Ethos
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Conectarse

Recuperar mi contraseña

Últimos temas
» Pinterest prueba
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyJue Dic 17, 2015 6:24 pm por Censura

» Tentación (3 de Mayo) (+18)
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyLun Oct 12, 2015 4:28 pm por Philip McLyon

» Anti-epics
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyLun Oct 12, 2015 4:16 pm por Philip McLyon

» Álzate y anda (3 de Mayo)
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyMar Oct 06, 2015 11:52 pm por Amanda Wallace

» El ocaso del tiempo (2 de Mayo)
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyVie Oct 02, 2015 9:54 am por Maladie

» Epifanía (3 de Mayo)
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyMiér Sep 30, 2015 11:40 am por Jonathan Garcia

» Fantasmas del pasado (2 de Mayo)
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyVie Sep 25, 2015 4:17 pm por Jonathan Garcia

» Un rayo de luz (2 de Mayo)
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyMar Sep 22, 2015 4:29 pm por Maladie

» Vuelta abierta (1 de Mayo)
Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] EmptyMar Sep 22, 2015 4:09 pm por Maladie


Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

3 participantes

Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Maladie Mar Jun 04, 2013 4:55 pm

La cama estaba centrada en la habitación. Las pequeñas columnas de madera se erguían sobre los cuatro vértices del somier otorgando al lugar una sensación de religiosidad, casi como un templo. Hacía mucho tiempo que los viejos dioses los habían abandonado, pero aún perduraba en sus familias la impronta de los antiguos, aquellos que construyeron los pilares sobre los que el mundo se había erigido.

Andreas se encontraba muy débil. Su habitual sonrisa había dejado paso a un ceño fruncido y un profundo sopor del que parecía no querer despertar. La familia se arremolinaba en torno al camastro y una amorosa madre acariciaba el rostro de su hijo con conmiseración. Su nombre era Sofía y su mayor pesar era haberse sumido en la profundas tinieblas de la ceguera justo cuando más deseaba abrir los ojos y contemplar a su hijo.


La hermosa, aunque rasgada, voz de Zenobia acompañaba a sus pesares. Más de siete días había pasado allí dentro, velando a su hermano y protegiéndolo de la recelosa muerte que amenazaba con acariciarlo.
Un anciano oraba arrodillado frente al tragaluz mientras la canción de la chiquilla en su lengua madre acallaba los sollozos de las plañideras. Eurydice y Stephanos se encontraban allí y, a pesar de la situación, mantenían la compostura.

Tras un tiempo de silencio, la canción tuvo final y una a una las mujeres abandonaron la estancia para dejar a la familia a solas con su dolor.

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Omarsharif068bw1

Amén

Sólo aquella palabra se logró escuchar tras la interpretación de la chiquilla. Con paso calmado y lágrimas en los ojos, Zenobia se acercó al lecho de su hermano quien aún dormía plácidamente. La blanca mano de la criatura se unió a la de su madre en una sentida caricia sobre el rostro de Andreas.

-Hemos rogado a los antiguos dioses y también al nuevo... Madre, ¿por qué no mejora?- la voz de la chiquilla sonaba quebradiza y asustada. La mujer deslizó los dedos sobre la mano de su hija y, sin girar la cabeza, sonrió con pesar.

-La enfermedad es uno de los grandes males de este mundo, Zenobia. Nuestro deber es rezar y esperar que Dios se apiade de nosotros y nos devuelva a Andreas sano y salvo. Y si no fuera así...- la voz de la mujer se quebró y su marido llegó hasta ella, besando su mejilla humedecida por las lágrimas.

-Tu hermano es fuerte...- dijo el hombre mientras se giraba hacia sus otros dos hijos. -Todos los sois...- volvió a mirar a su primogénito. -Pero no está todo perdido...- en ese instante la anciana ciega se revolvió de su abrazo y se alejó de su marido.

-¡Santo cielo, Silas!

-Tengo pruebas, Sofía... Si damos con ello el chico vivirá.- replicó el hombre.

-Estoy a punto de perder un hijo, Silas... no me hagas pensar que he perdido también a su padre.- Zenobia echó a andar para socorrer a su madre y juntas, entre quejidos, abandonaron la estancia.



