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(1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
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Ethos :: :: Asentamientos Enanos
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(1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
Pasaron jornadas de viaje desde que el grupo de Thráin saliera desde Gundubaraz, con el objetivo de vigilar la zona hasta Gabilgathol. Tarea que solo los exploradores enanos podían hacer.
La tarde parecía presentarse soleada, signo faborable a su causa, pues lo orcos no soportaban los rayos solares. El problema sería si aparecieran uruk-hai, aun así, los compañeros de Thráin, son enanos valerosos y duchos en el combate. Thráin podía confiar en ellos, y si debían de morir en combate, moririan haciendo su deber.
Su viaje les llevó hasta el cause del rio Lhûn, a mitad de camino entre Gundubaraz y Gabilgathol.
El sol ya se estaba poniendo por el oeste y los últimos rayos solares se podían divisar entre las aguas del rio, el cual sufría en asedio de Mordor sobre los Puertos Grises, o eso había oido Thráin.
-Caballeros, será mejor que acampemos en una zona alta del valle. El sol se pone ya por el oeste, y no quiero que una horda de orcos nos ataque desde las alturas. Nada de hogueras señores, no queremos llamar la atención. -se sentó en una roca y sacó la pipa que logró encontrar entre los restos de su difunto padre, al igual que sus armas. -Comeremos la carne en conserva y en salazón. -dijo mientras ponía un poco de tabaco en la pipa. Cerró el estuche de cuero donde los guardaba y con su pedernal logró una diminutas chispas, parecidas a pequeñas estrellas, con las que logró encendes ese preciado capricho que se pueden permitir los enanos hoy en día. Desde que Saruman controlaba la Comarca, y desde que Thráin tiene uso de razón, y ahora tiene 85 años, el tabaco en los asentamientos enanos siempre fue escaso y de contrabando. Esto hizo que el poseer tabaco se convirtiera en un recurso preciado y muy querido entre los enanos.
Al cabo de un rato, uno de sus compañeros le trajo un cacho de carne en salazón y se fue de nuevo, dejando Thráin solo, con su pipa y sus pensamientos del pasado, de los cuales nunca se podrá olvidar.
La tarde parecía presentarse soleada, signo faborable a su causa, pues lo orcos no soportaban los rayos solares. El problema sería si aparecieran uruk-hai, aun así, los compañeros de Thráin, son enanos valerosos y duchos en el combate. Thráin podía confiar en ellos, y si debían de morir en combate, moririan haciendo su deber.
Su viaje les llevó hasta el cause del rio Lhûn, a mitad de camino entre Gundubaraz y Gabilgathol.
El sol ya se estaba poniendo por el oeste y los últimos rayos solares se podían divisar entre las aguas del rio, el cual sufría en asedio de Mordor sobre los Puertos Grises, o eso había oido Thráin.
-Caballeros, será mejor que acampemos en una zona alta del valle. El sol se pone ya por el oeste, y no quiero que una horda de orcos nos ataque desde las alturas. Nada de hogueras señores, no queremos llamar la atención. -se sentó en una roca y sacó la pipa que logró encontrar entre los restos de su difunto padre, al igual que sus armas. -Comeremos la carne en conserva y en salazón. -dijo mientras ponía un poco de tabaco en la pipa. Cerró el estuche de cuero donde los guardaba y con su pedernal logró una diminutas chispas, parecidas a pequeñas estrellas, con las que logró encendes ese preciado capricho que se pueden permitir los enanos hoy en día. Desde que Saruman controlaba la Comarca, y desde que Thráin tiene uso de razón, y ahora tiene 85 años, el tabaco en los asentamientos enanos siempre fue escaso y de contrabando. Esto hizo que el poseer tabaco se convirtiera en un recurso preciado y muy querido entre los enanos.
Al cabo de un rato, uno de sus compañeros le trajo un cacho de carne en salazón y se fue de nuevo, dejando Thráin solo, con su pipa y sus pensamientos del pasado, de los cuales nunca se podrá olvidar.
Thráin- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Edad : 31
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
El sol parecía haberse detenido al este, poco más alto que el horizonte, los enanos se acomodaron rápidamente sobre las piedras de la pendiente. Los pequeños macizos de roca y los arbustos les ofrecían un buen lugar para evitar los ojos indeseados y, en caso de necesidad, un lugar más defendible que la simple llanura.
Los hermanos Dalin y Dralin fueron los primeros en hacer guardia. Ambos tenían un lento despertar, por lo que hacia tiempo que el grupo había aprendido a asignarles el primer turno y evitar así los gritos y zarandeos que acababan despertando a toda la compañía.
Al cabo de un rato, Ogur se acercó a Thráin royendo un gran trozo de carne en salazón.
— Estamos avanzando a mejor ritmo del que esperaba — dijo sentándose a su lado — A este paso… — detuvo sus palabras para arrancar trabajosamente un bocado de carne — llegaremos a Gabilgathol con un día de adelanto — añadió masticando sonoramente.
Dio un trago del odre de cerveza y, soltando un eructo ahogado, se lo ofreció a Thráin.
— ¿Quién era el que dudaba de la velocidad de los ena…?
El leve temblor de tierra hizo que Ogur bajara la vista al suelo arqueando una ceja. Miró de nuevo a Thráin y, antes de que pudiera volver a hablar, otro temblor llegó hasta ellos, un poco mas fuerte que el anterior.
— ¿Qué diantre ha sido eso? — preguntó negando con la cabeza.
Todos los enanos se habían puesto en pie y se miraban entre ellos, fue entonces cuando notaron el tercer temblor.
— Que me lleven con Durin ahora mismo si eso no viene de Ered Luin — susurró Ogur.
Los hermanos Dalin y Dralin fueron los primeros en hacer guardia. Ambos tenían un lento despertar, por lo que hacia tiempo que el grupo había aprendido a asignarles el primer turno y evitar así los gritos y zarandeos que acababan despertando a toda la compañía.
Al cabo de un rato, Ogur se acercó a Thráin royendo un gran trozo de carne en salazón.
