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Zapatos nuevos (1 Mayo)
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Zapatos nuevos (1 Mayo)
Se colocó el nudo de la corbata y sacudió sus hombros donde unas pequeñas virutas blancas de la cera que se había puesto en el pelo estropeaban el impoluto aspecto del traje hecho a medida. Se miró de reojo en el espejo una última vez, sintiéndose secretamente orgulloso del reflejo que recibía en ese instante. Se acercó a la cama donde descansaba una anciana mujer y colocó su mano dulcemente sobre la de ella.
-Lo siento, madre. Pero tengo que marcharme.
Esperó unos segundos atento al movimiento que el pecho de la mujer hacía al respirar. Ella nunca respondía. No podía hacerlo en su estado pero a él le gustaba pensar que podía escucharlo y que su mente era consciente de todo lo que él le contaba.
-Aún me siento raro con esta ropa.- Confesó con una tímida sonrisa avergonzada.- Pero creo que me favorece ¿no lo cree así, madre? Es mejor que el feo uniforme que utilizaba antes. Ahora ya no tendré que usarlo nunca más y mi horario también es mejor, ya no se volverá a quedar sola por la noche. Yo podré estar en casa y cuidarla.
Miró su reloj. Debía marcharse.
-¿Está orgullosa?- preguntó.- Se que ha estado esperando esto casi más que yo.
Sonrió y aguardó unos segundos antes de adelantarse a besar la frente de la mujer y colocarle las mantas.
Se dirigió al garaje de su vieja casa de las afueras de Gniew. A esas horas de la mañana el aire era frío, pero él estaba acostumbrado a peores temperaturas y aquello le parecía una fresca brisa que llenaba sus pulmones de un nuevo y revitalizador aire. Se subió en su furgoneta, un viejo cacharro algo maltrecho y arañado que desentonaba por completo con su atuendo. Debía comprar un coche nuevo en cuanto tuviera algo de tiempo, llevaba demasiado posponiéndolo y ahora se arrepentía de tener que presentarse en su nuevo puesto de trabajo con algo así. Decidió que lo dejaría a unas cuantas manzanas e iría andando.
Comprovó una última vez su aspecto en el espejo retrovisor antes de ponerse en marcha. No podía negar que se sentía algo nervioso. Conocer gente nueva y tener que tratar con ella para trabajar era algo a lo que no estaba acostumbrado. Llevaba demasiado tiempo trabajando a solas hasta altas horas de la madrugada. E incluso la luz del sol que asomaba por el este le resultaba una visión extraña.
Encendió la radio y buscó alguna cadena en la que pusieran las noticias. Le gustaba mantenerse informado de lo que ocurría y además lo mantendría entretenido durante la media hora que tardaría en llegar a "Prefabet", la empresa de cerámica, vidrio y materiales de construcción que se encontraba situada en las afueras de Gniew, en una zona arbolada al oeste del pueblo.
-Lo siento, madre. Pero tengo que marcharme.
Esperó unos segundos atento al movimiento que el pecho de la mujer hacía al respirar. Ella nunca respondía. No podía hacerlo en su estado pero a él le gustaba pensar que podía escucharlo y que su mente era consciente de todo lo que él le contaba.
-Aún me siento raro con esta ropa.- Confesó con una tímida sonrisa avergonzada.- Pero creo que me favorece ¿no lo cree así, madre? Es mejor que el feo uniforme que utilizaba antes. Ahora ya no tendré que usarlo nunca más y mi horario también es mejor, ya no se volverá a quedar sola por la noche. Yo podré estar en casa y cuidarla.
Miró su reloj. Debía marcharse.
-¿Está orgullosa?- preguntó.- Se que ha estado esperando esto casi más que yo.
Sonrió y aguardó unos segundos antes de adelantarse a besar la frente de la mujer y colocarle las mantas.
Se dirigió al garaje de su vieja casa de las afueras de Gniew. A esas horas de la mañana el aire era frío, pero él estaba acostumbrado a peores temperaturas y aquello le parecía una fresca brisa que llenaba sus pulmones de un nuevo y revitalizador aire. Se subió en su furgoneta, un viejo cacharro algo maltrecho y arañado que desentonaba por completo con su atuendo. Debía comprar un coche nuevo en cuanto tuviera algo de tiempo, llevaba demasiado posponiéndolo y ahora se arrepentía de tener que presentarse en su nuevo puesto de trabajo con algo así. Decidió que lo dejaría a unas cuantas manzanas e iría andando.
