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[Cabaña de Hestia]Al calor del hogar (S3 Mayo)
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[Cabaña de Hestia]Al calor del hogar (S3 Mayo)
ALIDA
15 de Mayo - A 36 días del Solsticio
Al entrar en la cabaña, Alida echó un vistazo a los alrededores para asegurarse de que estaba vacía. No fallaba. Lo habitual era que no hubiera nadie. La mayoría de los campistas prefería estar en sus propias cabañas o en el campo de entrenamiento. Y era una ventaja para Alida, que se agobiaba cuando había mucha gente y prefería la paz y la soledad de la cabaña de Hestia donde, curiosamente por otra parte, se sentía acompañada.
Tras asegurarse de que estaba sola, Alida hizo un pequeño saludo a la estatua de la diosa, como disculpándose por irrumpir en la paz de la cabaña, y luego se sentó cerca del fuego que la presidía y abrió el libro que traía con ella. Aunque fuera verano, leer al calor de la lumbre seguía siendo lo que más le gustaba hacer en el Campamento Mestizo.
CORA
- ¡Por fin un momento de paz! -exclamó Cora dejándose caer pesadamente en el suelo, al lado de la chica del libro, que no se había girado al oírla entrar. Probablemente por culpa de los auriculares que llevaba.
Hacía unos días que busca un lugar que no estuviera lleno de gente corriendo y pegándose hasta que se enteró que en esta cabaña nunca había nadie. Resultó que si había alguien pero visto lo visto, no iba a quejarse. Fue dejando en el suelo frente a ella una serie de objetos: una caja de madera, un pintauñas naranja y una esterilla.
- Pretendo pasar la tarde aquí, puedes quedarte. No te molestaré si no me molestas.- le dijo a la chica de pelo oscuro y se desentendió de ella. - Oooh, me encantan las hogueras. -dijo para sí misma, acercando los dedos para sentir el calor sin quemarse. Cuando se cansó de mirar las llamas destapó el pintauñas y se descalzó las sandalias para utilizarlos en las uñas de los pies.
Miró de reojo el libro de la chica. Robinson Crusoe. Una chica solitaria leyendo un libro sobre un tipo solitario. Sonrió, era apropiado y además un clásico.
- Si yo fuera Viernes le hubiera abierto la cabeza con una piedra por tratarme así, como a un salvaje idiota.- dijo mientras terminaba con el pie derecho y empezaba el izquierdo.
ALIDA
Alida se sobresaltó cuando la recién llegada le habló. No se había dado cuenta de que estaba allí y, por lo visto, llevaba un rato porque ya tenía pintadas las uñas de un pie. Se reprendió a sí misma: había bajado la guardia. Siempre lo hacía cuando estaba en la cabaña de Hestia porque nunca entraba nadie... pero ahora habían entrado y ella, que lo notaba todo, no lo había notado. ¡Menudo fallo!
Miró a la chica de arriba a abajo. No parecía muy sobrenatural. Claro que muchos de los campistas no lo parecían y luego... bueno, evidentemente si estaba allí tenía que ser hija de algún dios o de alguna diosa. No había otra. Además, con el tiempo Alida se había ido forzando a hablar sin ganas a la gente. Era lo que tocaba. Era lo que el mundo esperaba. Y ni siquiera ella quería quería caer mal a los demás en el primer encuentro. Además, el comentario hecho por la chica le había resultado gracioso.
- Bueno, apenas conozco a Viernes porque acaba de aparecer... Pero el mismo Robinson parece un poco idiota -Alida sonrió con timidez.- No estoy segura de que me esté gustando -dijo luego. Se sentía cómoda y no veía razones para dejar de hablar, ya que tenía compañía.- Pero ha sido el único libro que no es de mitología griega que había en la biblioteca de la Casa Grande... creo alguien debió de haberlo dejado olvidado... y yo estoy harta de mitos. Por eso lo he cogido.
Después de decir eso Alida pensó que quizás había hablado demasiado. Todavía no controlaba cuándo hablar y cuándo no. Quizás la chica no quería hablar con ella y solo lo había dicho para que ella supiera que estaba allí... Por si acaso, Alida volvió a centrar su atención en el libro fingiendo naturalidad. ¡Relacionarse con la gente era tan difícil!
CORA
- Sep, idiota perdido, estoy contigo chica.- respondió con naturalidad.- ¿Tienes nombre?
Había estado observando a la chica de pelo oscuro. Le pareció obvio que era tímida y que era de dejar en paz y ser dejada en paz. Pues iba a tener que aguantarse porque ahora que había descubierto la tranquilidad de la cabaña de Hestia (¡gracias Hestia!) no pensaba dejar de venir. También estaba claro que era un poco rarita pero por lo que parecía, ser rarito era la norma aquí. Se encogió de hombros. Después de unos días, el campamento seguía sin gustarle pero empezaba a resignarse. Qué remedio.
Terminó con el otro pie y extendió las piernas para que se secara el esmalte. Así apoyada examinó más detenidamente a su compañera de hoguera. Flacucha, pelo lacio y en la cara. Ropa discreta. La verdad era un poco desastre en cuanto a estilo. Necesitaba un corte de pelo urgente y mejorar la postura. Esos hombros hundidos y la espalda encorvada no solo eran síntoma de una mala higiene postural sino de una actitud introvertida. Aunque quizá solo necesitara una amiga. "Y a mi tampoco me sobran por aquí."
-Oye, he traído unas cuantas novelas al campamento. Si quieres te las dejo, son de Charlaine Harris y están bastante bien. - la verdad que la pobrecita le hacía querer protegerla, no sabía que tenía pero le daban ganas de hacerle regalos.- Pareces llevar un tiempo aquí. ¿Te gusta esto?
15 de Mayo - A 36 días del Solsticio
Al entrar en la cabaña, Alida echó un vistazo a los alrededores para asegurarse de que estaba vacía. No fallaba. Lo habitual era que no hubiera nadie. La mayoría de los campistas prefería estar en sus propias cabañas o en el campo de entrenamiento. Y era una ventaja para Alida, que se agobiaba cuando había mucha gente y prefería la paz y la soledad de la cabaña de Hestia donde, curiosamente por otra parte, se sentía acompañada.
Tras asegurarse de que estaba sola, Alida hizo un pequeño saludo a la estatua de la diosa, como disculpándose por irrumpir en la paz de la cabaña, y luego se sentó cerca del fuego que la presidía y abrió el libro que traía con ella. Aunque fuera verano, leer al calor de la lumbre seguía siendo lo que más le gustaba hacer en el Campamento Mestizo.
CORA
- ¡Por fin un momento de paz! -exclamó Cora dejándose caer pesadamente en el suelo, al lado de la chica del libro, que no se había girado al oírla entrar. Probablemente por culpa de los auriculares que llevaba.
Hacía unos días que busca un lugar que no estuviera lleno de gente corriendo y pegándose hasta que se enteró que en esta cabaña nunca había nadie. Resultó que si había alguien pero visto lo visto, no iba a quejarse. Fue dejando en el suelo frente a ella una serie de objetos: una caja de madera, un pintauñas naranja y una esterilla.
- Pretendo pasar la tarde aquí, puedes quedarte. No te molestaré si no me molestas.- le dijo a la chica de pelo oscuro y se desentendió de ella. - Oooh, me encantan las hogueras. -dijo para sí misma, acercando los dedos para sentir el calor sin quemarse. Cuando se cansó de mirar las llamas destapó el pintauñas y se descalzó las sandalias para utilizarlos en las uñas de los pies.
Miró de reojo el libro de la chica. Robinson Crusoe. Una chica solitaria leyendo un libro sobre un tipo solitario. Sonrió, era apropiado y además un clásico.
- Si yo fuera Viernes le hubiera abierto la cabeza con una piedra por tratarme así, como a un salvaje idiota.- dijo mientras terminaba con el pie derecho y empezaba el izquierdo.
