[Campamento Mestizo] La guardia del atardecer (B. Keller - S4 Mayo)

OMEGA

21 de Mayo - A 30 días del Solsticio...



En el bosque todo era quietud y tranquilidad. El río discurría apacible, sorteando piedras y raíces de árboles, junto a los peces que se bañaban en él. Francis había divisado al menos cinco carpas, muchas de ellas adultas, que les gustaba mordisquear los dedos de las náyades del río. Éstas, sumergidas en el fondo, solían salir a la superficie por la noche. A Francis les gustaba verlas, por eso solía elegir las guardias del crepúsculo.

El explorador patrullaba por el sendero del río, desierto aquellos días. Tenía en el carcaj del hombro un par de flechas explosivas, además de las otras que se fabricaba el mismo con las plumas de ganso que le conseguía Clod. El arco no se lo había fabricado él, sino que se lo había comprado a los chicos de Hefesto, una rama flexible de abedul con un bonito diseño en los bordes y una cuerda muy resistente. Era su tercer arco, porque los otros dos los perdió luchando contra los monstruos, pero le tenía el mismo cariño o incluso más que los dos anteriores.

Francis estaba toqueteando la cuerda del arco, ensimismado cuando escuchó un ronquido. Enseguida se volvió para reprochar a su compañero de guardia.

- ¡Eh! ¡Luke!

El moreno se espabiló levemente aunque su voz evidenciaba sueño.

- ¿Qué pasa? ¿Qué me he perdido? ¿Nos han capturado ya la bandera?

- ¡Que estás de guardia! ¡Deja de dormir!

- Pero es que no pasa nada divertido - dijo Luke desperezándose - Y la monotonía cansa.

- ¿Monotonía? ¿Qué dices? - Francis dio una patada a una piedra del camino que chocó contra una raíz y se hundió en el río. La náyade más cercana emitió una serie de insultos burbujeantes y ahogados por el agua - En el bosque siempre están pasando cosas. Las golondrinas ya se han ido a dormir, el carro de Apolo está a punto de desaparecer en el horizonte, y las carpas han salido a pescar mosquitos en el lodazal. Mira ese, ha cogido uno bien grande. - dijo señalando a un pez anaranjado y gordote.

- Yo no sé cómo te divierten estas cosas. Siempre es igual - protestó Luke.

Se había sentado encima de un tocón de madera que hacía cincuenta años había sido un hermoso roble. Un rayo en una noche de tormenta lo derribó y le quemó el interior pero el follaje se había recuperado tras el incendio y había vuelto a repoblar los alrededores.

Francis escuchó entonces una ramita crujir cerca y le pidió a su compañero que se callara.

- ¿Un ciervo? - preguntó el otro.

Desde que había oído hablar a su amigo de ellos, estaba frito por ver uno. Francis siempre decía que no había nada más majestuoso en el bosque que un ciervo con una gran cornamenta. El explorador negó con la cabeza. Necesitaba escuchar algo más que un crujido para estar seguro de que aquello era un animal.
El sonido del follaje al moverse era característico, o eso le pareció a Francis. Las hojas más altas de un arbusto no se mueven por el roce a menos que algo grande choque contra ellas. Debía descartar entonces que se tratara de un animal pequeño. Luke, mientras tanto, se había subido al tocón para ver.

- ¡Baja de ahí! Te va a ver y le vas a asustar - le regañó Francis en susurros, pero Luke no hacía caso.

- Quiero ver al ciervo ese antes de que le caces. Luego podremos ofrecérselo a nuestros padres...

- Si le espantas antes, no podré cazarle. Y no vamos a ofrecérselo a Hipnos. ¿Para qué quiere Hipnos un ciervo? Es a Artemisa a quien... - pero Francis se interrumpió antes de terminar la frase porque había llegado a una conclusión con el último ruido. Fuera lo que fuera aquello, se estaba acercando.

Entonces el explorador decidió que lo más prudente sería esconderse. Si era un animal, ya tenía que haberles olido. Si no les tenía miedo, entonces serían ellos los que debieran tenerlo. Cogió a Luke de un brazo, tiró de él y se lo llevó detrás de unos matorrales, lejos del camino. Luke rezongaba pero obedeció cuando su amigo le pidió silencio por sexta vez.

Entre las hojas, los chicos pudieron ver qué se acercaba. No era un animal propiamente dicho, a menos que un muchacho greñudo y alto entrara dentro de esa categoría. Francis esperaba que no les hubiera oído. Había algo en aquel chico, pensó, que no terminaba de convencerle. Si pasaba de largo podrían avisar al Campamento pero ¿exactamente de qué tenían que avisar?

BRUCE

Había recorrido bastantes metros, que digo, kilómetros, en el bosque desde que el dejó el taxi y no había encontrado nada, ni señal, ni ninguna clase de orientación.

"Es fácil perderse en este bosque" dijo para sí mismo, unido a su fatal sentido de la orientación, ha ocasionado la situación en la que está ahora mismo: con la guitarra a la espalda, empezando a sentir cansancio y con la noche detrás de él. Por primera vez en mucho tiempo empezó a sentir el peso de las cadenas del pantalón. Más le valdría encontrar el sitio pronto si quería hacer la prueba fresco y no tan cansado que no coordine los dedos con la púa.

De pronto, oyó un ruido.

