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[Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
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[Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
— Para ti si se me ocurre un buen trabajo, preciosa — dijo el horrible norteño mirando a Sigrid con lujuria.
El hombre que había a su lado, que abultaba menos de la mitad, le soltó una colleja al ver la expresión de Alaric.
— No le hagáis caso, amigos — replicó tras dirigirle una mirada al gran idiota que acababa de hablar — Si cedéis a sus provocaciones antes del medio día la mitad de nosotros estaremos muertos y la otra mitad entre rejas… y conociendo al señor de Fornost, viene a ser lo mismo.
El hombre se inclinó hacia atrás en su silla y, abriendo los brazos para mostrar su intención pacifica, les mostró una sonrisa con varios huecos.
— Vamos, amigos, no hagáis caso a este idiota — replicó — Hay quien dice que su padre es un troll y que su madre es tan fea que tuvo que violarlo — estalló entonces en carcajadas acompañado de el resto de sus hombres, salvo el gigantón.
— Norc, sabes que no es cierto — replicó ofendido — Ninguna de las dos cosas…
— ¿Bueno, que es lo que ibais buscando, amigos? — preguntó Norc haciendo caso omiso de las quejas del gigantón — Norc tiene trabajo que ofrecer y, si no cuadra con vuestros intereses, tengo otros contactos más… — esbozó una sonrisa — limpios.
El hombre que había a su lado, que abultaba menos de la mitad, le soltó una colleja al ver la expresión de Alaric.
— No le hagáis caso, amigos — replicó tras dirigirle una mirada al gran idiota que acababa de hablar — Si cedéis a sus provocaciones antes del medio día la mitad de nosotros estaremos muertos y la otra mitad entre rejas… y conociendo al señor de Fornost, viene a ser lo mismo.
El hombre se inclinó hacia atrás en su silla y, abriendo los brazos para mostrar su intención pacifica, les mostró una sonrisa con varios huecos.
— Vamos, amigos, no hagáis caso a este idiota — replicó — Hay quien dice que su padre es un troll y que su madre es tan fea que tuvo que violarlo — estalló entonces en carcajadas acompañado de el resto de sus hombres, salvo el gigantón.
— Norc, sabes que no es cierto — replicó ofendido — Ninguna de las dos cosas…
— ¿Bueno, que es lo que ibais buscando, amigos? — preguntó Norc haciendo caso omiso de las quejas del gigantón — Norc tiene trabajo que ofrecer y, si no cuadra con vuestros intereses, tengo otros contactos más… — esbozó una sonrisa — limpios.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Alaric tenía su vista fija en el techo, pues estaba en aquellos momentos bebiendo de su jarra. Una pinta, para ser más precisos. Había escuchado todas y cada una de las palabras que habían salido de la boca de Norc, y como siempre, tenía muchas quejas al respecto. Cuando el hombre terminó de hablar, se limitó a seguir bebiendo de la jarra durante unos instantes. Un trago, y otro, y otro. Al terminar, ya estaba vacía y golpeó con ella la mesa, dejándola prácticamente caer.
- Deja de llamarnos "amigos", no lo somos. - Se limitó a responder con voz grave, observándole desde debajo de sus cejas con unos ojos desganados y ojerosos. Su aliento olía a alcohol, aunque no destacaba del resto de los que se encontraban en ese momento en aquella taberna. Su mirada viajó desde el tal Norc hasta su acompañante, el norteño, observándolo con una mueca de entre asco e indiferencia. Sí que parecía un troll. - No suelo hacer caso a los rumores, pero por el olor bien podría ser cierto.
No supo si sentirse insultado ante las palabras de aquel hombre, pero desde luego era un mal momento para jugar con su irascibilidad. No necesitaba mirar a su hermana, a su lado, para saber que por su cabeza rondaban las mismas ideas. No es que eligiesen sus trabajos y encargos con exquisiteces, pero si que nunca habían estado dispuestos a renunciar a su dignidad. Algo en su sangre, en sus venas, se lo impedía. Al igual que al escuchar las palabras del norteño, algo en la sangre de Alaric le pedía incrustar su hacha de mano en su peluda cabeza.
- Ya que tantos trabajos tenéis, exponedlos. - Dijo finalmente, irguiendo ligeramente la espalda para acomodarse en el banco sin respaldo de la mesa, mientras apoyaba ambos brazos en ella. Al paso del posadero, alzó rápidamente una de sus manos y atrapó su delantal entre sus dedos, sin violencia pero con firmeza. Su mirada viajó esta vez de los dos tipos al hombre, fijándola en él. - Otra pinta.
- Deja de llamarnos "amigos", no lo somos. - Se limitó a responder con voz grave, observándole desde debajo de sus cejas con unos ojos desganados y ojerosos. Su aliento olía a alcohol, aunque no destacaba del resto de los que se encontraban en ese momento en aquella taberna. Su mirada viajó desde el tal Norc hasta su acompañante, el norteño, observándolo con una mueca de entre asco e indiferencia. Sí que parecía un troll. - No suelo hacer caso a los rumores, pero por el olor bien podría ser cierto.
No supo si sentirse insultado ante las palabras de aquel hombre, pero desde luego era un mal momento para jugar con su irascibilidad. No necesitaba mirar a su hermana, a su lado, para saber que por su cabeza rondaban las mismas ideas. No es que eligiesen sus trabajos y encargos con exquisiteces, pero si que nunca habían estado dispuestos a renunciar a su dignidad. Algo en su sangre, en sus venas, se lo impedía. Al igual que al escuchar las palabras del norteño, algo en la sangre de Alaric le pedía incrustar su hacha de mano en su peluda cabeza.
- Ya que tantos trabajos tenéis, exponedlos. - Dijo finalmente, irguiendo ligeramente la espalda para acomodarse en el banco sin respaldo de la mesa, mientras apoyaba ambos brazos en ella. Al paso del posadero, alzó rápidamente una de sus manos y atrapó su delantal entre sus dedos, sin violencia pero con firmeza. Su mirada viajó esta vez de los dos tipos al hombre, fijándola en él. - Otra pinta.
Gianlucca Barbarigo- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
El suelo brillaba con una luminiscencia apagada, de un sol marchito por las contraventanas de roble que descansaban impertérritas en sus bisagras, ajenas a las banalidades de lo ocurrido durante su larga existencia. Descansaban como el postigo que daba o cerraba el paso a foráneos, siguiendo siempre los dictados de sus señores. Como los tablones que hacían las veces de asientos, siempre erosionadas por su intenso uso. Como el posadero que, mirando una jarra con atenta desgana, expurgaba de señales su superficie con un trapo desgastado y hediondo.
Sus ojos como el prado recién mojado oscilaban entre los integrantes de aquél lugar, atentos a sus rostros, a sus semblantes cansados o joviales, duros o de color granate por la constante del alcohol que se derramaba por sus labios en dirección torrencial hacia sus gargantas. Era un lugar frecuentado por desenlaces deliberados, como el de cualquier posada que sus pies entrenados habían pisado, y la cantidad había aumentado hasta perder la cuenta. Pero como todo, no siempre es lo que parece en esa fachada de primer y desconocido encuentro.
Asió la silla que se encontraba frente a ella, sujetándola por el respaldo con sus fuertes dedos y acercándosela a las piernas. Su armadura destellaba con el contacto de las breves luces que asomaban hacia su dirección como flechas doradas. El movimientos de su cuerpo no emanaba ningún tipo de hermosura o agilidad, si no que al contrario de lo esperado, era rudo y tosco como el de un hombre de enorme tamaño que ha crecido con demasiada brevedad, acompañado siempre por sonidos metálicos.
- Perdonad su rudeza, pero los lindes de Fornost pueden agriar el carácter con desmesurada premura. Se vuelve complicado caminar en estos meses de frecuente lluvia, más desconocemos los vados transitables. - Sus labios se curvaron con lentitud, como un repentino amanecer, dejando entrever unos dientes blancos en una sonrisa inocente. El comentario del hombre del que no conocía nombre había sido aparentemente ignorado. - Expongo mi duda ante la referencia a contratos limpios. Perdonad mi indiscreción, pero no reconozco otros aparte de esos. - Poseía una voz dura, un poco grave para la estatura que con frecuencia, asemejaba a una mujer con un tono más agudo y aterciopelado. Sus ojos brillaban como dos gotas de lluvia aposentadas en la hierba recién mojada, iluminadas por los resquicios que las nubes dejaban en pos de la luz solar. La sonrisa que sus labios mantenían parecía haber llegado hasta sus ojos, alumbrando un rostro cansado.