ALIDA
Alida se sobresaltó cuando la recién llegada le habló. No se había dado cuenta de que estaba allí y, por lo visto, llevaba un rato porque ya tenía pintadas las uñas de un pie. Se reprendió a sí misma: había bajado la guardia. Siempre lo hacía cuando estaba en la cabaña de Hestia porque nunca entraba nadie... pero ahora habían entrado y ella, que lo notaba todo, no lo había notado. ¡Menudo fallo!
Miró a la chica de arriba a abajo. No parecía muy sobrenatural. Claro que muchos de los campistas no lo parecían y luego... bueno, evidentemente si estaba allí tenía que ser hija de algún dios o de alguna diosa. No había otra. Además, con el tiempo Alida se había ido forzando a hablar sin ganas a la gente. Era lo que tocaba. Era lo que el mundo esperaba. Y ni siquiera ella quería quería caer mal a los demás en el primer encuentro. Además, el comentario hecho por la chica le había resultado gracioso.
- Bueno, apenas conozco a Viernes porque acaba de aparecer... Pero el mismo Robinson parece un poco idiota -Alida sonrió con timidez.- No estoy segura de que me esté gustando -dijo luego. Se sentía cómoda y no veía razones para dejar de hablar, ya que tenía compañía.- Pero ha sido el único libro que no es de mitología griega que había en la biblioteca de la Casa Grande... creo alguien debió de haberlo dejado olvidado... y yo estoy harta de mitos. Por eso lo he cogido.
Después de decir eso Alida pensó que quizás había hablado demasiado. Todavía no controlaba cuándo hablar y cuándo no. Quizás la chica no quería hablar con ella y solo lo había dicho para que ella supiera que estaba allí... Por si acaso, Alida volvió a centrar su atención en el libro fingiendo naturalidad. ¡Relacionarse con la gente era tan difícil!
CORA
- Sep, idiota perdido, estoy contigo chica.- respondió con naturalidad.- ¿Tienes nombre?
Había estado observando a la chica de pelo oscuro. Le pareció obvio que era tímida y que era de dejar en paz y ser dejada en paz. Pues iba a tener que aguantarse porque ahora que había descubierto la tranquilidad de la cabaña de Hestia (¡gracias Hestia!) no pensaba dejar de venir. También estaba claro que era un poco rarita pero por lo que parecía, ser rarito era la norma aquí. Se encogió de hombros. Después de unos días, el campamento seguía sin gustarle pero empezaba a resignarse. Qué remedio.
Terminó con el otro pie y extendió las piernas para que se secara el esmalte. Así apoyada examinó más detenidamente a su compañera de hoguera. Flacucha, pelo lacio y en la cara. Ropa discreta. La verdad era un poco desastre en cuanto a estilo. Necesitaba un corte de pelo urgente y mejorar la postura. Esos hombros hundidos y la espalda encorvada no solo eran síntoma de una mala higiene postural sino de una actitud introvertida. Aunque quizá solo necesitara una amiga. "Y a mi tampoco me sobran por aquí."
-Oye, he traído unas cuantas novelas al campamento. Si quieres te las dejo, son de Charlaine Harris y están bastante bien. - la verdad que la pobrecita le hacía querer protegerla, no sabía que tenía pero le daban ganas de hacerle regalos.- Pareces llevar un tiempo aquí. ¿Te gusta esto?
Coralie Chassier- Inmortales
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/06/2012
Re: [Cabaña de Hestia]Al calor del hogar (S3 Mayo)
ALIDA
- Alida -contestó la chica sin llegar a levantar la vista del libro, aunque en realidad ya no estaba leyendo. Pero cuando la otra volvió a dirigirse a ella supo que definitivamente ya no leería más y cerró el libro.
- Llegué hace un par de años. Está... bien. No es el mejor sitio del mundo y hay mucho loco suelto obsesionado por aprender a usar espadas para matarse entre ellos... Pero cuando te acostumbras no está tan mal. También hay buena gente... -Alida se encogió de hombros. El Campamento Mestizo era lo más parecido a un hogar y a una familia que tenía, pero seguía sin ser su lugar. Por lo menos ya no tenía que dedicarse a huir a todas horas y se sentía segura... algo sí habría ganado.
Alida se dio cuenta de que se había dedicado a reflexionar para sí olvidando que tenía compañía. ¡Otra vez! ¡No hagas eso! se reprendió, y se obligó a encontrar algo con lo que mantener la conversación con la chica, que le había caído bien.
- ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
CORA
A Cora le quedo clarísimo que le iba a tocar a ella llevar el peso de la conversación. No le importaba, y aunque la chica fuera rarita parecía querer hablar con ella. No es que su respuesta a si le gustaba el campamento le hubiera subido el ánimo, pero pasados unos días se daba cuenta de que era una afortunada. Muchos de los chicos y chicas parecían tener pasados sórdidos y traumáticos, así que empezaba a no sorprenderse de nada. Tener un papi divino no era un chollo, precisamente. Su actitud quejica empezaba a suavizarse, pero aún quedaba mucho camino para que pudiera decir “me gusta estar aquí”. Y el tema de las espadas punzantes y matarse unos a otros… no ayudaba.
-Bonito nombre. Eres la primera Alida que conozco. Yo soy Coralie, o Cora, como te de la gana. ¿Has hecho yoga alguna vez? Es genial para mantenerse en forma. Ah, y si quieres te dejo mi pintauñas.
La chica no hablaba mucho. Bien. Pues que por lo menos escuchara, ¿no? Extendió su esterilla y se sentó en la postura del loto.
-Mi madre es una diseñadora de joyas bastante famosa, y desde que era pequeña hemos viajado por todo el mundo. Nunca estábamos mucho tiempo en el mismo sitio y teníamos guardaespaldas. Al principio pensaba que era por que mi madre es muy conocida y porque transportábamos objetos de valor, pero cuando empezaron a aparecer los monstruos lo entendí. Me explicó que nos perseguían porque éramos especiales, pero nunca nos había pasado nada… hasta que bueno, hasta que pasó una cosa… y me habló de este lugar. Al poco tiempo nos encontró un sátiro y acepté pasar aquí el verano. Y aquí estoy. –tomó aire un segundo antes de continuar.- Me gusta el diseño de joyas, espero algún día trabajar con mi madre diseñando mis propias piezas y recorrer el mundo de reunión en reunión y de fiesta en fiesta. No me gustan las cosas fritas y cuido mi alimentación, tampoco me gusta correr pero lo hago porque es bueno para mí. Y leía bastante, no soy tonta aunque me guste la moda y el estilo. Y me enfado enseguida, así que ten cuidado.
Dijo esto último acompañado de una risa, pero iba en serio.
-¿Y tu qué? - preguntó
ALIDA
Lo de que se enfadaba con facilidad asustó un poco a Alida, para ella era difícil tratar con los demás... ¿y si hacía enfadar a Cora sin querer? Intentó que la preocupación no se mostrara en su voz al hablar, no quería ser tan vulnerable.
- No... nunca he hecho yoga... -dijo Alida, un poco tímida. Y luego añadió, en un susurro casi avergonzado.- Tampoco me he pintado nunca las uñas...
Mientras lo decía, miró el pintauñas con curiosidad. Nunca se había planteado usar uno, pero parecía que Coralie lo veía como algo completamente básico.