Última edición por Maschera el Vie Jun 07, 2013 1:47 am, editado 2 veces
Maladie
Maladie

Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Stephanos Diomedes Jue Jun 06, 2013 6:10 pm

Las ropas de Stephanos aún olían a sal y a mar. Sus botas, el cuero oscuro de sus ropas, e incluso su capa, mostraba los rodales blanquecinos de salina, tan caracteristicos en quienes son navegantes. Hacia poco tiempo que habia llegado, traido por la marea, de solo Dios sabe dónde. En toda Venecia hablaban de las ausencias de aquel al que llamaban "el Vándalo". Simplemente embarcaba con sus hombres en su amada nave, un galeón de tres palos y velas latinas. El "Ira de Talos" era bien conocido en el Mediterraneo, sobretodo entre los piratas y comerciantes turcos.

Observaba a su hermano con aspecto impasible, pero sus ojos relucían con su particular brillo irascible y belicoso. Muchos decían que eran los ojos de un loco. Y otros tantos que Stephanos deseaba, entre todas las cosas, la muerte de su hermano. Pero allí estaba él. Velando al débil de Andreas y rezando para que la Muerte no se lo llevara. Aunque más que rezar, parecía estar advirtiendo a la propia Parca con su mera presencia. Ni siquiera Dios sabe qué ocurre en el interior del Vándalo. A su lado su hermana, con la que no habia dirigido más allá de un saludo en años. Cuando él dejó la Academia Militar, de una manera tan sonada, la chiquilla le retiró la palabra. Y él no habia hecho nada para remediarlo.

Stephanos tenía otros menesteres de los que ocuparse, mucho más importantes, que limar las asperezas entre su familia. Aunque mentiría si dijera que no deseaba que su relación con Eurydice volviera a su cauce. Pero ya no eran niños. Habian cambiado las espadas de madera por aceros y mosquetes y habian revestido sus pieles con el hierro y el bronce de sus armaduras.

- Dejelo hablar, madre. - Pidió Stephanos a su amada madre. Porque la amaba. Si estuviera en su mano le devolvería la vista, pero solo podía arrancarles los ojos a aquellos por cuya culpa su madre perdió la vista. Se acercó a ella, poniendo las manos sobre sus hombros, queriendo ser reconfortante aunque su presencia fuera. - Cada segundo que pasa se lo regalamos a esa zorra encapuchada que quiere llevarse a Andreas. Debemos explotar cada posibilidad antes de enterrar a nuestro hermano.

Stephanos Diomedes
Stephanos Diomedes

Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 27/03/2013

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Eurydice Diomedes Jue Jun 06, 2013 9:33 pm

Visible era su incomodidad, desacostumbrada a prendas de altos nobles y ricas cortesanas. La porte de espalda recta y cuadrado de hombros desentonaba con el largo vestido rojo borgoña con volados de encaje negro. El corset adornado con pedrería parecía creado con el fin de limitar su movimiento, incluso su respiración. Solo los zapatos de terciopelo rojo ofrecían una comodidad que las botas de placas a las que estaba acostumbrada negaban.

Aunque Stephanos se encontraba en la misma habitación, no había cruzado palabras con él, ni siquiera una simple mirada. El respeto que sentía por su hermano había ido desapareciendo durante los últimos años, y solo quedaba constante el dolor de ver en lo que se había convertido. Deseaba que todo volviera a ser como antes, pero nada permanecía igual. Lo amaba y amaría como siempre había hecho, pero no volvería a mostrarlo. No frente a él.

- ¿De qué tiene pruebas, padre? - Su tono de voz era agudo a la vez que estricto. Años de experiencia militar la habían obligado a dar órdenes con demasiada frecuencia, olvidando la entonación con la que hablaba a sus propios familiares. - Andreas ha sufrido ese mal en exceso, y ni los famosos sanadores de Venecia han encontrado cura. - Apoyó la mano en el hombro de su padre sin perder la porte, como si estuviera dándole el pésame a un soldado en vez de a un ser querido. - ¿Estáis seguro de no estar depositando vuestra fe en un cuento? -