— Estamos avanzando a mejor ritmo del que esperaba — dijo sentándose a su lado — A este paso… — detuvo sus palabras para arrancar trabajosamente un bocado de carne — llegaremos a Gabilgathol con un día de adelanto — añadió masticando sonoramente.
Dio un trago del odre de cerveza y, soltando un eructo ahogado, se lo ofreció a Thráin.
— ¿Quién era el que dudaba de la velocidad de los ena…?
El leve temblor de tierra hizo que Ogur bajara la vista al suelo arqueando una ceja. Miró de nuevo a Thráin y, antes de que pudiera volver a hablar, otro temblor llegó hasta ellos, un poco mas fuerte que el anterior.
— ¿Qué diantre ha sido eso? — preguntó negando con la cabeza.
Todos los enanos se habían puesto en pie y se miraban entre ellos, fue entonces cuando notaron el tercer temblor.
— Que me lleven con Durin ahora mismo si eso no viene de Ered Luin — susurró Ogur.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
Los ruidos de los trasgos se recrearon en su cabeza: risas maleficas y guturales, gritos estridentes, vacios y llenos de odio y sangre. Es lo primero que recordo Thráin de esa noche. 30 años pasaron del suceso y aun lo recuerda, la noche que perdió a todo su clan a manos de los siervos del Señor Oscuro. Sus primos hacian guardia en la entrada de la cueva: Thréin y Tholin. Sus tios, al igual que sus padres, Thróun y Zharain. Su hermano Throrin estaba avivando el fuego dentro de la cueva, junto a los antes mencionados. Dentro, tambien habían otros pertenecientes al clan, no solo familiares, pero si leales a ellos.
Las canciones resonaban por doquier. Los viejos cánticos de Moria y Erebor se introducian por los oidos de Thráin y salían en forma de notas musicales y letra por su boca. La canción se acabó cuando Thréin y Tholin fueron abatidos a flechazos. Aparecieron por doquier, no solo por la entrada, sino por grietas casi invisibles. El horror se palpaba en el ambiente y Thráin apenas podía sostener el hacha. Nunca entabló combate antes.
Detrás de él, y mientras los suyos caían, encontró una grieta de su tamaño mas o menos. Aparecío su padre en ese mismo momento.
-Hijo, mi hijo, esto acabó. -dijo mientras se intentaba sistener en su hijo. -Puede que todos mueran, pero el clan vivirá en ti, haz honor a él y a tu sangre, la de Durin. -le dio su hacha y le cubrió a su hijo con la que tenía de repuesto. -Esta es el hacha del clan hijo. Cuidala. Ahora, escapa hijo, escapa.
-Padre, dejadme morir con vos y con los nuestros. No me digais de hiur. -Eso fue lo último que dijo, pues su padre le empujó hacia la grieta hasta que toco suelo. Por fortuna nadie dio con él.
Sus pensamientos fueron acompañados por el ondulante humo del tabaco. No hacía mucho caso a lo que le decía Ogur. No porque no le interesara, sino porque cuando Thráin se ponía a pensar, se metía en su mundo y nadie podía entrar en él, y eso, sus compañeros lo sabían y aceptaban.
Los recuerdos fueron interrumpidos por el estruendo. Él también se dio cuenta. Sí, venía de las montañas, de Ered Luin. Era muy extraño, un derrumbamiento era poco usual en los ingenieros enanos. La otra posibilidad podría ser que el enemigo hubiera descubierto sus asentamientos y los estuviera atacando.
-No digas eso Ogur, Durin puede esperar. Compañeros, el descanso se acabó. Puede que el enemigo este atacando nuestro hogar y tenemos que ayudar. Ogur, vendrás conmigo hasta el rio para ver si hay enemigos. Tu tambien Bogur. Dralin y Dalin, recoged el resto del campamento. Thaulin y Thrólin, revisad el perimetro mientras bajais con nosotros y escoltais luego a Dralin y Dalin. ¿Todo correcto? -se dio media vuelta. Apagó el tabaco que tenía en la pipa y se lo guardó para un próximo uso. Cogió el hacha a dos manos y se puso en el cinto las dos de una mano y bajó hasta el rio con Ogur y Bogur.
Las canciones resonaban por doquier. Los viejos cánticos de Moria y Erebor se introducian por los oidos de Thráin y salían en forma de notas musicales y letra por su boca. La canción se acabó cuando Thréin y Tholin fueron abatidos a flechazos. Aparecieron por doquier, no solo por la entrada, sino por grietas casi invisibles. El horror se palpaba en el ambiente y Thráin apenas podía sostener el hacha. Nunca entabló combate antes.
Detrás de él, y mientras los suyos caían, encontró una grieta de su tamaño mas o menos. Aparecío su padre en ese mismo momento.
-Hijo, mi hijo, esto acabó. -dijo mientras se intentaba sistener en su hijo. -Puede que todos mueran, pero el clan vivirá en ti, haz honor a él y a tu sangre, la de Durin. -le dio su hacha y le cubrió a su hijo con la que tenía de repuesto. -Esta es el hacha del clan hijo. Cuidala. Ahora, escapa hijo, escapa.
-Padre, dejadme morir con vos y con los nuestros. No me digais de hiur. -Eso fue lo último que dijo, pues su padre le empujó hacia la grieta hasta que toco suelo. Por fortuna nadie dio con él.
Sus pensamientos fueron acompañados por el ondulante humo del tabaco. No hacía mucho caso a lo que le decía Ogur. No porque no le interesara, sino porque cuando Thráin se ponía a pensar, se metía en su mundo y nadie podía entrar en él, y eso, sus compañeros lo sabían y aceptaban.
Los recuerdos fueron interrumpidos por el estruendo. Él también se dio cuenta. Sí, venía de las montañas, de Ered Luin. Era muy extraño, un derrumbamiento era poco usual en los ingenieros enanos. La otra posibilidad podría ser que el enemigo hubiera descubierto sus asentamientos y los estuviera atacando.