Sus ojos como el prado recién mojado oscilaban entre los integrantes de aquél lugar, atentos a sus rostros, a sus semblantes cansados o joviales, duros o de color granate por la constante del alcohol que se derramaba por sus labios en dirección torrencial hacia sus gargantas. Era un lugar frecuentado por desenlaces deliberados, como el de cualquier posada que sus pies entrenados habían pisado, y la cantidad había aumentado hasta perder la cuenta. Pero como todo, no siempre es lo que parece en esa fachada de primer y desconocido encuentro.
Asió la silla que se encontraba frente a ella, sujetándola por el respaldo con sus fuertes dedos y acercándosela a las piernas. Su armadura destellaba con el contacto de las breves luces que asomaban hacia su dirección como flechas doradas. El movimientos de su cuerpo no emanaba ningún tipo de hermosura o agilidad, si no que al contrario de lo esperado, era rudo y tosco como el de un hombre de enorme tamaño que ha crecido con demasiada brevedad, acompañado siempre por sonidos metálicos.
- Perdonad su rudeza, pero los lindes de Fornost pueden agriar el carácter con desmesurada premura. Se vuelve complicado caminar en estos meses de frecuente lluvia, más desconocemos los vados transitables. - Sus labios se curvaron con lentitud, como un repentino amanecer, dejando entrever unos dientes blancos en una sonrisa inocente. El comentario del hombre del que no conocía nombre había sido aparentemente ignorado. - Expongo mi duda ante la referencia a contratos limpios. Perdonad mi indiscreción, pero no reconozco otros aparte de esos. - Poseía una voz dura, un poco grave para la estatura que con frecuencia, asemejaba a una mujer con un tono más agudo y aterciopelado. Sus ojos brillaban como dos gotas de lluvia aposentadas en la hierba recién mojada, iluminadas por los resquicios que las nubes dejaban en pos de la luz solar. La sonrisa que sus labios mantenían parecía haber llegado hasta sus ojos, alumbrando un rostro cansado.
Eurydice Diomedes- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
— Bueno, bueno, tampoco es para ponerse así, chico — replicó Norc.
El siguiente comentario del joven le hizo reir e hizo gruñir al norteño. Miró a Sigrid cuando habló y esbozó una sonrisa.
— Los contratos “limpios” de los que hablo son más… — Norc entrecerró los ojos, como buscando la palabra más adecuada — aceptables para la sociedad — ensanchó su sonrisa — pero menos rentables, me atrevería a decir. Se de alguien que busca gente para una escolta… Pero yo pago mejor por menos trabajo…
El siguiente comentario del joven le hizo reir e hizo gruñir al norteño. Miró a Sigrid cuando habló y esbozó una sonrisa.
— Los contratos “limpios” de los que hablo son más… — Norc entrecerró los ojos, como buscando la palabra más adecuada — aceptables para la sociedad — ensanchó su sonrisa — pero menos rentables, me atrevería a decir. Se de alguien que busca gente para una escolta… Pero yo pago mejor por menos trabajo…
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Ni siquiera le dedicó unas palabras a lo que dijo su hermana, tan solo una lenta mirada desde debajo de sus cejas, y silencio. No era una mirada que buscara complicidad, cargada de curiosidad por lo que tenía que decir y un "No me fío, pero escuchemos lo que dice" grabado a piedra. Era la mirada que tantas y tantas veces se habían lanzado el uno al otro.
Una vez más en la brecha, Sigrid, una vez más.
- El grandullón, en tan solo una frase, ha dicho mucho más que tú, que no has cerrado el pico desde que nos hemos sentado. - La mirada de Alaric era intensa, aunque seguía con el mismo deje de desinterés. Cuando ante él depositaron la nueva pinta, no desvió su mirada. E incluso la mantuvo mientras alargaba la mano y tomaba la jarra, llevándosela a los labios y dando un ligero sorbo, la mayor parte de espuma fresca. - Así que te aconsejo que te dejes de rodeos y nos cuentes algo de una vez. Comienzo a perder el interés.
Una vez más en la brecha, Sigrid, una vez más.
- El grandullón, en tan solo una frase, ha dicho mucho más que tú, que no has cerrado el pico desde que nos hemos sentado. - La mirada de Alaric era intensa, aunque seguía con el mismo deje de desinterés. Cuando ante él depositaron la nueva pinta, no desvió su mirada. E incluso la mantuvo mientras alargaba la mano y tomaba la jarra, llevándosela a los labios y dando un ligero sorbo, la mayor parte de espuma fresca. - Así que te aconsejo que te dejes de rodeos y nos cuentes algo de una vez. Comienzo a perder el interés.
Gianlucca Barbarigo- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Un surco apareció en su frente como un recuerdo vigente del ineludible paso del tiempo, enmarcando un rostro cansado en un tapiz de tez bronceada con la única semejanza al de una playa bajo los dorados cabellos emanados por un círculo autoproclamado propietario del firmamento. Solo unos labios rosados desencajaban en ese lienzo de color oliváceo, dejando surgir unos dientes blancos en una sonrisa inocente que no poseía planteamiento alguno de desvanecerse. Los brazos que debían servidumbre a dicha faz se movieron bajo titilantes luces que interactuaban y reflectaban en una armadura pulida y grisácea, huyendo de ella con el acercamiento a una mesa de madera de nogal, de un color diezmado por el continuo roce de manos como la suya, las cuales se apoderaban de su superficie para sostener una espalda inclinada en dirección a las criaturas que se encontraban frente a ella.
- Únicamente dichos contratos obtendrían los servicios que ofrecemos. Poseemos la certeza en ello. - Una chispa alumbró sus ojos sin la consideración de su rostro en el tiempo en que un colibrí cruza un sendero. La cara que con el paso de las etapas de su vida se asemejaba a la de su difunta madre se mantuvo inquebrantable, en un ademán risueño y educadamente jovial. - ¿Quién precisa de la asistencia de una escolta? Aunque terrenos traicioneros son los que hemos recorrido, ningún impedimento hemos hallado más allá de los que el cielo nos ha otorgado. - Sostuvo un dedo enguantado en dirección a un techo ennegrecido por las velas de los candelabros que colgaban de él, señalando un cielo que no podía atisbarse a causa de las contraventanas que impedían su paso.
- Únicamente dichos contratos obtendrían los servicios que ofrecemos. Poseemos la certeza en ello. - Una chispa alumbró sus ojos sin la consideración de su rostro en el tiempo en que un colibrí cruza un sendero. La cara que con el paso de las etapas de su vida se asemejaba a la de su difunta madre se mantuvo inquebrantable, en un ademán risueño y educadamente jovial. - ¿Quién precisa de la asistencia de una escolta? Aunque terrenos traicioneros son los que hemos recorrido, ningún impedimento hemos hallado más allá de los que el cielo nos ha otorgado. - Sostuvo un dedo enguantado en dirección a un techo ennegrecido por las velas de los candelabros que colgaban de él, señalando un cielo que no podía atisbarse a causa de las contraventanas que impedían su paso.
Eurydice Diomedes- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Norc se dejó caer sobre la mesa, apoyando en ella los codos y, tras dar una leve palmada, entrelazó las manos.
— Como querías — replicó con una irónica sonrisa — No se para quien es la escolta, pero se que un tal Bornin está contratando gente en la parte alta. Se le suele ver por las tabernas cercanas a la Fortaleza del Rey… Si cambiáis de idea, estaré por aquí — añadió — pero puede que mi oferta dure poco, no sois los únicos que saben manejar una espada por aquí.
— Como querías — replicó con una irónica sonrisa — No se para quien es la escolta, pero se que un tal Bornin está contratando gente en la parte alta. Se le suele ver por las tabernas cercanas a la Fortaleza del Rey… Si cambiáis de idea, estaré por aquí — añadió — pero puede que mi oferta dure poco, no sois los únicos que saben manejar una espada por aquí.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
- Cállate de una vez. - Le dijo el rohir después de volver a soltar la jarra en la mesa sonoramente, que había sido vaciada de nuevo a una velocidad difícil de creer. - Me tenéis harto, tú y tu troll de compañía. ¿Bien yo o mi hermana no hemos hablado claro, bufón? Guárdate tus ponzoñosas palabrejas, pues bien sabemos que las monedas que nos brindas están manchadas con sangre escarlata, y no la sangre que a mí me gusta ver decorando la hoja de mi espada: sangre negra. - No se cuidaba de hablar en voz baja, menos aún cuando la ira se estaba haciendo poco a poco con el control de su cuerpo; al igual que el alcohol de su sangre.
