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[El Comedor] Una de brasas (S3 Mayo)

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[El Comedor] Una de brasas (S3 Mayo) Empty [El Comedor] Una de brasas (S3 Mayo)

Mensaje por Coralie Chassier Lun Jun 18, 2012 10:08 pm

14 de Mayo - A 37 días del Solsticio...

Aquel día los de Hermes casi no entraban en la mesa. Habían juntado la mesa sobrante de Zeus, porque en realidad casi nunca se usaba. Coralie reconoció a varios chicos con los que se había encontrado por la mañana. Butch estaba junto a dos chicas en la mesa 16 y la vio entrar. Le sonrió con una de sus encantadoras sonrisas y siguió su conversación. Había un chico solitario en la mesa 22 y un trío de niñas que le robaban la comida a un niño más pequeño en la 21. Coralie siguió a Tyger, el chico de cabello rubio corto y encrespado que era el actual jefe de su cabaña. Tyger le estaba explicando como funcionaban las cosas en el comedor.

- Coges una bandeja y la bebida. Te obligan a coger siempre el segundo plato pero la ensalada puedes dejarla si no te apetece. No se puede repetir postre ni patatas fritas salvo los días de fiesta.

Al borde de la mesa estaba Clod, con la mirada perdida en otra revista mientras pinchaba con aire descuidado de la ensalada.

- Antes de meterte nada a la boca tienes que ir a la hoguera y hacer tu ofrenda. Acúerdate siempre de echarte algo más de comida para ofrecérsela a los dioses. - seguía diciendo Tyger - Y debes de pronunciar las palabras: ¡oh, dioses! ¡Aceptad mi ofrenda! Cuando sepas quien es tu padre o tu madre, le puedes nombrar el primero, pero también puedes ofrecérsela a quien más te guste. Intenta que no se te olvide nunca. A los dioses les gusta que se les respete. Si estamos aquí es gracias a ellos.

Tyger hizo una demostración. Pronunció sus palabras con el nombre de Hermes primero y arrojó al fuego la quinta parte de su comida. Luego se sentó en la mesa y se dispuso a comer. No parecía un chico muy hablador.

CORA

Respondió al saludo de Bucth agitando la mano mientras seguía a Tyger sin mucho entusiasmo. ¿Qué clase de nombre era Tyger? Le dio un poco de pena el chico sentado solo y le sonrió, aunque su gesto simpático cambió al ver a las tres niñas que atormentaban al niño pequeño. Se merecían una buena colleja. Pensó en dársela, pero como era su primer día y estaba delante de todos, se contuvo. Si se las encontraba en otro momento ya les diría algo. Puede que no le gustaran especialmente los niños, pero no toleraba que fueran crueles con ellos. ¡Solo faltaba!

Como Tyger no era muy locuaz, Cora no tenía ganas de esforzarse con su parloteo habitual. Solo le dijo un “ok, vale” medio escuchando su explicación y al terminar le dio las gracias. Cuando se quedo sola con su bandeja vacía en el comedor fue a por su comida. Qué raro era eso de la ofrenda. ¿Es que los dioses comían? ¿Y qué hacían? ¿Absorber las vitaminas o algo? En fin, si era la costumbre… Llenó de más su plato y se acercó a la hoguera.

-Ehm… Papá, seas quien seas, dioses y diosas… umm… es ensalada que tiene muchas vitaminas, espero que os guste. Y bueno, aceptad mi ofrenda… si queréis, claro. Qué aproveche.

Qué tonta se sentía ¿iba a tener que hacer esto todos los días? Entonces procuraría que los dioses tuvieran un menú variado y equilibrado, no iba a ser todo pizza y hamburguesas. En fin… mejor si iba a sentarse.



Coralie sintió una sombra gigantona acercarse a su espalda. Aun no había girado para volverse a su mesa cuando oyó la voz atronadora y desagradable de aquella mañana.

