[Campamento Mestizo] Un punto de color (S4 Mayo - Hecate)

Como si de un teléfono se tratara oyó la voz de su madre ¡parecía salir del arcoiris!.Era increíble,y no sólo eso,en unos instantes pudo verla "en tiempo real".Podía verla mientras hablaban,aquello era una especie de videollamada mágica o algo así.

- ¿Mamá? - preguntó insegura a pesar de saber que era ella.La saludó de manera algo estúpida con la mano, como para comprobar si ella la veía también,estuvo a punto de preguntárselo pero no lo vio apropiado por si la tomaba por loca pero... ¿Por qué no?,ella sospechaba que si alguno de sus padres sabían algo "de lo suyo" esa sería su madre. - ¿Puedes verme mamá?,yo puedo verte... Oye estoy bien pero no sé cuánto tiempo tengo para hablar - Si eso era como una cabina ¿cuánto duraría el tal dracma? - Estoy en el campamento... ¿Sabes a qué me refiero?, el campamento mestizo... -

- Ssss... Sí - respondió la mujer con un hilo de voz. Se veía preocupada. - Puedo verte pero... no sé cómo. ¿Estoy en un sueño? ¿Me he quedado dormida o algo así? - escuchó las explicaciones de su hija y no daba crédito a lo que oía - ¿Campamento Mestizo? ¿Dónde está eso? Hecate, sabes que no me gusta que te vayas a sitios sin avisar... Podría ser una trampa. ¡Nos tenías tan preocupados! En la televisión no paran de salir esos chavales raptados. Tienes que volver a casa. Papá estaba a punto de llamar a la policía...

El rostro de Mizuho Sharp hervía de angustia.

Su madre también podía verla,aunque obviamente no sabía que era gracias a la diosa Isis,así que estaba confundida;ni siquiera sabía si estaba soñando o aquello sería real...

- No mamá, te estoy llamando desde el campamento mestizo que... Bueno tienen un sistema muy moderno - más bien todo era al revés allí, pero no encontró manera mejor de explicarle eso. - Estoy bien,que es lo importante,y aquí me han acogido con los brazos abiertos.- Sonrió,más que nada para tranquilizar a su madre aunque cuando ésta dijo que podría ser una trampa le sonó extraño, sospechoso... - ¿Una trampa? ¡jaja! ¿quién iba a querer secuestrarme a mi,mamá? - Sólo esos monstruos... Quizá después de todo su madre supiera algo, Hecate estaba completamente segura de que debía saberlo y de que había sido ella quien la había engendrado con un dios, o diosa ¿porque los dioses también podrían hacer esas cosas,no?, no lo tenía muy claro... - No, no, dile a papá que no llame a la policía, estoy bien; de hecho aquí estaré a salvo y no tendrás que preocuparte más por mi aunque iré a visitaros pronto. - No sabía si eso era verdad pero como nadie la obligaba a quedarse allí suponía que podría salir cuando quisiera.

Mizuto exhaló un exabrupto.

- ¿Te ha cogido una secta? ¡Ay madre mía que disgusto! Hecate, hija mía, tienes que volver a casa, ¿vale? Papá y mamá te quieren. - la señora Sharp empezó a llorar - Seguro que esos chicos desaparecidos también han sido acogidos en ese lugar. Claro, tu padre ya lo dijo, la mafia está detrás. ¿Campamento Mestizo dices que se llama? No te preocupes, se lo diremos a la policía e irán a buscaros. Hecate, por favor, no hagas ninguna tontería. ¿Donde queda eso? ¿Sigues en New Jersey?

No sabía qué hacer puesto que esperaba que su madre la entendiera y cuando se puso a llorar Hecate tuvo ganas de hacer lo mismo. Era demasiada información, información increíble de hecho, para un sólo día; y ahora además tenía que mentirle a su madre porque estaba claro que no podía decirle donde estaba...