-No digas eso Ogur, Durin puede esperar. Compañeros, el descanso se acabó. Puede que el enemigo este atacando nuestro hogar y tenemos que ayudar. Ogur, vendrás conmigo hasta el rio para ver si hay enemigos. Tu tambien Bogur. Dralin y Dalin, recoged el resto del campamento. Thaulin y Thrólin, revisad el perimetro mientras bajais con nosotros y escoltais luego a Dralin y Dalin. ¿Todo correcto? -se dio media vuelta. Apagó el tabaco que tenía en la pipa y se lo guardó para un próximo uso. Cogió el hacha a dos manos y se puso en el cinto las dos de una mano y bajó hasta el rio con Ogur y Bogur.
Última edición por Thráin el Dom Ene 13, 2013 10:26 pm, editado 1 vez
Thráin- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Edad : 31
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
Ogur se encasquetó el yelmo de cuero y bronce, Bogur echó mano de su arco, corto pero robusto, y tensándolo un par de veces echó a correr a trote ligero detrás de su hermano y Thráin. El resto de enanos se afanaron a cumplir las órdenes con rigurosa y metódica disciplina.
Thráin, Ogur y Bogur no tardaron en alcanzar el vado que solian usar los enanos en sus viajes entre Gundubaraz y el resto de asentamientos, Thaulin y Thrólin llegaron después, seguidos de cerca por Dralin y Dalin que acarreaban lo poco que habían desplegado para montar el campamento.
El rio era allí ancho, pero poco profundo. Las orillas estaban ocupadas por juncos y otras plantas de humedal, cosa que hacía que fuera complicado de encontrar para el que no sabía dónde buscar y lo que lo convertía en un paso ideal para cruzar el rio.
El agua apenas les cubría hasta la medio muslo y la corriente no era allí excesivamente rápida, por lo que cruzarlo no era complicado, aunque si lento. Dralin y Dalin cerraban la marcha, levantando los macutos sobre su cabeza para evitar que se mojaran, más adelante, Thaulin y Throlin, precedidos por Ogur y Thráin, Bogur iba delante abriendo la marcha.
Y fue Bogur el primero que lo vio, asomando la cabeza entre los juncos y tratando de olisquear el agua que corría hacia el oeste.
— ¡Huargo! — exclamó alzando el arco y apuntando.
Los demás enanos vieron también la cabeza de la bestia, pero el grito de Bogur sirvió también para alertarla. El enano soltó la flecha justo cuando el huargo se impulsó para saltar hacia ellos, como resultado, el robusto proyectil se clavó en el pecho de su jinete, que acababa de percatarse de la presencia de los enanos.
Bogur volvió a tensar el arco mientras Dralin y Dalin soltaban los macutos para preparar los suyos. El huargo echó a correr hacia ellos ladrando y, tras el aparecieron otros dos con dos orcos sobre ellos.
Thráin, Ogur y Bogur no tardaron en alcanzar el vado que solian usar los enanos en sus viajes entre Gundubaraz y el resto de asentamientos, Thaulin y Thrólin llegaron después, seguidos de cerca por Dralin y Dalin que acarreaban lo poco que habían desplegado para montar el campamento.
El rio era allí ancho, pero poco profundo. Las orillas estaban ocupadas por juncos y otras plantas de humedal, cosa que hacía que fuera complicado de encontrar para el que no sabía dónde buscar y lo que lo convertía en un paso ideal para cruzar el rio.
El agua apenas les cubría hasta la medio muslo y la corriente no era allí excesivamente rápida, por lo que cruzarlo no era complicado, aunque si lento. Dralin y Dalin cerraban la marcha, levantando los macutos sobre su cabeza para evitar que se mojaran, más adelante, Thaulin y Throlin, precedidos por Ogur y Thráin, Bogur iba delante abriendo la marcha.
Y fue Bogur el primero que lo vio, asomando la cabeza entre los juncos y tratando de olisquear el agua que corría hacia el oeste.
— ¡Huargo! — exclamó alzando el arco y apuntando.
Los demás enanos vieron también la cabeza de la bestia, pero el grito de Bogur sirvió también para alertarla. El enano soltó la flecha justo cuando el huargo se impulsó para saltar hacia ellos, como resultado, el robusto proyectil se clavó en el pecho de su jinete, que acababa de percatarse de la presencia de los enanos.
Bogur volvió a tensar el arco mientras Dralin y Dalin soltaban los macutos para preparar los suyos. El huargo echó a correr hacia ellos ladrando y, tras el aparecieron otros dos con dos orcos sobre ellos.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
Cruzar rios nunca fue lo que más le gustaba hacer a Thráin en la vida. Caminar por senderos, cuevas, hielo... eso es lo que realmente amaba hacer, pero al menos, le reconfortaba notar las firmes rocas en el fondo del tranquilo rio.
La compañía iba tranquila, algo preocupada por los temblores de Ered Luin, pero ellos mismos sabían que los rios no son para enanos, además de ser un blanco facil para el enemigo, pero arriesgarse a cruzar un puente vigilado por orcos, no era lo mejor para pasar de incognito.
Fue en ese mismo momento, cuando el grito de Bogur alertó a todos. Huargos, los lobos huargos, nunca le gustó a Thráin enfrentarse a esas malas bestias. Demasiado rápidas para las piernas de un enano, aunque no podían igualarles en fuerza e inteligencia, el enano siempre era mas listo.
El jinete se percató de ellos, la cosa se complicaba y se ponía fascinante para Thráin. No podían arriesgarse a que alguno hullera. No podían arriesgarse a que el enemigo les siguiera hasta sus asentamientos. Lógicamente, debian acabar con todos.