Comprovó una última vez su aspecto en el espejo retrovisor antes de ponerse en marcha. No podía negar que se sentía algo nervioso. Conocer gente nueva y tener que tratar con ella para trabajar era algo a lo que no estaba acostumbrado. Llevaba demasiado tiempo trabajando a solas hasta altas horas de la madrugada. E incluso la luz del sol que asomaba por el este le resultaba una visión extraña.
Encendió la radio y buscó alguna cadena en la que pusieran las noticias. Le gustaba mantenerse informado de lo que ocurría y además lo mantendría entretenido durante la media hora que tardaría en llegar a "Prefabet", la empresa de cerámica, vidrio y materiales de construcción que se encontraba situada en las afueras de Gniew, en una zona arbolada al oeste del pueblo.
Gniew Rosenstock- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 01/07/2015
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
El camino hacia Prefabet estaba siendo bastante tranquilo, a pesar de que las emisores de radio habían decidido funcionar hoy de manera bastante mediocre. La mayoría de emisiones aparecian entrecortadas o con un gran ruido de fondo... Gniew tuvo que frenar de forma brusca cuando salió de la discreta carretera rural que lo llevaba hasta la fábrica. El motivo de la disfunción de su radio se encontraba delante de él.
Un enorme convoy de coches militares se encontraba taponando la comarcal 234. Gniew sólo tenía que pasar por ahí para tomar la siguiente salida, pero parecía que su destino tenía que esperar.
Desde el interior de su vehículo pudo ver una gran cantidad de soldados con cascos azules. Todos ellos estaban fuertemente armados y portaban máscaras de gas.
La autoritaria voz de una mujer resonó por todo el lugar, ayudada de un rudimentario sistema de megafonía. Gniew no podía ver demasiado desde su posición: los árboles del bosque que delimitaba la carretera y el enorme convoy evitaban que pudiera comprender qué ocurría exactamente. No obstante, un nutrido grupo de voces se alzaron en respuesta de la mujer. Al principio eran bastante ininteligibles pero, poco a poco, Gniew comenzó a entender algunas de las frases.
-¡No nos callarán! ¡Nuestro pueblo decide quién entra y quién sale por nuestra frontera!- gritaba un hombre anciano.
-¡Los putos alemanes hundieron nuestro país! ¡FUERA DE AQUÍ!- la voz de una chica joven resonaba especialmente chillona por encima del gentío.
-¡Que se vayan a morirse a su puta casa!- pudo entender a un hombre cuya voz le era muy familiar.
Entonces un disparo al aire silenció a la muchedumbre y una figura pareció adelantarse hacia la gente.
El ruido de la radio no hacía más que tensar cada uno de sus músculos, varios de los soldados parecían ya haberse percatado de su presencia e incluso pudo ver la imagen de una niña mirándole a través del cristal ahumado de una caravana.
El sonido del arma sobre el cristal de su coche hizo que diera un respingo, al otro lado un soldado parecía querer que bajara la ventanilla.
Un enorme convoy de coches militares se encontraba taponando la comarcal 234. Gniew sólo tenía que pasar por ahí para tomar la siguiente salida, pero parecía que su destino tenía que esperar.
Desde el interior de su vehículo pudo ver una gran cantidad de soldados con cascos azules. Todos ellos estaban fuertemente armados y portaban máscaras de gas.
Por última vez, disuelvan la concentración o nos veremos obligados a continuar sin su consentimiento.
La autoritaria voz de una mujer resonó por todo el lugar, ayudada de un rudimentario sistema de megafonía. Gniew no podía ver demasiado desde su posición: los árboles del bosque que delimitaba la carretera y el enorme convoy evitaban que pudiera comprender qué ocurría exactamente. No obstante, un nutrido grupo de voces se alzaron en respuesta de la mujer. Al principio eran bastante ininteligibles pero, poco a poco, Gniew comenzó a entender algunas de las frases.
-¡No nos callarán! ¡Nuestro pueblo decide quién entra y quién sale por nuestra frontera!- gritaba un hombre anciano.
-¡Los putos alemanes hundieron nuestro país! ¡FUERA DE AQUÍ!- la voz de una chica joven resonaba especialmente chillona por encima del gentío.
-¡Que se vayan a morirse a su puta casa!- pudo entender a un hombre cuya voz le era muy familiar.
Entonces un disparo al aire silenció a la muchedumbre y una figura pareció adelantarse hacia la gente.