- No mamá,no es ninguna secta, es un campamento de verano. No sé cómo acabé aquí pero me gusta y he decidido quedarme... - qué explicación más tonta,pero no tenía otra - Dile a papá que estoy bien y que estoy por Rhode Island, a lo mejor algún día podéis venir a visitarme y así os quedaréis más tranquilos... Pero no me han secuestrado, mírame mamá - le dio tiempo para que lo hiciera antes de seguir hablando - Estoy bien ¿lo ves? ni nadie me apunta con una pistola para que lo diga me han dado ropa nueva y todo porque la mía estaba muy sucia;son muy amables...-

No sabía si aquello funcionaria, teniendo el cuenta que había desaparecido y que ahora mismo estaban utilizando un medio de comunicación casi "mágico" sería normal si su madre no tuviera en cuenta su buen aspecto y tranquilidad en ese momento.

La mujer estaba diciendo algo entre hipidos pero la señal empezó a distorsionarse y la imagen se difuminó unos segundos. Daba la impresión de que la conexión estaba llegando a su fin.

- Don... quiero... dirección... -la imagen de Mizuto volvió a ser nítida pero por poco tiempo - Muevas de allí... Espéranos... Te quier...


Y para entonces la conexión se cortó del todo. La pared volvía a ser tan opaca y real como antes. ¿Y ahora qué? ¿Qué podía hacer? Al otro lado de la habitación, Lisa se estaba limando las uñas. Al ver que Hecate había dejado de hablar, se volvió a mirar con una sonrisa cortés.

- ¿Todo bien?

- ¿Quéeee? - no entendía nada ¡nada de nada! ¿pero qué mierda de conexión divina era esa? ¡se cortaba igual que las cabinas normales:en el momento clave!

- ¿Mamá? - pero la imagen de su madre desapareció y ella no pudo evitar espetar un - ¡vaya mierda! - puesto que lo último que había oído no le había gustado en absoluto. Realmente parecía que su madre no tenía ni idea de dónde esta... ¿Eso hacía a su padre uno de sus progenitores?, a lo mejor era hija de una diosa... Pero aquello no podía ser, su padre era americano y ella había heredado los rasgos de su madre ¡era imposible!.

Lisa volvió a su lado, no se había dado cuenta de que se había alejado antes, y Hecate a riesgo de parecer una maleducada le contestó con sinceridad - Pues no, no va bien; mi madre dice que quiere llamar a la policía ¡pensé que ella sabría qué era esto!, y la diosa Iris no es mucho mejor compañía telefónica que las mortales ¡porque se me ha cortado sin siquiera avisar!. -
No debía ser muy bueno hablar así de una diosa, pero ¿es que acaso no era verdad?. Hasta las cabinas te avisan cuando se te está acabando el dinero, ya le podían haber avisado de que se le estaba acabando el saldo del tal dracma...
- Oye... - dijo algo más calmada - ¿dónde puedo conseguir más dracmas para llamar? - La chica ya el había dado uno, sin conocerla de nada, y le sabía mal pedirle más pero quizá hubiera alguna manera de conseguir más; además era una emergencia.

Spoiler:

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- Presenta tus quejas a la cabaña dieciséis. No eres a la primera que se le corta en mitad de una conversación interesante. Para más dracmas pregunta a algún chico de Hermes. Seguramente te intercambie por dólares o alguna otra cosa que le interese. - Lisa le dio unas suaves palmadas en el hombro - Lo entenderá, ya verás. Al principio siempre es un poco traumático. Mi madre no sabía que mi padre era Apolo y le costó de asimilar, no creas. De todas formas, ¿por qué no le pides a Quirón que te ayude? Seguro que puede enviar algún sátiro a tu casa para que informe a tus padres.

¿Dólares? pero si se había tirado al río conforme iba, sin nada, no tenía dólares ni nada para darle a los chicos de Hermes...