- Yo... -era duro responder a esa pregunta, pero Alida se obligó a decir algo.- Tenía siete años cuando me quedé sola. Y siempre he visto a los monstruos aunque ellos no me vieran a mí, así que no era fácil encajar en ningún lugar. En total, antes de venir aquí tuve cinco casas con sus respectivas cinco familias. Bueno, seis si cuentas la mía... pero no parece muy oportuno contarla... -no, no lo parecía en absoluto.- Tienes suerte de haber estado siempre con tu madre. Y de haber tenido a alguien que te explicara qué pasaba, que ibas a venir aquí y que los sátiros no son peligrosos mientras tengas latas suficientes... -la chica se sonrojó, como si no estuviera segura de que el inocente chiste tuviera lugar ahí.- A mí nadie me dijo nada, solo sabía que tenía que huir de las... cosas raras -se encogió de hombros, era irónico que ella llamara raro a algo-. Y cuando apareció el fauno eso hice, huir de él. Fue un milagro que llegara hasta aquí...
CORA
- Siempre hay una primera vez para todo Alidita, no te preocupes. -bromeó Cora.-Y no te dejes arrastrar por mi personalidad, seguro que debajo de todo ese pelo tan bonito hay una forma de ser encantadora y especial. Tu solo... relájate. ¿Sabes? El yoga te ayudaría.
Ya ves, se sentía generosa. Notó la mirada de Alida a su bote de pintura para uñas y sonrió complacida. Se lo dio.
- Me gusta cómo huele... a cosas químicas. Pero no creo que el naranja sea tu color... tengo uno negro que casi no uso y haría juego con tu pelo. ¿O azul oscuro? No sé. Mañana cuando nos veamos aquí te lo traigo y te pinto las uñas, ¿qué te parece?
Después Alida le contó su historia... uff, qué triste... cada día estaba más convencida de ser una chica con suerte por no haber tenido que vivir tantos dramas personales como muchos de sus compañeros. Estirándose le dio unas palmaditas de consuelo en la mano.
- Bueno bueno, pero ahora estás aquí y eso es lo que cuenta.- ay, siempre era raro consolar a los demás, no se le daba bien.- ¿Verdad que lo de los faunos es rarísimo? Son adictos a las latas, oye... pero una exageración. El que me trajo me tuvo bebiendo refrescos todo el camino... le gustaban sobretodo esas latas pequeñitas que nos dieron en el avión, decía que eran como comer canapés. ¿Te lo puedes creer?
Sonrió en un intento de animar a su nueva amiga e intentó cambiar de tema. Las conversaciones sobre cosas tristes la ponían nerviosa. Digamos que su lema era "No drama"... excepto el suyo, claro.
- ¿Y... cómo es que los monstruos no te ven? -preguntó. Eso si parecía una historia interesante.
ALIDA
- Pues... al principio no sabía por qué. Bueno, yo intentaba pasar desapercibida. Ya sabes, no los mires y no te verán... era lo que siempre me habían dicho. Y yo lo cumplía para que no me vieran. Durante años funcionó, o eso parecía. Aunque no siempre... de hecho, con el fauno no lo hizo. En cualquier caso, al llegar aquí descubrí por qué me era tan fácil pasar desapercibida.
Alida dejó de hablar en ese momento. Sentía que podía confiar en Cora y, de todas formas, que pudiera desaparecer no era un secreto en el Campamento Mestizo. Al principio no podía controlarlo y solo pasaba cuando deseaba desaparecer de verdad, pero a base de esfuerzo y práctica había aprendido cómo provocarlo. Alida apartó la vista de Coralie y empezó a desconectar: no hablar, no mirar, no escuchar...
Cuando volvió a aparecer, estaba ya hablando.
- El único problema es que si presto demasiada atención a mi entorno mientras no estoy... deja de funcionar. Tengo que practicar eso...
CORA
Estaba flipando. Se quedó literalmente con la boca abierta al ver como Alida desaparecía y volvía a aparecer como si nada.
- Vaya tela Alida. Eres impresionante. Mírame, aquí con esta cara de shock. Me voy a llevar muchas sorpresas, ¿verdad? -y desde luego esto había sido una buena sorpresa. - Aunque tu truco tiene trampa, no lo puedes usar para espiar... si tienes que estar despistada para eso no sirve. Bueno, creo que todos nos quedamos más tranquilos así. Pero es genial, ¡hazlo otra vez!
Cora se reía contenta como una niña que ve un truco de magia.
- Puedo ayudarte a practicar si quieres. - vaya, de ofrecimientos que le estaba haciendo a esta chica. Cora se sorprendía de si misma. - Quizá llegues a estar "consciente" mientras desapareces. ¿Te imaginas?
Ya las veía, juntas en el Templo de Hestia practicando sus respectivos "dones". Se mordió el labio mientras pensaba si le enseñaba lo que sabía hacer o no. Alida le había enseñado su habilidad... lo justo era que le correspondiera. Pero era algo que siempre había mantenido en secreto... ¡Qué leches! Con todo el mundo aquí fardando de lo que podía a hacer no se iba a estar escondiendo.
Deshizo la asana del loto y la cambió por la del diamante. Colocó su caja de madera entre ellas y la abrió. Dentro estaba dividida en compartimentos. Dentro de cada uno de ellos había un pequeño lingote metálico, de un tamaño que cabía en la palma de su mano. Algunos eran plateados, otros dorados y otros cobrizos. Un ojo no muy experto podría reconocer oro, plata, cobre y acero, pero había otros más como aluminio, hierro o latón. Tomó uno y empezó a darle vueltas en la mano.
- Mira, esto es plata. -explicó dando golpecitos con la uña para demostrar su solidez.- Ahora verás.
Sujetó un extremo del pequeño lingote que se desprendió como si fuera plastilina. El pedazo en sus manos adoptó la forma de una esfera perfecta y después Cora se concentró. Imaginó lo que deseaba crear con todo detalle mientras mantenía la pieza en la palma de su mano. La esfera de plata comenzó a vibrar y su superficie se onduló en pequeñas olas. Después cambió. Ya no era una esfera, sino una pequeña figura representando una cría de ciervo.
- Y aquí tenemos... ¡un bambi! ¡¡¡Tacháaaaaaan!!!
- Alida -contestó la chica sin llegar a levantar la vista del libro, aunque en realidad ya no estaba leyendo. Pero cuando la otra volvió a dirigirse a ella supo que definitivamente ya no leería más y cerró el libro.
- Llegué hace un par de años. Está... bien. No es el mejor sitio del mundo y hay mucho loco suelto obsesionado por aprender a usar espadas para matarse entre ellos... Pero cuando te acostumbras no está tan mal. También hay buena gente... -Alida se encogió de hombros. El Campamento Mestizo era lo más parecido a un hogar y a una familia que tenía, pero seguía sin ser su lugar. Por lo menos ya no tenía que dedicarse a huir a todas horas y se sentía segura... algo sí habría ganado.
Alida se dio cuenta de que se había dedicado a reflexionar para sí olvidando que tenía compañía. ¡Otra vez! ¡No hagas eso! se reprendió, y se obligó a encontrar algo con lo que mantener la conversación con la chica, que le había caído bien.
- ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
CORA
A Cora le quedo clarísimo que le iba a tocar a ella llevar el peso de la conversación. No le importaba, y aunque la chica fuera rarita parecía querer hablar con ella. No es que su respuesta a si le gustaba el campamento le hubiera subido el ánimo, pero pasados unos días se daba cuenta de que era una afortunada. Muchos de los chicos y chicas parecían tener pasados sórdidos y traumáticos, así que empezaba a no sorprenderse de nada. Tener un papi divino no era un chollo, precisamente. Su actitud quejica empezaba a suavizarse, pero aún quedaba mucho camino para que pudiera decir “me gusta estar aquí”. Y el tema de las espadas punzantes y matarse unos a otros… no ayudaba.
-Bonito nombre. Eres la primera Alida que conozco. Yo soy Coralie, o Cora, como te de la gana. ¿Has hecho yoga alguna vez? Es genial para mantenerse en forma. Ah, y si quieres te dejo mi pintauñas.
La chica no hablaba mucho. Bien. Pues que por lo menos escuchara, ¿no? Extendió su esterilla y se sentó en la postura del loto.
