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Un paseo para recordar (1 de Mayo)
2 participantes
Un paseo para recordar (1 de Mayo)
1010 Horas
La noche en Ciudad de Guatemala siempre tenía colores muy particulares; el negro de los oscuros callejones se mezclaba con los múltiples colores de los carteles de los diversos bares y zonas de ocio que hacían de aquellas horas su modo de vida, el blanco y naranja de las luces de los coches que recorrían constantemente sus calles, el verde esperanzador de las terrazas y parques que recordaba que siempre había un nuevo mañana por encima de aquel gris suelo y, como no, el rojo de la pasión y la sangre.
América era toda una experta en analizar su propia ciudad. Ya lo hacía incluso antes de dedicarse profesionalmente a ello en el periódico o en alguno de los reportajes que le ordenaban hacer. No obstante, era difícil no sentirse sola y desprotegida al caminar a según qué horas por las desérticas calles de la ciudad. Guatemala era una ciudad de continuos conflictos y, por encima incluso de guerras y epidemias, siempre estarían las maras y su estela.
En todo aquello reflexionaba América mientras caminaba hasta casa. Por suerte no estaba ya lejos, apenas un par de manzanas... ¿Qué podría salir mal?
El teléfono vibró en el interior de su bolso. Parecía un SMS de un número desconocido. Un mensaje muy claro.
Empezá a correr
Última edición por Maladie el Miér Sep 16, 2015 9:58 am, editado 1 vez
Maladie- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012
Re: Un paseo para recordar (1 de Mayo)
La música sonaba a lo lejos proveniente de uno de los callejones que dejaba atrás. Que agradable. Pensaba en mis cosas y en el repaso mental que merecía el reportaje de hoy: un incendio provocado en un colegio cristiano de la mano de un, bueno, en mi mundo no había palabra para describir a tal desalmado. Casi sin darme cuenta avanzaba entre las luces y sombras, con la costumbre de ir rápido siempre de un lugar a otro. Había sido un largo día y las ganas de llegar a casa se contaban por cada una de las luces de las farolas que dejaba atrás.
El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Será José Alberto, solo espero que no sea un nuevo aviso para una noticia de última hora, no tengo ganas de volver a trabajar tan tarde. Para él es fácil ir con la cámara encima pero a mí se me notará la cara de cansancio. Busqué en mi bandolera maya entre todas mis cosas encontrando finalmente el viejo aparato.
Empezá a correr… ¿¿Qué??
Miré rápido el número cerciorándome que no era conocido. Paré en seco mi caminata y observé a los lados de la calle. El corazón se me aceleraba a cada segundo. Había visto demasiadas desgracias en mi trabajo, muchas de ellas ni tan siquiera pasaban a ser noticia en los sucesos. No sé si fue mi instinto o el propio miedo, pero mis piernas comenzaron a dar grandes zancadas. Temblorosa, guardé el aparato en mi bandolera sin quitar ojo de todo cuando a mí alrededor acontecía.
¿Por qué correr? Si es una broma, al menos llegaré pronto a casa. - Me repetía una y otra vez sin dejar de mirar a los lados caminando a paso muy ligero. Crucé la calle sin mirar, con la vista atrás en unos muchachos que venían a escasos metros. El sonido de un claxon seguido de un gran frenazo logró que mi corazón casi se parase del susto. Las luces del auto me deslumbraron sin tan siquiera llegar a ver qué clase de vehículo había parado a escasos centímetros de mis pies. Una de mis manos inconscientemente agarró la cruz plateada que mama Juana me regaló en mi vigésimo aniversario mientras que con la otra intentaba tapar los focos brillantes que cegaban mi visión.
El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Será José Alberto, solo espero que no sea un nuevo aviso para una noticia de última hora, no tengo ganas de volver a trabajar tan tarde. Para él es fácil ir con la cámara encima pero a mí se me notará la cara de cansancio. Busqué en mi bandolera maya entre todas mis cosas encontrando finalmente el viejo aparato.
Empezá a correr
Empezá a correr… ¿¿Qué??
Miré rápido el número cerciorándome que no era conocido. Paré en seco mi caminata y observé a los lados de la calle. El corazón se me aceleraba a cada segundo. Había visto demasiadas desgracias en mi trabajo, muchas de ellas ni tan siquiera pasaban a ser noticia en los sucesos. No sé si fue mi instinto o el propio miedo, pero mis piernas comenzaron a dar grandes zancadas. Temblorosa, guardé el aparato en mi bandolera sin quitar ojo de todo cuando a mí alrededor acontecía.