- Pues lo voy a hacer en cuanto solucione lo de mi madre - contestó ante lo de poner una queja, igual comenzar quejándose no era lo mejor para su estancia en el campamento ¡pero realmente necesitaba hablar con su madre!. - No tengo dinero, me tiré al río y no llevaba nada... - Las palmaditas no le ayudarían pero al menos la chica era amable - Gracias, en serio, supongo que mi madre se adaptará igual que todas las otras ¿no? - por supuesto ¿por qué iba a ser ella diferente?.
En cuanto le dijo lo sel sátiro le dieron ganas de reír, ¿cómo iba a mandar a un sátiro a su casa?,entonces sí que se pondría fea la situación; sin embargo lo de pedirle ayuda a Quirón sí era buena idea. En cuanto Lisa terminó de hablar Hecate echó a correr hacia la puerta, quizá el centauro aún estuviera allí - ¡Gracias Lisa,voy a buscarlo!.-

Salió fuera tan rápido como pudo.

Lisa comprendió que la otra venía con lo puesto y realmente necesitaba ayuda.

- ¡Eh! Espera - dijo al ver a Hecate correr hacia la puerta - Puedo dejarte alguna otra moneda. Ya me las devolverás. Al fin y al cabo solo las utilizamos para estas cosas - rebuscó en su bolsillo y sacó otras dos y corrió en dirección de la muchacha - Yo no puedo quedarme, si necesitas más ayuda pregúntale a algún jefe de cabaña.

Se aseguró de que Hecate aceptara las monedas y se despidió con un saludo. Luego siguió camino arriba hasta que se perdió detrás de un grupo de chicos que venían en dirección contraria. La muchacha se quedó de nuevo sola. ¿Cómo había hecho antes Lisa? ¿Tenía que formar un arcoiris? ¿Y cómo? Ella no disponía de nada que pudiera crear algo así. Hecate pudo oír entonces la conversación que mantenían los chicos que se acercaban, algo sobre limpieza, un castigo y una estatua gigante y furiosa. El que iba delante, un joven adolescente mulato, parecía llevar la voz cantante. Le seguía un chico con un arco al hombro y una chica. Los tres vestían la camiseta anaranjada del Campamento, aunque el frontal de dos de ellos tenía dibujado un arco y el del primero una cabeza de mujer con serpientes por cabello.

En cuanto escuchó las primeras palabras de Lisa puso la mano en la jamba de la puerta como para suavizar la parada, por lo visto ella tenía más dracmas ¡y se los iba a dejar!; desde luego la tal Lisa había resultado ser tan amable y casi tan útil, por qué no decirlo, que Quirón.

Hecate sonrió y apretó cariñosamente la mano de la chica antes de coger las monedas - Muchas gracias, de verdad... ¡Y te las devolveré en cuanto consiga más! - La figura de Lisa se perdió camino arriba, le había dicho que no podía quedarse allí más tiempo, quizá por las tareas que debían hacer los jefes de cabaña, pero que si necesitaba algo se lo dijera algún otro jefe de cabaña.

- Ok, vamos a ver, no será tan difícil... - Si estaba allí era una semidiosa, no debía ser complicado entonces hacer una llamada de teléfono, aunque fuera de esa extraña manera - Vale, pongo la moneda en un rayo de luz - repitió lo mismo que Lisa había hecho antes, poniendo la moneda en un rayo de sol que atravesaba una de las ventanas - Mmmm... Ah vale... - No se acordaba de que tenía que proyectar la luz hacia la pared antes de lanzar la moneda contra ella, pero lo recordó en el último momento y lo hizo, efectivamente aparecieron los 7 colores ante ella. La chica tomó aire y lanzó el dracma contra la pared, contra el arcoiris, mientras decía en voz bastante alta

- ¡Diosa Iris acepta mi ofrenda...Por favor! - vale, quizá no eran las palabras exactas pero esperó a ver qué sucedía, si la moneda chocaba contra la pared estaba claro que debería pedir ayuda.

La imagen de Mizuho Sharp volvió a aparecer sobre la pared.

