[Bosque] Bien temprano (Hécate) S5 Mayo

Spoiler:

Día 31 de Mayo

Amanecía y Coralie se ajustaba los cordones de las zapatillas de correr. Daría su vuelta habitual por el camino del bosque hasta la playa y vuelta. Le sentaba bien volver a la rutina de hacer ejercicio todos los días, había empezado el día después de la pelea con Clarisse y desde entonces no había faltado a su cita con las deportivas salvo causa mayor.

Hizo algunos estiramientos y antes de salir trotando lanzó un beso al dragón guardían.

- Hasta el desayuno, Jerry!! - seguía intentando adivinar su nombre, sin mucho éxito.

Salió de la zona de cabañas y entró en el bosque. Las primeras veces había salido a correr con el ipod, pero después de llevarse un susto salía sin él y armada. Por si acaso. Si iba bien de tiempo, quizá hiciera un poco de yoga en la playa antes de volver. Bueno, más bien dependía del hambre que tuviera. El desayuno era la mejor comida del día porque podías comer dulces sin culpas. Iba pensando en el desayuno, distraída.

Quizá fuera porque no tenía que preocuparse por sus posesiones, ya que no tenía, o porque estaba realmente cansada después de un día tan extraño y mentalmente agotador...
El caso es que durmió como un bebé en cuanto su cabeza tocó la almohada y, como tenía por costumbre en casa, se despertó bastante temprano en su segundo día en el campamento.

Se levantó de la cama sin hacer ruido, aunque sería imposible oírlo de todos modos gracias a alguno de sus compañeros que roncaba como un oso afónico, y salió de la cabaña para estirarse un poco.

- Aiiiiinsss... - dejó salir de su garganta al estirarse completamente y sentir la cálida brisa en la cara. No sabía qué hacer, había visto gran parte del campamento con Prometeo y Alida, que amablemente le habían hecho de guías, pero aún le quedaba mucho por ver allí...

No olvidaba por dónde había llegado, el lago, aunque sus compañeros también le habían dicho que había una playa ella aún no la había visto, ni siquiera había olido el mar... Y sin darse cuenta sus pies comenzaron a llevarla hacía ella. Le apetecía darse un baño y sentarse un rato a admirar el vaivén y la espuma de las olas mientras el arrullo del mar la relajaba, siempre lo hacía.

Se suponía que mar estaba más al norte que el lago, así que intentó mantener ese mapa mental en la cabeza mientras se dirigía hacia la costa. No tardó mucho en internarse en el bosque donde aminoró el paso al no estar muy segura de por dónde iba.

Sintió que la seguían. Como la campista experimentada que era se puso en guardia y rápidamente se ocultó tras un árbol al borde del camino.

Ah, pues no la seguían, pensó cuando una chica morena pasó de largo a un paso muy lento y se paró unos metros más adelante con pinta de despistada.

Cora suspiró.

- Ejem...- carraspeó a la espalda de la chica. - ¿Puedo ayudarte? Es un poco temprano para perderse.

Se paró mirando hacía izquierda y derecha, aunque estaba casi segura de que simplemente debía seguir el camino recto...

Entonces alguien dijo algo justo detrás de ella, se volvió tranquilamente hacia la voz y vio a una chica, más o menos de su edad, que le ofreció ayuda

- Buenos días - sonrió, no esperaba encontrarse a nadie tan temprano y aquella muchacha debía llevar más tiempo que ella allí - algo que no era muy dificíl... - así que podría ayudarla.
- No me he perdido aún, pero creo que casi casi... Este es mi segundo día aquí - se excusó - Estoy buscando la playa, creo que está al norte del lago, ¿no? -

Justo cuando terminó de hablar, casi sin darse cuenta, levantó la mano hacia ella y se presentó - Soy Hécate, ¿y tú? - Lo había hecho de manera casi automática ya que la noche anterior se había obligado a sí misma a habituarse a estar allí lo antes posible y eso incluía a conocer gente y, quién sabe, hacer algunos amigos.

- Soy Cora. Salgo a correr a estas horas. -dijo al estrecharle la mano, como intentado excusar la presencia del chándal y las zapatillas. -La playa está por aquí, voy hacia allí. Vamos juntas.

No se le ocurrió que la chica rechazara su propuesta. Parecía china, o al menos asiática y aunque el corte de pelo no le sentaba bien, tenía rasgos bonitos. Le sonrió con simpatía y comenzó a caminar. Estaban a dos o tres minutos del final del bosque así que no tardarían en llegar a la playa, con lo que si la chica le caía mal podría escaquearse fácil.

