Escena C (Juaniyo)

Llegas a la residencia del equipo casi para la hora de comer, como es habitual casi todo el mundo se encuentra allí, cobráis algo de dinero por estar en la cantera pero la comida en la residencia es buena y gratis así que casi todo el mundo se encuentra en el amplio comedor con vistas al campo de entrenamiento, donde Ruben Salazar una futura estrella practica parando penaltis.

Casi no hay hueco en el comedor así que tras recoger con tu bandeja la comida llegas junto a tus compañeros más pequeños, los chavales de quince y dieciséis años.

- Hey, Juaniyo, ¿qué tal? ¿has visto lo de los granizos? – te pregunta Andrés, el capitán de los juveniles.

Juaniyo pasaba con la bandeja por al lado de su mesa cuando el chavalillo le preguntó por lo de la tormenta.

- Illo, por la cara. A mí ma' pillao' en mitá' de lo' servicio' comunitario' de'so que tengo que hasé', y no vea' la que s'a formao'. Pisha, en serio, uno' graniso' que aquello paresía er Titani' o argo. - Dejó la bandeja en una mesa cercana, sentándose, pero mantuvo la conversación con el chavalillo desde ahí, estaban a escasos dos metros. El chaval era buenecito, tenía buen chute y bastante visión de juego, un medio centro de los que te puedes fiar para que te controle el juego. - Y tú, me cayó un rayo al lao'. Si si, un rayaco. Yo me cagué en verdá' pero ni me tocó ni na'. Por cierto, no te crea' eso de que lo' rayo' no caen do' vece' en er mismo sitio. E' mentira to'. Lo' muerto' der rayo...

Sacó el bollito de pan del plástico en el que venía, y le pegó un mordisco, haciéndose el ofendido. En realidad aquella había sido una experiencia un tanto... rara. No es que él fuera precisamente el culmen de la sensatez o el sentido común, pero cuando algo era raro de cojones, tenía que admitirlo. Igual que lo de la pierna de la fea aquella.