El ruido de la radio no hacía más que tensar cada uno de sus músculos, varios de los soldados parecían ya haberse percatado de su presencia e incluso pudo ver la imagen de una niña mirándole a través del cristal ahumado de una caravana.
"¡TOC, TOC, TOC!"
El sonido del arma sobre el cristal de su coche hizo que diera un respingo, al otro lado un soldado parecía querer que bajara la ventanilla.
Maladie- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
Apagó el molesto ruido blanco con instantes de psicofonías de la radio y bajó obedientemente la ventana con la esperanza de que todo aquello acabara cuanto antes. Las revueltas sociales no era algo que le interesara y las concentraciones le parecían inútiles y moletas y esta en concreto le estaba impidiendo llegar a su trabajo, por lo que se inclinaba consciente pero involuntariamente del lado de los militares aún sin saber de que trataba todo ese asunto. Tampoco tenía un especial interés en descubrirlo. La gente siempre tenía algo por lo que quejarse.
Sonrió de forma amable.
-Buenos días.- lo saludó.- ¿Esto va a durar mucho? Tengo que llegar al trabajo y este es el único camino decente para llegar en coche.
Sonrió de forma amable.
-Buenos días.- lo saludó.- ¿Esto va a durar mucho? Tengo que llegar al trabajo y este es el único camino decente para llegar en coche.
Gniew Rosenstock- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 01/07/2015
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
Necesitamos esta carretera para llegar hasta Gniew.- dijo el hombre en un inglés bastante pobre. Su voz era bastante grave y estaba rasgada; muy posiblemente por un exceso de tabaco.
-En cuanto disolvamos la concentración tanto usted como nosotros podremos continuar... ¿Cuál es su nombre?- el hombre le preguntó sin siquiera mostrar el rostro. Aquella situación era bastante peculiar y ciertamente intimidante.
Detrás del hombre, la concentración parecía estar lejos de disolverse. La mujer que antes hablara a través del megáfono se había acercado hacia los protectores de la barricada; parecía estar hablando con el que fuera el portavoz de todos ellos. Si miraba hacia la izquierda, Gniew podía ver toda una amalgama de caravanas y de coches con las lunas ahumadas. Fue entonces cuando volvió a ver a aquella niña, observándole desde la misma ventana.
Había algo en su mirada que la hacía distinta a todas las demás niñas que había visto. Cierta resignación quizás.
-¿No me ha oído? ¿Cuál es su nombre?- repitió el soldado con un movimiento de su fusil.
-En cuanto disolvamos la concentración tanto usted como nosotros podremos continuar... ¿Cuál es su nombre?- el hombre le preguntó sin siquiera mostrar el rostro. Aquella situación era bastante peculiar y ciertamente intimidante.
Detrás del hombre, la concentración parecía estar lejos de disolverse. La mujer que antes hablara a través del megáfono se había acercado hacia los protectores de la barricada; parecía estar hablando con el que fuera el portavoz de todos ellos. Si miraba hacia la izquierda, Gniew podía ver toda una amalgama de caravanas y de coches con las lunas ahumadas. Fue entonces cuando volvió a ver a aquella niña, observándole desde la misma ventana.
Había algo en su mirada que la hacía distinta a todas las demás niñas que había visto. Cierta resignación quizás.
-¿No me ha oído? ¿Cuál es su nombre?- repitió el soldado con un movimiento de su fusil.
Maladie- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
Esa mirada...
Hacía tantos años que había conocido esa mirada...
Gniew parpadeó y como si despertara de un sueño revelador, volvió en sí con una actitud completamente diferente a la que había tenido unos segundos antes. Si algo le había enseñado la vida era la importancia de fijarse en los detalles. Las cosas y situaciones normalmente eran más elocuentes que las personas.
Sonrió conciliadoramente. Su antigua novia siempre había dicho que tenía una sonrisa muy bonita.
-Disculpeme.- Sacó despacio de su bolsillo una de las tarjetas recien impresas y se la ofreció al soldado. En ella se podía leer todo lo que Gniew quería que aquel hombre supiera sobre él.
"G. Rosenstock
Director de Finanzas
Prefabet: Plásticos y construcción"
Cualquiera que hubiera estado más de unas pocas horas en la ciudad sabía quien era Rosenstock. De seguro que nadie había oído hablar de él por el momento, pero todo el mundo conocía a su tío, el mayor capitalista de los alrededores, poseedor de la fábrica de plásticos y materiales de construcción Prefabet y de varias minas de distintos materiales a lo largo de toda la Pomerania polaca.