-¿En qué cabaña te está quedando? -preguntó. Era una forma elegante de preguntar si su señor padre o señora madre se había dignado a reconocerla ya. Como llevaba poco tiempo... Y Coralie siempre intentaba ser elegante.

Vaya, qué voluntad... Una cosa es que a ella no le importara madrugar pero, ¿ir a correr?, eso eran palabras mayores
- Ahm, vale... - se limitó a decir mientras comenzaba a caminar al lado de la chica, había sido una suerte encontrársela porque la verdad es que todo el mundo debía estar durmiendo a esas horas.

- Pues estoy en la cabaña de Hermes, creo... En la cabaña de los que no saben aún a qué cabaña irán - eso debía aclararlo todo, sí
- No te he visto por allí así que supongo que ya debes saber de quién eres hija - en cuanto dijo aquello dudó un poco, había tanta gente en su cabaña que quizá su cara le hubiera pasado desapercibida, tampoco es que hubiera prestado mucha atención o hubiera tenido mucho tiempo de intimar con sus compañeros de cabaña. De todos modos, ¿para qué?, si todo iba bien en unos días se mudaría a su "cabaña definitiva" y se libraría del tipo que roncaba como un oso; le rezaría a los dioses porque aquél chico no fuera un medio hermano suyo sólo con tal de no tener que soportarlo por las noches.

Quizá había sido un poco brusca al preguntarle lo de la cabaña pero allí no debía ser tan raro preguntar eso, además ella lo había preguntado antes, aunque indirectamente...
- La verdad es que sigo bastante perdida, y no sólo porque no sepa dónde están las cosas... Aunque dormir me ha sentado bien y parece que ahora lo comprendo todo un poco mejor. - sí, aunque sólo un poco.
Le parecía algo lejano aquello de haber saltado al Hudson para salvar la vida pero sólo había pasado hacía dos noches, no hacía tanto que su madre se había puesto a llorar sin entender nada de lo que Hécate le estaba diciendo por esa forma de comunicación tan rara y... Mejor no ponerse a recordar todo eso ahora mismo, decidió centrarse en la tal Cora, que de momento al menos parecía amable.

- Mi padre es Hefesto.-dijo Cora, con un deje de orgullo en la voz que le sorprendió encontrar. - ¿Tienes padre o madre divina?

Quizá la pregunta fuera indiscreta pero era curiosa por naturaleza, qué se le iba a hacer. Esperaba que no fuera Hermes, pobre chica allí metida en esa cabaña...

- Dormir es lo mejor cuando...

Cora se interrumpió parando en seco.

- ¿Has oído eso? - preguntó observado los árboles de alrededor con intensidad y bastante aprensión- Creo que por ahí se ha movido algo.

¿Y si era un monstruo? No quería entrar en pánico pero ¿y si era un monstruo? ¿Y si era un monstruo ENORME que quería matarla?

Agarró la mano de Hécate sin darse mucha cuenta, porque no apartaba los ojos del bosque.

Afortunadamente para aquella joven ella ya sabía quién era su padre y por qué leches el destino la había llevado a ese campamento.
Hécate no tenía aún esa suerte - Claro... - contestó algo extrañada, se supone que si estaba allí era porque era hija de una divinidad; obviamente no era un sátiro - Pero aún no sé de quién soy hija, por eso estoy en la cabaña de Hermes. Lo que sé es que soy hija de un dios, ya que mi madre es... Bueno, mi madre. - Qué gran explicación, pero dadas las circunstancias suponía que Cora le entendería.

El cambio en la actitud de la chica la sobresaltó un poco, parecía asustada - ¿El qué?, no he oído nada...- aún así no pudo evitar mirar alrededor con atención. No se sentía en peligro, no sabía por qué pero tenía bien claro que allí los monstruos no podían entrar, eso le había dicho todo el mundo y, últimamente, lo que le decía esta gente resultaba ser cierto.
Definitivamente la muchacha estaba asustada puesto que incluso le cogió la mano. Hécate correspondió apretándosela un poco mientras hablaba con voz tranquilizadora - No te preocupes Cora, dentro del campamento estamos a salvo. Ya sabes, están las arpías y todo eso... - Miró a la chica de reojo, sería mejor comprobarlo - Me acercaré si te quedas más tranquila,¿vale?. Y luego podremos seguir hacia el mar. - realmente le urgía hacer unos buenos largos, sumergirse en el agua y olvidarse de todo durante un rato.

Soltó la mano de su compañera y se apartó unos pasos de ella, mirando alrededor, escuchando con atención.