-Señores. -dijo Thráin con su voz ronca sin mirar a sus compañeros que estaban atras. -El enemigo está aquí y no dejaremos que se interponga a un grupo de valerosos enanos, así que ya sabeis que hacer. Bogur, Dalin y Dralin, os quiero en una posición alta, retroceded hasta la ladera y cubrirnos desde atras. Obur, Tháulin, Throlin y yo cubrimemos vuestra retirada. Quiero que dejeis ciegos a esos malditos orcos con vuestras flechas. Aquí les retendremos. -dijo mientras sacaba una de sus hachas de una mano. -Y ahora, ¡corred! -dijo a los arqueros mientras lanzaba su hacha hacia uno de los huargos. -KHAZÂD AI-MENÛ! -gritó mientras blandía el hacha de su padre, una formidable hacha a dos manos con incrustaciones de cobre y oro. -¡Venid a que os arregle vuestra cara! -dijo mientras se empotraba contra uno de los huargos. Thráin llevaba una cota de malla debajo de su armaruda de cuero con placas de hierro en algunas zonas de importancia, como los brazos. Tambien llevaba un casco de cuero duro con cobre y hierro. Para un enano ese tipo de armaduras era comparable al papel, porque disfrutaban del arte de la confección de armaduras de hierro, pero para un explorador, como lo es Thráin, era lo necesario para poder soportar las duras marchas por esas tierras. -¡Atacad! -fue lo ultimo que dijo antes de soltar un tajo de su hacha a dos manos sobre el huargo.
La compañía iba tranquila, algo preocupada por los temblores de Ered Luin, pero ellos mismos sabían que los rios no son para enanos, además de ser un blanco facil para el enemigo, pero arriesgarse a cruzar un puente vigilado por orcos, no era lo mejor para pasar de incognito.
Fue en ese mismo momento, cuando el grito de Bogur alertó a todos. Huargos, los lobos huargos, nunca le gustó a Thráin enfrentarse a esas malas bestias. Demasiado rápidas para las piernas de un enano, aunque no podían igualarles en fuerza e inteligencia, el enano siempre era mas listo.
El jinete se percató de ellos, la cosa se complicaba y se ponía fascinante para Thráin. No podían arriesgarse a que alguno hullera. No podían arriesgarse a que el enemigo les siguiera hasta sus asentamientos. Lógicamente, debian acabar con todos.
-Señores. -dijo Thráin con su voz ronca sin mirar a sus compañeros que estaban atras. -El enemigo está aquí y no dejaremos que se interponga a un grupo de valerosos enanos, así que ya sabeis que hacer. Bogur, Dalin y Dralin, os quiero en una posición alta, retroceded hasta la ladera y cubrirnos desde atras. Obur, Tháulin, Throlin y yo cubrimemos vuestra retirada. Quiero que dejeis ciegos a esos malditos orcos con vuestras flechas. Aquí les retendremos. -dijo mientras sacaba una de sus hachas de una mano. -Y ahora, ¡corred! -dijo a los arqueros mientras lanzaba su hacha hacia uno de los huargos. -KHAZÂD AI-MENÛ! -gritó mientras blandía el hacha de su padre, una formidable hacha a dos manos con incrustaciones de cobre y oro. -¡Venid a que os arregle vuestra cara! -dijo mientras se empotraba contra uno de los huargos. Thráin llevaba una cota de malla debajo de su armaruda de cuero con placas de hierro en algunas zonas de importancia, como los brazos. Tambien llevaba un casco de cuero duro con cobre y hierro. Para un enano ese tipo de armaduras era comparable al papel, porque disfrutaban del arte de la confección de armaduras de hierro, pero para un explorador, como lo es Thráin, era lo necesario para poder soportar las duras marchas por esas tierras. -¡Atacad! -fue lo ultimo que dijo antes de soltar un tajo de su hacha a dos manos sobre el huargo.
Última edición por Thráin el Dom Ene 13, 2013 10:37 pm, editado 1 vez
Thráin- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Edad : 31
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
El hacha de Thráin voló precisa para impactar contra el cráneo del huargo sin jinete, el arma no llegó a clavarse, pero causó una buena brecha en la cabeza de la bestia que se detuvo un momento con un aullido de dolor.
Los otros dos huargos alcanzaron a su compañero que, al verlos, reafirmó su avance hacia los enanos, lanzándose directamente a por Thráin.
Bogur soltó la flecha que tenía en el arco y se retiró con Dalin y Dralin. La flecha voló directamente hacia uno de los orcos, por desgracia tuvo tiempo a reaccionar y alzó su escudo justo a tiempo para ver como se incrustaba en él con fuerza.
Ogur soltó un rugido y se plantó firmemente esperando la llegada de uno de los huargos con us hacha y su escudo preparados. Thaulin y Throlin se prepararon con sus martillos casi idénticos, de oscuro acero repleto de runas.
El primero de los huargos llegó hasta Thráin y recibió un duro hachazo en el costado que hizo que el rio se tiñera de rojo bajo él. En lugar de aplacar su rabia, el ataque del enano hizo que aumentara y atacara de frente a Thráin, que ya estaba lanzando un tajo lateral. Esta vez el golpe no llegó, pues el huargo demostró cierta inteligencia primitiva y en lugar de lanzarse a por el enano, mordió el asta del hacha, quedando ambos atrapados en un feroz forcejeo.
El segundo de los huargos, cuyo jinete había recibido el flechazo de Bogur, se lanzó a por Ogur, pero el enano ya lo esperaba. Cuando el animal se lanzó a morder, Ogur lanzó un tremendo golpe de plano con el escudo y alzó el hacha descargándola contra el pie del jinete. El hacha quedó enganchada en la tosca pernera del orco, cosa que Ogur aprovechó para derribarlo de un tirón. El orco cayó al agua y Ogur avanzó un paso para apoyar uno de sus pesados pies sobre el pecho de la rastrera criatura y poder centrarse en su montura.
El tercer huargo se lanzó rápidamente sobre Thaulin, derribándolo contra el lecho del rio y hundiéndolo, Throlin se lanzó en ayuda de su hermano, pero recibió un flechazo del orco que montaba el huargo que le hizo retroceder un par de metros para evitar perder el equilibrio y caer de espaldas.
Thráin sujetaba el hacha con todas sus fuerzas, pero las mandíbulas de aquella bestia eran todavía más fuertes y su robusto cuello le proporcionaba mayor potencia. Tras el forcejeo, el huargo por fin le arrebató el arma a Thráin y, tras un par de enrabiados movimientos de cuello, abrió la boca lanzando el arma al agua, lejos del alcance del enano y, sin percatarse de ello, exponiendo el cuello a un contraataque.