Aunque quizá todo eso fuera desconocido para un soldado de las Naciones Unidas como aquel (Gniew había nacido en una Polonia en la que por la fuerza aprendías a distinguir a los distintos colectivos militares y ese casco azul no dejaba margen de error).No era más que un pequeño empresario si se hablaba a nivel nacional, pero era el pez más grande de esa charca donde ahora se encontraban.
-Gerik Rosenstock.- Se presentó. Nunca utilizaba el nombre de Gniew, le avergonzaba enormemente llamarse igual que el pueblo en el que vivía.- Me encargo de Prefabet en la ausencia de mi tío.
Dejó que el hombre leyera la tarjeta y volvió discretamente su mirada hacia el gentío. Aquella gente frente a los soldados de las naciones unidas. Las mascaras de gas indicaban que aquello podía ponerse muy mal para ellos y para todos a lo que se encontraran allí por casualidad.
-Quizá pueda servir de ayuda si me permite hablar con su superior. Conozco muy bien la zona, sus recursos y quizá podríamos llegar a una solución rápida y pacífica para esta situación tan incómoda.
Hablaba despacio para que aquel hombre pudiera comprender todo lo que decía en su mediocre inglés. Él, aunque con un cerradísimo acento, se defendía gracias al tiempo que había pasado trabajando en Bielorrusia.
Hacía tantos años que había conocido esa mirada...
Gniew parpadeó y como si despertara de un sueño revelador, volvió en sí con una actitud completamente diferente a la que había tenido unos segundos antes. Si algo le había enseñado la vida era la importancia de fijarse en los detalles. Las cosas y situaciones normalmente eran más elocuentes que las personas.
Sonrió conciliadoramente. Su antigua novia siempre había dicho que tenía una sonrisa muy bonita.
-Disculpeme.- Sacó despacio de su bolsillo una de las tarjetas recien impresas y se la ofreció al soldado. En ella se podía leer todo lo que Gniew quería que aquel hombre supiera sobre él.
"G. Rosenstock
Director de Finanzas
Prefabet: Plásticos y construcción"
Cualquiera que hubiera estado más de unas pocas horas en la ciudad sabía quien era Rosenstock. De seguro que nadie había oído hablar de él por el momento, pero todo el mundo conocía a su tío, el mayor capitalista de los alrededores, poseedor de la fábrica de plásticos y materiales de construcción Prefabet y de varias minas de distintos materiales a lo largo de toda la Pomerania polaca.
Aunque quizá todo eso fuera desconocido para un soldado de las Naciones Unidas como aquel (Gniew había nacido en una Polonia en la que por la fuerza aprendías a distinguir a los distintos colectivos militares y ese casco azul no dejaba margen de error).No era más que un pequeño empresario si se hablaba a nivel nacional, pero era el pez más grande de esa charca donde ahora se encontraban.
-Gerik Rosenstock.- Se presentó. Nunca utilizaba el nombre de Gniew, le avergonzaba enormemente llamarse igual que el pueblo en el que vivía.- Me encargo de Prefabet en la ausencia de mi tío.
Dejó que el hombre leyera la tarjeta y volvió discretamente su mirada hacia el gentío. Aquella gente frente a los soldados de las naciones unidas. Las mascaras de gas indicaban que aquello podía ponerse muy mal para ellos y para todos a lo que se encontraran allí por casualidad.
-Quizá pueda servir de ayuda si me permite hablar con su superior. Conozco muy bien la zona, sus recursos y quizá podríamos llegar a una solución rápida y pacífica para esta situación tan incómoda.
Hablaba despacio para que aquel hombre pudiera comprender todo lo que decía en su mediocre inglés. Él, aunque con un cerradísimo acento, se defendía gracias al tiempo que había pasado trabajando en Bielorrusia.
Gniew Rosenstock- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 01/07/2015
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
La máscara del hombre se dirigió hacia Gniew. Era muy inquietante hablar con alguien embutido en una máscara así. La total inexpresividad y la actitud militar del hombre no favorecían en absoluto a disolver la tensión del momento. Fue en ese instante cuando el soldado devolvió la tarjeta a Gniew y se cuadró.
-Espere aquí.- dijo bruscamente y giró sobre sus talones hasta adentrarse en la marabunta de soldados y vehículos que se encontraba frente a Gniew.
Había al menos quince autobuses escoltados por vehículos militares y soldados armados hasta los dientes. Lo ocurrido en Luxemburgo debía de haber salpicado ya la frontera alemana porque era la primera vez que había una incursión así en tierras polacas, al menos en este siglo.
