Escena A: Vestuarios masculinos

Los vestuarios masculinos huelen fuertemente a producto de limpieza, tiene una disposición sencilla con cuatro hileras de taquillas con tres hileras de banco entre medias, al fondo a la izquierda hay un pasillo que lleva a los urinarios y los váteres, a la derecha otro que lleva a las duchas, entre medias de ambos hay varios lavamanos con un espejo quebrado por la mitad. Sobre el espejo una pintada en rojo ordena: .VÍSTETE, SUBE, BAJA, TRABAJA, OBEDECE Y MUÉRETE. Todo está iluminado por fluorescentes y el único lugar que tiene ventilación son las duchas donde una enorme rejillas con un extractor intenta sacar el vapor. Un fluorescente situado justo en el centro del vestuario no para de parpadear.

Tras llegar al fondo del pasillo donde se encuentran las áreas deportiva y el vestuario femenino, el primer en entrar se encuentra con el vestuario vacío. Tras dar unos pasos se da cuenta que nadie ha pasado por allí. O eso opina al principio, hasta que escucha en el pasillo de la izquierda unos sonidos atronadores que tras unos segundos descubre que se tratan de ronquidos.

Si aquello ya de por sí era una mierda, el mono que tenía que ponerse ya era para echarse a llorar. No por nada, si no porque además de tener una pinta de incómodo que flipas, seguramente pegaría más calor que nada. Pero bueno, no le quedaba otra. Dejó la bolsa de deporte que traía sobre uno de los bancos con un sonido sordo, dejándola más bien caer. Ronquidos, escuchaba ronquidos. Asomó la cabeza en dirección a los váteres, de donde sonaban los ronquidos. Venga ya, no podía ser, un colega se había quedado dormido cagando. O pelándosela, a saber.

Comenzó a desnudarse, dejandose unos pantalones cortos de jugar al fútbol y una camisa interior blanca sin mangas. Alzó el mono delante suya: pfff. Lo abrió, metió una pierna, luego otra, y se lo colocó sobre los hombros sin llegar a cerrar del todo el pecho, dejándolo abierto a la mitad, más o menos. Seguía escuchando los ronquidos, mientras una sonrisilla maquiavélica asomaba y su perverso plan se iba formando en su mente. Lo del agua estaba un poco visto, y era típica broma de vestuarios, aunque normalmente en los que él estaba las instalaciones eran muchísimo más lujosas, o "pijas" como él decía. Nah, bastaría con algo simple. Se puso una de las zapatillas, o "tenis" como él decía, solo una. Se levantó, y se acercó a uno de los cagaderos, mientras cerraba el puño. Con todas sus fuerzas, golpeó una puerta al azar, haciendo todo el ruido posible. Posiblemente, incluso dejara alguna abolladura en la madera.

¡PLAM!

Dando prácticamente un salto, se volvió a colocar en el banco, como si nada pasara, y se ataba los cordones de la zapatilla izquierda. La llevaba clara alguno de los tontos estos si creían que se iban a librar de limpiar mierda quedándose fritos... aquí no se escaquea ni Dios, a no ser que fuese él mismo.

El sonido retumbó gracias al eco de la sala. De repente empezó a escucharse un ladrido estridente. Tras unos segundos, se oye a alguien refunfuñar al ininteligible, finalmente se le oye chistar y entonces la puerta se abre, por ella aparece un hombre gordo, con la cara redonda con perilla y un bigote y el pelo alborotado. Se bambolea de un paso a otro y mira alrededor, lleva apoyado en su brazo un pequeño chucho de color blanco con manchas negras.

Mira alrededor y clava sus ojos en Juaniyo. Le mira de arriba abajo y tras un paladear un poco le pregunta:

- ¿Vienes a currar de gratis?

Se aguantó la risa mientras escuchaba el "escándalo" al otro lado de la puerta, pero intentó mostrarse serio para cuando el tipo abrió la puerta. Se hizo el sorprendido, por así decirlo, encogiendose de hombros mientras miraba a su alrededor y seguía atándose los cordones.