Los otros dos huargos alcanzaron a su compañero que, al verlos, reafirmó su avance hacia los enanos, lanzándose directamente a por Thráin.
Bogur soltó la flecha que tenía en el arco y se retiró con Dalin y Dralin. La flecha voló directamente hacia uno de los orcos, por desgracia tuvo tiempo a reaccionar y alzó su escudo justo a tiempo para ver como se incrustaba en él con fuerza.
Ogur soltó un rugido y se plantó firmemente esperando la llegada de uno de los huargos con us hacha y su escudo preparados. Thaulin y Throlin se prepararon con sus martillos casi idénticos, de oscuro acero repleto de runas.
El primero de los huargos llegó hasta Thráin y recibió un duro hachazo en el costado que hizo que el rio se tiñera de rojo bajo él. En lugar de aplacar su rabia, el ataque del enano hizo que aumentara y atacara de frente a Thráin, que ya estaba lanzando un tajo lateral. Esta vez el golpe no llegó, pues el huargo demostró cierta inteligencia primitiva y en lugar de lanzarse a por el enano, mordió el asta del hacha, quedando ambos atrapados en un feroz forcejeo.
El segundo de los huargos, cuyo jinete había recibido el flechazo de Bogur, se lanzó a por Ogur, pero el enano ya lo esperaba. Cuando el animal se lanzó a morder, Ogur lanzó un tremendo golpe de plano con el escudo y alzó el hacha descargándola contra el pie del jinete. El hacha quedó enganchada en la tosca pernera del orco, cosa que Ogur aprovechó para derribarlo de un tirón. El orco cayó al agua y Ogur avanzó un paso para apoyar uno de sus pesados pies sobre el pecho de la rastrera criatura y poder centrarse en su montura.
El tercer huargo se lanzó rápidamente sobre Thaulin, derribándolo contra el lecho del rio y hundiéndolo, Throlin se lanzó en ayuda de su hermano, pero recibió un flechazo del orco que montaba el huargo que le hizo retroceder un par de metros para evitar perder el equilibrio y caer de espaldas.
Thráin sujetaba el hacha con todas sus fuerzas, pero las mandíbulas de aquella bestia eran todavía más fuertes y su robusto cuello le proporcionaba mayor potencia. Tras el forcejeo, el huargo por fin le arrebató el arma a Thráin y, tras un par de enrabiados movimientos de cuello, abrió la boca lanzando el arma al agua, lejos del alcance del enano y, sin percatarse de ello, exponiendo el cuello a un contraataque.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
La fuerza del huargo era atronadora, lograba resistir, pero no podía aguantar el hacha por mas tiempo. Su aliento era fetido, olia a muerte, muerte de los cadaveres que habrá deborado. Su pestilente aire, acompañado de gotas pegajosas de saliva de huargo no le distraía en su labor, matar a esa bestia.
Con un rápido vistazo, pudo divisar la situación. Ogur más o menos controlaba la situación, pero no podía retener a un orco en el suelo y enfrentarse él solo al lobo, necesitaba ayuda. Al igual ocurría con Throlin y Tháulin, su situación empeoraba, y uno de ellos estaba herido, o eso creía Thráin. Hoy no morirá ninguno de los míos, antes prefiero ver a Durin a que les pase algo a ellos. Pensó para si mismo.
-Bogur, Dalin y Dralin, bajad y ayudad al resto. -este es mío, penso Thráin mirando fijamente al huargo. Pero en ese mismo instante, sus fuerzas le fallaron, cosa que hizo que su hacha, el hacha de su padre, saliera disparada por los aires, cayendo en el rio. La primera impresión era que había fallado a su clan,a su padre, que iba a morir ahí mismo, la situación se volvió lenta y angustiosa, pero entonces reaccionó. Vio ese cuello, ese cuello que le decía: atacame. No dudó ni un instante. En su mano izquierda empuñó su daga que tenía en el cinto, y en la derecha el otro hacha que le quedaba de una mano.
Intentó ser rapido y clavó la daga en el cuello. Aprovechó esto para con el hacha engancharse al lomo del huargo para así poder impulsarse y subirse a la bestia. Con la mano izquierda, que ahora estaba libre pues la daga estaba clavada en el cuello del huargo, se agarró a pelo de este para no caerse. El huargo olía especialmente mal, como a pelo mojado, aunque era lógico, y se notaba el calor del animal y su furia por todos lados. Debía permanecer firme para no caer de nuevo a las aguas del Lhûn. A continuación, y fijando su mirada en la nuca del huargo, asestó el golpe de hacha, que para su esperanza, supondría en fin de la bestia.
Con un rápido vistazo, pudo divisar la situación. Ogur más o menos controlaba la situación, pero no podía retener a un orco en el suelo y enfrentarse él solo al lobo, necesitaba ayuda. Al igual ocurría con Throlin y Tháulin, su situación empeoraba, y uno de ellos estaba herido, o eso creía Thráin. Hoy no morirá ninguno de los míos, antes prefiero ver a Durin a que les pase algo a ellos. Pensó para si mismo.
-Bogur, Dalin y Dralin, bajad y ayudad al resto. -este es mío, penso Thráin mirando fijamente al huargo. Pero en ese mismo instante, sus fuerzas le fallaron, cosa que hizo que su hacha, el hacha de su padre, saliera disparada por los aires, cayendo en el rio. La primera impresión era que había fallado a su clan,a su padre, que iba a morir ahí mismo, la situación se volvió lenta y angustiosa, pero entonces reaccionó. Vio ese cuello, ese cuello que le decía: atacame. No dudó ni un instante. En su mano izquierda empuñó su daga que tenía en el cinto, y en la derecha el otro hacha que le quedaba de una mano.
