[Cabaña 11] Contrabandismo (S5 Mayo)

Spoiler:

Prometeo había aprendido de sus errores. A Clarisse no le fue tan fácil esquivar sus golpes aquella vez. De hecho, uno de sus ataques combinados, que ella entendió que iba a la cara, le sorprendió en el tobillo y la hizo trastabillar. Sin embargo, la fuerza de la chica fue suficiente para volverle a hacer caer, esta vez de un gancho de izquierdas.
Cuando parecía que la pelea estaba prácticamente resuelta y que su adversario se rendía, llegó el Señor D con cara de muy pocos amigos.

- ¿De qué narices va todo esto? ¿Es que nos hemos convertido en El Club de la Lucha y no me había enterado? - la mirada que le dirigió a Clarisse estaba cargada de aviesas intenciones - Empiezo a estar harto de vosotros, garrulos de Ares. ¿No tenéis nada mejor que hacer que estaros peleando todo el rato?

- Me ha robado el casco, señor. - se atrevió a responder la castaña.

- Como si te ha robado el alma. Las peleas son contra los monstruos y de manera extraordinaria en la captura de la bandera. Ya tuviste tu numerito con la chica de Hefesto. ¿Quieres que se vuelva a repetir? - Clarisse le lanzó una mirada desafiante pero no dijo nada - Ya me parecía. Vete a las cocinas y ayuda a los sátiros, allí siempre están contentos de la buena voluntad de los campistas. En cuanto a vosotros - se dirigió al resto de la cabaña de Ares - Mantendréis limpia la cabaña de Hermes durante un mes. Así se os quitarán las ganas de entrar avasallando a los novatos.

Enseguida prorrumpieron gritos de disgusto pero nadie se atrevió a expresar sus quejas al gerente del campamento. Éste esperó a que la Arena se hubiera vaciado de participantes para hablar con Prometeo. Había vuelto a adoptar su expresión aburrida y desganada.

- No creas que me he olvidado de ti, acróbata. Los dioses también tienen un encargo especial para ti. Sin embargo, no soy yo quién debe contartelo. - le entregó una llave minúscula adornada con una gema verde - Para la cabaña 2. Allí es donde te informarán. - ya estaba caminando cuando se dio cuenta de que se le olvidaba una cosa y se la lanzó. Era la manzana dorada que refulgía en su mano mientras estuvo regañando a los de Ares - Tu madre te envía recuerdos.

[spoiler]no he podido sacar un o en dos tiradas, como mínimo sería un 1 ¿no?[/color]

Sintió el gancho en la mandibula como si lo pillara un tren, cayó al suelo, como había pretendido hacer a la mola con la que se estaba enfrentando con el golpe en la pierna.

Ya daba la pelea por perdida cuando intervino alguien, no lo conocía, pero el resto paró la pelea.

Impartó justicia rápidamente y por raro que pareciera el resto no protestó.

No conocía demasiado el ampamento pero la cabaña 2 era la de Hera, aquello era extraño. Hera no tenía hijos fuera de los de Zeus, por lo que el sabía, su cabaña estaba incluso cerrada

La cabaña 2 ¿no es la de Hera?, que tengo que hacer allí, ya sé, ya me informaran allí y como está cerrada pues necesito la llave ¿no?.

En el momento que habló estaba pasando la mano por su maltrecho y dolorido rostro

¿sabes quién es mi madre? ¿donde está? ¿qué tiene que ver con esta manzana?

Tendría que estudiar un poco más, puede que la manzana fuera una indireca, pero ahora mismo lo único que le sonaba relacinado con manzana tenía que ver con Hercules, y a menos que hercules no fuera Hercules sino Herculesa, estaba totalmente despistado.

De todas maneras empezó a encaminarse hacía la cabaña dos, pero antes alzó la voz hacía su oponente.

Buena pelea, me habrías acabado venciendo, enhorabuena

Puede que con eso se acabara librando de la continuación

Coralie palideció con la llegada del Señor D y más aún cuando la nombró. Lo mejor era desaparecer y quitarse de enmedio. Se fue contenta al ver la manzana dorada.