La sola duda de que algo pudiera salvar la vida de su hermano Andreas le daba esperanzas para buscar aquello hasta en el fin del mundo, pero su razón le decía lo contrario. No podía existir. No si nadie podía afirmar de haberlo visto o tocado. Conocía lo que las esperanzas de una persona moribunda llegaban a imaginar, y eso era algo que si había presenciado.
Eurydice Diomedes
Eurydice Diomedes

Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Maladie Jue Jun 06, 2013 11:50 pm

Silas se giró lentamente y contempló el semblante recto de sus dos hijos; los dos leones de Ceres. Intentó sonreír a pesar de la amargura que lo embargaba y, por última vez aquella tarde, miró a su hijo. Agarró la pequeña cuerda tejida en colores dorados que pendía del dosel y tiró de ella haciendo que una fina capa de seda ocultara a su débil criatura. Según las creencias, era recomendable mantener al enfermo iluminado con una vela pero oculto en una habitación cerrada, de esa forma los efluvios tóxicos que campaban a sus anchas por el aire no podrían hacerle daño. La vela era simplemente para espantar a la muerte y recordarle que, aún con todo, había esperanza.

Es demasiada coincidencia, hija... es demasiada coincidencia...- Silas suspiró profundamente y acarició con la su mejilla la mano de su hija. Podía sentir las asperezas sobre sus nudillos de tantas y tantas horas de lucha. ¿Quién iba a decirle que los mayores honores en guerra procederían de su preciosa Eurydice? Miró entonces a Stephanos y se quedó parado durante unos instantes. Tragó saliva y se obligó a sonreír. Amaba a su hijo, claro que lo amaba... pero esa mirada... esa frialdad. ¿Eran acaso ciertos los rumores? Stephanos... ¿de verdad quieres muerto a tu hermano?

-Quiero mostraros algo, hijos. Acompañadme por favor, no... no tengo fuerzas para seguir aquí...- las lágrimas se agolparon contra sus ojos y un nudo anidó en su garganta. El anciano Silas salió de allí con el rostro desfigurado por el dolor y las traidoras lágrimas resbalando por sus mejillas.

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] 628_06

El patio del caserón estaba más oscuro aquella tarde, quizás alguien allá arriba supiera algo que los simples mortales desconocían. El camino hasta la alcoba que hacía las veces de despacho del cabeza de familia fue más lenta de lo normal, y silenciosa como un festín de lobos. A Silas aquel silencio le laceraba la carne. Era consciente de las rencillas entre sus dos hijos y cada segundo que pasaban el uno con el otro sin dirigirse una mirada, era un pinchazo más en su corazón. Finalmente el grueso portón de madera cedió ante la escasa fuerza del anciano y éste pudo entrar e invitar a sus hijos.

-Hace mucho tiempo comencé una investigación a espaldas de vuestra madre. No voy a decir que esté orgulloso de ello, pero al menos pude divagar sin escucharla refunfuñar a mis espaldas.- se dirigió hacia una estantería en la que se encontraban varios libros de gran valor. Diarios de viaje, compendios de todo tipo y, al parecer, el libro que buscaba.

-Le compré este libro a unos monjes agustinos que conocí durante uno de mis viajes a España. Al parecer es una copia de una de las partidas de Alfonso X, llamado por los suyos "el Sabio", así que comenzamos por buen camino, ¿no?- Silas se mostraba nervioso mientras extendía sobre la mesa el libro. Pasó unas cuantas páginas con menos cuidado del que quería procurarles y se paró en una de ellas, acercó más el libro a sus hijos y señaló la ilustración.

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] 285245218062390
Maladie
Maladie

Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Stephanos Diomedes Vie Jun 07, 2013 12:28 am

El silencio para Stephanos no era desconocido. Es más, el silencio siempre habia sido amado por el taciturno marino. Incluso en su galeón, pocas canciones y bromas se escuchaban. Le gustaba mantener a sus hombres alerta, y poco a poco irles pegando su peculiar... visión del Mundo. Le eran leales, como solo un hermano valiente puede ser hacia otro hermano valiente. Pensar en eso le removió las entrañas. "Hermanos valientes" ¿Por qué Andreas ha tenido que ser un auténtico pusilánime hasta el momento de expirar su último aliento? En la habitación, cuando se acercó a su madre, le pareció escuchar la leve respiración del enfermo. Tan leve y fragil como lo era él. Tal vez la culpa fuera del propio Stephanos, por no haber sabido darle una buena paliza a tiempo a su hermano. Tal vez así hubiera fortalecido a su hermano mayor.