Se respiraba un gran nerviosismo en el ambiente y la concentración parecía no estar dispuesta en absoluto a disolverse. Era comprensible, la sombra de la Cepa Omega revoloteaba sobre todos ellos en aquel instante y no eran muchos los que eran capaces de recordar su humanidad cuando se trataba de salvar el propio pellejo.
Los autobuses comenzaron a moverse entonces. Parecía más bien una reorganización que una movilización. Los primeros coches empezaron a aparecer a la espalda de Gniew, lo cual podría complicar las negociaciones para que le dejaran vía libre. Apareció entonces el soldado de nuevo e indicó a Gniew que avanzara hacia él.
Los demás vehículos y los soldados se apartaron al paso del polaco. No tardó mucho en detenerse y, justo frente a él, una mujer le miraba de forma inquisitiva.
-El soldado Solberg dice que usted dice tener la solución para todo esto.- los gritos de los manifestantes la enmudecieron durante unos segundos. Acto seguido empezaron a canturrear. -Créame... soy toda oídos.
-Espere aquí.- dijo bruscamente y giró sobre sus talones hasta adentrarse en la marabunta de soldados y vehículos que se encontraba frente a Gniew.
Había al menos quince autobuses escoltados por vehículos militares y soldados armados hasta los dientes. Lo ocurrido en Luxemburgo debía de haber salpicado ya la frontera alemana porque era la primera vez que había una incursión así en tierras polacas, al menos en este siglo.
Se respiraba un gran nerviosismo en el ambiente y la concentración parecía no estar dispuesta en absoluto a disolverse. Era comprensible, la sombra de la Cepa Omega revoloteaba sobre todos ellos en aquel instante y no eran muchos los que eran capaces de recordar su humanidad cuando se trataba de salvar el propio pellejo.
Los autobuses comenzaron a moverse entonces. Parecía más bien una reorganización que una movilización. Los primeros coches empezaron a aparecer a la espalda de Gniew, lo cual podría complicar las negociaciones para que le dejaran vía libre. Apareció entonces el soldado de nuevo e indicó a Gniew que avanzara hacia él.
Los demás vehículos y los soldados se apartaron al paso del polaco. No tardó mucho en detenerse y, justo frente a él, una mujer le miraba de forma inquisitiva.
-El soldado Solberg dice que usted dice tener la solución para todo esto.- los gritos de los manifestantes la enmudecieron durante unos segundos. Acto seguido empezaron a canturrear. -Créame... soy toda oídos.
Maladie- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
De "quizá poder ayudar" a "tener la solución para todo" había una sutil diferencia quizá incomprensible para el cerebro de un soldado, pero llegado a ese punto de nada servía ponerse a discutir sobre gramática.
-Antes de nada ¿podría usted explicarme exactamente cual es el problema? Entiendo que estos vehículos provienen de alemania, a juzgar por el acento, y que posiblemente huyan de la histeria formada por la enfermedad de Luxemburgo. Lo que no entiendo es el papel de las fuerzas de las naciones unidas aquí. Esto no es una frontera, ni siquiera estamos cerca de una. Entonces ¿a dónde se les está impidiendo llegar? Manteniéndolos aquí retenidos solo se aumenta la histeria y poco tardará esta en contagiarse al pueblo de Gniew si llegan las noticas.- señaló entonces al grupo de coches que empezaba a formarse tras el suyo.- Lo que será dentro de no demasiado. ¿Por qué no me explica lo que pasa y me deja hablar con ellos? Quizá viniendo de un civil reciban la noticia de una forma menos hostil.- añadió mirando de reojo a su acompañante enmascarado.
-Antes de nada ¿podría usted explicarme exactamente cual es el problema? Entiendo que estos vehículos provienen de alemania, a juzgar por el acento, y que posiblemente huyan de la histeria formada por la enfermedad de Luxemburgo. Lo que no entiendo es el papel de las fuerzas de las naciones unidas aquí. Esto no es una frontera, ni siquiera estamos cerca de una. Entonces ¿a dónde se les está impidiendo llegar? Manteniéndolos aquí retenidos solo se aumenta la histeria y poco tardará esta en contagiarse al pueblo de Gniew si llegan las noticas.- señaló entonces al grupo de coches que empezaba a formarse tras el suyo.- Lo que será dentro de no demasiado. ¿Por qué no me explica lo que pasa y me deja hablar con ellos? Quizá viniendo de un civil reciban la noticia de una forma menos hostil.- añadió mirando de reojo a su acompañante enmascarado.