El gesto de su rostro era de contrariedad, observando con el ceño fruncido y apretando los labios a los dos hombres que tenía ante él. No sabía por qué, no le gustaban. Bien podrían haberle invitado a una ronda, haber dejado sus arrogantes aires de grandeza y los comentarios obscenos hacia su hermana a un lado, y los habría tratado como amigos. Pero, según su cabeza, de botarate decía su hermana, aquellos tipos no les llevarían a puerto bueno alguno.
- Largáos de nuestra mesa, no soportaré una sola insolencia más hacia mi hermana o hacia mí. - Les hizo un gesto con la mano para que se marchasen, y perdió el interés en ellos. Bien sabía Sigrid que esta no era la actitud habitual de su hermano, pero siempre ocurría lo mismo cuando pisaban un asentamiento.
El gesto de su rostro era de contrariedad, observando con el ceño fruncido y apretando los labios a los dos hombres que tenía ante él. No sabía por qué, no le gustaban. Bien podrían haberle invitado a una ronda, haber dejado sus arrogantes aires de grandeza y los comentarios obscenos hacia su hermana a un lado, y los habría tratado como amigos. Pero, según su cabeza, de botarate decía su hermana, aquellos tipos no les llevarían a puerto bueno alguno.
- Largáos de nuestra mesa, no soportaré una sola insolencia más hacia mi hermana o hacia mí. - Les hizo un gesto con la mano para que se marchasen, y perdió el interés en ellos. Bien sabía Sigrid que esta no era la actitud habitual de su hermano, pero siempre ocurría lo mismo cuando pisaban un asentamiento.
Gianlucca Barbarigo- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
El rostro de Sigrid parecía tallado en mármol, completamente quieto, con una mirada penetrante dirigida a ambos hombres sentados frente a ella. La sonrisa que anteriormente dominaba su cara con una calidez inocente, se encontraba congelada y había perdido su significado. Los brazos que se localizaban descansando en una mesa desgastada parecían en tensión. Ningún músculo se movía bajo el peso de una armadura desproporcionada sobre su cuerpo. Toda ella era como una estatua, como si una extraña magia la hubiera paralizado en esa posición.
Contempló unos segundos que aprovechó para calmarse, pero no sirvieron de nada. Su mano enguantada en cuero se movió con una rapidez increíble para el peso que sostenía, deteniéndose con un ruido hueco en la nuca de su hermano. El sonido que poseía la misma intensidad que si un bardo hubiera roto el tambor en ese mismo instante, se propagó por toda la posada deteniendo cualquier conversación posible.
- ¿No ves, estúpido hermano, que nos están ofreciendo su ayuda? - Frunció el ceño con aparente enfado, aunque su voz poseía el mismo tono de desinterés con el que había conversado previamente. - Bueno, de lo que hablábamos antes de que nos interrumpieran. - Los ojos verdes se encontraron con los de Norc y en un instante apareció de nuevo la misma sonrisa inocente con la que había dialogado hasta el momento, a la misma velocidad con la que su mano se había encontrado con la cabeza de Alaric. - Decíais que Bornin solicita escolta, pero ¿Para qué cometido necesita dicha escolta, si os place responder? - Se volvió a apoyar en el límite de la mesa, con los brazos cruzados y encorvada hacia adelante, como si lo que fueran a decir se tratara de un secreto que no pudiera ser escuchado por nadie más.
Contempló unos segundos que aprovechó para calmarse, pero no sirvieron de nada. Su mano enguantada en cuero se movió con una rapidez increíble para el peso que sostenía, deteniéndose con un ruido hueco en la nuca de su hermano. El sonido que poseía la misma intensidad que si un bardo hubiera roto el tambor en ese mismo instante, se propagó por toda la posada deteniendo cualquier conversación posible.
- ¿No ves, estúpido hermano, que nos están ofreciendo su ayuda? - Frunció el ceño con aparente enfado, aunque su voz poseía el mismo tono de desinterés con el que había conversado previamente. - Bueno, de lo que hablábamos antes de que nos interrumpieran. - Los ojos verdes se encontraron con los de Norc y en un instante apareció de nuevo la misma sonrisa inocente con la que había dialogado hasta el momento, a la misma velocidad con la que su mano se había encontrado con la cabeza de Alaric. - Decíais que Bornin solicita escolta, pero ¿Para qué cometido necesita dicha escolta, si os place responder? - Se volvió a apoyar en el límite de la mesa, con los brazos cruzados y encorvada hacia adelante, como si lo que fueran a decir se tratara de un secreto que no pudiera ser escuchado por nadie más.
Eurydice Diomedes- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Las palabras de Alaric hicieron que el enorme norteño se encendiera y se pusiera en pie. Detrás de los dos rohirrim, los ocupantes de otra mesa se pusieron en pie y echaron mano de sus armas.
Norc simplemente ensanchó su sonrisa y les hizo un gesto para que se sentaran. Todos hicieron lo que su jefe ordenaba, todos salvo el gigantón.
— Sientaté, Finabar — ordenó sin alterar el tono.
El gigantón lo miró y, volviendo a mirara a Alaric, se sentó con un gruñido.
— La sangre, sangre es, muchacho — dijo Norc mirando al rohir — Y ni siquiera tú con tus bravos ideales sería capaz de saber quien alberga la más oscura de las sangres.
Se giró entonces hacia Sigrid, hacía tiempo que había comprendido que era en la mujer en quien debía centrar su atención y no en su descerebrado guardaespaldas.
— Bornin busca una escolta, pero no sé si es para él o para otra persona — dijo encogiéndose de hombros — y la verdad, no me interesa. Lo único que sé, porque lo he averiguado, no porque me lo haya dicho él, es que está preparando un viaje al sur. Puede que la escolta sea para ese viaje o puede que no tenga nada que ver… Es algo que no es de mi incumbencia y si es en ese contrato en el que estáis interesados y no en el mío, me temo que no tengo más información.
Salvo por los hombres de Norc y el propio tabernero, la sala se había vaciado rápidamente. Las gentes de Fornost no gustaban de estar involucradas en posibles peleas, al parecer.
Norc simplemente ensanchó su sonrisa y les hizo un gesto para que se sentaran. Todos hicieron lo que su jefe ordenaba, todos salvo el gigantón.
— Sientaté, Finabar — ordenó sin alterar el tono.
El gigantón lo miró y, volviendo a mirara a Alaric, se sentó con un gruñido.
— La sangre, sangre es, muchacho — dijo Norc mirando al rohir — Y ni siquiera tú con tus bravos ideales sería capaz de saber quien alberga la más oscura de las sangres.
Se giró entonces hacia Sigrid, hacía tiempo que había comprendido que era en la mujer en quien debía centrar su atención y no en su descerebrado guardaespaldas.
— Bornin busca una escolta, pero no sé si es para él o para otra persona — dijo encogiéndose de hombros — y la verdad, no me interesa. Lo único que sé, porque lo he averiguado, no porque me lo haya dicho él, es que está preparando un viaje al sur. Puede que la escolta sea para ese viaje o puede que no tenga nada que ver… Es algo que no es de mi incumbencia y si es en ese contrato en el que estáis interesados y no en el mío, me temo que no tengo más información.
Salvo por los hombres de Norc y el propio tabernero, la sala se había vaciado rápidamente. Las gentes de Fornost no gustaban de estar involucradas en posibles peleas, al parecer.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
- ¿Qué? ¿Pero qué? - La confusión apareció por unos instantes en la mirada del rohir, y viajó desde los tipos que tenía delante hasta su hermana, y viceversa. Los que estaban detrás de él, ni siquiera le preocupaban. Instintivamente, al levantarse el norteño, él también se levantó y empelló un poco el asiento, encarándole. Cuando Norc y Sigrid bajaron los humos, la suya aún seguía hirviendo y le costó la misma vida flexionar su cuerpo para volver a tomar asiento. - Eso, siéntante, Finabar. No sea que tu amo decida no sacarte a pasear mañana, o a hacerlo con el estómago vacío.
Notó el tirón de su hermana y se sentó, casi a regañadientas. Por su mente pasaron muchas más provocaciones, no solo para el norteño, si no también para los que se encontraban detrás de él, y para el propio Norc. Aquella rata se merecía que le brindaran más de un insulto, aunque muchos otros males le esperaban a alguien tan desgraciado como él.
- ¿Ideales? Los ideales solo sirven para azuzar a la muerte. Apuesto mi sueldo de tres meses a que vuestra sangre, perenganos, es casi tan negra como la de los malditos orcos de Gundabad. Mis ideales no se basan en las estúpidas creencias de la Resistencia, pues a poco que pase conseguiréis que me repugne admitir que pertenezco a vuestra especie... - Le señaló con un dedo, haciendo crujir su guantelete armado. Su voz seguía ronca y grave como antes, y aunque no llegaba a trabarse al hablar, podía notarse como a veces se tomaba su tiempo para pronunciar las palabras más complejas. - ¡Y maldito sea aquel que así lo crea!