Como hizo con Eurydice. No podía estar más orgulloso de ella, aunque sus miradas eran frías. ¿Era acaso responsable de lo que decían sus ojos por él? Se habia convertido en toda una mujer, bella, recta y recia. Dura como el acero. Pensó en quien sería el pobre truhán que hubiera de casarse con ella. Seguro que cualquier hideputa con la firme idea de domarla. Terminaría con un cuchillo entre sus costillas, y no sería él quien se lo clavara. Amaba a Eurydice, a su manera.

Aquel pensamiento se esfumó ante el tenue sollozo de un padre. Stephanos tomó aire y lo expulsó muy lentamente para controlarse y no coger del cuello a aquel anciano, estamparlo contra e muro y obligarle a comportarse como un hombre. ¿Es que acaso los varones más influyentes de su familia son los dos unos pusilánimes? Incluso arrugó la nariz cuando las lágrimas, furtivas, escaparon de los ojos de su padre. Y sí, apartó momentaneamente la mirada. Distraido. Odiaba aquello. Odiaba que su familia se dejara llevar de esa manera, que no fueran capaces de controlar sus sentimientos.

Escuchó la historia de su padre, echando una ojeada al libro del que decía hablar. Monjes. Españoles. Un Rey. ¿Es que acaso las Leyes curarían de su enfermedad a Andreas? Sí, leyes. ¿Sorprendidos de que "el Vándalo" haya leido las obras de Reyes? Las tales Partidas no era sino una compilación de leyes de la época de ese Rey Castellano. Pero se acercó curioso cuando su padre mostró la imagen.

Unicornios y leones. Y seguro que el mismisimo Zeus bajará, junto con sus Olímpicos, para vencer al mal que atenazaba a su hermano. Miró a su padre, viendo en él a un viejo, frágil, que habia perdido la cabeza.

Pero a pesar de ello, él también prefirió aferrarse a una leyenda antes que perder la esparanza. Espero a que su padre hablara, sin decir ni una sola palabra.
Stephanos Diomedes
Stephanos Diomedes

Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 27/03/2013

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Eurydice Diomedes Sáb Jun 08, 2013 7:54 pm

Miles de ecos y fantasmas del pasado llegaban a ella como ingratos recuerdos de aquel patio interior. Un patio con la única culpa de recordarle lo que había desaparecido y echaba en falta. Cada columna y planta, cada pared y ventana la obligaban a sentir nostalgia, pero no por aquella triste casa, si no por la que había perdido para nunca volver. Creía que el tiempo curaría sus heridas, como madre le había dicho, pero cada año redescubría la verdad. Era como si el tiempo en vez de sofocar las llamas, lanzara leños de más tamaño. Como si la hoguera nunca fuera a consumirse y el propio destino riera cruelmente mientras veía las llamas acariciar el cielo.

Siguió con paso seguro y largas e innecesarias zancadas a los dos familiares, ojeando de vez en cuando a su hermano. Padre no era el único que lo necesitaba en ese momento y su sola compañía le infundía el coraje para enfrentar la posible muerte de Andreas. El alivio de tenerlo allí era notorio, tanto como ver que seguía vivo y sin ningún daño. Aun así, esos sentimientos los mantenía para ella y no planeaba compartirlos con él.

Entró en la alcoba y observó las estanterías llenas de libros. No recordaba haber visitado nunca aquel sitio, y la capa de polvo que cubría libros de estanterías más apartadas, le hacían sospechar que pocos más lo habían hecho. Esperó de pie cerca de la mesa hasta que su padre le mostrara en lo que tantas esperanzas había depositado. Cuando vio aquella ilustración, el mundo pareció aplastarla con todo su peso. El padre que tanto amaba estaba depositando sus esperanzas en algo irreal, en algo que no podía existir. Hubiera llorado solo por ver aquella imagen, pero eso era algo que tenía que esperar. No podía mostrar debilidad frente a su padre, mucho menos ante su hermano. Solo podía mostrar el apoyo que no sentía.