Ahá, tenía sentido.

El adulto se le quedó mirando con cara incrédula.
- Olvidaba que los chicos de Afrodita tenéis casi siempre la cabeza hueca. ¿Que de quién es esa manzana? ¿Qué hacías cuando te explicaron en clase sobre la Guerra de Troya, limarte las uñas? - el comentario provocó la risa de Clarisse a lo que el otro le respondió - No te hagas la lista, Clarisa, de novata no eras mucho mejor que el rubiales.

- Es Clarisse - comentó la hija de Ares con exasperación. El Señor D se encogió de hombros y desapareció en una nube violeta - ¡Maldito majadero! Con razón mi padre le llama Borracho Amargado. - comentó entre dientes. Luego se volvió hacia Prometeo - Aun espero ese casco de vuelta, novato. Y por supuesto que iba a vencerte. No tenías ninguna posibilidad. Pero has sido un rival simpático. Ya nos pegaremos en otra ocasión - le dio un golpe en la espalda en plan amistoso y le dejó solo.

Prometeo torció el gesto

Jamás he asistido a esa clae, si se da aquí llegue hace un par de días, es más hasta este momento no sabía le nombre de la diosa que me abandonó al nacer, y si crees que eso se explica en el sistema educativo americano y mas siendo huerfano desde hace más de un lustro, de hogar de acogida en hogar de acogida, mientras mami disfrutaba en el Olimpo, pues.... la verdad es que no, solo se da un poco de la historia americana. Lo poco que sé de cultura clásica y dioses es de algunos libros, y hace ya años que los leí, y creo que no me podré fiar demasiado en las películas, en fin, parece que me tendré que poner l día

Prometeo soltó un suspiro, aunque en el fondo estaba contento, por fín sabía quién era su madre.

Como te dije demuestrame que es tuyo y te lo devolveré encantado, es más hasta iré a pedirle explicaciones contigo a aquel que me metió en este lio y por cierto encantado de pelear contigo.

Seguramente si el Señor D hubiera estado presente cuando Prometeo se quejó del sistema que manejaban, se hubiera reído en su cara o habría añadido otro comentario hiriente. Por suerte, el chico pudo lamentarse en soledad que, aunque no lo pareciera, era mucho mejor que cualquier otra alternativa.

Llegó a la cabaña dos tan cerrada a cal y canto como siempre y probó la llave. Se abrió con un suave chasquido y entró.
Lo primero que le llamó la atención fue la luminosidad de la estancia. Los rayos de sol entraban con fuerza por cada ventanal.
Otro punto notable era la ausencia de mobiliario. La cabaña dos, perteneciente a Hera, solo disfrutaba de una estatua de la diosa en mitad y un pequeño altar al fondo donde descansaban un manojo de plumas de pavo real sobre un jarrón. Eso era todo.

Prometeo no estaba muy seguro de qué estaba haciendo allí. Supuestamente iban a informarle de algo pero allí no había nadie. ¿Sería una broma de aquel señor tan malcarado? ¿Se ofendería la diosa por haber irrumpido allí sin su permiso?

Las velas del altar se prendieron de pronto y la estatua del medio cobró vida.

- ¡Bienvenido, Prometeo! - los ojos de la estatua, entera de mármol, había adquirido un intenso color verde, a juego con la gema de la corona - Tengo entendido que llegar hasta aquí no fue fácil. Solo los auténticos héroes están hechos para afrontar las vicisitudes de un destino tan adverso.

Hablaba con un tono modulado y melodioso, parecía cuidar bien qué palabras debía escoger y al chico le dio la impresión de tener delante de sí a una estratega política. Los ojos de la estatua se volvieron hacia la manzana que el chico aun tenía en la mano y que había adquirido un brillo especial, lo que provocó un pequeño gesto de disgusto en ella.

- Veo que se te ha entregado la manzana de Paris. Tu madre tiene una inusitada predisposición para ofender a los demás, ¿no es así?