- Que pena que no puedas irte a sentar con tu amorcito, ¿eh? - algunos de las mesas cercanas se volvieron para mirar. Al ver que se trataba de Clarisse de la Rue, muchos se centraron exclusivamente en la comida con tal de ignorar que eran testigos de un nuevo enfrentamiento - ¿Qué tal si te quitas y me dejas hacerle una ofrenda a mi padre como es debido? - miró la bandeja de Coralie y soltó una risita maliciosa - ¿Tu también les has hecho una ofrenda a los dioses? ¿A cual de ellos? ¿Al dios de los tacones? ¿Al de la uña del meñique? Hazte a un lado, chica pasarela.


Y la pegó un empujón.

CORA

Se le acababan de hinchar los ovarios. Desde el suelo, donde había caído de culo por segunda vez en el mismo día, clavó con todas sus fuerzas el tacón de su zapato en el dedo meñique del pie de Clarisse. Con un poco de suerte se lo podría romper, los dedos meñiques eran frágiles, lo había aprendido cuando corriendo descalza se rompió el suyo contra la pata de una mesa.

- Tú me has dado la idea.- le dijo con un sonrisa mientras se levantaba. Y mientras se levantaba le estampó la bandeja de la comida en la cara con ensalada y todo. - Y esto ha sido iniciativa propia.

Ahora, era morir allí delante de todos o que su querido padre se manifestara y la salvara. Rezó en silencio por lo segundo.


Si su padre divino había escuchado sus plegarias, no parecían haber surtido efecto. Clarisse había soltado un aullido al sentir el pisotón y la comida de Coralie le habían manchado visiblemente la ropa. Aquello iba a ponerse feo.

Los campistas no estaban muy seguros de lo que estaban viendo. Clod se había quedado sin duda con la boca abierta mientras Tyger y los otros chicos de Hermes miraban de hito en hito a su compañera. Las chicas de Afrodita silbaban, los de Hefesto hacían apuestas sobre quién acabaría en la hoguera primero, y la jefa de la cabaña de Atenea junto a sus chicos intentaban calmar los ánimos de la mesa cinco. Muchos de éstos parecían dispuestos a partirle la cara a la nueva. Pero Clarisse no quería ayuda. Aunque el pie seguía doliendo, la hija de Ares se empezó a recuperar de la sorpresa. Tiró también su bandeja, sobre la que ya no había nada, y con una mano levantó a la nueva del suelo.

- Tu no sabes lo que es el dolor. - le dijo antes de apretarle la mano a Coralie tan fuerte que por un momento pensó que le había partido los dedos.

Los chicos de Hermes comenzaron a gritar. Era cuestión de segundos que la batalla estallara en el comedor.

- Vas a pensártelo dos veces antes de volverme a faltar el respeto. - y le estampó el puño en la nariz. - Ahora sé valiente, vuélveme a pisar. ¡Vamos!

CORA

Le habían dado un puñetazo en la cara. En la cara. Un puñetazo. Al principio estaba demasiado aturdida para sentir el dolor del golpe, pero sí notó el sabor la sangre saliendo a chorro y goteando en su camisa de marca. Y se enfadó mucho. Más que nunca en su vida. Tanto, que era como si se viera a sí misma hablar y actuar desde fuera de su cuerpo.

Respirando agitadamente, se pasó el dorso de la mano por la boca y miró a Clarisse a los ojos. Y bramó:

- ¡¡¡TE HAS ATREVIDO A TOCARME LA CARA, PEDAZO DE PUTA!!!

Como un ariete, como un novillo embistiendo contra un árbol se lanzó a la carga, hombro y codo por delante contra el estómago de la hija de Ares. Consciente de que tenía todas las de perder. A matar o a morir.



Clarisse cayó al suelo, aun más sorprendida que la primera vez. Ahí fue donde comenzó todo. Los otros campistas no pudieron contener por más tiempo a los chicos de Ares que saltaron sobre los de Hermes en menos de un segundo. Las chicas de Afrodita silbaban aun más alto, Butch y los de la dieciséis pedían que aquella estupidez terminara y los de la mesa trece parecían divertirse mucho con el espectáculo.