- Ignoro lo que he de ver, padre. ¿Podría explicar qué posee la ilustración para ofrecerle tal fe en una cura? -
Eurydice Diomedes
Eurydice Diomedes

Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Maladie Sáb Jun 08, 2013 11:15 pm

-¿No lo entendéis?- la sonrisa de ingenuidad de Silas no ayudaba a hacerse entender, mucho menos a dar pábulo a sus palabras. El anciano agarró el libro y lo entrecerró para sí, como si sólo él pudiera captar la mina de oro que aquel texto representaba. Dio un par de vueltas y, finalmente, se paró justo al lado de una ventana, quizás los rayos del sol le ayudaran en la noble gesta de hacer comprender a sus vástagos.

-A vuestra madre y al resto del mundo les he contado una pantomima... un bulo mucho más creíble que la realidad a la que quiero intentar acceder. La mandrágora, raíz curativa a la que muchos le atribuyen extrañas propiedades mágicas. Sobretodo en tierras celtas es común escuchar las leyendas que circulan sobre la misma... pero nada se puede comparar a la leyenda en vida a la que quiero dar caza.- Silas giró su rostro hacia sus hijos y éstos comprobaron cuán serio estaba su padre. -El unicornio.

Una ráfaga de aire penetró a través de la ventana y acarició el rostro de los griegos. Los céfiros transportaban el aroma a metal y aceites característicos del sestiere de Castello, un lugar de hombres recios, un lugar idóneo para reconstruir su hogar. No obstante, aquella ráfaga también les trajo un sabor amargo, el de la total incomprensión. Silas se llevó una mano hacia la frente y caviló unos instantes. Finalmente caminó de forma pesada hasta la mesa y dejó caer el manuscrito.

-El libro habla de que existen unicornios muy lejos de aquí, en tierras tan al sur que el propio Sol decidió marchitarlas, tornándolas desierto y tostando la piel de sus habitantes. Unicornios reales, cuyo cuerno puede recuperar de cualquier dolencia a un enfermo. Es la única salida que le queda a Andreas... iría yo mismo, pero de nada serviría ir si no tengo fuerzas para volver.- golpeó con el puño cerrado sobre la mesa. Sus cascados huesos crujieron contra la seca madera y Silas sintió el dolor nacer de sus articulaciones.

Mientras abrazaba sus doloridos dedos con la otra mano alzó la mirada y escudriñó el rostro de sus hijos, negando con la cabeza.

-No tengo ninguna prueba de que todo esto es real... pero lo siento aquí dentro, en mi corazón... al igual que siento a Dios Todopoderoso observándonos desde los cielos. ¿Qué decís?
Maladie
Maladie

Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Stephanos Diomedes Dom Jun 09, 2013 2:38 am

Muy buena pregunta. ¿Qué decir? ¿Qué decir para no matar a ese viejo y tirarle del pedestal de su locura? ¿Qué decir para no romper la esperanza del hombre? Stephanos inspiró. Hondo. Ya era la segunda vez que lo hacía en el mismo día, y en tan poco tiempo que hubo de inspirar una tercera. Ahora pensaba en que, si cogiera a su padre del cuello y lo golpeara contra la pared, éste se convertiría en cenizas. Frágiles y volátiles. ¿Donde está el hombre que en su juventud se enfrento a piratas y bárbaros a bordo de sus galeones mercantes? Maldita desesperación. Cuando un hombre pierde todo resquicio de su alma y solo se aferra a la esperanza, empieza a creer en unicornios.

Una cuarta vez. Ésta para tragarse, al menos durante unos segundos, el orgullo vándalo que tanto le caracterizaba. Y entonces miró a su hermana. A su hermana del alma. Su mitad y a la vez su más enquistada enfermedad. La miró como hacía años la miraba, con esa mirada capaz de transmitir mensajes completos. Cabeceó ligeramente, asintiendo a las locuras de su padre. Aunque tenía ganas de abofetearlo, ¡era su padre! Y el cabron que no tenía valentía siquiera para encarar a unos malos fríos, era su hermano. Pese a todo, eran su familia.