-Mi madre es una diseñadora de joyas bastante famosa, y desde que era pequeña hemos viajado por todo el mundo. Nunca estábamos mucho tiempo en el mismo sitio y teníamos guardaespaldas. Al principio pensaba que era por que mi madre es muy conocida y porque transportábamos objetos de valor, pero cuando empezaron a aparecer los monstruos lo entendí. Me explicó que nos perseguían porque éramos especiales, pero nunca nos había pasado nada… hasta que bueno, hasta que pasó una cosa… y me habló de este lugar. Al poco tiempo nos encontró un sátiro y acepté pasar aquí el verano. Y aquí estoy. –tomó aire un segundo antes de continuar.- Me gusta el diseño de joyas, espero algún día trabajar con mi madre diseñando mis propias piezas y recorrer el mundo de reunión en reunión y de fiesta en fiesta. No me gustan las cosas fritas y cuido mi alimentación, tampoco me gusta correr pero lo hago porque es bueno para mí. Y leía bastante, no soy tonta aunque me guste la moda y el estilo. Y me enfado enseguida, así que ten cuidado.
Dijo esto último acompañado de una risa, pero iba en serio.
-¿Y tu qué? - preguntó
ALIDA
Lo de que se enfadaba con facilidad asustó un poco a Alida, para ella era difícil tratar con los demás... ¿y si hacía enfadar a Cora sin querer? Intentó que la preocupación no se mostrara en su voz al hablar, no quería ser tan vulnerable.
- No... nunca he hecho yoga... -dijo Alida, un poco tímida. Y luego añadió, en un susurro casi avergonzado.- Tampoco me he pintado nunca las uñas...
Mientras lo decía, miró el pintauñas con curiosidad. Nunca se había planteado usar uno, pero parecía que Coralie lo veía como algo completamente básico.
- Yo... -era duro responder a esa pregunta, pero Alida se obligó a decir algo.- Tenía siete años cuando me quedé sola. Y siempre he visto a los monstruos aunque ellos no me vieran a mí, así que no era fácil encajar en ningún lugar. En total, antes de venir aquí tuve cinco casas con sus respectivas cinco familias. Bueno, seis si cuentas la mía... pero no parece muy oportuno contarla... -no, no lo parecía en absoluto.- Tienes suerte de haber estado siempre con tu madre. Y de haber tenido a alguien que te explicara qué pasaba, que ibas a venir aquí y que los sátiros no son peligrosos mientras tengas latas suficientes... -la chica se sonrojó, como si no estuviera segura de que el inocente chiste tuviera lugar ahí.- A mí nadie me dijo nada, solo sabía que tenía que huir de las... cosas raras -se encogió de hombros, era irónico que ella llamara raro a algo-. Y cuando apareció el fauno eso hice, huir de él. Fue un milagro que llegara hasta aquí...
CORA
- Siempre hay una primera vez para todo Alidita, no te preocupes. -bromeó Cora.-Y no te dejes arrastrar por mi personalidad, seguro que debajo de todo ese pelo tan bonito hay una forma de ser encantadora y especial. Tu solo... relájate. ¿Sabes? El yoga te ayudaría.
Ya ves, se sentía generosa. Notó la mirada de Alida a su bote de pintura para uñas y sonrió complacida. Se lo dio.
- Me gusta cómo huele... a cosas químicas. Pero no creo que el naranja sea tu color... tengo uno negro que casi no uso y haría juego con tu pelo. ¿O azul oscuro? No sé. Mañana cuando nos veamos aquí te lo traigo y te pinto las uñas, ¿qué te parece?
Después Alida le contó su historia... uff, qué triste... cada día estaba más convencida de ser una chica con suerte por no haber tenido que vivir tantos dramas personales como muchos de sus compañeros. Estirándose le dio unas palmaditas de consuelo en la mano.
- Bueno bueno, pero ahora estás aquí y eso es lo que cuenta.- ay, siempre era raro consolar a los demás, no se le daba bien.- ¿Verdad que lo de los faunos es rarísimo? Son adictos a las latas, oye... pero una exageración. El que me trajo me tuvo bebiendo refrescos todo el camino... le gustaban sobretodo esas latas pequeñitas que nos dieron en el avión, decía que eran como comer canapés. ¿Te lo puedes creer?
Sonrió en un intento de animar a su nueva amiga e intentó cambiar de tema. Las conversaciones sobre cosas tristes la ponían nerviosa. Digamos que su lema era "No drama"... excepto el suyo, claro.
- ¿Y... cómo es que los monstruos no te ven? -preguntó. Eso si parecía una historia interesante.
ALIDA
- Pues... al principio no sabía por qué. Bueno, yo intentaba pasar desapercibida. Ya sabes, no los mires y no te verán... era lo que siempre me habían dicho. Y yo lo cumplía para que no me vieran. Durante años funcionó, o eso parecía. Aunque no siempre... de hecho, con el fauno no lo hizo. En cualquier caso, al llegar aquí descubrí por qué me era tan fácil pasar desapercibida.
Alida dejó de hablar en ese momento. Sentía que podía confiar en Cora y, de todas formas, que pudiera desaparecer no era un secreto en el Campamento Mestizo. Al principio no podía controlarlo y solo pasaba cuando deseaba desaparecer de verdad, pero a base de esfuerzo y práctica había aprendido cómo provocarlo. Alida apartó la vista de Coralie y empezó a desconectar: no hablar, no mirar, no escuchar...
Cuando volvió a aparecer, estaba ya hablando.
- El único problema es que si presto demasiada atención a mi entorno mientras no estoy... deja de funcionar. Tengo que practicar eso...
CORA
Estaba flipando. Se quedó literalmente con la boca abierta al ver como Alida desaparecía y volvía a aparecer como si nada.
- Vaya tela Alida. Eres impresionante. Mírame, aquí con esta cara de shock. Me voy a llevar muchas sorpresas, ¿verdad? -y desde luego esto había sido una buena sorpresa. - Aunque tu truco tiene trampa, no lo puedes usar para espiar... si tienes que estar despistada para eso no sirve. Bueno, creo que todos nos quedamos más tranquilos así. Pero es genial, ¡hazlo otra vez!
Cora se reía contenta como una niña que ve un truco de magia.
- Puedo ayudarte a practicar si quieres. - vaya, de ofrecimientos que le estaba haciendo a esta chica. Cora se sorprendía de si misma. - Quizá llegues a estar "consciente" mientras desapareces. ¿Te imaginas?
Ya las veía, juntas en el Templo de Hestia practicando sus respectivos "dones". Se mordió el labio mientras pensaba si le enseñaba lo que sabía hacer o no. Alida le había enseñado su habilidad... lo justo era que le correspondiera. Pero era algo que siempre había mantenido en secreto... ¡Qué leches! Con todo el mundo aquí fardando de lo que podía a hacer no se iba a estar escondiendo.
Deshizo la asana del loto y la cambió por la del diamante. Colocó su caja de madera entre ellas y la abrió. Dentro estaba dividida en compartimentos. Dentro de cada uno de ellos había un pequeño lingote metálico, de un tamaño que cabía en la palma de su mano. Algunos eran plateados, otros dorados y otros cobrizos. Un ojo no muy experto podría reconocer oro, plata, cobre y acero, pero había otros más como aluminio, hierro o latón. Tomó uno y empezó a darle vueltas en la mano.
- Mira, esto es plata. -explicó dando golpecitos con la uña para demostrar su solidez.- Ahora verás.
Sujetó un extremo del pequeño lingote que se desprendió como si fuera plastilina. El pedazo en sus manos adoptó la forma de una esfera perfecta y después Cora se concentró. Imaginó lo que deseaba crear con todo detalle mientras mantenía la pieza en la palma de su mano. La esfera de plata comenzó a vibrar y su superficie se onduló en pequeñas olas. Después cambió. Ya no era una esfera, sino una pequeña figura representando una cría de ciervo.