Intentó ser rapido y clavó la daga en el cuello. Aprovechó esto para con el hacha engancharse al lomo del huargo para así poder impulsarse y subirse a la bestia. Con la mano izquierda, que ahora estaba libre pues la daga estaba clavada en el cuello del huargo, se agarró a pelo de este para no caerse. El huargo olía especialmente mal, como a pelo mojado, aunque era lógico, y se notaba el calor del animal y su furia por todos lados. Debía permanecer firme para no caer de nuevo a las aguas del Lhûn. A continuación, y fijando su mirada en la nuca del huargo, asestó el golpe de hacha, que para su esperanza, supondría en fin de la bestia.
Thráin- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Edad : 31
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
El alarido del huargo cuando la daga se clavó en su cuello inundó los oídos de todos, un alarido que se detuvo cuando la pesada hoja del hacha de mano de Thrain se clavó en su cráneo acabando con su vida. La bestia se tambaleó un momento para caer pesadamente sobre el lecho del rio, haciendo caer a Thráin hacia adelante.
Ogur se defendía del huargo con el pesado escudo mientras mantenía al orco sumergido trabajosamente. En más de una ocasión estuvo a punto de perder el equilibrio, pero de pronto soltó un alarido de furia.
— Ishkhaqwi ai durugnul! — exclamó levantando de pronto la pesada bota que mantenía al orco bajo el agua.
La criatura se vio libre, pero poco duró, pues la pesada bota volvió a bajar con un rugido gutural y feroz, esta vez contra el cuello del orco. Un par de espasmos fueron la reacción del orco, que ni siquiera fue consciente de su propia muerte. El huargo siguió arremetiendo y Ogur, lo recibió sonriente esta vez, ya libre para dedicarle toda su atención.
Bogur, Dalin y Dralin soltaron una última flecha y, colgándose el arco a la espalda, echaron a correr desenvainando sus armas.
Throlin trató de alzar el martillo para parar el ataque del orco, pero el dolor le impedía mover el brazo con rapidez. Se preparó para recibir el corte, corte que nunca llegó. El orco cayó al agua ensartado por dos flechas, la tercera se hundió en el lomo del huargo, haciéndolo retroceder un paso, lo suficiente para que Thaulin surgiera de entre las aguas tomando una gran bocanada de aire sonoramente.
El primero en alcanzar el combate fue Dalin, que lanzó un tajo con su pesada espada contra la cara del animal. El huargo lo esquivó parcialmente ladeando la cabeza, pero el martillo de Thaulin estaba esperando. El golpe descendente impacto sobre el cráneo con un sonoro crujido, impulsando hacia abajo la cabeza del huargo y volviendo a teñir el agua de rojo. El agonizante huargo, que no tardaría en morir, era al único que le quedaba algo de vida, pues Ogur habia acabado con el que tenia delante a cuenta de unas buenas marcas de dientes en su preciado escudo.
Ogur se defendía del huargo con el pesado escudo mientras mantenía al orco sumergido trabajosamente. En más de una ocasión estuvo a punto de perder el equilibrio, pero de pronto soltó un alarido de furia.
— Ishkhaqwi ai durugnul! — exclamó levantando de pronto la pesada bota que mantenía al orco bajo el agua.
La criatura se vio libre, pero poco duró, pues la pesada bota volvió a bajar con un rugido gutural y feroz, esta vez contra el cuello del orco. Un par de espasmos fueron la reacción del orco, que ni siquiera fue consciente de su propia muerte. El huargo siguió arremetiendo y Ogur, lo recibió sonriente esta vez, ya libre para dedicarle toda su atención.
Bogur, Dalin y Dralin soltaron una última flecha y, colgándose el arco a la espalda, echaron a correr desenvainando sus armas.
Throlin trató de alzar el martillo para parar el ataque del orco, pero el dolor le impedía mover el brazo con rapidez. Se preparó para recibir el corte, corte que nunca llegó. El orco cayó al agua ensartado por dos flechas, la tercera se hundió en el lomo del huargo, haciéndolo retroceder un paso, lo suficiente para que Thaulin surgiera de entre las aguas tomando una gran bocanada de aire sonoramente.
El primero en alcanzar el combate fue Dalin, que lanzó un tajo con su pesada espada contra la cara del animal. El huargo lo esquivó parcialmente ladeando la cabeza, pero el martillo de Thaulin estaba esperando. El golpe descendente impacto sobre el cráneo con un sonoro crujido, impulsando hacia abajo la cabeza del huargo y volviendo a teñir el agua de rojo. El agonizante huargo, que no tardaría en morir, era al único que le quedaba algo de vida, pues Ogur habia acabado con el que tenia delante a cuenta de unas buenas marcas de dientes en su preciado escudo.
Manwë- Mensajes : 164
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Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
Thráin logró protegerse la cabeza gracias a que tenia su casco. Eso sí, se empapó todo. Notaba como se le filtraba todo el agua entre la armadura de cuero y la cota de malla, como si una pequeña corriente de agua se colara por las grietas de las galerias de Gabilgathol.
Tras salir del agua, fue directo a la cabeza del huargo, para recoger el hacha que estaba clabada en el craneo de la bestia y su cuchillo, que estaba en el cuello de este. Estas estaba bañadas de sangre del lobo, que al desclabarse las armas de este, salió un pequeño reguero de sangre que fue a para al rio, para que se encontrara con el resto.
El rio estaba completamoente rojo, como si derramaras una copa de vino por la mesa, eso es lo que parecía. Pero no toda la sangre era de las bestias, sus amigos y compañeros, alguno de ellos, fueron heridos, aunque no de forma mortal. Eran enanos, podrían soporta el dolor hasta Gabilgathol.
Una vez limpias sus arma, que recobraron su brillo, como el de los antiguos salones de la perdida Erebor, vio que a unos pocos metros estaba Uzbadbaruk, el hacha del clan, el Señor de las Hachas, tal y como la llamo su padre, y el padre de su padre. Recogió por último su segunda hacha que lanzó primeramente al huargo y se la endosó en el cinto con el resto de armas.