- Comprendo. - Fue lo único que dijo. Stephanos se acercó a su padre decididó, a grandes zancadas. Los tacones de sus botas resonaban en la piedra de la biblioteca y las hevillas del tahalí donde reposaba su espada no dejaban de tintinear. Por alguna extraña razón, que se le clavó a Stephanos en lo más hondo de su ser, su padre pareció encogerse de hombros y refugiarse tras ese gran tomo. El hombre, o mejor dicho la pesadilla convertida en hombre que protagonizaba tantas advertencias con que las madres reprendían a sus hijos, posó cálidamente una mano enguantada en el hombro del viejo. Palmeó un par de veces. - Allí donde los hombres adoran a un profeta infiel.

Stephanos conocía a esos perros. Les conocía bien. No en vano, viajar le ofrece al viajero un amplio abanico de conocimientos. Compartir saberes y aprender algunas lenguas infernales, aunque solo sean útiles para tratar de descifrar los planes o entender los gritos de los cerdos turcos. En sus viajes habia conocido muchos secretos, practicas por las que hasta el más pacífico de los cristianos condenaría a uno a la hoguera. En uno de esos viajes conoció a una serie de hombres capaz de curar cualquier dolencia. Aunque por supuesto, sus artes no tenían nada que ver con seres mitológicos.

- Conozco esas tierras, padre. - Se refería a las tierras costeras del mediterráneo. Tierras como egipto, o los desiertos de los árabes infieles. - Buscaré la cura para Andreas. Pero tiene que resistir. Llamad a Falieri y que le de algo a Andreas. - Miró directamente a su hermana. ¿Se esperaría ella eso? Su pensamiento fue más allá. ¿Le acompañaría? Aunque de hacerlo, renegaría de su puesto y era peligroso dejar a la familia desprotegida. Sí, porque solo Eurydice se valía para defender la valía y la integridad de los Diomedes
Stephanos Diomedes
Stephanos Diomedes

Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 27/03/2013

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Eurydice Diomedes Dom Jun 09, 2013 7:19 pm

El golpe fue más duro de lo que pensaba, y mucho más de lo que esperaba. Aquel hombre que siempre había admirado como un Titán, como uno de aquellos y poderosos dioses adorados antiguamente en la tierra de la que provenía, había sido sometido brutalmente por la locura. El ideal que aun mantenía vigente sobre el padre que le había contado tantas historias de sus viajes como para recordar un número exacto, se resquebrajaba y desaparecía lentamente para mostrar la cruda realidad, un anciano torturado por su pasado. Un pasado conjunto que había desmembrado la familia hasta mostrar lo que tenía enfrente. Ni siquiera podía culparlo por no poder diferenciar entre una falsa esperanza y un sueño demente. Solo podía mostrar su apoyo frente a él para llorarlo en soledad.

- Son vastas tierras, atestadas de enemigos del cristianismo. - Cogió el libro y lo abrió como si aquello le interesara, pero sus ojos no querían ver nada y sus manos solo pasaban páginas al azar. - ¿No ha encontrado nada más sobre sus emplazamientos? - Alzó la cabeza para enfrentar por vez primera a su hermano. Su rostro era frío como si la persona que los acompañaba en esa habitación fuera un enemigo en vez de un familiar. - ¿Has presenciado algo similar en alguno de tus viajes? - Dijo la frase en perfecto griego, carente de la cortesía y el respeto con el que hablaba a todos.

Cerró el libro con sumo cuidado y volvió a la pose que le ofrecía la comodidad que necesitaba, carente de la gracia de una dama pero perfecta para la capitana de la guardia. Sus ojos seguían fijos en los de Stephanos, consciente del brillo de crueldad y barbarie que reflejaban. A pesar de sentir un dolor agudo en el pecho ante aquella mirada brutal y cada vez más dolorosamente conocida, no la apartó, ni siquiera pestañeó.
Eurydice Diomedes
Eurydice Diomedes

Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Stephanos Diomedes Lun Jun 10, 2013 1:33 am

El puño enguantado en negro se cerró y el hombre estuvo apunto de alzarlo contra su hermana. Pero la presencia de su padre le retuvo. ¿Que más males necesita esta familia? Negó a su hermana, sin apartar la mirada de sus ojos. Seguían igual de salvajes que cuando era niña y se perdían por los jardines y laberinticas calles de Creta. Stephanos siempre encarnaba al Minotauro, y su hermana al héroe Teseo.