- Ni idea, la verdá', me' puesto el mono este por gusto... - Dijo, pero se detuvo y, frunciendo el ceño, volvió a mirar directamente al tipo. O más bien, al perro. Le entró la risa floja, mientras hablaba rápidamente con su marcado acento. - ¿Qué cohone' ase con er chucho ahí metío? Fíte' er colega, ¿aquí se pueden meté' animale'? Po' no me creía yo que eso era pa' los siego' y eso... Y tu pinta de siego no tiene, la verdá.

Aunque de gordo zampabollos tenía ramalazo, y un taco. Se levantó del banco, sacudiéndose dignamente el mono y comprobando si le quedaba bien. Le lanzó una mirada al tipo.

- Ou' vieho, vaya tela. ¿Y tú que ase aquí, aparte de meterte en lo' cagadero' con er chucho ese agarrao?

El tipo parpadea un par de veces, tras un poco de esfuerzo para poder traducir la frase en su mente

- Soy tu puta niñera. – hace una pausa dramática – O tu monitor como prefieras llamarlo. – acaricia al perro y añade – Por lo tanto yo llevo a mi Peque a donde me sale de los cojones.

Mira a Juaniyo de arriba abajo.

- Tú eres el futbolista peleón ¿no? Bueno, pues que no se te suba a la cabeza, que por mucho que los Gil te paguen y yo sea del atleti no voy a tener preferencias contigo. – hizo un gesto despectivo con la mano como si apartara el polvo y añadió – Ahora vístete y vete con el resto. Yo me voy a tomar un carajillo a ver si esto se hace más aguantable.

Seguía con la risa floja aún cuando el tipo le respondió, y así siguió durante pocos segundos después de que este terminara de hablar.

- Yo si, ¿ya han contao' cosa' mía por aquí? No vea'... La ente anda que no le gusta chismorrea' ni na'... - Se seguía riendo, porque la verdad era que le daba bastante igual. Pero que ninguno se atreviera a decírselo a la cara porque la iban a tener. - Bueno efe, lo que tu diga'. Yo le tiro ya pa' arriba, lo que paza que no m'acuerdo de donde estaba la claze pero... e' iguá'.

Cogió la bolsa y la metió en la taquilla correspondiente, cogiendo la llavecita y echándosela al bolsillo. Se acercó al tipo y, delante suya, hizo gesto para que chocara las cinco. Antes de que el tipo reaccionase, ya fuese siguiendole el rollo o mandandole a la mierda.

- ¡Illo qué dise er Peque! - Dijo, con bastante deje andaluz y a modo de despedida al perrito, que lo único que hizo fue responderle con unos molestos ladridos. De haber sido algún coleguilla suyo habría sabido que era algo que decía mucho para saludar y despedirse de ellos. El perro ese era retrasado, vaya.

Se giró y se marchó con las manos en los bolsillos, empezando a tatarear una cancioncilla.

Marcos iba con el móvil hablando con la blackberry mientras caminaba, una técnica que había desarrollado en los últimos años.

Jdr ni e mpzad y y m stan jdnd:

Foto012 Abrir

Joder esta mierda te hacen ponerte?

S tio, przc 1 pto barrndero

Ya me jodería...

Cmo s n fuera y sfcnte cn ir a sta mierda

XD

Tio n t rias, mra q pta mierd d stio

Foto013 Abrir

Que deprimente

Y t digo, n quiro imgnar la clse de margis y spcímns q habrá x aquí.

Ánimo, tío

Grac...

Marcos iba a añadir una "s", pero antes de hacerlo casi se choca con un tipo que llevaba un mono puesto como a él le tocaría llevar. Lógicamente, al igual de desarrollar la escritura con el móvil, desarrolló un sentido para evitar obstáculos.
Marcos no se fijó en el otro joven, ni en sus pintas con el mono a medio abrochar, añadió la "S" y entró en los vestuarios.