El guantelete volvió a crujir, mientras sus dedos aprisionaban con fuerza la jarra que había sobre la mesa.
Notó el tirón de su hermana y se sentó, casi a regañadientas. Por su mente pasaron muchas más provocaciones, no solo para el norteño, si no también para los que se encontraban detrás de él, y para el propio Norc. Aquella rata se merecía que le brindaran más de un insulto, aunque muchos otros males le esperaban a alguien tan desgraciado como él.
- ¿Ideales? Los ideales solo sirven para azuzar a la muerte. Apuesto mi sueldo de tres meses a que vuestra sangre, perenganos, es casi tan negra como la de los malditos orcos de Gundabad. Mis ideales no se basan en las estúpidas creencias de la Resistencia, pues a poco que pase conseguiréis que me repugne admitir que pertenezco a vuestra especie... - Le señaló con un dedo, haciendo crujir su guantelete armado. Su voz seguía ronca y grave como antes, y aunque no llegaba a trabarse al hablar, podía notarse como a veces se tomaba su tiempo para pronunciar las palabras más complejas. - ¡Y maldito sea aquel que así lo crea!
El guantelete volvió a crujir, mientras sus dedos aprisionaban con fuerza la jarra que había sobre la mesa.
Gianlucca Barbarigo- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Miró de nuevo a su hermano con el ceño fruncido, pero lejos de aparentar enfado, sus ojos verdes como el prado parecían divertidos, con un brillo de entretenimiento que acompañaba una sonrisa cuidadosamente preparada y ensayada. Con un movimiento ágil sacó una daga de la bota, apoyándola en la mesa con desinterés, como si desconociera su existencia o la razón de ello.
- Podéis marcharos. - Su vista se centró en Norc, en el hombre que sujetaba las riendas de los demás. Desconocía la razón de por qué una persona como esa podía mandar sobre la vida de otros, pero asimiló la clara verdad sobre el asunto. Las monedas de color plata u oro parecían la única explicación posible. - Aunque imagino que como invitados que somos a vuestra ciudad, pagaréis las jarras de cerveza en un encomiable gesto por vuestra parte. - Lo dijo como una afirmación ante algo obvio, no como una pregunta. La sonrisa inocente y encantadora apareció de nuevo en sus labios, como si nunca se hubiera marchado.
Con un movimiento pesado se acomodó en el asiento del que se había apoderado, haciendo rechinar cada junta de su armadura con cada oscilación de su cuerpo. Abrió las piernas en un gesto enteramente varonil y se apoyó en la mesa con todo su brazo, tamborileando con los dedos en su superficie mientras observaba a los hombres que se encontraban frente a ella.
- Podéis marcharos. - Su vista se centró en Norc, en el hombre que sujetaba las riendas de los demás. Desconocía la razón de por qué una persona como esa podía mandar sobre la vida de otros, pero asimiló la clara verdad sobre el asunto. Las monedas de color plata u oro parecían la única explicación posible. - Aunque imagino que como invitados que somos a vuestra ciudad, pagaréis las jarras de cerveza en un encomiable gesto por vuestra parte. - Lo dijo como una afirmación ante algo obvio, no como una pregunta. La sonrisa inocente y encantadora apareció de nuevo en sus labios, como si nunca se hubiera marchado.
Con un movimiento pesado se acomodó en el asiento del que se había apoderado, haciendo rechinar cada junta de su armadura con cada oscilación de su cuerpo. Abrió las piernas en un gesto enteramente varonil y se apoyó en la mesa con todo su brazo, tamborileando con los dedos en su superficie mientras observaba a los hombres que se encontraban frente a ella.
Eurydice Diomedes- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
En cuanto la daga apareció sobre la mesa, Finabar hizo ademan de ponerse en pie, pero la mano de Norc voló rauda hasta su hombro, empujando hacia abajo, sin embargo no hizo el más leve gesto para evitar que el resto de sus hombres se pusieran en pie. Los cuatro de la otra mesa mantenían las manos cerca de sus armas y la mirada puesta en su jefe.
— No, niña, nos quedamos — en los labios de Norc se mantenía la sonrisa, pero sus ojos no sonreían en absoluto — Vosotros sois los que podéis marcharos, mientras aun permitimos que lo hagáis. Os recomiendo que vayáis a hablar con Bornin o con cualquier otro pues, como acabo de deciros, mi oferta duraba poco y, para vosotros, acaba de expirar.
El tabernero lo observaba todo desde la puerta de la cocina, sin atreverse a intervenir. Norc mantenía su mano derecha sobre el hombro de su compañero, la izquierda estaba oculta bajo la mesa. Los otros cuatro se habían acercado, pero mientras su jefe no diera una señal no parecían dispuestos a hacer nada.
— Yo pago las cervezas de mis amigos — miró entonces a Alaric y entrecerró ligeramente los ojos —, no lo somos. Y, a pesar de que vivamos aquí, no somos los dueños de la taberna. Preguntad a Manfred sobre un gesto encomiable — añadió señalando la barbilla hacia la puerta donde observaba el tabernero —, no lo obtendréis por nuestra parte.
La mirada de Finabar permanecía clavada en el rostro de Alaric, sus músculos preparados para lanzarse hacia él si hacia algún movimiento raro.
— No, niña, nos quedamos — en los labios de Norc se mantenía la sonrisa, pero sus ojos no sonreían en absoluto — Vosotros sois los que podéis marcharos, mientras aun permitimos que lo hagáis. Os recomiendo que vayáis a hablar con Bornin o con cualquier otro pues, como acabo de deciros, mi oferta duraba poco y, para vosotros, acaba de expirar.
El tabernero lo observaba todo desde la puerta de la cocina, sin atreverse a intervenir. Norc mantenía su mano derecha sobre el hombro de su compañero, la izquierda estaba oculta bajo la mesa. Los otros cuatro se habían acercado, pero mientras su jefe no diera una señal no parecían dispuestos a hacer nada.
— Yo pago las cervezas de mis amigos — miró entonces a Alaric y entrecerró ligeramente los ojos —, no lo somos. Y, a pesar de que vivamos aquí, no somos los dueños de la taberna. Preguntad a Manfred sobre un gesto encomiable — añadió señalando la barbilla hacia la puerta donde observaba el tabernero —, no lo obtendréis por nuestra parte.
La mirada de Finabar permanecía clavada en el rostro de Alaric, sus músculos preparados para lanzarse hacia él si hacia algún movimiento raro.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
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Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
La jarra que sujetaba con fuerza en sus nudillos golpeó de lleno la cara de Norc, derramando el poco contenido, siendo golpeado tanto por ella como por el guantelete del hombre pelirrojo. Aquello tenía una explicación. Alaric no solía ser una persona agresiva, alguien con el que hubiera que ir con cuidado a la hora de hablar; era mucho más simple que eso. Esta era la principal razón por la que ambos hermanos no solían quedarse demasiado tiempo en lugares como este: solo llevaban día y medio en Fornost, y se había desatado esta locura. Todo porque aquel imbécil los trataba como si fuera el señor de la ciudad y aquello le perteneciera.
Esa, esa había sido la principal razón. O eso parecía a ojos de todos. Esa era la razón por la que Alaric había decidido impulsar su brazo en dirección a la mandíbula del tipo, que recibió el golpe de lleno y cayó de espaldas. Pero aquello tenía un precio, y sabía que lo tendría que pagar. El gigantesco norteño, objetivo de los insultos del rohir, se había abalanzado como un osezno sobre él, por lo que ambos golpearon la mesa sonoramente y, forcejeando, rodaron por el suelo derribando todo lo que en ella había. Finabar era monstruosamente fornido, pero Alaric también era corpulento.
- ¡Ven a por más, estúpido animal! - Le gritaba al norteño, mientras este le apresaba por la cintura y lo estampaba contra la pared, a lo que el rohir colocó ambas piernas y se impulsó, derribándolo contra el suelo y volviendo a unirse en un forcejeo, parecido más bien a un violento abrazo. - ¡Vamos, vamos! ¡JURO POR EORL EL DOMADOR QUE VAS A PAGAR LAS CERVEZAS!
¿Acaso esa había sido la razón del frenesí de Alaric?