La hija de Ares usó el codo contra Coralie, buscando sus costillas, pero esta se había asegurado de que no pudiera separarse de ella y el golpe se perdió en el amasijo de cuerpos. Clarisse entonces cogió el pelo de la otra y tiró fuerte hacia atrás. Le arrancó un mechón mientras, intentando levantarse y quitarse a la otra de encima, utilizaba todo su repertorio de insultos. Coralie improvisaba golpes. Sabía que tenía las de perder pero no iba a darse por vencida con tanta facilidad. No estaba en ella disculparse ahora. Y mientras, la otra, que tampoco iba a rendirse ni por asomo, buscó un cuchillo romo de la mesa, herida de rabia. Lo acababa de coger, empuñándolo con fuerza, para clavárselo a Coralie en un hombro.

Lo que sucedió a continuación provocó que todos los presentes en la habitación contuvieran el aliento a la vez. El cuchillo de Clarisse no llegó a rozar siquiera a Coralie. De hecho, su brazo, levantado en el aire no pudo bajar porque una fuerza mayor se lo impidió. Un robot de proporciones colosales, había cogido el brazo de Clarisse y tiró de él, levantando a la chica por los aires. La mesa de Hefesto aplaudía y silbaba, extasiada. Era la primera vez que su robot salía por voluntad propia de la cabaña. Pero aun había más. Mientras mantenía a la chica en el aire, la voz del robot atronó la sala.

- ¡NO VUELVAS A TOCAR NI A MALDECIR A MI HIJA NUNCA! ¡TU, MALDITA RATA DE ARES! ¡VOY A ENSEÑARTE A RESPETAR A TUS IGUALES! ¡Y SI TENGO QUE MARCARTE CON FUEGO PARA QUE LO ENTIENDAS, LO HARÉ!

CORA

Todo era un borrón de dolor, golpes y ganas de darle a Clarisse la paliza de su vida hasta que se vio libre del peso aplastante de la chica de Ares. Le dolía la nariz horrores, después seguía una zona del cuero cabelludo y luego el resto del cuerpo. Fue vagamente consciente de su entorno, de gritos, silbidos e insultos entre los otros campistas pero lo que sí notó con total claridad fue como un robot gigante le quitaba de encima a Clarisse cuando ésta iba a apuñalarla con un cuchillo de mantequilla.

Unos mil millones de pensamientos pasaron a toda velocidad por la mente de Cora, junto a emociones que iban del miedo al alivio pasando por el desconcierto. Pero todo lo que dijo fue:

- Hola Papá.

La voz débil, tirada en el suelo y ensangrentada, jamás le había parecido tan buena idea eso de tener padre. Bueno, si esto no era una prueba de paternidad en toda regla, que bajara dios y lo viera... nunca mejor dicho.
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[El Comedor] Una de brasas (S3 Mayo) Empty Re: [El Comedor] Una de brasas (S3 Mayo)

Mensaje por Coralie Chassier Lun Jun 18, 2012 10:11 pm

Al sentirse llamado, el robot miró hacia abajo. Sus ojos parecían dos brasas incandescentes y de la boca salía humo, como si estuviera a punto de echar fuego. Sin embargo, lo único que dijo fue un ahogado "hola". Tras esto, soltó a Clarisse que cayó al suelo con un sonoro golpe y tendió uno de sus gigantescos dedos en dirección a su hija, para ayudarle a levantarse. Luego tomó el mismo camino que por donde había venido, haciendo temblar los cimientos de la Casa Grande y los terrenos adyacentes.

- ¿Qué ha pasado aquí? - se oyó una voz desde la puerta poco después de que los temblores cesaran.

Enseguida se hizo un pasillo desde la entrada hacia las implicadas y un silencio angustioso. Coralie notó como si le incrementaran una carga imaginaria sobre sus hombros con cada paso que daba aquel hombre hacia ellas. Se trataba de un rubio de ojos claros que vestía bermudas atigradas y una camiseta floral. Por el tono de autoridad que usaba, a Coralie no le cupo duda de que se trataba del jefe del Campamento. Las heridas de la pelea dolían más ahora, y al llevarse de nuevo la mano a la nariz, notó que se había formado una costra de sangre. También le costaba enfocar.

- ¿Y bien? - volvió a preguntar aquel hombre. Cuando llegó a la altura de Coralie se dio cuenta de que no era mucho más alto que ella. Pero tenía un brillo en los ojos que infundía respeto y miedo. Clarisse, desde el suelo, no paraba de quejarse. - He preguntado qué ha pasado.