- ¡Eh! - exclamó en la dirección que le pareció oír algo - ¿Hay alguien ahí?

Estaba un poco nervioso, no sabía si había oído una voz o sería un animal. De pronto, esa idea cobró mucho sentido en su cabeza, estaba en un bosque y los animales suelen frecuentar estos sitios, así que agarró la guitarra por el mástil, dejando el cuerpo para golpear, como si fuera un martillo... y esperó.

OMEGA

Los chicos contuvieron el aliento cuando el muchacho preguntó al aire.

- ¿Le ayudamos? - preguntó Luke en susurros.

- Sssh. No parece de los nuestros. Podría ser un monstruo disfrazado.

El chico de Apolo se arrinconó aun más entre los arbustos.

- Pero es que parece perdido. ¿A ti te gustaría que te ignoraran si estuvieras en su lugar?

El muchacho adormilado adolecía de buen corazón siempre, una característica que solía sacar de quicio a los demás. ¿Cuántas patadas se había llevado por ser tan ingenuo?

- Puede ser una trampa. Es mejor que esperemos. - volvió a insistir Francis, agarrándole de la camisa para que volviera a agacharse.

Pero el otro no le hizo caso. Cuando Francis se quiso dar cuenta, Luke ya había cruzado los arbustos y extendía una mano hacia el desconocido. El explorador hubiera deseado que la tierra les tragara a los dos, desconocido e idiota.

- ¡Apártate de él, Luke! - le dijo a su amigo mientras él salía también de los arbustos. Había tensado el arco y apuntaba al otro con una flecha explosiva. - Y tú, las manos donde pueda verlas. Suelta esa... - cayó en la cuenta de lo que era y tardó unos segundos en reaccionar - ...guitarra.

BRUCE

Bruce empezó a oír ruidos de diferentes partes del bosque y se puso más nerviosos, sujetando más fuerte la guitarra. De pronto vio una sombra deslizarse desde los matorrales y pensó "Este lo cazó de un golpe en la cabeza" pero cuando vio que se trataba de una persona que venía hacia él con la mano extendida se relajó, aunque no bajó la guardia, por si las moscas.

- ¿Quién er... - no terminó de decir la frase cuando salió de un arbusto otro personaje con un arco en la mano y hablándole cual policía. Bruce se calmó, no entendía para nada la situación.

- Vale, tranquilo. - dejó la guitarra en el suelo - ¿Ves? ahora baja esa flecha para que no nos pongamos más nerviosos. - sabía reconocer cuando el adversario llevaba las de ganar, aunque siempre estaba la patada a los huevos por sorpresa.

- ¿Quiénes sois? - dijo por fin con tono de enfado.

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Luke hizo un gesto hacia su amigo para que siguiera las indicaciones del desconocido. A Francis no le pareció buena idea pero consideró que por ahora era lo más adecuado. Bajó el arma aunque la dejó cargada.

- Soy Luke y él es Francis. ¿Te has perdido? - saludó el chico de la quince a bocajarro - Es que este bosque es muy grande. La primera vez que vine por aquí y buscaba el río me equivoqué y terminé en un charco enlodado de...

- ¡Cállate, Luke! - le reprochó el otro con una mirada exasperada, luego se dirigió al desconocido - Quién eres tú y que haces aquí. Estás muy lejos del camino - iba a añadir amigo, pero rectificó no viéndolo necesario. No tenía por qué ser simpático con alguien que no ofrecía garantías.

BRUCE

Los dos tíos le parecían a Bruce de lo más raro, qué estaban haciendo ¿Cazar? ¿En serio? No podía ser en serio que en pleno siglo XXI la gente siga cazando con arco y flechas. En cualquier caso el que se le acercó por primera vez parecía ser el más razonable para entablar una conversación sin tener una flecha apuntándote a la cara. Así que Bruce dirigió casi toda su atención hacia aquel hombre.

- Hola, yo soy Bruce Keller, un placer. - le ofreció la mano a Luke para que se la estrechara - Sí, me he perdido, creo que llevo dos horas dando vueltas por aquí y no encuentro nada. - toda su conversación iba dirigida hacia Luke - Vengo buscando un sitio para hacer una prueba - de pronto, cayó en la cuenta - Lo mismo vosotros sabéis cómo se llega. Es aquí. - le di el papel con la dirección y me crucé de brazos a la espera de alguna indicación.

Mientras, observaba a Francis y le mostraba mi cara más simpática posible. "Si las cosas fueran distintas, estrías mordiendo el polvo, chaval" pensé para mis adentros.

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- ¿Una prueba? ¿Qué clase de prueba? - Luke le pasó el papel a Francis que al ver el nombre que ponía no podía créerselo - Si nosotros somos de allí...

- Luke...

- Te llevamos, claro. ¿Quién te dio esa nota si puede saberse?

- Luke...

- Yo soy de la cabaña quince. ¿Tienes algún problema para dormir? Soy especialista con somníferos...

- Luke...

- Y Francis es de la seis. De ahí lo del arco. Su padre Apolo se...

- ¡Qué te calles de una vez! ¡Apártate de él! - por la forma en que habló el otro, Luke miró hacia ambos lados, alarmado.

- ¿Qué pasa?

- Puede ser un monstruo. - replicó Francis volviendo a apuntar al otro con el arco - ¿Dónde está tu sátiro? - preguntó al otro.