No se había parado a pensar en los tipos que tenía detrás de él, pero teniendo a su hermana cerca, en realidad no le importaban en absoluto. Sabía que podía deshacerse de ellos con relativa facilidad, si es que esto pasaba a ser una pelea de taberna a una escaramuza: si escuchaba el sonido del acero al ser desenvainado, nada podría parar la furia protectora en la que caería preso si atacaban a Sigrid. Ni siquiera el estúpido troll al que estaba en estos momentos dándole un puñetazo en la mandíbula, subido sobre él como si de un buey de monta se tratase.
Esa, esa había sido la principal razón. O eso parecía a ojos de todos. Esa era la razón por la que Alaric había decidido impulsar su brazo en dirección a la mandíbula del tipo, que recibió el golpe de lleno y cayó de espaldas. Pero aquello tenía un precio, y sabía que lo tendría que pagar. El gigantesco norteño, objetivo de los insultos del rohir, se había abalanzado como un osezno sobre él, por lo que ambos golpearon la mesa sonoramente y, forcejeando, rodaron por el suelo derribando todo lo que en ella había. Finabar era monstruosamente fornido, pero Alaric también era corpulento.
- ¡Ven a por más, estúpido animal! - Le gritaba al norteño, mientras este le apresaba por la cintura y lo estampaba contra la pared, a lo que el rohir colocó ambas piernas y se impulsó, derribándolo contra el suelo y volviendo a unirse en un forcejeo, parecido más bien a un violento abrazo. - ¡Vamos, vamos! ¡JURO POR EORL EL DOMADOR QUE VAS A PAGAR LAS CERVEZAS!
¿Acaso esa había sido la razón del frenesí de Alaric?
No se había parado a pensar en los tipos que tenía detrás de él, pero teniendo a su hermana cerca, en realidad no le importaban en absoluto. Sabía que podía deshacerse de ellos con relativa facilidad, si es que esto pasaba a ser una pelea de taberna a una escaramuza: si escuchaba el sonido del acero al ser desenvainado, nada podría parar la furia protectora en la que caería preso si atacaban a Sigrid. Ni siquiera el estúpido troll al que estaba en estos momentos dándole un puñetazo en la mandíbula, subido sobre él como si de un buey de monta se tratase.
Gianlucca Barbarigo- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Los pies esperaban apoyados en el suelo a que algo así ocurriera, y no necesitó más de un segundo desde que viera con el rabillo del ojo a su hermano abalanzarse contra Norc para que actuaran de una forma rápida y precisa. La pierna derecha se dobló para propinar un golpe a la silla en la que estaba sentada y lanzarla hacia atrás esperando sorprender a los hombres que se encontraban a su espalda, mientras que la pierna izquierda apoyaba todo su peso en un movimiento que iba dirigido hacia adelante. Asió la daga que seguía sobre el tablón que hacía las veces de mesa, empujándola después para volcarla sobre el ensangrentado hombre que se encontraba al otro lado.
No esperó siquiera a mirar atrás para saber la posición de aquellas inútiles criaturas que sin duda esperaban abalanzarse sobre ella. Al contrario de enfrentarlas, encontró una mejor oportunidad gracias al estúpido de su hermano, del que en ese momento no sabía nada, pues la pelea con el norteño de nombre Finabar lo había alejado de su vista. Con un salto evadió la mesa para caer cerca de donde se encontraba el aun confuso Norc, acercando la daga a su garganta y apretándola contra ella hasta dejar escapar un hilillo de sangre.
- Parece que vamos a calmarnos todos. - Sus ojos verdes como el prado recién mojado ahora eran fríos, faltos de la calidez con la que había observado a los otros hombres. La sonrisa inocente que mostraba unos dientes blancos había desaparecido como si nunca hubiera existido, dejando sus vestigios en una mueca cruel. Ya no quedaba rastro de la postura incómoda por la presencia de la armadura que la embutía con decoro, si no que su pose demostraba conocimiento de ella, como si con absoluta certeza la hubiera portado durante años con el único propósito de momentos como ese. Su espalda ligeramente encorvada y su mano izquierda sujeta a la daga exhibían una postura totalmente defensiva. No tenía planes de atacar si no era necesario. - Pagaréis las cervezas que mi buen hermano ha pedido y seréis tan caballerosos como para marcharos. - Aunque todo lo que decía era una clara amenaza, su voz seguía igual de monótona, como si no tuviera ningún interés en lo que estaba pasando, o como si lo encontrara tan común para no poseer siquiera una emoción al respecto. - Por supuesto, Norc se quedará aquí con nosotros, ofreciéndonos su agradable compañía. - Frotó su cara con la mano enguantada que le quedaba libre y la apoyó en el hombro más alejado, evitando cualquier escape por su parte.
No esperó siquiera a mirar atrás para saber la posición de aquellas inútiles criaturas que sin duda esperaban abalanzarse sobre ella. Al contrario de enfrentarlas, encontró una mejor oportunidad gracias al estúpido de su hermano, del que en ese momento no sabía nada, pues la pelea con el norteño de nombre Finabar lo había alejado de su vista. Con un salto evadió la mesa para caer cerca de donde se encontraba el aun confuso Norc, acercando la daga a su garganta y apretándola contra ella hasta dejar escapar un hilillo de sangre.
- Parece que vamos a calmarnos todos. - Sus ojos verdes como el prado recién mojado ahora eran fríos, faltos de la calidez con la que había observado a los otros hombres. La sonrisa inocente que mostraba unos dientes blancos había desaparecido como si nunca hubiera existido, dejando sus vestigios en una mueca cruel. Ya no quedaba rastro de la postura incómoda por la presencia de la armadura que la embutía con decoro, si no que su pose demostraba conocimiento de ella, como si con absoluta certeza la hubiera portado durante años con el único propósito de momentos como ese. Su espalda ligeramente encorvada y su mano izquierda sujeta a la daga exhibían una postura totalmente defensiva. No tenía planes de atacar si no era necesario. - Pagaréis las cervezas que mi buen hermano ha pedido y seréis tan caballerosos como para marcharos. - Aunque todo lo que decía era una clara amenaza, su voz seguía igual de monótona, como si no tuviera ningún interés en lo que estaba pasando, o como si lo encontrara tan común para no poseer siquiera una emoción al respecto. - Por supuesto, Norc se quedará aquí con nosotros, ofreciéndonos su agradable compañía. - Frotó su cara con la mano enguantada que le quedaba libre y la apoyó en el hombro más alejado, evitando cualquier escape por su parte.
Eurydice Diomedes- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
La porra hendió el aire, fallando el impacto en la nuca de Alaric por escasos centímetros. Norc esquivó la jarra, pero el puño del rohir llegó tras él. El impulso lo hizo caer de espaldas, rodó para volver a ponerse en pie, pero Sigrid ya estaba allí con su daga. La rapidez de la mujer había pillado desprevenidos a los dos que tenia detrás y la silla había detenido sus pasos lo suficiente como para que pudiera alcanzar a Norc.
Finabar seguía forcejeando con Alaric, pero los otros dos se colocaron sobre ellos y comenzaron a descargar porrazos contra la espalda del rohir, hasta que escucharon la voz de Sigrid y sus manos bajaron hasta sus espadas. Finabar no aligeró la presión, pero quedó a la expectativa de lo que podía pasar.
Los dos hombres que había frente a Sigrid también desenvainaron sus espadas cortas. De la puerta de la cocina llegó un grito y una mujer echó a correr hacia la puerta. Manfred seguía allí, empuñando un cuchillo, pero sin la menor intención de acercarse más.
— Todos sabemos que todo eso no va a pasar — Sigrid sintió el leve pinchazo a través de las hendiduras del peto, Norc empuñaba la daga desde que la mujer había mostrado la suya — No hagáis caso a las palabras de esta zorra. Tu hermanito y tú tenéis una última oportunidad de salir con vida. Largaos ahora de la taberna y marchaos de Fornost — la sonrisa había desaparecido y sus ojos estaban clavados en los de Sigrid —, de lo contrario moriremos todos aquí — en su mirada no había el más mínimo rastro de duda.
Finabar seguía forcejeando con Alaric, pero los otros dos se colocaron sobre ellos y comenzaron a descargar porrazos contra la espalda del rohir, hasta que escucharon la voz de Sigrid y sus manos bajaron hasta sus espadas. Finabar no aligeró la presión, pero quedó a la expectativa de lo que podía pasar.
Los dos hombres que había frente a Sigrid también desenvainaron sus espadas cortas. De la puerta de la cocina llegó un grito y una mujer echó a correr hacia la puerta. Manfred seguía allí, empuñando un cuchillo, pero sin la menor intención de acercarse más.