Fue en ese mismo cuando oyó el grito ahogado del último huargo. Vio que estaba herido pero no del todo. Tenemos prisa, no debemos demorarnos. Pensó para si mismo. Entonces con Uzbadbaruk en mano, fue corriendo y placó por un costado a la bestia, que estaba distraida con sus compañeros, y con un sonoro gritó impacto sobre ella. Alzó el hacha de su padre por encima de la cabeza, con ambas manos cogidas a ella e impactó en el lobo. -Rápico, saquear lo que podais de los orcos y partimos ya. Es casi de noche, y no pararemos a descansar hasta que lleguemos a Gabilgathol. -sabía que sería una marcha muy dura, que tenían heridos, pero eran enanos de las montañas, sus amigos, a los que conocía bien. Resistirían.
Tras salir del agua, fue directo a la cabeza del huargo, para recoger el hacha que estaba clabada en el craneo de la bestia y su cuchillo, que estaba en el cuello de este. Estas estaba bañadas de sangre del lobo, que al desclabarse las armas de este, salió un pequeño reguero de sangre que fue a para al rio, para que se encontrara con el resto.
El rio estaba completamoente rojo, como si derramaras una copa de vino por la mesa, eso es lo que parecía. Pero no toda la sangre era de las bestias, sus amigos y compañeros, alguno de ellos, fueron heridos, aunque no de forma mortal. Eran enanos, podrían soporta el dolor hasta Gabilgathol.
Una vez limpias sus arma, que recobraron su brillo, como el de los antiguos salones de la perdida Erebor, vio que a unos pocos metros estaba Uzbadbaruk, el hacha del clan, el Señor de las Hachas, tal y como la llamo su padre, y el padre de su padre. Recogió por último su segunda hacha que lanzó primeramente al huargo y se la endosó en el cinto con el resto de armas.
Fue en ese mismo cuando oyó el grito ahogado del último huargo. Vio que estaba herido pero no del todo. Tenemos prisa, no debemos demorarnos. Pensó para si mismo. Entonces con Uzbadbaruk en mano, fue corriendo y placó por un costado a la bestia, que estaba distraida con sus compañeros, y con un sonoro gritó impacto sobre ella. Alzó el hacha de su padre por encima de la cabeza, con ambas manos cogidas a ella e impactó en el lobo. -Rápico, saquear lo que podais de los orcos y partimos ya. Es casi de noche, y no pararemos a descansar hasta que lleguemos a Gabilgathol. -sabía que sería una marcha muy dura, que tenían heridos, pero eran enanos de las montañas, sus amigos, a los que conocía bien. Resistirían.
Thráin- Mensajes : 26
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Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
Throlin arrancó la flecha de un tirón ahogando un gruñido. La cruel flecha orca se llevó un pequeño carne con ella, pero el enano la miró con desprecio y la arrojó al mar. Thaulin insistió en que su hermano se quitara la armadura para poder vendarle la herida y así lo hizo, mientras el resto recogía sus armas y demás pertenencias.
La marcha fue lenta al principio, pero poco a poco fue tomando ritmo. Caminaron durante toda la noche sin dar muestras de agotamiento, ni siquiera por parte de Throlin y ya era bien entrada la mañana cuando vieron al grupo en la comitiva.
Los enanos también los vieron y adoptaron formación de combate, dejando a las enanas en el centro, hasta que uno de ellos los reconoció.
— ¡Son exploradores de Gabilgathol! — exclamó claramente aliviado y echó a correr hacia ellos.
La marcha fue lenta al principio, pero poco a poco fue tomando ritmo. Caminaron durante toda la noche sin dar muestras de agotamiento, ni siquiera por parte de Throlin y ya era bien entrada la mañana cuando vieron al grupo en la comitiva.
Los enanos también los vieron y adoptaron formación de combate, dejando a las enanas en el centro, hasta que uno de ellos los reconoció.
— ¡Son exploradores de Gabilgathol! — exclamó claramente aliviado y echó a correr hacia ellos.
Manwë- Mensajes : 164
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Edad : 38
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Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
Y fue entonces cuando lo vio. El grupo de enanos que provenía de Gabilgathol estaba ante él. Eso significaba que sus males ran reales, que el enemigo había atacado uno de sus asentamientos y estaba perdido.
Se aproximaron al grupo corriendo ladera abajo, pisando fírmemente el suelo que tenian debajo. Miraba a los lados por si el enemigo les tendía una trampa. Estaban demasiado al descubierto, necesitaban cubrirse. Les indicó que le siguieran hasta un lugar más resguardado.
-Por Durin, ¿en qué estabais pensando yendo al descubierto? El enemigo esta por doquier. -se fijó le los enanos. eran todos aun jovenes. A saber si habían entrado en combate alguna vez. Aun eran hijos de la roca madre, sus armas estaban demasiado perfectas. -¿Qué haceis aquí? ¿Por qué vais a Gundubarath? ¿Han atacado Gabilgathol? Oi los temblores desdel el Lhûn. ¡Contesta rapido joven! -dijo medio encarandose al joven enano. No iba a hacerle nada, pero la situación lo requería.
Se aproximaron al grupo corriendo ladera abajo, pisando fírmemente el suelo que tenian debajo. Miraba a los lados por si el enemigo les tendía una trampa. Estaban demasiado al descubierto, necesitaban cubrirse. Les indicó que le siguieran hasta un lugar más resguardado.
-Por Durin, ¿en qué estabais pensando yendo al descubierto? El enemigo esta por doquier. -se fijó le los enanos. eran todos aun jovenes. A saber si habían entrado en combate alguna vez. Aun eran hijos de la roca madre, sus armas estaban demasiado perfectas. -¿Qué haceis aquí? ¿Por qué vais a Gundubarath? ¿Han atacado Gabilgathol? Oi los temblores desdel el Lhûn. ¡Contesta rapido joven! -dijo medio encarandose al joven enano. No iba a hacerle nada, pero la situación lo requería.
Thráin- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Edad : 31
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
Los enanos siguieron a Thráin al supuesto refugio, que no eran más que unos matorrales que apenas los ocultaban. El que lideraba el grupo miró al enano y luego a su grupo, claramente ofendido.