Le sorprendió todo aquello, la soledad de la cabaña, como tomó vida la estatua, tendría que aprender a no sorprenderse.

Las palabras que le dirigió fueron interesantes No soy un héroe, en todo caso sería Herbert, el que me trajo, arriesgó su vida para salvarme, y desde luego que no fue facil llegar hasta aquí.

No podia estarse quieto y más ante la penetrante mirada de la diosa.

¿Manzana de Paris?, ¿esto? El rubio semidios levantó la manzana. Sinceramente, no sé que relación puede tener exactamente con mi madre. Aún no se lo quién es. Pero parece que mientras tanto tendré que empollar a fondo, porque hay demasiadas cosas, demasiadas cosas que se me escapan, y lo de ofender, puede que venga a mí de esa parte. Gloriosa Hera ¿serías tan amable de decirme el nombre de mi madre?

La diosa tomó la respuesta con una sonora carcajada.

- Está bien, hijo de Afrodita. No serás el último a quién tantos sucesos le confundan. La manzana de Paris fue el regalo que mi hija Eris hizo en la boda de Tetis y Peleo a la más bella de los presentes. Ni que decir tiene que me correspondía a mí. Mal que os pese, los mortales no sabéis asumir la verdadera belleza - se guardó para sí el hecho de que quisiera comprar al juez con un cargo político - Eres modesto a la par que inteligente. Sabes cómo decir las cosas y a quién, ¿me equivoco? No hace nada acabas de pelearte con una muchacha que te sacaba el triple de fuerza y aun así le has hecho ver que no tenéis por qué ser enemigos. No todos son capaces de ser tan diplomáticos, te lo aseguro. En cuanto a lo del sátiro, es una desdicha, pero es su misión, proteger a los semidioses hasta el Campamento. - los ojos de la diosa seguían fijos en él. Prometeo descubrió que la estatua no parpadeaba, lo que le ponía aun más nervioso - Vengo a advertirte que todo lo que has visto no ha sido más que la punta del iceberg. A ti, como a muchos de tus compañeros, te esperan grandísimos retos. El tiempo dirá si podrás asumirlos y saldrás adelante. Sobre eso, los dioses poco podemos añadir.

La manzana volvió a brillar, como si fuera una bombilla, y unos segundos después se apagó transformándose en una manzana cualquiera.

- Dentro de una semana se os comunicará un terrible suceso. Estate preparado pues será momento de partir. Alguien cercano a ti te traicionará y pondrá a todo el grupo en un severo aprieto, pero si seguís juntos, aun tendréis alguna posibilidad. Debes buscar la llama dorada. El cielo será tu compañero y tu guía.

La voz de la diosa reberberó por última vez en la habitación y los ojos volvieron a ser tan grises y fríos como siempre.

¿Hijo de Afrodita? ¿LA diosa del Amor y la belleza?. Esbozó una sonrisa. No era mala madre, de hecho era una buena madre. LAs siguientes palabras le dejaron un poco desconcertado. Desde luego puedo dudar de su criterio, sois bellísima, aunque tal vez vuestra hija hubiera podido entregar, en vez de una manzana, una mandarina, así se hubiera podido repartir el merecido premio a otras diosas No estaba demasiado acostumbrado a los elogios y más proviendo de uan diosa Muchas gracias por los elogios, y más viniendo de la madre de los Dioses, Auqnue he de reconocer que es bueno para evitar futuros enfrentamientos, auqnue con los monstruos no creo que funcione demasiado

Aquello le asaltó una duda, estaba inquieto, cada vez más y no solo por la forma en la que los ojos de la estatua cobrada vida le taladraban Significa eso que tendremos que ser los mortales, humanos y semidioses, los que actuemos, en ese caso El rubio soltó un suspiro no nos podreis ayudar, aunque al menos si aconsejar ¿no?

La manzana se apagó transformandose en una manzana normal y corriente, por un momento se preguntó si estaría buena.

¿Ha sucedido ya o es inevitable que suceda?. Estaré atento, muchas gracias por al advertencia