- La nueva ha provocado a Clarisse - dijeron varios de los chicos de Ares. Habían sido lo suficientemente inteligentes como para alejarse de allí y aparentar que no habían tenido nada que ver en la pelea.

- ¿Ah, sí?

- Coralie es una hija de Hefesto - dijo entonces Butch. Por la cara que tenía, parecía aun conmocionado por lo que acababa de presenciar.

- ¡Qué bien! - el tono del hombre seguía mostrándose aburrido. Le asistían dos chicos con el número doce en el dorsal de sus camisetas que sujetaban una lata y un perrito caliente. - Ya tenemos entonces limpiadora para los establos, ¿verdad? - dijo mirando a Coralie. - En cuanto a ti, chica de Ares, veo que te has llevado la peor parte. Llevadla a la enfermería - indicó a sus hermanos - A ver si con suerte no se mueve de allí en una semana.

CORA

Saludó con la mano al robot/a su padre cuando éste le dijo "hola" y se agarró a su dedo gigantesco para levantarse después de que dejara caer a Clarisse desde una altura interesante. "Chúpate esa" pensó por encima del caos que era su cerebro. Sería el dolor o el shock o la euforia o sencillamente que estaba confusa. Era la primera vez que se peleaba y no le había ido mal. Vale que de no ser por su padre... ¡uau, su padre había hecho algo por ella! estaría desangrándose en el suelo después de haber sido apuñalada con un cuchillo de untar. Pero eso eran detalles. Había ganado... había ganado!!!!

El robot se iba y Coralie empezaba a marearse. ¿Era normal que las cosas dieran vueltas después de una pelea? No tuvo mucho tiempo para preguntárselo porque llegó un tipo emitiendo un aura que decía claramente "no me toques las narices", tan potente que hasta Cora lo captó y se calló la boca por primera vez en 24 horas.

Una parte de su menté se ofendió "qué fuerte, encima de matones mentirosos" cuando los chicos de Ares dijeron que había empezado ella. Oyó como de lejos que Butch intercedía por ella y decidió que si quería llevarla a la famosa playa le dejaría hacerlo. Luego el tipo de las bermudas atigradas "¿en serio?" dijo algo que en cualquier otro momento la hubiera hecho saltar de indignación, cosa que por suerte estaba demasiado atontada para hacer, y acertó a componer una expresión arrepentida. Por si colaba. Estaba tan cansada... en cuanto el tipo hortera se fuera se sentaría en la mesa de Hefesto con sus... ¿hermanos? y... se quedaría allí sentada para siempre. Sí, ese era un buen plan. Y se desmayó.



- Tómate esto, te pondrás mejor - dijo una voz dentro de sus sueños.

Todo se veía irreal. Empezaba a sentir que aquel campamento no era más que una charada, una farsa de su subconsciente. ¿Hija de Hefesto? ¿Chicos de Ares? No, no podía ser. Ella solo creaba figuras con los metales, no buscaba peleas y no se ensuciaba las...

Los ojos se le agrandaron por el pánico. ¿Sus uñas? ¿Qué les había pasado? Estaban horribles. Algunas habían perdido el esmalte a consecuencia de la pelea y otras... tendría que limarlas casi hasta la raíz. ¡Más trabajo! Estupendo. Otro de los motivos por los que debía odiar aquel campamento.
Enfocó lentamente dónde estaba. Le habían colocado un algodón en la nariz y aun sentía los sentidos algo aletargados por el sueño. A su lado estaba Butch y otro chico que no conocía. Parecían estar hablando entre sí hasta que se dieron cuenta de que les miraba. Entonces Butch se levantó de su asiento y se acercó.

- ¿Cómo te encuentras? - le preguntó con gesto de evidente preocupación.

CORA


Seguía atontada pero reconoció a Butch. Bueno, pues era todo verdad. Monstruos, campamento y altercado incluido. Y se había perdido la cena. Asco de Clarisse... Se miró las uñas y contuvo un lloriqueo. Mierda. Iba a tener que limarlas todas ahora. Mierda, mierda y mierda. Joder. Se tocó la nariz con cuidado. Dolía pero no era insoportable. Quizá no estuviera rota... ¡por favor que no estuviera rota! Se consoló un poco pensando que una nariz rota imprime carácter a un rostro...