- ¡Hecate! - la señora Sharp parecía sorprendida de verla de nuevo - ¿Entonces puedo verte de verdad? ¿No era un sueño? - por alguna razón pareció encontrarle cierta lógica y se recompuso del susto - Justo ahora mismo estaba llamando a tu padre pero no me coge el móvil. Supongo que estará en algún lugar sin cobertura de esos sótanos donde trabaja. Creo que le dejaré un mensaje a su secretaria para que sepa dónde te encuentras. Y tengo que llamar a la policía. Me dijo que si dabas señales de vida, debíamos confiar en ellos, tal y como dicen las noticias. Pero también tenemos que saber como son tus captor... - se dio cuenta de que Hecate no lo entendía así y rectificó - tus anfitriones. ¿Alguna seña o distintivo de identidad? ¿Te han dicho su nombre?

Aunque parecía increíble por lo visto había funcionado porque volvió a ver su madre con cara de no entender nada

- No es un sueño mamá, tranquila, es que la llamada - por decirlo de alguna manera - se ha cortado pero no tengo tiempo para darte explicaciones; sólo quiero que sepáis que estoy bien y que no hace falta que llaméis a la policía ¿no me ves? ¡estoy perfectamente! -

Imposible, su madre seguía con que la habían secuestrado... Hécate no sabía qué hacer, en cierto modo la entendía pero ¿no era ella la que había...mm... intimado con un dios? ¡debería entenderlo!. Así que decidió que lo mejor en ese momento era ser clara y directa

- Mira mamá no me han secuestrado, soy una invitada y puedo irme cuando quiera, lo llaman el campamento mestizo y es para gente... Especial, como yo - cogió aire - no me importa que le hicieras eso a papá - a fin de cuentas los dioses debían ser muy convincentes ¿no? - pero tú más que nadie deberías entender qué pasa al haberte juntado con un dios... -
Se quedó mirándola, sin saber qué más decir, sin querer pronunciar la palabra "cuernos" que no desaparecía de su cabeza.

- Así que necesito que hagas memoria e intentes recordar cualquier cosa rara que te haya pasado con un desconocido... -

- ¿Que qué? - Mizuho no daba crédito a lo que oía - ¿De qué estás hablando?

El rostro de la señora Sharp expresó durante unos instantes confusión, luego se puso rojo de ira y al final mantuvo el ceño fruncido en un gesto de evidente contrariedad.

- Hecate, de verdad que no sé qué narices te están metiendo en la cabeza en ese sitio. ¿Dioses? ¿Y qué se supone que son: los dioses del capitalismo, el comunismo y la guerra? Y encima me acusas de... - soltó un exabrupto - De verdad que no te entiendo. En esta casa te hemos dado de todo, nunca te ha faltado para cualquier cosa que necesitaras. Y ahora te comportas como una niña cualquiera sacando las cosas de contexto. ¿Y qué importa si yo conocí a ese caballero de la gorra marinera en aquel bar? Hace mucho de eso. Y aun no me había comprometido con tu padre. Era... era... - enmudeció al darse cuenta de lo que estaba diciendo como consecuencia de la ira - El señor Sharp es tu padre y no hay más de qué hablar. Se acabó. Si quieres seguir en esa secta, adelante. ¿Es eso lo que quieres? ¿Que hagamos como que nos das igual?

La imagen volvió a quedar traslúcida unos segundos, dando a entender que el crédito para la conversación estaba llegando a su fin.

Su madre era una mujer muy tranquila, tranquila al estilo japonés: contaba hasta 100 antes de expresar cualquier cosa que supiera que iba a suponer un problema; así que Hécate nunca la había visto así.
Durante unos segundos hasta la hizo dudar sobre qué hacia ella allí pero eso lo tenía claro gracias al centauro: no estaría allí si no fuera una semidiosa así que obviamente no era hija de su "padre" humano.

La conversación se ponía más y más difícil ¿ahora le estaba diciendo que se lo habían dado todo? ¡como si ella no lo supiera! parecía que la pobre mujer pensaba que su hija no era feliz y por eso se había metido en aquella secta... A punto estuvo la joven de contestarle antes de llegar al punto importante:un tipo con gorra marinera ¡ese debía ser su padre!. Eso le quitó a la chica dos pesos de encima: saber que realmente estaba en el sitio indicado y el hecho de estar segura de que su madre nunca le había puesto los cuernos a su padre.
Justo cuando iba a preguntarle sobre aquél hombre con la gorra la imagen empezó a debilitarse, debía estar acabándose "el dinero". Hécate lanzó en seguida la moneda hacia la imagen de su madre y dijo en voz alta - ¡Diosa Iris acepta mi ofrenda! - suponía que al estar la llamada ya en curso no tenía que volver a hacer aquello del rayo de luz...