Gniew Rosenstock- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 01/07/2015
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
Hmpf... - la risotada contenida del soldado fue de bastante mal gusto a ojos de Gniew, pero no esperaba grandes modales de un soldado. La mujer, sin embargo, arqueó las cejas al comienzo de su discurso adquiriendo después una actitud más liviana y cooperativa a medida que Rosenstock exponía sus argumentos.
- El por qué de nuestra presencia aquí es algo que sólo le incumbe a superiores militares y responsables políticos. - la mujer fue clara y concisa. -Nuestro objetivo es escoltar esta caravana hasta el castillo de Zamek, en Gniew.- la mujer hizo un gesto con la cabeza en dirección al piquete que los ciudadanos de la ciudad habían montado.
Gniew conocía perfectamente el lugar. La orden teutona se había asentado allí hace casi mil años y, desde entonces, aquella había sido una de sus sedes principales en cuanto a labores hospitalarias se refería. Todo empezaba a cobrar sentido.
-Ténemos todos los permisos y órdenes de la propia presidencia polaca. El uso de las armas estará permitido siempre y cuando la comandante al mando, es decir yo, lo crea conveniente.- la mujer volvió a mirar a Gniew y sonrió de medio lado. -Así que si usted es capaz de hacer entrar en razón a todo este gentío me ahorrará cargos de conciencia y munición.
Se hizo entonces el silencio. La mirada de la comandante se mantuvo firme sobre los ojos de Gniew. En la distancia, los soldados cargaron sus fusiles.
- El por qué de nuestra presencia aquí es algo que sólo le incumbe a superiores militares y responsables políticos. - la mujer fue clara y concisa. -Nuestro objetivo es escoltar esta caravana hasta el castillo de Zamek, en Gniew.- la mujer hizo un gesto con la cabeza en dirección al piquete que los ciudadanos de la ciudad habían montado.
Gniew conocía perfectamente el lugar. La orden teutona se había asentado allí hace casi mil años y, desde entonces, aquella había sido una de sus sedes principales en cuanto a labores hospitalarias se refería. Todo empezaba a cobrar sentido.
-Ténemos todos los permisos y órdenes de la propia presidencia polaca. El uso de las armas estará permitido siempre y cuando la comandante al mando, es decir yo, lo crea conveniente.- la mujer volvió a mirar a Gniew y sonrió de medio lado. -Así que si usted es capaz de hacer entrar en razón a todo este gentío me ahorrará cargos de conciencia y munición.
Se hizo entonces el silencio. La mirada de la comandante se mantuvo firme sobre los ojos de Gniew. En la distancia, los soldados cargaron sus fusiles.
Maladie- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
Gniew bajó la mirada de forma pensativa.
-Se me ocurre una alternativa. Si quiere evitar el conficto hay una ruta alternativa hacia Zamek. No es una carretera principal y por eso no aparece en los mapas, pero para mí sería fácil guiarlos por ella. El desvío tan solo les retrasaría una media hora, que creo que es menos de lo que llevan retenidos aquí.
Miró hacia atrás, disimulando la antipatía que le producía el hombre enmascarado. Le parecía completamente irritante el sutil sentimiento de superioridad que aquel hombre mostraba no dignándose a quitarse aquello ante él. Se sentía tentado de quitársela y pisotearla tan solo para disfrutar de la expresión de aquel hombre sin su "armadura". Al fin y al cabo, todos somos valientes en el anonimato.
Le sonrió y volvió su mirada hacia su superior.
-Quizá podamos enfocar todo esto de otra manera. En mi opinión les ha faltado encender fuegos artificiales e ir bailando polca para llamar aún más la atención. Es normal que mis vecinos estén algo alerta ante este despliegue de... recursos. Somos un pueblo pequeño y no estamos acostumbrados a estas cosas. Por eso, recomiendo que se retiren hasta la carretera secuntaria que hay a unos diez minutos de aquí y de allí dirijan unos cuantos coches, no demasiados, por la carretera secundaria hasta Nicponia, la ruta 91 y de ahí una vía terciaria hacia el norte que utilizan los granjeros de la zona para llegar a la ciudad. El castillo queda muy cerca del borde sureste así que no tendrán que atravesar toda el pueblo. Si divide la caravana y deja los coches oficiales para el final estarán todos dentro para cuando alguien pueda alarmarse.
