje de que no estoy sola, podremos continuar nuestra agradable charla.- se mantuvo rígida, sin mover ni un sólo músculo y observando a su alrededor.
Los hombres se repliegan. Tengo en mi poder a Natasha. Dispondré a los demás sobre las salidas.
Ishimura se sentó de nuevo en el particular sillón mientras tamborileaba con los dedos sobre un mango de metal que sobresalía del estrafalario artefacto. La mirada estaba clavada sobre Myshella, parecía que Smith no le interesaba en absoluto.
-Las cosas están cambiando aquí abajo, Scheider. No somos los únicos SCAR que hemos acabado en este pozo, también lo están Degarmo y los suyos.- Ishimura comenzó a hablar de forma atropellada, parecía inquieta por soltar algún dato que llamara la atención de la baronesa. -La caída de las Tríadas es sólo el comienzo de lo que pretendo hacer, la resurrección del antiguo régimen, un tiempo anterior incluso a la Purga.- negó entonces con la cabeza.
-Pero todo se ha ido al garete, ¿no has escuchado las noticias? Ha habido una fuga en el Foso... los delincuentes más peligrosos de toda Isoka campan ahora a sus anchas bajo el auspicio de la anarquía.- se inclinó entonces hacia delante.
-Yo, a diferencia de ti, no tengo ningún sector a mi cargo. No arrastro familias ni tengo vidas civiles bajo mi supervisión... Es cuestión de tiempo que alguna de las múltiples hordas llegue a las puertas de las Tierras Blancas... y entonces mi culo oriental te parecerá el más mullido de todos.
Artema- Mensajes : 1352
Fecha de inscripción : 03/07/2012
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