— Todos sabemos que todo eso no va a pasar — Sigrid sintió el leve pinchazo a través de las hendiduras del peto, Norc empuñaba la daga desde que la mujer había mostrado la suya — No hagáis caso a las palabras de esta zorra. Tu hermanito y tú tenéis una última oportunidad de salir con vida. Largaos ahora de la taberna y marchaos de Fornost — la sonrisa había desaparecido y sus ojos estaban clavados en los de Sigrid —, de lo contrario moriremos todos aquí — en su mirada no había el más mínimo rastro de duda.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Un gesto triste apareció repentinamente en el rostro de Sigrid, desapareciendo con la misma rapidez con la que se había mostrado. Sus ojos miraron la daga que apuntaba a su tabardo, perforándolo y deshilachándolo en un camino mortal. Volvió la mirada a Norc y luego se detuvo en ambos hombres que se encontraban frente a ella con sus espadas desenfundadas. Por último observó en la dirección de su hermano.
- Una pena que lleve la cota de malla siempre puesta, ¿verdad? - Apretó con toda la fuerza de su brazo hacia la garganta desprotegida de Norc, pinchando hasta notar algo duro y luego cortando en un camino lateral. Sintió un líquido caliente y espeso salir profusamente por la herida, aunque su guante de cuero detuvo la gran mayoría, impregnándolo de un color escarlata. La daga que sostenía la mano de su actual enemigo se clavó con la fuerza que su brazo permitía estando de espaldas, atravesando completamente el tabardo pero deteniéndose futilmente en la malla.
Sin detenerse con la caída del hombre que se encontraba frente a ella, sujetó de nuevo con fuerza la daga, enviándola volando hacia el hombre al que dirigía su mirada furiosa. La daga se clavó en la espalda de Finabar con la mala suerte de alojarse en un punto entre el omoplato derecho y el centro de la espalda. Sabía que algo así no iba a ser letal en un hombre de aquella estatura y complexión.
Asió la empuñadura de su espada con la mano izquierda y la desenvainó con rapidez, sujetándola con ambas manos en una posición defensiva hacia los dos hombres que se encontraban frente a ella. Un chasquido apareció por entre sus labios en un símbolo entre frustración y amenaza. Todo podría haber acabado de diferente manera.
- Una pena que lleve la cota de malla siempre puesta, ¿verdad? - Apretó con toda la fuerza de su brazo hacia la garganta desprotegida de Norc, pinchando hasta notar algo duro y luego cortando en un camino lateral. Sintió un líquido caliente y espeso salir profusamente por la herida, aunque su guante de cuero detuvo la gran mayoría, impregnándolo de un color escarlata. La daga que sostenía la mano de su actual enemigo se clavó con la fuerza que su brazo permitía estando de espaldas, atravesando completamente el tabardo pero deteniéndose futilmente en la malla.
Sin detenerse con la caída del hombre que se encontraba frente a ella, sujetó de nuevo con fuerza la daga, enviándola volando hacia el hombre al que dirigía su mirada furiosa. La daga se clavó en la espalda de Finabar con la mala suerte de alojarse en un punto entre el omoplato derecho y el centro de la espalda. Sabía que algo así no iba a ser letal en un hombre de aquella estatura y complexión.
Asió la empuñadura de su espada con la mano izquierda y la desenvainó con rapidez, sujetándola con ambas manos en una posición defensiva hacia los dos hombres que se encontraban frente a ella. Un chasquido apareció por entre sus labios en un símbolo entre frustración y amenaza. Todo podría haber acabado de diferente manera.
Eurydice Diomedes- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Durante los momentos en los que todos se quedaron en silencio, antes de que Norc hablara, lo único que se escuchaban eran los improperios del rohir mientras era agarrado por Finabar y golpeado por los otros dos.
- ¡Vamos, cobarde! - Por unos instantes se había olvidado del nombre del norteño. - ¡Vamos... ...Falabir, cobarde! ¡Solos tú y yo!
Al ver que era el único que parecía gritar en aquellos momentos, aparte de la mujer que había desaparecido tras la barra unos instantes antes, se quedó en silencio mientras seguía forcejeando por soltarse, apretando la mandíbula. De peores presas había salido. Al escuchar las palabras del hombre, por la mente de Alaric solo pasó una pregunta... ¿Acaso eran imbéciles? ¿Por qué no se rendían? Bien podía ser Norc heredero de Isildur que, para los dos gemelos, no dejaba de ser una rata. Una de tantas que se había cruzado en su camino.
Y Sigrid sabía muy bien qué hacer con las ratas.
En el momento en que la cascada de sangre brotó de la garganta del insentato matón con aires de grandeza, el pelirrojo apretó aún más los dientes y, notando como se le hinchaban las venas del cuello y la sien al tiempo que soltaba algo parecido a un rugido de rabia, combatió con casi fuerzas renovadas para intentar soltarse. En realidad, solo habría conseguido golpearse repetidas veces y él solo la cabeza contra el suelo, de no ser por el ataque de Sigrid sobre el norteño, el cuál recibió con un más que leve gruñido de dolor, y que había cumplido un papel más distractorio que destructivo. Golpeó en su costado y, prácticamente debido tan solo a los movimientos del gigante, salió disparado contra la mesa más cercana, arrastrando con él vasos y sillas.
Para cuando se incorporó, en su mano derecha brillaba el acero de su espada, y en su mano izquierda, el poderoso refurgir de lo que parecía su jarra de cerveza. Su mirada, centrada en Finabar y los dos hombres que le habían golpeado y cargada de rabia, era tan solo un gesto más de su nariz hinchada por un puñetazo y el fino hilo de sangre que le corría por la frente, fruto de los golpes que él mismo se había dado en el suelo.
"De lo contrario, todos moriremos aquí".
- ¡ASÍ SEA!
- ¡Vamos, cobarde! - Por unos instantes se había olvidado del nombre del norteño. - ¡Vamos... ...Falabir, cobarde! ¡Solos tú y yo!
Al ver que era el único que parecía gritar en aquellos momentos, aparte de la mujer que había desaparecido tras la barra unos instantes antes, se quedó en silencio mientras seguía forcejeando por soltarse, apretando la mandíbula. De peores presas había salido. Al escuchar las palabras del hombre, por la mente de Alaric solo pasó una pregunta... ¿Acaso eran imbéciles? ¿Por qué no se rendían? Bien podía ser Norc heredero de Isildur que, para los dos gemelos, no dejaba de ser una rata. Una de tantas que se había cruzado en su camino.
Y Sigrid sabía muy bien qué hacer con las ratas.
En el momento en que la cascada de sangre brotó de la garganta del insentato matón con aires de grandeza, el pelirrojo apretó aún más los dientes y, notando como se le hinchaban las venas del cuello y la sien al tiempo que soltaba algo parecido a un rugido de rabia, combatió con casi fuerzas renovadas para intentar soltarse. En realidad, solo habría conseguido golpearse repetidas veces y él solo la cabeza contra el suelo, de no ser por el ataque de Sigrid sobre el norteño, el cuál recibió con un más que leve gruñido de dolor, y que había cumplido un papel más distractorio que destructivo. Golpeó en su costado y, prácticamente debido tan solo a los movimientos del gigante, salió disparado contra la mesa más cercana, arrastrando con él vasos y sillas.
Para cuando se incorporó, en su mano derecha brillaba el acero de su espada, y en su mano izquierda, el poderoso refurgir de lo que parecía su jarra de cerveza. Su mirada, centrada en Finabar y los dos hombres que le habían golpeado y cargada de rabia, era tan solo un gesto más de su nariz hinchada por un puñetazo y el fino hilo de sangre que le corría por la frente, fruto de los golpes que él mismo se había dado en el suelo.
"De lo contrario, todos moriremos aquí".
- ¡ASÍ SEA!
Gianlucca Barbarigo- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Media hoja todavía estaba dentro de la vaina cuando la robusta porra de madera impactó contra el rostro de Sigrid. El impacto, que la impulsó varios metros hacia atrás, la derribó contra una de las mesas. El que le había golpeado soltó la porra y empuñó la espada con ambas manos, a su lado, su compañero avanzó hacia Sigrid con ambas armas todavía.
La daga de Sigrid había volado rauda y certera. Impactó con fuerza contra la espalda de Finabar, una pena que llevase la cota de malla siempre puesta. El impacto le hizo mirar atrás, lo que aprovechó Alaric para liberarse, pero cuando se percató de lo que acababa de ocurrir, volvió a encararse con el rohir soltando un alarido de furia. Las porras de los hombres volaron de sus manos en dirección a Alaric, pero este tuvo tiempo de esquivar una y apartar la otra de un golpe de espada, sin embargo esto dio tiempo a Finabar y los otros dos a desenvainar las espadas. Los tres se lanzaron a por él haciéndolo retroceder. Los dos hombres que habían estado a su espalda se compenetraban en sus ataques, pero Finabar, cegado por la ira, lanzaba ataques sin mirar que pudieran afectar a sus compañeros.