- Mamá, no te echo nada en cara es sólo que... Bueno yo sé que quieres a papá, igual que yo, y me alegro mucho de que eso pasara antes de que os casarais pero necesito que entiendas que papá no es mi padre... Biológico. Mi padre es aquél tipo que conociste en el bar y ya sé que no me vas a creer pero no era un hombre corriente, tú misma debiste haber notado que no era un hombre como los demás... -

No quería profundizar más en el tema, de hecho ella no tenía ni la más mínima idea sobre lo que estaba diciendo porque nunca había visto a un dios pero obviamente debían ser muy diferentes a los humanos ¿no?.

- Intenta recordar mamá, intenta recordar su nombre o cómo era porque necesito saberlo -

Spoiler:

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- Pero ¿a qué viene ese interés? ¿Y cómo es que sabes que...? - Mizuho Sharp seguía sin entender mucho. - ¿Es que le has conocid...? Nah, que tontería - recapacitó en voz alta - Si le conocieras no me estarías preguntando esto. Llevaba esa gorra la primera vez. Cuando le pregunté por ella, porque parecía tenerle mucho aprecio, me dijo escuetamente que había formado parte de los Marines. Y ya está. Si te digo la verdad, no sé mucho de él y no me ha vuelto a llamar desde que... lo hicimos - se veía avergonzada y colorada al contarle aquello a su hija. Siempre había temido que aquel momento llegara pero que fuera a ser en aquellas circunstancias jamás se le había pasado por la mente - Y luego supe que iba a tener un bebé y apareció tu padre y... a él no le importó que yo estuviera embarazada de otro hombre. Prometió que te cuidaría como si fueras suyo. - soltó un resoplido, incapaz de mirar a su hija a los ojos - Enterré tan profundo todos estos recuerdos que... No sé si quiero sacarlos ahora, Hecate. Yo sé que tu quieres saber, pero ¿de verdad puede importarte tanto un hombre que nunca se pasó a preguntar por ti?

La señora Sharp se veía reviviendo una pesadilla, un fantasma en el que había olvidado pensar en la última década. Pero ahí estaba otra vez recorriendo su mente, haciendo añicos su última oferta de entereza. No era justo. Pero se trataba de su hija, le pesara o no, también era su hija. Y ella quería saber.

- Tenía los ojos muy azules y despedía un aura de tranquilidad - recordó la mujer sorbiéndose las lágrimas - Hace dieciocho años de todo eso. ¿Cómo quieres que me acuerde de un hombre al que apenas vi tres veces? Apareció en mi vida como una estrella fugaz, brillante y luminoso y se fue con la misma rapidez con la que entró. Y ahora me vienes preguntando por él. ¡Maldita sea, Hecate! Sé que cometí un error tremendo ocultándotelo pero por favor, no me pidas que le haga volver a nuestra vida. No quiero. ¿Sabes cuanto sufrí tras su marcha? ¿Sabes el vacío que me dejó? Si no llega a ser por tu padre no estoy segura de haber podido recuperarme jamás. Y mi familia me dejó de lado por tener una niña sin un padre, sin casarme. Ellos tenían que ser mi apoyo... - ya no podía esconder las lágrimas así que las dejó correr solas por las mejillas - Hecate, te quiero muchísimo. Si quieres quedarte en ese sitio por voluntad propia, lo aceptaremos. Pero déjame que hable con el encargado de ese lugar o algún otro con autoridad allí. Necesito asegurarme que tomas esa decisión por ti misma, sin que nadie te coaccione. Yo... yo confío en ti... Pero solo tienes diecisiete años. Sé lo vulnerable que se puede ser con esas edades.