-Se me ocurre una alternativa. Si quiere evitar el conficto hay una ruta alternativa hacia Zamek. No es una carretera principal y por eso no aparece en los mapas, pero para mí sería fácil guiarlos por ella. El desvío tan solo les retrasaría una media hora, que creo que es menos de lo que llevan retenidos aquí.
Miró hacia atrás, disimulando la antipatía que le producía el hombre enmascarado. Le parecía completamente irritante el sutil sentimiento de superioridad que aquel hombre mostraba no dignándose a quitarse aquello ante él. Se sentía tentado de quitársela y pisotearla tan solo para disfrutar de la expresión de aquel hombre sin su "armadura". Al fin y al cabo, todos somos valientes en el anonimato.
Le sonrió y volvió su mirada hacia su superior.
-Quizá podamos enfocar todo esto de otra manera. En mi opinión les ha faltado encender fuegos artificiales e ir bailando polca para llamar aún más la atención. Es normal que mis vecinos estén algo alerta ante este despliegue de... recursos. Somos un pueblo pequeño y no estamos acostumbrados a estas cosas. Por eso, recomiendo que se retiren hasta la carretera secuntaria que hay a unos diez minutos de aquí y de allí dirijan unos cuantos coches, no demasiados, por la carretera secundaria hasta Nicponia, la ruta 91 y de ahí una vía terciaria hacia el norte que utilizan los granjeros de la zona para llegar a la ciudad. El castillo queda muy cerca del borde sureste así que no tendrán que atravesar toda el pueblo. Si divide la caravana y deja los coches oficiales para el final estarán todos dentro para cuando alguien pueda alarmarse.
Gniew Rosenstock- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 01/07/2015
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
La mujer, a pesar de sus esfuerzos, no pudo evitar esbozar un gesto de asombro ante la inteligente propuesta de su interlocutor. Aquella carretera no aparecía en los mapas oficiales, pero al fin y al cabo ya estaban avisados de que las rutas rurales eran demasiado cambiantes como para constar en los rudimentarios mapas que se les habían otorgado. Al mal tiempo ...
-De acuerdo...- la comandante se giró y se acercó el megáfono a los labios.
Las personas comenzaron a jalear los comentarios de la comandante y ésta se giró sobre sí misma con una medio sonrisa. Lanzó el megáfono a uno de los soldados enmascarados y éste lo agarró con precisión milimétrica. Ira señaló a Solberg y después chasqueó los dedos. En ese mismo instante el hombre se cuadró, llevó su fusil a la espalda y se dirigió a Gniew.
-Le acompañaré a su vehículo.- dijo con un tono marcial.
Varios disparos al aire silenciaron al gentío que continuaba agolpándose contra los escudos antidisturbios. El comentario de Ira había encendido una mecha que parecía difícil de sofocar. La mujer subió de nuevo al vehículo militar y se colocó unas gafas de sol que le otorgaban un aire aún más frío. Para ese momento, Gniew ya se encontraba junto a su coche.
-¡Tomaremos un desvío! ¡Todos los VT a la retaguardia de la caravana! Y dejad que los niños se acerquen a mí...- sonrió justo antes de perderse en el interior del coche militar.
-De acuerdo...- la comandante se giró y se acercó el megáfono a los labios.
Está bien, ustedes ganan. La organización a la que represento tendrá en cuenta las trabas que están poniendo a una labor humanitaria como la que tratamos de desempeñar aquí. Agradezcan a su propia tozudez la suerte de incomprensiones y faltas de empatía que sufrirán de aquí a unas semanas. Protejan del aire a sus hijos, nadie se librará de esta infección.
Las personas comenzaron a jalear los comentarios de la comandante y ésta se giró sobre sí misma con una medio sonrisa. Lanzó el megáfono a uno de los soldados enmascarados y éste lo agarró con precisión milimétrica. Ira señaló a Solberg y después chasqueó los dedos. En ese mismo instante el hombre se cuadró, llevó su fusil a la espalda y se dirigió a Gniew.
-Le acompañaré a su vehículo.- dijo con un tono marcial.
Varios disparos al aire silenciaron al gentío que continuaba agolpándose contra los escudos antidisturbios. El comentario de Ira había encendido una mecha que parecía difícil de sofocar. La mujer subió de nuevo al vehículo militar y se colocó unas gafas de sol que le otorgaban un aire aún más frío. Para ese momento, Gniew ya se encontraba junto a su coche.