El golpe había atontado a Sigrid y los dos hombres ya estaban junto a ella con las espadas prestas para atacar si trataba de hacer algo raro.
La hoja de Alaric se hundió en el vientre de uno de los hombres mientras seguía retrocediendo. El hombre cayó al suelo entre gritos, pero una voz se alzó sobre ellos.
— ¡Todos quietos! — exclamó alguien desde la puerta — ¡Vosotros dos, soltad las armas y no hagáis nada raro!
El que hablaba sujetaba una espada larga y a cada lado tenia a dos arqueros apuntando hacia donde se desarrollaba la pelea. Cinco hombres más aparecieron por la puerta de las cocinas y apuntaron sus arcos hacia ellos, detrás, la mujer del tabernero que había huido hacia un momento se asomó tratando de sacar de allí a su marido que permanecía inmóvil observando la situación.
— ¡Finabar! — exclamó el de la puerta — ¡Detente!
— ¡Han matado a Norc! — replicó el gigantón dejando de atacar a Alaric pero sin bajar la guardia — ¡Y Miwooll necesita un medico!
Los arqueros se acercaron un paso sin dejar de apuntar.
— ¡Soltad las armas, último aviso!
La daga de Sigrid había volado rauda y certera. Impactó con fuerza contra la espalda de Finabar, una pena que llevase la cota de malla siempre puesta. El impacto le hizo mirar atrás, lo que aprovechó Alaric para liberarse, pero cuando se percató de lo que acababa de ocurrir, volvió a encararse con el rohir soltando un alarido de furia. Las porras de los hombres volaron de sus manos en dirección a Alaric, pero este tuvo tiempo de esquivar una y apartar la otra de un golpe de espada, sin embargo esto dio tiempo a Finabar y los otros dos a desenvainar las espadas. Los tres se lanzaron a por él haciéndolo retroceder. Los dos hombres que habían estado a su espalda se compenetraban en sus ataques, pero Finabar, cegado por la ira, lanzaba ataques sin mirar que pudieran afectar a sus compañeros.
El golpe había atontado a Sigrid y los dos hombres ya estaban junto a ella con las espadas prestas para atacar si trataba de hacer algo raro.
La hoja de Alaric se hundió en el vientre de uno de los hombres mientras seguía retrocediendo. El hombre cayó al suelo entre gritos, pero una voz se alzó sobre ellos.
— ¡Todos quietos! — exclamó alguien desde la puerta — ¡Vosotros dos, soltad las armas y no hagáis nada raro!
El que hablaba sujetaba una espada larga y a cada lado tenia a dos arqueros apuntando hacia donde se desarrollaba la pelea. Cinco hombres más aparecieron por la puerta de las cocinas y apuntaron sus arcos hacia ellos, detrás, la mujer del tabernero que había huido hacia un momento se asomó tratando de sacar de allí a su marido que permanecía inmóvil observando la situación.
— ¡Finabar! — exclamó el de la puerta — ¡Detente!
— ¡Han matado a Norc! — replicó el gigantón dejando de atacar a Alaric pero sin bajar la guardia — ¡Y Miwooll necesita un medico!
Los arqueros se acercaron un paso sin dejar de apuntar.
— ¡Soltad las armas, último aviso!
- Spoiler:
- Sigrid, todo tiene un limite, ya te lo dije. Fíjate en Alaric.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
- Spoiler:
- Tampoco se ha excedido en demasía, en realidad ella es la hábil y la astuta, y yo soy la fuerza bruta. Creo que ha cumplido bastante bien con su parte.
En el momento en el que vió la porra impactar en su hermana intentó llegar hasta ella como pudo, pero le fue imposible por los embates de Finabar. Tuvo que retroceder y realizar un juego de pies a través de jarras y sillas rotas, intentado no tropezar con ellas, aunque no le fue del todo posible. Golpeó con un arco desde el exterior la cara del norteño con la jarra, y aprovechando el impulso y flexionando el cuerpo, lo golpeó de nuevo en la otra mejilla, de un revés. Lo observó sonriendo por unos instantes, antes de que con un alarido de furia le patease en el estómago y lo hiciera volar de nuevo por encima de una de las mesas, esta vez con algo más de pericia que la primera. Fue en ese momento cuando uno de los hombres de Norc se abrió demasiado a un lado y le permitió dar una estocada amplia, rajándolo por el vientre y permitiéndole acercarse varios metros más hacia su objetivo de cabellos rojizos como los suyos, aunque aún perseguido por la mole norteña.
Pero cuando se disponía a lanzarle la jarra a la cabeza y saltar delante de ella como un lobo enfurecido, hicieron aparición los... ¿Quiénes eran esos tipos? ¿Guardias de Fornost? Diablos, ¿más hombres de Norc? Ese bastardo no podía tener a tantos hombres allí, por mucha fama que tuvieran los gemelos. Escuchó los gritos, y alzándose ante su hermana con la espada ante él y la jarra en la otra mano, alzó bien alto la voz.
- ¡Pagad las cervezas, último aviso! - Le respondió al recién llegado, manteniendo la posición en guardia y asegurándose de que ninguno de los hombres enzarzados en la pelea se acercase ni un paso más. - Que soltemos las armas, ¡claro! ¿Y qué será lo próximo? Vosotros sabréis si queréis comenzar una guerra abierta con Bornin, más eso ocurrirá si se vierte aquí nuestra sangre. - Se pasó el dorso del guantelete por la frente, observando la mancha carmesí en él. - O más sangre, según se vea.
Enarboló la espada y la agitó en el aire por unos instantes, de manera inofensiva, pero que hizo que el crujir de las cuerdas de los arcos al tensarse por completo inundaran la sala. Ante el sonido, pareció reaccionar abriendo por unos instantes los ojos e intentando serenarse. Aquello ya no tenía sentido alguno, y Norc estaba muerto, para bien o para mal. Presumiblemente, para bien.
- El combate ha acabado para mí, y también para mi hermana. - A pesar de que llevaba un rato hablando a voces y soltando más improperios que palabras en sí, estas últimas palabras pareció decirlas con total sobriedad, hasta casi con solemnidad... ¿Intimidantes? No podía saberse en realidad, pero bien podían considerarse acertadas. De hecho, inclusó envainó la espada y dejó la jarra en la mesa que tenía al lado, aún abollada por la pelea. - Podéis escoltarnos si queréis hasta la parte alta de Fornost, si no os fiáis de mis actos al cruzar esa puerta. Porque creedme, voy a hacerlo.
En toda su estatura, que no era poca, y con la cabeza alta, se alzó y comenzó a andar hacia el umbral de la salida principal con los brazos ligeramente apartadas de su torso, en señal de "buena fe", seguro de que su hermana le seguría desde bien cerca y sin tolerar que cualquiera de los allí presentes tuviese la indecencia de volver a ponerle una mano encima. Y su paso era lento aunque inflexible, la de un hombre que a pesar de haber depuesto las armas, no estaba en absoluto vencido.
Ni siquiera se molestó en volver a mirar a Finabar.
Gianlucca Barbarigo- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
- Spoiler:
- Si ves algo que se extralimite o no cuadre, me lo dices en privado y lo hablamos (si hay que modificarlo, lo modifico). Lo que no me parece lógico es que te lo saltes como si no hubiera sido escrito y que además muestres los fallos de una de tus jugadoras en público. Me parece una falta muy grave hacia mi (aparte de que me callo muchas cosas que has puesto en esa respuesta con mentalidad muy negativa hacia mi).
Posó la mano en su rostro ensangrentado. Apenas sentía el tacto de su mano en la cara, excepto al pasarlo por el labio donde notaba varios pinchazos, imaginando el corte que le habría provocado tal golpe. Aun seguía confusa y un poco mareada cuando vio llegar en tropel a tantos hombres. No estaba segura de si veía doble o esa era la cantidad de personas que habían invadido la taberna. Fuera cual fuese el caso, estaba sorprendida.
Quiso decir algo, pero solo notaba el sabor a hierro en la boca, obligándola a tragar. Vio a su hermano envainar la espada y dirigirse con paso seguro hacia la salida, por lo que ella decidió hacer lo mismo. No estaba segura de qué estaba ocurriendo, ya que todo lo anterior había pasado como un borrón ante sus ojos. Como algo difuminado tras una ventana empañada. Cuando dio un paso notó como su pie chocaba con un cuerpo, del que aun no se había olvidado. Levantó un poco la pierna y sobrepasó el bulto, manchando la suela de sus botas de una sangre coagulada que casi la hizo perder el equilibrio. Luego siguió andando con pose altiva hacia la dirección de su hermano, como si nada hubiera ocurrido en aquel lugar.