- Y aquí tenemos... ¡un bambi! ¡¡¡Tacháaaaaaan!!!
Coralie Chassier- Inmortales
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/06/2012
Re: [Cabaña de Hestia]Al calor del hogar (S3 Mayo)
ALIDA
- Eso... es... ¡increíble! -Alida quedó anonadada. ¿Cómo había podido hacer eso? Bueno, la respuesta estaba clara, si era una semidiosa algo debía de saber hacer.- Es... es... ¡bambi! ¡Me encanta!
Entonces se dio cuenta de que quizás estaba siendo demasiado efusiva, se quedó callada de repente y carraspeó un poco antes de seguir hablando.
- Ehm... sí, bueno. Por suerte... no me va espiar, así que no lo echo mucho en falta. Pero... sé que no nos vendría mal la opción de que me hiciera invisible y pudiera espiar durante la captura de la bandera... es una de las pocas actividades del Campamento Mestizo de las que no se puede escapar, y siempre me siento un poco inútil ahí... ¿De verdad me ayudarías? -a Alida le entusiasmaba esa idea.- Me vendría muy bien. A veces... bueno, lo cierto es que lo intento a veces. Y, según con quien, funciona. Depende de lo interesados que estén en verme y de lo mucho que me conozcan... Y bueno, tú me conoces y estando aquí, que no hay nadie más, está claro que estarías interesada en verme... ¡serías la ayudante perfecta!
CORA
Cora se rió de la reacción de la chica invisible, ahora estaban empatadas.
- Me alegra que te guste, pero puede ser cualquier cosa... un conejo, un búho... lo que te de la gana. Flores, casas del monopoly, en fin, con que sepa cómo es, sirve. De hecho, una vez copié una llave y me colé en un edificio de noche. La verdad es que no había nada interesante.
No le sorprendió que no hubiera intentado espiar... tenía cara de buena chica, pero era una pena desperdiciar ese potencial. Cuando Alida le dijo entusiasmada que podían practicar juntas se sintió satisfecha, una nueva alma que llevar por el mal camino. ¡Genial!
- Hecho. Además prepararse para la captura de la bandera no es ninguna tontería, visto lo visto. -dijo Coralie - Mañana empiezan nuestras clases de espionaje profesional. ¿Qué haces normalmente en el campamento?
Alida le caía bien, seguramente cuando se conocieran más se soltaría y sería más habladora... o no. Tampoco era un problema. Era bueno tener una amiga.
ALIDA
Alida sonrió con timidez. Se sentía cómoda hablando con Cora y esperaba poder compartir muchos momentos más, así que no se hizo mucho de rogar al hablar de su día a día en el Campamento Mestizo.
- Bueno... si quieres que te sea sincera, evito bastante las actividades del campamento. Voy algunas mañanas a practicar el tiro con arco porque me han dicho que es peligroso no saber usar ningún arma... y el arco me parece entretenido. No soporto las espadas ni la lucha cuerpo a cuerpo, así que no me acerco al campo de entrenamiento. Pero a veces les pido consejo a los chicos de Hefesto sobre cómo conservar un cuchillo o una daga como si fuera nuevo. O a los de Hermes sobre cómo evitar que me roben... Pero la mayor parte del tiempo estoy aquí, con Hestia -Alida dio un cabezazo hacia la estatua de la diosa, como indicando que allí se sentía acompañada.- Estar aquí es agradable, y casi nunca viene nadie porque esta cabaña está vacía. Creo que a la mayoría Hestia les parece una diosa aburrida... -Alida se encogió de hombros al decir eso. No lo entendía.- Y bueno, a parte de eso... participo en las actividades obligatorias como la captura de la bandera, aunque no me guste demasiado. Intento evitar estar en sitios sobrecargados de gente... ¡pero no porque la gente de aquí no sea simpática! Bueno, hay algunos matones en la cabaña de Ares, pero por lo genera el campamento tiene buena gente, la mayoría dispuestos a ayudar a los demás. Es solo que... me gusta más estar sola, -dijo, y entonces se dio cuenta de que eso podía malinterpretarse- o en poca compañía, si ésta es buena... ¿tú hace mucho que llegaste? Creo que no te he visto por aquí antes... pero debo admitir que no me fijo mucho en los demás. Podrías perfectamente llevar aquí más tiempo que yo sin que me hubiera dado cuenta...
CORA
- Chica, qué discurso.- rió Coralie. - ¿Así que pides consejos sobre armas a mis hermanitos, eh? Seguro que le gustas a alguno, ya me enteraré.
Se tumbó en el suelo boca arriba con los brazos detrás de la cabeza y los pies cruzados entre risas y suspiró con satisfacción.
- Tienes mucha razón, estar aquí es un gusto. Hay tanta tranquilidad… y además seguro que Hestia agradece que le hagamos compañía un rato. En todo caso, no se queja.
Frunció el ceño cuando Alida nombró a los de la cabaña se Ares. Aún le dolía la nariz cuando pensaba en Clarisse.
- Y tanto que no te fijas. ¿Dónde estabas la noche de mi reconocimiento? Tampoco hace tanto como para que no te acuerdes… y me parece imposible que te lo perdieras o no te hayas enterado. Alidita, eres un despiste. No digo que no esté bien la tranquilidad y pasar tiempo a solas pero… ¡si yo tuviera tu poder, no se me iba a escapar ni un cotilleo! Y hablando de cotilleos… ¿sabes algo de la misión en la que están fuera varios jefes de cabaña?
ALIDA
- Los cotilleos son... aburridos -dijo Alida, como queriendo desentenderse.- Y la gente los usa para hacer daño a los demás. No los necesito. Aunque es cierto que a veces no se puede huir de ellos. Por como hablas, debes de ser la nueva chica de Hefesto, la del robot. Dicen que le diste a Clarisse una buena paliza... no es que apruebe lo de darse de golpes... pero esa chica necesitaba ya un poco de su propia medicina... enhorabuena -dijo con media sonrisa pícara.- Por desgracia -dijo resignada- sí estaba en el comedor cuando pasó todo eso. Intento evitar las... comidas familiares de verano, pero estos primeros días en que llegáis todos, el comedor está lleno vayas a la hora que vayas, y al Señor D no le gusta que nos rezaguemos...
Alida dejó de hablar como si el hecho de estar en el comedor y no haberse enterado no necesitara más explicación, pero pasados unos segundos siguió.
- No te ofendas, pero no eres la primera que se pelea en el comedor... Lo cierto es que hasta que habló el robot, ni siquiera me había dado cuenta de que Clarisse se estaba volviendo a pelear y... bueno, eras "una de las nuevas". No necesitaba saber mucho más de ti.
Alida volvió a quedarse callada. Esta vez debatiéndose entre hablar con Cora de ese tema o no.
- No sé nada de la misión -dijo con resignación.- ¡Y no creas que es por falta de ganas! Y tampoco creas que es por cotillear -dijo, dándose cuenta de que podía dar a entender lo contrario.- Es que... tanto secretismo... me da la impresión de que nos están ocultando algo grande e importante. Tengo un mal presentimiento, y pensaba que viviendo aquí todo eso acabaría. Si es algo peligroso, no quiero ser la última que se entere.
CORA
- Nah, no me ofendo. Supongo que Clarisse se pelea a menudo, con unos y con otros. Espero que me deje en paz a partir de ahora pero no se por qué, lo dudo. Espero que no se convierta en una guerra constante. Pero creo que hice lo que debía. Le dejé claro delante de todos –menos tú, que estabas en la parra.- que conmigo no se juega. Pero a saber si lo ha pillado, no parece ser muy lista.
Se frotó la nariz antes de cambiar de tema.