Probablemente Hecate no había escuchado con tanta atención antes en su vida. Aunque su madre parecía negarse a hablar del tema finalmente le contó lo que había sucedido, entre lágrimas.

Ella no había visto nunca a su madre tan destrozada y obviamente se sentía culpable pero necesitaba saberlo... Ahora que estaba todo aclarado, al menos que sabía con seguridad que aquél "hombre" era su padre no había más necesidad de preguntas. Lo único que quería ahora era abrazar a sus padres, agradecerle a su madre que pasara por todo aquello sola, sin siquiera el apoyo de su familia, y agradecerle a su padre que la hubiera cuidado en ese momento tan difícil y que a ella la quisiera como si fuera carne de su carne.
Tenía ganas de llorar al ver así a su madre pero ya lo haría luego, ahora tenía que intentar hacerle entender que los quería y que no estaba allí por culpa de ninguna secta; quizá hasta decirle que aquél tipo no era un hombre normal y que por eso desapareció de su vida tan rápido como apareció en ella.

- Lo siento mamá, no sabía todo esto pero te agradezco mucho que me lo hayas contado. Sé que duele pero has hecho algo muy importante por mi, otra vez, y te lo agradeceré siempre - le dedicó una sonrisa triste, tenía ganas de abrazarla - Pero ahora fíjate mamá ¿esto te parece normal? estamos hablando sin teléfono, sin ordenador, sin ningún tipo de aparato... Sé que no me vas a creer pero aquél hombre que conociste no era una persona normal y bueno... Yo tampoco - qué raro era decir eso en voz alta - Sabes que te quiero y a papá también, estoy en un sitio especial para gente como yo, que ha tenido padres o madres como aquél hombre con gorra de marinero que conociste. Cuesta entenderlo pero me quedaré aquí porque quiero y porque es lo mejor para mi pero un fin de semana de estos iré a casa a visitaros para que veáis que estoy bien - ahora sí le sonrió, según le habían dicho antes algunos chicos iban a veces a la ciudad, seguramente ella también podría - Ahora no hay ningún encargado por aquí pero te prometo que en cuanto vea a alguno volveré a comunicarme contigo ¿vale?, no sé cuánto durará esto pero sólo quiero que sepáis que os quiero y que aquí estoy bien, no tenéis que preocuparos por mi... -

Aquello sonaba a despedida y empezó a notar como se le humedecían los ojos.

- Confío en ti - fue la respuesta de su madre una vez se hubo secado las lágrimas.

La llamada ya no daba para más y se cortó ahí. Hecate volvió a quedarse sola en la habitación. Tenía un padre que encontrar y, si bien recordaba lo que le había dicho su madre, no demasiadas pistas. Cualquier dios podía responder a esa descripción. Desconocía el color de ojos de cada uno y si les gustaba llevar o no una gorra marinera. Tendría que preguntar.

¿Y ahora qué? ¿Debía encontrar a Quirón? O tal vez Camille pudiera echarle un cable. O Lisa... ¿Dónde iba a hospedarse? Tendría que conocer primero aquel sitio y saber donde estaban las cosas, ¿no?

Le sobresaltó una voz a sus espaldas.

- ¿Qué haces ahí parada? - al volverse vio a un hombre rubio y de expresión ceñuda que le miraba - ¿Es una nueva moda vuestra? ¿Aparentar que os ha atacado Medusa?

Hecate notó que aun tenía las mejillas húmedas de haber llorado.

¡Aaaargh! esa tal Iris y su "locutorio divino" era experta en cortar las conversaciones en el mejor momento. "Confío en ti" aquellas fueron las últimas palabras que pudo escuchar de su madre y, a pesar de todo, le reconfortaron.
Se obligó a pensar que esas tres palabras significaban que ya no iba a llamar a la policía y que sabía que no estaba en peligro dentro de las garras de ninguna secta, aún así tenía un sabor amargo en la boca y los ojos aún humedecidos...