Decidió entonces negarle la mirada y encarar a su padre, haciendo más patente la enemistad entre ambos hermanos.

- Buscaré una cura, padre. Pero unicornios... por Dios. Los unicornios solo existen en las leyendas - Stephanos no aguantó más aquella farsa. No estaba en su naturaleza el disfrazar la realidad con dulces palabras de condescendencia. Si su padre habia perdido la cabeza, que la recuperara. Ahora mismo era como un niño al que le quitan la pelota y no para de llorar, en vez de reponerse y pelear para recuperar su pelota. Su padre era un niño. Inocente y crédulo como solo puede ser un niño. - Hay médicos, buenos médicos egipcios que podrían curar su dolencia. Hay... - Stephanos paseaba por la estancia. Muchos de sus libros eran auténticos tesoros traidos de sus viajes. Libros en lenguas que su padre era incapaz de leer. Miniaturas e ilustraciones que parecían obra de los mismos dioses. - Una mujer cuya fama es de sobra conocida. Ariadna la Milagrosa la llaman. Tal vez pudiera ella curarle la dolencia a nuestro hermano. - O tal vez solo le procure un dulce traspaso a la otra vida. Cosa que tanto le hacia falta al bueno de Andreas desde que su esposa murió en Creta.

Estaba incómodo. Su padre habia perdido la cabeza, su hermano se moría, y su hermana parecía más decidida a arrancarle la piel que a pensr con claridad. Maldita sea la suerte que se ceñía sobre los Diomedes. ¿Quien sería capaz de encauzar los caminos de esa familia de enfermizos lunáticos? ¿Su madre? ¿Una mujer incapaz de distinguir a su propio hijo del resto de los marineros? ¿Que puede hacer una mujer ciega en un mar de intrigas y puñales como es Venecia?
Stephanos Diomedes
Stephanos Diomedes

Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 27/03/2013

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Maladie Lun Jun 10, 2013 12:01 pm

-¡Silencio!- Silas se incorporó súbitamente y golpeó fuertemente la mesa. Observó a sus hijos como si pudiera verlos por primera vez en muchos años y entonces negó con la cabeza. -"Delirios de un viejo" pensaréis... Dejad que el anciano Silas se pudra con sus quimeras mientras nosotros hacemos algo por la familia.- alzó su dedo acusador y apuntó directamente a su hijo, quien hablaba de mujeres egipcias y milagreras.

-Todo esto no sería necesario si tú no hubieras enraizado el terror en el corazón de tu padre, Stephanos... "El Vándalo" psché...- soltó un bufido de desprecio. Agarró su libro y lo abrazó para sí, caminando hacia la ventana que daba hacia el mar.

-Toda una vida criando a unos hijos que en el preludio de la muerte de su hermano no son capaces de dirigirse una mirada...- Silas volvió a mirarlos con reproche. -¡Encontraré yo sólo al unicornio, y cuantas criaturas mitológicas sean necesarias!- sus ojos eran desafiantes, mirando primero a Eurydice y después a Stephanos. -¡Andreas vivirá y la familia saldrá adelante sin tener que pasar por tus manos manchadas!- volvió a mirar hacia la ventana, el azul infinito que se abría ante él.

-Y ahora, marchaos... dejadme descansar.
Maladie
Maladie

Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Eurydice Diomedes Lun Jun 10, 2013 9:19 pm

La intención de conseguir que aquel anciano que tanto amaba entrara en razón desapareció por completo, siendo inundada con la seguridad de que no volviera jamás de aquel insustancial viaje. No podía permitirlo. Aunque todo su ser supiera que aquel animal no existía. Aunque tuviera que enviar todas las tropas de Venecia en busca del sueño de un hombre torturado. Aunque ella misma tuviera que sacrificarse y adentrarse voluntariamente en el mismo infierno, tenía que hacerlo para que su familia no volviera a sufrir.

Se acercó con paso decidido a Silas, segura de lo que tenía que decir. - Encontraré al unicornio, padre. - Se volvió sobre sus talones para enfrentar a Stephanos, aunque su frase no iba dirigida únicamente a él. - Pese a que mi espada deba de atravesar el cuello de incontables infieles o el óxido consuma la armadura que me proteja, salvaré a Andreas. - Salió de la alcoba con largas zancadas, sin esperar respuesta de ninguno de sus familiares.

