La familia Diomedes

Historia y situación actual de la familia

Los Diomedes son una familia de antiguos nobles cretenses que han llegado a Venecia recientemente huyendo del expolio turco. A pesar de la animadversión con la que fueron tratados, Silas y Sofía Diomedes lograron hacerse un hueco en el sestiere (distrito) de Dorsoduro. Instalados en el puerto, la familia de mercaderes comenzó a prosperar en poco tiempo y sus enormes donativos durante 15 años hicieron inevitable su inclusión en el Consejo.

Debido a su origen extranjero, Silas es un hombre con muchos contactos fuera de Venecia y eso le ha facilitado la exportación e importación de mercancías hacia territorios ajenos a la República. Las enormes sumas de dinero que recibe por esas transacciones y, aún más importante, el hecho de que ningún Barbarigo pueda beneficiarse de éstas hicieron prosperar a la familia hasta que un fatídico brote de peste asoló el sestiere. Durante el mismo muchos miembros de las ramas laterales de la familia perecieron y el propio primogénito, Andreas, enfermó gravemente. La situación actual de la familia está ligeramente debilitada y Silas ha dejado de acudir a las reuniones del Consejo agobiado por sus deberes como padre y cabeza de familia.

Personalidades notables:

Spoiler:

Silas Diomedes (53)

Es un hombre atormentado y fatigado a estas alturas de su vida. Tiene una gran preocupación acerca de la salud de su hijo Andreas y ha comenzado a movilizar a un ingente número de mercenarios y cazadores de tesoros para que encuentren cierto elixir que, según cree, devolvería la salud a su hijo: la mandrágora.
Muchos dicen que es sólo un viejo chiflado, ya que las mandrágoras son criaturas de fantasía que no existen en el mundo real. Sin embargo, Silas dice haber encontrado un manuscrito antiguo donde se indica la localización de una de estas criaturas, cuyo jarabe podría devolverle a su primogénito.


Sofía Andros (51) Sofía es una mujer culta y amable. Tiene una forma de ser maternal incluso con aquellos que no son de su familia y siempre tiene una sonrisa en los labios, aunque a veces sea amarga. Perdió la vista durante un incendio en su huída de Creta y, a pesar de que le costó mucho acostumbrarse a su situación, ahora mismo es una mujer independiente. Lo único que siente es que Dios le arrebatara el único sentido que podía acercarle a sus hijos y su marido, especialmente a su hija Zenobia quien, recientemente, fue declarada la criatura más hermosa de toda Venecia por el propio Leonardo da Vinci. Sofía siempre ha apoyado a sus hijos en sus diferentes senderos y, últimamente, ha comenzado a desenterrar los mitos clásicos de la Grecia Antigua que tanto interés están despertando en los artistas contemporáneos.


Andreas Diomedes (34) digno sucesor de su padre, Andreas es un hombre recto, devoto y honorable. Estudioso de la filosofía, matemáticas y ciencias que su padre siempre le ha recomendado, Andreas fue construyendo una familia a parte. Sin embargo, en los años anteriores a su huída de Creta, los turcos exterminaron a su mujer y sus dos hijos y desde entonces ha estado atormentado. Su hermano Stephanos le susurraba al oído "cobarde" y, en su fuero interno, él sabía que así era. Si era un hombre digno debería haber muerto junto a los suyos. Sin embargo, sus padres no pensaban así.
Ahora la peste parece estar a punto de concederle su deseo de muerte pero Andreas, tal y como prometió a su madre, luchará hasta el final para salvarse y darle continuidad a su estirpe.

Stephanos Diomedes (30) belicoso y petulante, Stephanos siempre ha estado a la sombra de su perfecto hermano. Llegó a Venecia a la tierna edad de 15 años convertido en un guiñapo asustadizo que todo el mundo, movido por la característica xenofobia veneciana, despreciaba. Poco a poco, Stephanos fue convirtiéndose en el ser despreciable que el resto veía y sólo destacaba en una cosa: la guerra. Su forma barbárica de luchar, más propia de un salvaje que de un noble, le granjeó el sobrenombre de "el Vándalo". Ingresó en el ejército veneciano del que salió poco después para montar su propia banda de mercenarios. Ahora el Vándalo y sus hombres son una de las milicias ajenas al estado más importantes de Venecia. Arrogante y malhablado, Stephanos disfruta recordando a los demás su fracaso.
Las malas lenguas hablan de que ansía la muerte de su hermano para así tomar las riendas de la familia y hacer quién sabe qué con ella. Quizás sea ése el motivo por el que su padre, Silas, recurre incluso a la fantasía para salvar su linaje.


Eurydice Diomedes (25) es conocida como la Dama de Bronce por el color de piel, típico de su gente, así como por el metal que hizo famosa la isla de la que proviene. Eurydice es una de las únicas mujeres nobles que escogieron el servicio militar como destino y, a pesar de lo que muchos hombres querrían, es simplemente excepcional. Forma parte del Ejército veneciano y, entre batalla y batalla, ejerce como Capitana de la Guardia Turquesa, famosa en toda Venecia. Eurydice ama profundamente a sus hermanos y daría la vida por todos ellos pero teme que Stephanos pierda el control y, en una de sus rabietas, haga alguna locura. Actualmente su corazón está dividido; una parte se encuentra en Forli imaginándose rescatando a Bartolomé d'Alviano, Comandante del Ejército Veneciano y fiel maestro. Otra se encuentra liderando la expedición en busca de la mandrágora que su padre Silas está gestionando en estos momentos. Sea cual sea su decisión, la rectitud y la nobleza serán su baza más fuerte. Al igual que Stephanos, Eurydice nunca ha podido casarse debido al rechazo de la nobleza veneciana por "emponzoñar" su prole con sangre extranjera. Sin embargo, tras 15 años, son muchos los hombres que empiezan a apelotonarse a sus puertas dispuestos a domar la yegua más férrea de toda Grecia.


Zenobia Diomedes (16) catalogada como "la criatura más hermosa de toda Venecia", Zenobia es el ejemplo en vida de la perfección. Casta, hermosa, piadosa y educada, Zenobia ha provocado que cientos de hombres venecianos se giren a su paso, so pena de recibir una buena reprimenda por parte de sus señoras. La muchacha, con su sola existencia, ha beneficiado grandemente a la visión de los extranjeros en Venecia ya que si la inmigración implica enriquecer así las calles, ¿quién podría oponerse?
Actualmente está trabajando como institutriz en la casa de Paolo Michelli, el Cardenal de Venecia, como gesto de hermandad entre las dos familias. Por desgracia para ella, el único doncel casadero que le queda a Michelli es Isaac, su gordinflón benjamín.