Ya está, se había acabo, al menos hasta que consiguiera más monedas. Ahora tenía que centrarse en dónde estaba y para qué estaba allí, cosa que aún no tenía muy clara. Tenía que buscar a Quirón o alguien que pudiera ayudarla, obviamente iba a quedarse allí a vivir así que necesitaría algo más de ropa y un sitio donde dormir ¡como mínimo!. Antes de que pudiera darse la vuelta para dirigirse hacia la puerta escuchó una voz masculina que le increpaba.
Se dio la vuelta y se encontró con un hombre rubio que, sin saber bien por qué, no le pareció muy agradable

- Yo... - Vaya, tendría que acostumbrarse al sentido del humor de los semidioses porque en lo primero que pensó fue en una medusa, le llevó unos segundos más comprender correctamente lo que aquél tipo quería decir. - Estaba llamando a casa, acabo de llegar y estaban preocupados - era un buen momento para preguntar - ¿Puedes ayudarme?, necesito que me digan dónde pedir más ropa como esta y dónde se supone que voy a dormir y bueno... Esas cosas... - se acercó un poco al desconocido mientras su cara expresaba exactamente lo que estaba diciendo: que necesitaba ayuda.

El hombre rubio enarcó una ceja.

- ¿Ayudarte? Espero que no me tomes por un sátiro de esos. - señaló sus bermudas atigradas - Yo no tengo tanto pelo ahí abajo. - hizo como que se lo volvía a comprobar - Nop. Por suerte no soy un sátiro. Tampoco soy un jefe de cabaña. ¿Me ves llevando esa estúpida camiseta del campamento? - en su lugar, vestía una camisa de manga corta de flores negras en contraste con un fondo verde y blanco - Y que yo sepa tampoco eres de los míos. ¿Quién es tu madre?

¿Pero qué le pasaba a ese tío? desde luego no tenía nada que ver con Quirón... Igual era algún semidios pringado, uno de esos que no ha sabido adaptarse a la realidad y tiene que quedarse a vivir en el campamento porque no puede hacerlo en el mundo real; como le pasa a muchos presos cuando salen de la cárcel...

En fin, le daba igual quién fuera porque estaba claro que no le iba a ayudar y que, encima, era un antipático.
- No sé si soy de los tuyos o no, como ves tampoco soy un sátiro así que te puedes imaginar lo que hago aquí... - le contestó de la misma manera de la que él le habló .¿Y qué le importaba quién fuera su madre?.
Caminó hacia la puerta sin ni mirarlo, probablemente había tenido el día más extraño de su vida y todas las emociones, y la conversación con su madre, no ayudaban a que se contuviera mucho - Si no te importa me voy a buscar a alguien que sí - remarcó el "sí" - pueda ayudarme. -

Sólo le faltaba eso, con todas las preocupaciones que tenía en la cabeza: descubrir que era una semidiosa sin tener claro qué significaba eso, que su padre no era su padre, que había criaturas que la querían matar, que existían los dioses, centauros, sátiros... Una enorme cantidad de información nueva e importante que luchaba por asentarse en su cerebro, no tenía tiempo para discutir con tipo como ese.

- Hasta más ver, chica rara - replicó el rubio - E intenta ser más respetuosa con tus superiores. Yo no soy Quirón, no paso esas cosas por alto.

Se dio la vuelta y se metió en una de las habitaciones de la cabaña, cerrando la puerta tras de sí.

Spoiler:

¿Chica rara?, que te dijeran eso en un sitio como ese era grave... Pero a Hecate le preocuparon más las siguientes palabras, por lo visto el supuesto pringado era "alguien" allí, al menos eso se podía entender por lo que había dicho...
Bueno ¿y qué?, el respeto hay que ganárselo ¿no?, daba igual quien fuera si era siempre tan asqueroso; esperaba no volver a cruzarse más con él y lamentaba haber comenzado ya con tan mal pie su primer día allí...

En fin, salió de la cabaña mirando dónde exactamente se había metido el rubio y se fue en busca de alguien que pudiera enseñarle el lugar y, teniendo en cuenta que estaba atardeciendo, donde se supone que debía dormir.