- ¿Necesitas cargar eso? –dijo Cora. Se le acaba de ocurrir. – Podemos ir a ponerlo a cargar si quieres y mientras pensamos cómo comenzar tus prácticas.
Cora recogió sus cosas y se encaminó a la salida esperando que Alida la siguiera.
ALIDA
Alida miró el reproductor de música que estaba usando. Lo cierto es que no le iba a venir mal una recarga, así que se levantó y siguió a Cora. El libro que leía lo guardó en una pequeña mochila que llevaba siempre con ella. Probablemente no acabara de leerlo, pero pensaba dejarlo donde lo había encontrado.
- Clarisse... bueno, creo que el robot la habrá asustado lo suficiente como para que se olvide de hacerte pasar un mal rato durante un tiempo. Pero es mejor que no la busques... si no quieres tener problemas con ella, claro -la aclaración parecía necesaria, tal vez Cora se divertía buscándose problemas, en el campamento podías encontrarte con gente muy rara.
Alida siguió a Cora hacia la cabaña de Hefesto. Al principio se mantuvo callada, puesto que no tenía mucho que añadir, pero luego se le ocurrió que tal vez lo oportuno era una charla mientras caminaban. Hizo un esfuerzo.
- Has dicho que me ayudarías con mis prácticas, pero no tengo claro cómo puedes hacerlo. Tal vez podríamos ponernos como objetivo que fuera capaz de hablar contigo mientras soy invisible... o, por lo menos, comprobar si se me oye cuando hablo. Eso no lo he intentado y me gustaría saberlo. También... también sería interesante que te pasearas conmigo por el campamento y me dijeras cuándo me ves y cuándo no. Hay veces en que me paseo invisible... y me da la sensación de que la gente me ve igual... aunque puede que no lo hagan, no lo sé... -no se le ocurría nada más que decir, así que calló, a la espera de que Coralie aportara algo.
CORA
Cora entrelazó casualmente su brazo con el de Alida y fueron caminando.
- Tus ideas son excelentes, pero tenía pensada otra cosa, aunque quizá tengas razón y podamos practicar primero. - dijo Cora mientras llegaban a la puerta de su cabaña. - Hola Marvin, ¿cómo va eso? - saludó al dragón metálico que escupió una llamarada a sus pies. - Vale vale, no te llamas Marvin... pero averiguaré tu nombre y verás cómo no sigues de tan mal humor. ¿Sabes Alida? Creo que siempre está intentando chamuscar al que pasa porque está frustrado por no poder comunicarse. Si adivino su nombre seguro que se pone contento, ¿crees que debería consultar a un hijo de Apolo?
Le gustaba su cabaña, tenía su propio espacio bien ordenadito y nadie cogía nada sin permiso. Alida le dio a Cora su reproductor y el cargador de la mochila, ésta entró y lo puso a cargar antes de volver a salir con un libro en la mano. Se sentó en el porche y dejó el libro a su lado.
- Pues tenemos un rato hasta que eso cargue. A ver, hazte invisible. -pidió.
Y así comenzó su primera tarde de prácticas de control de invisibilidad. Pero Cora pensaba a lo grande. Estaba dispuesta a dar comienzo a la Operación Cobra de Espionaje, con Alida como su mejor agente y ella misma como cerebro del asunto.
ALIDA
- Bueno, puedes probar. Quizás algún hijo de Apolo sabe su nombre... pero a mí nunca se me habría pasado por la cabeza hacerme amiga de un dragón de hierro -dijo Alida, y luego cayó en la cuenta de que igual al dragón eso no le gustaba e intentaba chamuscarla a ella.- No te... no te ofendas -dijo al dragón.
Cuando Cora salió estuvieron un rato practicando. Alida se hacía invisible e intentaba actuar sobre su alrededor, y Cora iba indicándole cuánto visible se volvía después de cada acción. Era algo cansado, pero hacerlo con Cora era divertido. Al final, Alida descubrió que ya había pequeñas cosas que podía hacer sin volverse visible, como caminar fijándose en su alrededor siempre que no centrara su atención en nadie. Aunque no era algo que pudiera mantener durante mucho rato, sobretodo porque el esfuerzo de hacerlo era tan grande que Alida acababa exhausta y sin fuerzas para mantenerlo.
- Creo que soy incapaz de intentarlo más veces -dijo Alida un rato después, sentándose en el porche al lado de Cora. Fue entonces cuando se acordó de que Coralie había salido con un libro de la cabaña.- ¿De qué va el libro que has traído?
CORA
- Se llama Neverwhere. ¿Has estado en Londres? Si no, no importa porque en realidad trata de los que son diferentes, de las cosas que no sabíamos que existían... creo que te gustará.- explicó Cora y después sus ojos se iluminaron y empezó a hablar deprisa en voz baja- Pero eso no es lo importante... lo importante es que te he conocido y veo la posibilidades que tiene tu poder. Y encajas en mi plan. Dime una cosa, ¿no estás harta? De que los dioses ordenen y desordenen a su antojo, de ser piezas en sus juegos de rencores y alianzas. Porque yo si. Jamás he seguido las reglas de nadie y no pienso empezar ahora. De que por ser hija de uno o de otra tengamos que llevarnos mal con unos o con otros. En menos de 10 días van a destriparme y no me da la gana que sea por una rivalidad antigua que ni me va ni me viene. Por eso no voy a seguir sus reglas. Me preparo para la captura de la bandera, pero... no vamos a capturar una bandera, sino las dos. Tu, yo y nuestro pequeño ejército de descastados. ¡Que se preparen!
Esto último lo dijo de pie y alzando el puño desafiante al sol de la tarde.
- Eso... es... ¡increíble! -Alida quedó anonadada. ¿Cómo había podido hacer eso? Bueno, la respuesta estaba clara, si era una semidiosa algo debía de saber hacer.- Es... es... ¡bambi! ¡Me encanta!
Entonces se dio cuenta de que quizás estaba siendo demasiado efusiva, se quedó callada de repente y carraspeó un poco antes de seguir hablando.
- Ehm... sí, bueno. Por suerte... no me va espiar, así que no lo echo mucho en falta. Pero... sé que no nos vendría mal la opción de que me hiciera invisible y pudiera espiar durante la captura de la bandera... es una de las pocas actividades del Campamento Mestizo de las que no se puede escapar, y siempre me siento un poco inútil ahí... ¿De verdad me ayudarías? -a Alida le entusiasmaba esa idea.- Me vendría muy bien. A veces... bueno, lo cierto es que lo intento a veces. Y, según con quien, funciona. Depende de lo interesados que estén en verme y de lo mucho que me conozcan... Y bueno, tú me conoces y estando aquí, que no hay nadie más, está claro que estarías interesada en verme... ¡serías la ayudante perfecta!
CORA
Cora se rió de la reacción de la chica invisible, ahora estaban empatadas.
- Me alegra que te guste, pero puede ser cualquier cosa... un conejo, un búho... lo que te de la gana. Flores, casas del monopoly, en fin, con que sepa cómo es, sirve. De hecho, una vez copié una llave y me colé en un edificio de noche. La verdad es que no había nada interesante.
No le sorprendió que no hubiera intentado espiar... tenía cara de buena chica, pero era una pena desperdiciar ese potencial. Cuando Alida le dijo entusiasmada que podían practicar juntas se sintió satisfecha, una nueva alma que llevar por el mal camino. ¡Genial!
- Hecho. Además prepararse para la captura de la bandera no es ninguna tontería, visto lo visto. -dijo Coralie - Mañana empiezan nuestras clases de espionaje profesional. ¿Qué haces normalmente en el campamento?
Alida le caía bien, seguramente cuando se conocieran más se soltaría y sería más habladora... o no. Tampoco era un problema. Era bueno tener una amiga.