— ¿Cómo queréis que atravesemos la llanura? — preguntó — ¿Cavando un tun…? — se detuvo ante lo que iba a decir y respondió a la pregunta en su lugar — Algo ha atacado Tumuzahar y estaba en el túnel tratando de llegar a Gabilgathol.
— Algunos dicen que es un Balrog — dijo una de las mujeres.
— Por eso vamos a Gundubaraz.
— ¿Cómo queréis que atravesemos la llanura? — preguntó — ¿Cavando un tun…? — se detuvo ante lo que iba a decir y respondió a la pregunta en su lugar — Algo ha atacado Tumuzahar y estaba en el túnel tratando de llegar a Gabilgathol.
— Algunos dicen que es un Balrog — dijo una de las mujeres.
— Por eso vamos a Gundubaraz.
Manwë- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 25/12/2012
Edad : 38
Localización : Valinor
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
El mal de Durin, el que acabó con su vida y expulsó a los enanos de Khazad Dum ¿Sería cierto que ahora está en Gabilgathol? No pudo su pueblo hacerle frente una vez, y ahora es menos.
Ahora todo cuadraba. Los temblores, que el grupo de enanos estuviera yengo a Gundubaraz. No podía estar pasando. -¿Un Balrog? Es imposible. Se supone que el último esta en Khazad Dum. -En ese mismo momento ya no sabía que hacer. Si acompañar al grupo hasta Gundubaraz o continuar hasta Gabilgazol. Lo que si sabía era que tenía que ayudar a su pueblo, y solo Zhor le diría que hacer. -Vosotros. Seguid el sendero por donde nosotros hemos venido y cruzad raudos el rio. Nunca, repito, nunca vayais por los puentes, estan vigilados. Hemos despejado el camino de enemigos, pero no os puedo asegurar que esteis libres de enemigos. Sois el pueblo de Durin el inmortal, sabreis resistir. Pero decidme, ¿cómo está la situación? ¿habeis tenido problemas hasta llegar aquí? -debían ir rápidos. La situación estaba empeorando y el pueblo enano estaba sufriendo. No podía permitir que los suyos murieran ante tal demonio.
Tras esperar a la respuesta del joven, dejó al grupo, muy a su pesar, que continuara su camino. Que Durin les protegiera.
Ahora todo cuadraba. Los temblores, que el grupo de enanos estuviera yengo a Gundubaraz. No podía estar pasando. -¿Un Balrog? Es imposible. Se supone que el último esta en Khazad Dum. -En ese mismo momento ya no sabía que hacer. Si acompañar al grupo hasta Gundubaraz o continuar hasta Gabilgazol. Lo que si sabía era que tenía que ayudar a su pueblo, y solo Zhor le diría que hacer. -Vosotros. Seguid el sendero por donde nosotros hemos venido y cruzad raudos el rio. Nunca, repito, nunca vayais por los puentes, estan vigilados. Hemos despejado el camino de enemigos, pero no os puedo asegurar que esteis libres de enemigos. Sois el pueblo de Durin el inmortal, sabreis resistir. Pero decidme, ¿cómo está la situación? ¿habeis tenido problemas hasta llegar aquí? -debían ir rápidos. La situación estaba empeorando y el pueblo enano estaba sufriendo. No podía permitir que los suyos murieran ante tal demonio.
Tras esperar a la respuesta del joven, dejó al grupo, muy a su pesar, que continuara su camino. Que Durin les protegiera.
Thráin- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Edad : 31
Re: (1 de Octubre) En tierra hostil [en el cauce del rio Lhûn]
El enano frunció el ceño ante las palabras de Thráin pero, finalmente, asintió con la cabeza. Sabia ir a Gundubaraz, no era un novato imberbe, aun así se comió su orgullo.
— La Dama de Gabilgathol nos envió de escolta para las mujeres… — Zhura no lo había dicho, pero él sabía lo que significaba todo aquello — y no permitiremos que sufran el menor daño, no tenéis por que preocuparos. No hemos tenido ningún encuentro hasta ahora y esperamos que siga siendo así hasta llegar a Gundubaraz. Respecto a la situación en Gabilgathol…
La mujer enana que había hablado antes miró a Thrain y apretó la mandíbula.
— La mayoría estaban esperando en la Puerta del Este cuando partimos, a la espera de la orden de huida… — dijo con los ojos brillantes por las lagrimas contenidas.
— El Señor se adentró en el túnel con muchos de sus más veteranos guerreros — añadió el enano — Algunos dicen que los eligió por su experiencia, pero yo se que escogió a los más viejos para que los jóvenes pudiéramos vivir…
Los refugiados aprovecharon el lugar para realizar un breve descanso y comer algo, después siguieron su camino.
Thráin y su grupo siguieron la marcha sin descanso y no tuvieron ningún otro encuentro hasta las magnificas puertas de Belegost.
— La Dama de Gabilgathol nos envió de escolta para las mujeres… — Zhura no lo había dicho, pero él sabía lo que significaba todo aquello — y no permitiremos que sufran el menor daño, no tenéis por que preocuparos. No hemos tenido ningún encuentro hasta ahora y esperamos que siga siendo así hasta llegar a Gundubaraz. Respecto a la situación en Gabilgathol…
La mujer enana que había hablado antes miró a Thrain y apretó la mandíbula.
— La mayoría estaban esperando en la Puerta del Este cuando partimos, a la espera de la orden de huida… — dijo con los ojos brillantes por las lagrimas contenidas.
— El Señor se adentró en el túnel con muchos de sus más veteranos guerreros — añadió el enano — Algunos dicen que los eligió por su experiencia, pero yo se que escogió a los más viejos para que los jóvenes pudiéramos vivir…
Los refugiados aprovecharon el lugar para realizar un breve descanso y comer algo, después siguieron su camino.
Thráin y su grupo siguieron la marcha sin descanso y no tuvieron ningún otro encuentro hasta las magnificas puertas de Belegost.
Manwë- Mensajes : 164
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