Eurydice Diomedes- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
Una pelea de semejantes dimensiones, con varios bandos y en una de las tabernas de la ciudad, era poco probable que pudiera pasar inadvertida. Ciudadanos nerviosos se apartaban de los alrededores temiendo verse envueltos en la reyerta y se oyó un suspiro colectivo cuando los soldados de la ciudad aparecieron, armados hasta los dientes con espada al cinto, lanza en la mano y ballesta a la espalda, en sus armaduras de batalla. Con gran rapidez entraron en tropel a la taberna, entre gritos intimidatorios detuvieron a todo el mundo, posadera incluida. Así se hacía en la ciudad.
Los hombres de Norc que quedaban en pie se entregaron al ver el cariz que estaba tomando la situación y los últimos en llegar depusieron las armas, pues conocían la fama del capitán del grupo. Fueron maniatados para evitar movimientos sospechosos al ser llevados al calabozo del cuartel.
Quedaban Sigrid y Alaric, los gemelos, rodeados por los guardias. El capitán se dirigió a ellos con calma y voz cansina.
- No consentimos este comportamiento en la ciudad. Si vais a mataros hacedlo en un sitio donde no sea responsabilidad mía. -dijo el hombre de hombros anchos. -¿Vais a colaborar o tendremos que reduciros? Está en vuestra mano. Sed listos. Si venís sin dar problemas y no os traéis entre manos nada sospechoso estaréis fuera por la mañana. Si os resistís, no puedo hacer promesas de bien. Vosotros mismos.
Los hombres de Norc que quedaban en pie se entregaron al ver el cariz que estaba tomando la situación y los últimos en llegar depusieron las armas, pues conocían la fama del capitán del grupo. Fueron maniatados para evitar movimientos sospechosos al ser llevados al calabozo del cuartel.
Quedaban Sigrid y Alaric, los gemelos, rodeados por los guardias. El capitán se dirigió a ellos con calma y voz cansina.
- No consentimos este comportamiento en la ciudad. Si vais a mataros hacedlo en un sitio donde no sea responsabilidad mía. -dijo el hombre de hombros anchos. -¿Vais a colaborar o tendremos que reduciros? Está en vuestra mano. Sed listos. Si venís sin dar problemas y no os traéis entre manos nada sospechoso estaréis fuera por la mañana. Si os resistís, no puedo hacer promesas de bien. Vosotros mismos.
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
La confusión iba desapareciendo a cada paso, vislumbrando con claridad el escenario de los hechos. Eran soldados los que se encontraban frente a ella. Guardias que no tenían nada que ver con los matones con los que se habían enfrentado. Entrenados para cumplir la ley de aquella ciudad, y con el poder de verla realizada. Supo casi al instante que no era posible escapar de aquella situación. Solo esperaba que su hermano también lo supiera, aunque conociéndolo como lo conocía, sabía que era improbable.
- Os acompañaremos por hoy. No podríamos rechazar la amabilidad de una visita guiada por vuestra ciudad, ¿Verdad Ric? - Miró a su hermano con el ceño fruncido, esperando que comprendiera la situación. Dicha mirada la había ensayado miles de veces en cientos de ocasiones similares, y todas dirigidas a la misma persona. Alaric sabía lo que significaba. - Mostrad el camino, no vayamos a perdernos por las callejuelas de esta ciudad. Nunca he estado en una tan grande, y por supuesto, tan bella. - Volvió su sonrisa inocente mientras observaba al que parecía el capitán de la guardia. Sus dientes antes blancos eran ahora de un color escarlata por la sangre que emanaba desde el corte del labio. Aun así, no parecía molestarle lo más mínimo para enmascarar su rostro con su sonrisa ensayada.
Levantó sus manos enguantadas a ambos lados de la cabeza, en una posición de aparente sumisión. Tras dejar entrever su docilidad ante la situación, empezó a andar hacia ellos.
- Os acompañaremos por hoy. No podríamos rechazar la amabilidad de una visita guiada por vuestra ciudad, ¿Verdad Ric? - Miró a su hermano con el ceño fruncido, esperando que comprendiera la situación. Dicha mirada la había ensayado miles de veces en cientos de ocasiones similares, y todas dirigidas a la misma persona. Alaric sabía lo que significaba. - Mostrad el camino, no vayamos a perdernos por las callejuelas de esta ciudad. Nunca he estado en una tan grande, y por supuesto, tan bella. - Volvió su sonrisa inocente mientras observaba al que parecía el capitán de la guardia. Sus dientes antes blancos eran ahora de un color escarlata por la sangre que emanaba desde el corte del labio. Aun así, no parecía molestarle lo más mínimo para enmascarar su rostro con su sonrisa ensayada.
Levantó sus manos enguantadas a ambos lados de la cabeza, en una posición de aparente sumisión. Tras dejar entrever su docilidad ante la situación, empezó a andar hacia ellos.
Eurydice Diomedes- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
La llegada de los guardias no había hecho más que empeorar la situación, si bien aquello podía ser aún posible. Sopesó las posibilidades que había tenido con el grupo inicial, y a pesar de que Finabar había demostrado ser un oponente más que peligroso, aquello podrían haberlo controlado. Pero con la llegada de tantos, y tratándose además de quiénes eran... ni siquiera recordaba en estos instantes quién era el señor de Fornost, pero desde luego no sería un gobernante justo. De hecho, ya no existían gobernantes justos. Y las palabras de un capitán de la guardia no le iban a hacer cambiar de parecer.
Tal y como había estado haciendo, continuó andando con las manos despegadas de su torso, siendo fiel a lo que había dicho. Nada podía detenerlo... ¿Era eso cierto? Pues sus pies se detuvieron, y se quedó clavado donde estaba, en el momento en que escuchó la melodiosa voz de su hermana. Su mirada, aún bajo el fruncido ceño, se dirigió hacia ella y la observó con una mirada de confusión, una mirada que parecía decir "¿Estás hablando en serio? ¿De verdad crees que nos dejarán marchar así como así?".
Un largo suspiro le dio la respuesta que necesitaba a Sigrid. Se colocó lentamente ante el capitán de la guardia, aún con los brazos extendidos, y no se movió cuando varios guardias lo agarraron por ambos lados. Se resistió un poco, lejos de dejarse agarrar de forma despectiva, y una vez estuvo asegurado comenzaron a moverlo en dirección a las prisiones. Unas prisiones donde, bien seguro estaba, le aguardaban unas acogedoras celdas plagadas de heces y ratas.
Más aún así no bajó la cabeza a su paso.
Tal y como había estado haciendo, continuó andando con las manos despegadas de su torso, siendo fiel a lo que había dicho. Nada podía detenerlo... ¿Era eso cierto? Pues sus pies se detuvieron, y se quedó clavado donde estaba, en el momento en que escuchó la melodiosa voz de su hermana. Su mirada, aún bajo el fruncido ceño, se dirigió hacia ella y la observó con una mirada de confusión, una mirada que parecía decir "¿Estás hablando en serio? ¿De verdad crees que nos dejarán marchar así como así?".
Un largo suspiro le dio la respuesta que necesitaba a Sigrid. Se colocó lentamente ante el capitán de la guardia, aún con los brazos extendidos, y no se movió cuando varios guardias lo agarraron por ambos lados. Se resistió un poco, lejos de dejarse agarrar de forma despectiva, y una vez estuvo asegurado comenzaron a moverlo en dirección a las prisiones. Unas prisiones donde, bien seguro estaba, le aguardaban unas acogedoras celdas plagadas de heces y ratas.
Más aún así no bajó la cabeza a su paso.
Gianlucca Barbarigo- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Re: [Fornost] ¿Conciencias de alquiler? [1 de Octubre]
- Desarmadlos.- ordenó el capitán. Era un hombre meticuloso y no le gustaban las sorpresas en cuanto a prisioneros se refería. Se acercó a observar el cádaver de Norc y lo movió ligeramente con la punta de su bota. Sacudió la cabeza y dio orden de que se deshicieran de él.
Y así, desarmados y bien escoltadas, los gemelos dieron a parar con sus huesos en el calabozo.
Y así, desarmados y bien escoltadas, los gemelos dieron a parar con sus huesos en el calabozo.
- Spoiler:
- Y con esto cerramos y empiezan vuestras aventuras
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