ALIDA
Alida sonrió con timidez. Se sentía cómoda hablando con Cora y esperaba poder compartir muchos momentos más, así que no se hizo mucho de rogar al hablar de su día a día en el Campamento Mestizo.
- Bueno... si quieres que te sea sincera, evito bastante las actividades del campamento. Voy algunas mañanas a practicar el tiro con arco porque me han dicho que es peligroso no saber usar ningún arma... y el arco me parece entretenido. No soporto las espadas ni la lucha cuerpo a cuerpo, así que no me acerco al campo de entrenamiento. Pero a veces les pido consejo a los chicos de Hefesto sobre cómo conservar un cuchillo o una daga como si fuera nuevo. O a los de Hermes sobre cómo evitar que me roben... Pero la mayor parte del tiempo estoy aquí, con Hestia -Alida dio un cabezazo hacia la estatua de la diosa, como indicando que allí se sentía acompañada.- Estar aquí es agradable, y casi nunca viene nadie porque esta cabaña está vacía. Creo que a la mayoría Hestia les parece una diosa aburrida... -Alida se encogió de hombros al decir eso. No lo entendía.- Y bueno, a parte de eso... participo en las actividades obligatorias como la captura de la bandera, aunque no me guste demasiado. Intento evitar estar en sitios sobrecargados de gente... ¡pero no porque la gente de aquí no sea simpática! Bueno, hay algunos matones en la cabaña de Ares, pero por lo genera el campamento tiene buena gente, la mayoría dispuestos a ayudar a los demás. Es solo que... me gusta más estar sola, -dijo, y entonces se dio cuenta de que eso podía malinterpretarse- o en poca compañía, si ésta es buena... ¿tú hace mucho que llegaste? Creo que no te he visto por aquí antes... pero debo admitir que no me fijo mucho en los demás. Podrías perfectamente llevar aquí más tiempo que yo sin que me hubiera dado cuenta...
CORA
- Chica, qué discurso.- rió Coralie. - ¿Así que pides consejos sobre armas a mis hermanitos, eh? Seguro que le gustas a alguno, ya me enteraré.
Se tumbó en el suelo boca arriba con los brazos detrás de la cabeza y los pies cruzados entre risas y suspiró con satisfacción.
- Tienes mucha razón, estar aquí es un gusto. Hay tanta tranquilidad… y además seguro que Hestia agradece que le hagamos compañía un rato. En todo caso, no se queja.
Frunció el ceño cuando Alida nombró a los de la cabaña se Ares. Aún le dolía la nariz cuando pensaba en Clarisse.
- Y tanto que no te fijas. ¿Dónde estabas la noche de mi reconocimiento? Tampoco hace tanto como para que no te acuerdes… y me parece imposible que te lo perdieras o no te hayas enterado. Alidita, eres un despiste. No digo que no esté bien la tranquilidad y pasar tiempo a solas pero… ¡si yo tuviera tu poder, no se me iba a escapar ni un cotilleo! Y hablando de cotilleos… ¿sabes algo de la misión en la que están fuera varios jefes de cabaña?
ALIDA
- Los cotilleos son... aburridos -dijo Alida, como queriendo desentenderse.- Y la gente los usa para hacer daño a los demás. No los necesito. Aunque es cierto que a veces no se puede huir de ellos. Por como hablas, debes de ser la nueva chica de Hefesto, la del robot. Dicen que le diste a Clarisse una buena paliza... no es que apruebe lo de darse de golpes... pero esa chica necesitaba ya un poco de su propia medicina... enhorabuena -dijo con media sonrisa pícara.- Por desgracia -dijo resignada- sí estaba en el comedor cuando pasó todo eso. Intento evitar las... comidas familiares de verano, pero estos primeros días en que llegáis todos, el comedor está lleno vayas a la hora que vayas, y al Señor D no le gusta que nos rezaguemos...
Alida dejó de hablar como si el hecho de estar en el comedor y no haberse enterado no necesitara más explicación, pero pasados unos segundos siguió.
- No te ofendas, pero no eres la primera que se pelea en el comedor... Lo cierto es que hasta que habló el robot, ni siquiera me había dado cuenta de que Clarisse se estaba volviendo a pelear y... bueno, eras "una de las nuevas". No necesitaba saber mucho más de ti.
Alida volvió a quedarse callada. Esta vez debatiéndose entre hablar con Cora de ese tema o no.
- No sé nada de la misión -dijo con resignación.- ¡Y no creas que es por falta de ganas! Y tampoco creas que es por cotillear -dijo, dándose cuenta de que podía dar a entender lo contrario.- Es que... tanto secretismo... me da la impresión de que nos están ocultando algo grande e importante. Tengo un mal presentimiento, y pensaba que viviendo aquí todo eso acabaría. Si es algo peligroso, no quiero ser la última que se entere.
CORA
- Nah, no me ofendo. Supongo que Clarisse se pelea a menudo, con unos y con otros. Espero que me deje en paz a partir de ahora pero no se por qué, lo dudo. Espero que no se convierta en una guerra constante. Pero creo que hice lo que debía. Le dejé claro delante de todos –menos tú, que estabas en la parra.- que conmigo no se juega. Pero a saber si lo ha pillado, no parece ser muy lista.
Se frotó la nariz antes de cambiar de tema.
- ¿Necesitas cargar eso? –dijo Cora. Se le acaba de ocurrir. – Podemos ir a ponerlo a cargar si quieres y mientras pensamos cómo comenzar tus prácticas.
Cora recogió sus cosas y se encaminó a la salida esperando que Alida la siguiera.
ALIDA
Alida miró el reproductor de música que estaba usando. Lo cierto es que no le iba a venir mal una recarga, así que se levantó y siguió a Cora. El libro que leía lo guardó en una pequeña mochila que llevaba siempre con ella. Probablemente no acabara de leerlo, pero pensaba dejarlo donde lo había encontrado.
- Clarisse... bueno, creo que el robot la habrá asustado lo suficiente como para que se olvide de hacerte pasar un mal rato durante un tiempo. Pero es mejor que no la busques... si no quieres tener problemas con ella, claro -la aclaración parecía necesaria, tal vez Cora se divertía buscándose problemas, en el campamento podías encontrarte con gente muy rara.
Alida siguió a Cora hacia la cabaña de Hefesto. Al principio se mantuvo callada, puesto que no tenía mucho que añadir, pero luego se le ocurrió que tal vez lo oportuno era una charla mientras caminaban. Hizo un esfuerzo.
- Has dicho que me ayudarías con mis prácticas, pero no tengo claro cómo puedes hacerlo. Tal vez podríamos ponernos como objetivo que fuera capaz de hablar contigo mientras soy invisible... o, por lo menos, comprobar si se me oye cuando hablo. Eso no lo he intentado y me gustaría saberlo. También... también sería interesante que te pasearas conmigo por el campamento y me dijeras cuándo me ves y cuándo no. Hay veces en que me paseo invisible... y me da la sensación de que la gente me ve igual... aunque puede que no lo hagan, no lo sé... -no se le ocurría nada más que decir, así que calló, a la espera de que Coralie aportara algo.
CORA
Cora entrelazó casualmente su brazo con el de Alida y fueron caminando.
- Tus ideas son excelentes, pero tenía pensada otra cosa, aunque quizá tengas razón y podamos practicar primero. - dijo Cora mientras llegaban a la puerta de su cabaña. - Hola Marvin, ¿cómo va eso? - saludó al dragón metálico que escupió una llamarada a sus pies. - Vale vale, no te llamas Marvin... pero averiguaré tu nombre y verás cómo no sigues de tan mal humor. ¿Sabes Alida? Creo que siempre está intentando chamuscar al que pasa porque está frustrado por no poder comunicarse. Si adivino su nombre seguro que se pone contento, ¿crees que debería consultar a un hijo de Apolo?