-¡Tomaremos un desvío! ¡Todos los VT a la retaguardia de la caravana! Y dejad que los niños se acerquen a mí...- sonrió justo antes de perderse en el interior del coche militar.
Maladie- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 26/12/2012
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
-Esa es la empatía y asertividad que uno espera encontrar en quien dirige una misión humanitaria.- murmuró irónicamente Gniew metiéndose en su coche.
Aquello no había sido inteligente. Acostumbrada a mandar, aquella mujer no había sabido retirarse con elegancia pese a saber que en el fondo iba a salirse con la suya. Había necesitado demostrar a todos que seguía estando al mando.
-Militares.- dijo negando y mirando por el cristal a su amigo de la máscara fingiendo una sonrisa y esperando la señal para arrancar su vehículo.
Se conocía aquellas carreteras de memoria. Es más, gracias a su empresa y a las minas que tenía por toda la zona se conocía todo el territorio mejor que nadie. Solo esperaba poder llegar a la empresa antes de que acabara la jornada o sus planes se habrían visto demasiado trastocados.
"Este virus está jodiendo pero bien".
Aquello no había sido inteligente. Acostumbrada a mandar, aquella mujer no había sabido retirarse con elegancia pese a saber que en el fondo iba a salirse con la suya. Había necesitado demostrar a todos que seguía estando al mando.
-Militares.- dijo negando y mirando por el cristal a su amigo de la máscara fingiendo una sonrisa y esperando la señal para arrancar su vehículo.
Se conocía aquellas carreteras de memoria. Es más, gracias a su empresa y a las minas que tenía por toda la zona se conocía todo el territorio mejor que nadie. Solo esperaba poder llegar a la empresa antes de que acabara la jornada o sus planes se habrían visto demasiado trastocados.
"Este virus está jodiendo pero bien".
Gniew Rosenstock- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 01/07/2015
Re: Zapatos nuevos (1 Mayo)
El recorrido que había recomendado Gniew, no sólo era mucho más discreto sino que, además, permitió a los militares aprender mucho más del terreno sobre el que se encontraban. Gniew era un pueblo de edificios muy antiguos, de ahí su atractivo turístico, por lo que había grandes porciones de terreno prácticamente virgen que se había respetado para no contrastar con los edificios de origen medieval. Al desviarse por el camino rural, llegaron a una intersección en la cual el guía debía desviarse.
Prefabet se encontraba alejada del centro urbano debido a la regla de estética anteriormente citada. La comandante Hayley no pareció oponer resistencia alguna a que Rosenstock se despidiera y, mientras el hombre de zapatos nuevos se alejaba hacia la industria, la caravana continuó su lento pero inexorable avance. El silencio sólo se rompía por el sonido de los motores rugiendo por encima de la gravilla del camino.
La oscuridad del interior de los autobuses era inquietante. La mirada de aquella muchacha aún acompañaba a Gniew hasta poco después de llegar a su destino.
El patio central del edificio industrial estaba completamente vacío a excepción de media docena de vehículos que se encontraban aparcados en los soportales. Cuando Gniew bajó del coche, pudo sentir la mirada de varias personas desde las ventanas de los pisos superiores. Pero sólo una de esas miradas quiso dar la bienvenida al nuevo director.
-Ya pensé que seríamos los mismos seis de siempre...- la mujer caminó hacia Gniew y extendió la mano para estrechársela. - Liliana Scavo, directora de finanzas de Prefabet.
Prefabet se encontraba alejada del centro urbano debido a la regla de estética anteriormente citada. La comandante Hayley no pareció oponer resistencia alguna a que Rosenstock se despidiera y, mientras el hombre de zapatos nuevos se alejaba hacia la industria, la caravana continuó su lento pero inexorable avance. El silencio sólo se rompía por el sonido de los motores rugiendo por encima de la gravilla del camino.
La oscuridad del interior de los autobuses era inquietante. La mirada de aquella muchacha aún acompañaba a Gniew hasta poco después de llegar a su destino.
El patio central del edificio industrial estaba completamente vacío a excepción de media docena de vehículos que se encontraban aparcados en los soportales. Cuando Gniew bajó del coche, pudo sentir la mirada de varias personas desde las ventanas de los pisos superiores. Pero sólo una de esas miradas quiso dar la bienvenida al nuevo director.
-Ya pensé que seríamos los mismos seis de siempre...- la mujer caminó hacia Gniew y extendió la mano para estrechársela. - Liliana Scavo, directora de finanzas de Prefabet.
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Fecha de inscripción : 26/12/2012
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