Conforme volvió a presenciar el patio interior, ecos de su infancia la impregnaron nuevamente con gratos recuerdos de su niñez en Creta. Innumerables momentos de felicidad que nunca volverían y quedarían para siempre en el pasado. Una lágrima resbaló por su cara hasta caer al suelo, obligándola a observar a su alrededor para asegurarse de que nadie lo hubiera presenciado. No era el momento ni el lugar para eso, así que se dirigió con prisa hacia la entrada.

Estaba segura de no poseer la resistencia suficiente para cumplir aquella misión, pero tenía que intentarlo. No, tenía que conseguirlo. Era la única que podía velar por su familia, puesto que el hermano del que tanto confió, se había transformado en el que terminaría por destruirla.
Eurydice Diomedes
Eurydice Diomedes

Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Stephanos Diomedes Lun Jun 10, 2013 9:54 pm

No lo pudo reprimir. El escritorio de su padre tambaleó cuando Stephanos descargó sobre su madera su puño.

- ¡Y que tengo yo de culpa en la debilidad de Andreas! - Cuando se enfadaba, encogía la nariz, retrayendo el labio superior y mostrando los caninos como si de una bestia se tratara. Y sus ojos brillaban rojos, como inyectados en sangre.

Stephanos se retiró de la mesa. No se acercó a su padre, porque no quería que el corazón le fallase. Ahora era lo último que necesitaban, que su padre sufriera un ataque al corazón. Se volvió hacia un objeto mágico. Una reliquia que había pertenecido a su familia y habia sobrevivido a la devacle turca. Sobre una chimenea, abollado y ennegrecido por las llamas con la pintura cascada, reposaba el escudo de su familia. El blasón. La efigie que habia guiado, antaño, tropas cretenses y que tanto orgullo había reportado a la familia Diomedes.

- ¿Donde está el León, padre? ¿Dónde está el León de Creta que con su sola presencia atemorizaba al enemigo? ¿Donde está el hombre que abatió con su espada a quince infieles mientras su familia escapaba de las llamas? - Se acercó a él, tomandole se los hombros y pegandole a su cuerpo. No era un abrazo al uso, pero viniendo de Stephanos aquello era toda una novedad. - Tienes que volver a rugir, padre. Andreas te necesita, madre te necesita. La familia entera te necesita. Buscaré una cura para tu hijo, aunque tenga que sacar a los ángeles del cielo y obligarles a obrar milagros.

Stephanos se separó, mirando durante unos segundos a su padre. Achaparrado, flácido, y con la mirada acuosa de un loco. Arrugó el gesto, sin poder reprimir el efecto de aquella visión en su alma. Rezaría a quien nunca ha rezado, pagaría galenos para que curasen a su hermano, y les sacaría los ojos y cauterizaría sus bocas si fallaban. Y aunque tuviera que pactar con el mismísimo Satán, le obligaría a devolverle el aliento a su débil hermano, y ya puestos un poquito de vigor no le vendría mal.

Con grandes zancadas, Stephanos salió de la habitación. Pero antes realizó un peculiar ritual, debido a las pústulas que empezaban a aparecer en las axilas y los brazos de su hermano. Se lavó las manos con agua, luego alcohol y con sumo cuidado las prendió. Solo un segundo despues metió las manos en un bidón de agua. Le escocían pero estaban húmedas antes de prenderlas fuego así que no tendría que lamentar más que una ligera rojez durante unas horas.

Atravesó el jardín, observando a su armada hermana. Y aunque sintió el impulso de consolarla, su orgullo pudo más que la razón y pasó de largo. ¿Donde iría? Seguramente a buscar a sus hombres, beber, pagarle unas cuantas monedas a una buena cortesana, o tal vez a un par. Quizás buscara una amante entre las hijas de la burguesía y, con suerte, termine la velada batiendose en duelo contra un hermano, un padre o un marido insultado. No habia nada mejor para templar el ánimo que el sexo y la sangre.
Stephanos Diomedes
Stephanos Diomedes

Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 27/03/2013

Volver arriba Ir abajo

Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero] Empty Re: Un lecho de muerte [Palacio Diomedes / 1 de febrero]

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.