Le gustaba su cabaña, tenía su propio espacio bien ordenadito y nadie cogía nada sin permiso. Alida le dio a Cora su reproductor y el cargador de la mochila, ésta entró y lo puso a cargar antes de volver a salir con un libro en la mano. Se sentó en el porche y dejó el libro a su lado.
- Pues tenemos un rato hasta que eso cargue. A ver, hazte invisible. -pidió.
Y así comenzó su primera tarde de prácticas de control de invisibilidad. Pero Cora pensaba a lo grande. Estaba dispuesta a dar comienzo a la Operación Cobra de Espionaje, con Alida como su mejor agente y ella misma como cerebro del asunto.
ALIDA
- Bueno, puedes probar. Quizás algún hijo de Apolo sabe su nombre... pero a mí nunca se me habría pasado por la cabeza hacerme amiga de un dragón de hierro -dijo Alida, y luego cayó en la cuenta de que igual al dragón eso no le gustaba e intentaba chamuscarla a ella.- No te... no te ofendas -dijo al dragón.
Cuando Cora salió estuvieron un rato practicando. Alida se hacía invisible e intentaba actuar sobre su alrededor, y Cora iba indicándole cuánto visible se volvía después de cada acción. Era algo cansado, pero hacerlo con Cora era divertido. Al final, Alida descubrió que ya había pequeñas cosas que podía hacer sin volverse visible, como caminar fijándose en su alrededor siempre que no centrara su atención en nadie. Aunque no era algo que pudiera mantener durante mucho rato, sobretodo porque el esfuerzo de hacerlo era tan grande que Alida acababa exhausta y sin fuerzas para mantenerlo.
- Creo que soy incapaz de intentarlo más veces -dijo Alida un rato después, sentándose en el porche al lado de Cora. Fue entonces cuando se acordó de que Coralie había salido con un libro de la cabaña.- ¿De qué va el libro que has traído?
CORA
- Se llama Neverwhere. ¿Has estado en Londres? Si no, no importa porque en realidad trata de los que son diferentes, de las cosas que no sabíamos que existían... creo que te gustará.- explicó Cora y después sus ojos se iluminaron y empezó a hablar deprisa en voz baja- Pero eso no es lo importante... lo importante es que te he conocido y veo la posibilidades que tiene tu poder. Y encajas en mi plan. Dime una cosa, ¿no estás harta? De que los dioses ordenen y desordenen a su antojo, de ser piezas en sus juegos de rencores y alianzas. Porque yo si. Jamás he seguido las reglas de nadie y no pienso empezar ahora. De que por ser hija de uno o de otra tengamos que llevarnos mal con unos o con otros. En menos de 10 días van a destriparme y no me da la gana que sea por una rivalidad antigua que ni me va ni me viene. Por eso no voy a seguir sus reglas. Me preparo para la captura de la bandera, pero... no vamos a capturar una bandera, sino las dos. Tu, yo y nuestro pequeño ejército de descastados. ¡Que se preparen!
Esto último lo dijo de pie y alzando el puño desafiante al sol de la tarde.
Coralie Chassier- Inmortales
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/06/2012
Re: [Cabaña de Hestia]Al calor del hogar (S3 Mayo)
ALIDA
- Oh. Interesante... -dijo Alida mientras hojeaba el libro. Tal vez por eso, porque estaba más pendiente del libro que de su recién conocida amiga, le costó entender qué le decía hasta el final.- No, no estoy harta. La verdad es q... ¿QUÉ? -mientras contestaba por inercia, Alida había caído en la cuenta de las últimas cosas que le había dicho Cora.- ¿Quién va a...? ¿Por qué deberían destriparte? Bueno, sé que Clarisse te tendrá ganas después de lo del robot, pero... de ahí a querer destriparte... Además... ¿las dos banderas?
Si no hubiera estado ya sentada, se habría caído de la impresión. No recordaba haberse sorprendido tanto desde... ni siquiera recordaba desde cuándo. Era todo tan... absurdo. Tan poco habitual allí. Y, sin embargo, incluso a Alida que siempre se mantenía lo más al margen posible de la captura de la bandera, la propuesta le había llamado la atención.
- ¿Sabes que nos tendremos que enfrentar al campamento entero para conseguir las dos banderas? -preguntó Alida al final. Pretendía aparentar que todavía no había aceptado la propuesta, pero su tono indicaba lo contrario.
- Oh. Interesante... -dijo Alida mientras hojeaba el libro. Tal vez por eso, porque estaba más pendiente del libro que de su recién conocida amiga, le costó entender qué le decía hasta el final.- No, no estoy harta. La verdad es q... ¿QUÉ? -mientras contestaba por inercia, Alida había caído en la cuenta de las últimas cosas que le había dicho Cora.- ¿Quién va a...? ¿Por qué deberían destriparte? Bueno, sé que Clarisse te tendrá ganas después de lo del robot, pero... de ahí a querer destriparte... Además... ¿las dos banderas?
Si no hubiera estado ya sentada, se habría caído de la impresión. No recordaba haberse sorprendido tanto desde... ni siquiera recordaba desde cuándo. Era todo tan... absurdo. Tan poco habitual allí. Y, sin embargo, incluso a Alida que siempre se mantenía lo más al margen posible de la captura de la bandera, la propuesta le había llamado la atención.
- ¿Sabes que nos tendremos que enfrentar al campamento entero para conseguir las dos banderas? -preguntó Alida al final. Pretendía aparentar que todavía no había aceptado la propuesta, pero su tono indicaba lo contrario.
Coralie Chassier- Inmortales
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/06/2012
Re: [Cabaña de Hestia]Al calor del hogar (S3 Mayo)
- ¡Es que no es justo! ¿Por qué tengo que llevarme mal o bien con una cabaña o otra solo por ser hija de un dios? ¡¡No tengo por qué llevarme mal con gente a la que no conozco!! Es absurdo, me niego a entrar en ese juego... y aquí todos se lo toman en serio y la gente se hace daño de verdad. ¿Y si algún día pasa algo realmente malo? Nadie será capaz de dejar a un lado esos odios que los dioses siembran en nosotros y trabajar juntos. Está mal y no me gusta. No quiero jugar a esto. Y si me obligan a jugar a ese juego estúpido pienso rebelarme. Capturar las dos banderas es un símbolo. Significa que no todos queremos participar en eso. Es un gesto de rebeldía y desacuerdo. Y lo haré sola o con ayuda, pero lo haré.
Estaba decidida. Encima de que estaba obligada a estar en ese campamento, ¿por qué llevarse mal con todos? Vale que tampoco estaba tan a disgusto y vale que su relación con Clarisse no había sido ejemplar, pero en el campamento la gente daba por hecho cosas que no estaban bien ni eran buenas para ellos.
- Alidita, si es contra todos, que sea contra todos. Pero ya es hora de que alguien les haga ver que este sistema no está bien.
Estaba decidida. Encima de que estaba obligada a estar en ese campamento, ¿por qué llevarse mal con todos? Vale que tampoco estaba tan a disgusto y vale que su relación con Clarisse no había sido ejemplar, pero en el campamento la gente daba por hecho cosas que no estaban bien ni eran buenas para ellos.
- Alidita, si es contra todos, que sea contra todos. Pero ya es hora de que alguien les haga ver que este sistema no está bien.
Coralie Chassier- Inmortales
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/06/2012
Re: [Cabaña de Hestia]Al calor del hogar (S3 Mayo)
- Tienes razón. Y... bueno, puede ser divertido. Te ayudaré. Y estoy segura de que encontraremos a gente que también lo haga -dijo Alida con una sonrisa, asintiendo con la cabeza.- Todavía faltan unos días para la captura de la bandera. Practicaré hasta entonces para poder ser invisible el mayor tiempo posible sin olvidarme de mi alrededor... ¡seguro que eso nos es útil!
Alida- Inmortales
- Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 18/06/2012
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