La familia Falieri

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Los Falieri fueron en algún momento barberos de los que atendían enfermedades en su local a cambio de unas monedas de más. Hoy por hoy, son una familia de galenos de ciencia reconocida que viene proveyendo a la ciudad de sanadores durante años, y que visita a domicilio a aquellos enfermos que todavía se lo pueden permitir.  Además, ellos son los que conducen el Sagrado Hospital  de la isla de Poveglia, donde se envía a los enfermos más graves de la ciudad.

La familia Falieri adquirió gran parte de la riqueza durante la Peste Negra que asoló Europa durante el siglo XIV, y hoy por hoy se encuentran asentadas como uno de los linajes más nobles y pudientes de la República.  Algunos dicen que se disponen a abrir una Escuela de Medicina para transmitir su conocimiento; otros prefieren decir que los Falieri atesoran su sabiduría como oro en paño, y que más vale acudir a un barbero que seguir alimentado a esas sanguijuelas, pues quien miserias trata miserias padece. Se crea a quien se crea, los Falieri han alcanzado un prestigio lo suficientemente reconocido como para estar entre una de las seis familias del Consejo.


Vitto (50): líder de la familia Falieri, Vitto se ha erigido como el principal benefactor de los galenos no sólo en Venecia, sino en prácticamente toda Italia. Conocedor de las artes médicas de todos los autores relevantes, Vitto ha comenzado a escribir sus propias teorías anatómicas y científicas. Principalmente está ocupado en los asuntos de la sangre, consternado como está por la enfermedad de sus hijos.
A pesar de su edad y su conocimiento de causa, Vitto suele ser frío e implacable, no aceptando medias tintas en sus intervenciones y desdeñando las posibilidades de mantener conversaciones superfluas.
Dirige Poveglia, lugar que supuestamente está infectado de espíritus y vampiros. Ante estos rumores, Vitto no hace sino carcajearse  y espetar un sincero "Diablos, no".


Dafne Ambrossio (40): una mujer oscura y retraída. Desde el nacimiento de su último hijo, Dafne no ha dirigido la palabra a nadie. Nadie sabe exactamente qué es lo que le pasa, a quién odia o con quién se enfureció, pero lo cierto es que tampoco se esfuerzan mucho en comunicarse con ella. Vitto evita por todos los medios cruzarse con su esposa, ya que su deber como médico es tratarla para su pronto abandono de la locura... de una forma o de otra.
Desde hace un año, en el mismo momento en que amanece, Dafne sale al jardín y se sienta sobre la hierba, observando el infinito o el devenir de los transeúntes. Son muchos los que la tachan de endemoniada y no es la primera vez que las autoridades tienen que proteger el palacio Falieri de una turba descontrolada.


Benigno (25): Primogénito de la familia. Se ocupa de la representación de la familia en el Alto Consejo, a pesar de que debería ser su padre quien lo hiciera. Benigno se comporta de una forma impecable y siempre intenta dar apoyo económico o de algún otro a cualquier iniciativa humanitaria que encuentre en la ciudad. Mecenazgo, donaciones de diversa índole, prácticas sociales, etc. Nada parece ser suficiente para él. Muchos dicen que, realmente, sus demonios internos son tan poderosos que le impiden dormir tranquilo sin intentar ganarse el cielo. La pregunta es: ¿Trabaja sólo por él, o también por el resto de su familia? Un científico, una desquiciada, dos endemoniados y un niño sin alma... que Dios le coja confesado.


Alessandro (24): mellizo de Alessandra. Al igual que su hermana nació y creció en la oscuridad. Tiene una grave enfermedad que debilita su sangre pronunciadamente. Debido a ello, debe permanecer en casa todo el día evitando el abrasador sol que puede quemar su delicada piel. Estudia medicina junto a su padre y escribe obras de teatro en su tiempo libre. Es un enamorado de las artes y, desde que su hermana lo abandonó, se ha sumido en una profunda depresión de la que sólo parece salir cuando presencia algún espectáculo.

Guarda un gran rencor hacia Delko Barbaro por rechazar a su hermana y provocarle tales males. Sin embargo, en cierto momento fue a su encuentro y no pudo más que titubear y temblar frente al aguerrido hombre. La escena terminó con Alessandro pataleando por su vida en las frías aguas del canal y Delko abandonando la plaza con paso lento.


Alessandra (24): melliza de Alessandro. Además de todos los males que su sangre debilitada le ha infligido, al igual que a su hermano, Alessandra debe cargar con un profundo pesar en su corazón.
Durante la mayor parte de su vida, la muchacha se sintió atraída y enamorada por el hombre más apuesto de Venecia. Muchas pensaban que estaba loca, que no era más que una cazadora de quimeras, nada más lejos de la realidad, pues no caza quimeras quien posee nobleza.

Alessandra y Delko fueron prometidos para regocijo de la muchacha. Los primeros encuentros con su prometido fueron algo fríos y distantes, pero ella comprendía que todo hombre debe hacerse de rogar para que así, el deseo, se hiciera más profundo. Quiso la mala suerte que un trovador que por allí pasaba comenzara a agasajar a la joven con sus canciones. Alessandra pensó que no había nada malo en escuchar aquella música y puso oídos a la canción. Antes de terminar, Delko había aparecido hecho una furia y retado a duelo al trovador. Muerto el artista bajo la espada del mejor espadachín de Venecia, Alessandra imploró el perdón de su prometido quien la repudió sin miramientos.

Fue tal el dolor de la muchacha que perdió toda esperanza. Vitto, para evitar melodramas, la envió a un convento donde aún permanece aislada. Cuentan que, algunas noches, se puede escuchar el llanto de la muchacha que implora a Dios que le arrebate la vida igual que, una vez, le arrebató su felicidad.


Fredo (17): aún más callado que su madre, Fredo apenas ha dicho dos o tres palabras a lo largo de toda su vida. Pasea por toda Venecia con la única compañía de un pequeño cuaderno donde anota sin parar. Pupilo de Leonardo da Vinci, Fredo ha demostrado una inteligencia muy superior a la normal. Muchos lo tachan de endemoniado, pero la protección de su ominoso tutor y un par de remedios mal recetados por parte de su padre y los suyos, han hecho que se respete al chico en toda Venecia mucho más de lo que se respeta a cualquier otro.

Nadie sabe lo que piensa, ni cómo lo piensa, lo cierto es que a sus 17 primaveras ya ha escrito más de 50 volúmenes de diversa índole. Sólo pensar qué será de él con 30 años hace temblar a su padre.