¿Por qué correr? Si es una broma, al menos llegaré pronto a casa. - Me repetía una y otra vez sin dejar de mirar a los lados caminando a paso muy ligero. Crucé la calle sin mirar, con la vista atrás en unos muchachos que venían a escasos metros. El sonido de un claxon seguido de un gran frenazo logró que mi corazón casi se parase del susto. Las luces del auto me deslumbraron sin tan siquiera llegar a ver qué clase de vehículo había parado a escasos centímetros de mis pies. Una de mis manos inconscientemente agarró la cruz plateada que mama Juana me regaló en mi vigésimo aniversario mientras que con la otra intentaba tapar los focos brillantes que cegaban mi visión.
America- Mensajes : 1
Fecha de inscripción : 15/08/2015
Re: Un paseo para recordar (1 de Mayo)
Del auto se apeó un hombre con aspecto de pocos amigos. La mirada que lanzó hacia la muchacha hizo que América temblase durante unos segundos. Mas en poco tiempo se percató de que no era con ella con quien aquel hombre se enojó.
-¡Cerote chambón hijo de puta!- comenzó a gritar a los cuatro vientos dirigiéndose hacia el vehículo que lo había hecho frenar en seco. Del mismo se bajó un segundo hombre, que parecía con una actitud mucho más tranquilizadora.
- No seás brincón, compadre. Nada pasó pues.
-¿Nada pasó? ¡Apenas sí logré frenar! ¿Vos querés quedar chimuelo?
La escena continuó subiendo de tono hasta que el primer hombre comenzó a juntar la frente con el segundo, en gran intimidación. Nada de eso iba con América quien vio una oportunidad para continuar su viaje hasta a casa. No obstante, el grupo de muchachos que la seguían de a corta distancia la alcanzaron.
- ¡Ala gran! ¿Qué tenemos acá? Una pusita bien chilera...- uno de los chicos comenzó a agarrarse la entrepierna mientras caminaba hacia América. Ésta, que intentó huir, se encontró con que de frente aparecieron otros dos muchachos. Cinco hombres contra una sola mujer... cobardes envalentonados.
-Lito, ¿vos no crees que la chucha os mira el pipote con deseo?- dijo un segundo chaval. Tenía la cara cubierta de marcas de acné y varios otros granos henchidos de pus. Su imagen era muy desagradable, mas cuando América se pudo girar vio emerger del pantalón el falo del que habló en primer lugar.
-¿Es eso cierto, leona?- el chico fue acercándose. Vestía ropas holgadas y su rostro estaba cubierto por una gorra de varios colores. Se le intuía fornido, pero no era muy alto. -¿Chin chilete?
-¡Cerote chambón hijo de puta!- comenzó a gritar a los cuatro vientos dirigiéndose hacia el vehículo que lo había hecho frenar en seco. Del mismo se bajó un segundo hombre, que parecía con una actitud mucho más tranquilizadora.
- No seás brincón, compadre. Nada pasó pues.
-¿Nada pasó? ¡Apenas sí logré frenar! ¿Vos querés quedar chimuelo?
La escena continuó subiendo de tono hasta que el primer hombre comenzó a juntar la frente con el segundo, en gran intimidación. Nada de eso iba con América quien vio una oportunidad para continuar su viaje hasta a casa. No obstante, el grupo de muchachos que la seguían de a corta distancia la alcanzaron.
- ¡Ala gran! ¿Qué tenemos acá? Una pusita bien chilera...- uno de los chicos comenzó a agarrarse la entrepierna mientras caminaba hacia América. Ésta, que intentó huir, se encontró con que de frente aparecieron otros dos muchachos. Cinco hombres contra una sola mujer... cobardes envalentonados.
-Lito, ¿vos no crees que la chucha os mira el pipote con deseo?- dijo un segundo chaval. Tenía la cara cubierta de marcas de acné y varios otros granos henchidos de pus. Su imagen era muy desagradable, mas cuando América se pudo girar vio emerger del pantalón el falo del que habló en primer lugar.
-¿Es eso cierto, leona?- el chico fue acercándose. Vestía ropas holgadas y su rostro estaba cubierto por una gorra de varios colores. Se le intuía fornido, pero no era muy alto. -¿Chin chilete?
Maladie- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012
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