- ¿Cómo te encuentras? - le preguntó con gesto de evidente preocupación.

- Hecha un asco.- respondió con la voz ronca, y era la pura verdad. Se le ocurrió una posibilidad horrible o maravillosa, según se mirara. - ¿Me van a expulsar? Si no me expulsan... ¿lo de los establos va en serio?

Eso si que podía ser malo.

- Ay... ¿me he metido en un lío verdad? He humillado públicamente a Clarisse y me la va a tener jurada, no me voy a librar de ella en todo el verano... por favor que me deje en paz, porque como nos volvamos a pelear no sobrevivo.

Se sentía dolorida, deprimida y pensando en negras posibilidades. Se consideró con todo el derecho del mundo a ser dramática. Solo había una diminuta chispa de esperanza.

- Al menos ahora ya no me van a robar.



- No. Las peleas con los chicos de Ares están a la orden del día. Antes tendrían que expulsar a la cabaña cinco - contesto Butch, más tranquilo al ver que tenía mejor aspecto del que presentaba - Pero me temo que sí, tendrás que ayudar en los establos. El Señor D no bromea con sus castigos. Ya te avisé de que no te convenía meterte en problemas el primer día porque el Señor D coge a la mínima ojeriza a los nuevos pero bueno, al menos le has enseñado los dientes a Clarisse. Ahora eres una celebridad.

El otro chico se acercó también a la camilla y habló dirigiéndose a Coralie con absoluta afabilidad.

- Tu amiga Clod, de la cabaña once, se ha encargado de traernos tus cosas. Ya tienes un hueco reservado en la cabaña nueve. Yo soy Griffon, también hijo de Hefesto - le extendió la mano. Se veía aceitosa, negruzca y áspera - Lo que pasó ayer fue increíble. Hasta ahora el robot nunca había dicho más de un Muérete cuando nos referíamos a él y desde luego jamás se movió de la cabaña. Y entonces vienes tú y ¡boom! ¡Impresionante! ¡Sencillamente impresionante! - el chico se veía encantado - Oye, ¿y además de sacar a Clarisse de sus casillas qué otras habilidades tienes? ¿Se te da bien la mecánica y eso?


CORA

Oh no... ¿lo de los establos no era una broma? ¿Iba a tener que limpiar establos? ¿De esos con caca de caballo? Esto sí iba a ser un Infierno... los caballos estaban bien, pero sus deposiciones no. Quiza debiera tomárselo como una oportunidad de aprender a montar, aunque ella era más de coches. Hum... quizá no estuviera mal. Menos por lo de la caca. Qué asco.

Cora suspiró sonoramente y se sentó en el borde la camilla donde había estado echada, y aunque la sala aún se movía un poco no pensaba que hubiera peligro de desmayarse otra vez.

- Butch, si alguna vez me vuelves a ver a punto de meterme en un lío semejante, dame un golpe en la cabeza y déjame inconsciente un rato, será lo mejor para todos. Así no me quedaré calva prematuramente. Pero sí, debería empezar a seguir tus consejos. - Lo de mechón de pelo le dolía en la cabeza y le escocía en el ego. No le pegaba nada a Clarisse tirarse de los pelos con alguien, ¿qué sería lo siguiente? ¿arañarse la cara?

Eso de ser una celebridad no sonaba mal, pero lo de la ojeriza no era bueno. El Señor D era un tío que daba mucho miedo, más que Clarisse, y ella se había puesto en su camino. Genial. Una cosa más a la lista de logros de la noche. Si no le doliera ya, se daría de cabezazos contra la pared por estúpida.

El otro chico, Griffon, resultó ser su hermano. Le cayó bien inmediatamente y no dudó en aceptar la mano que le ofrecía, aceitosa, sucia y todo. Total, ya estaba hecha un desastre. Saludó y dijo que estaba encantada de tener un hermanastro tan encantador. Bueno, eso solo lo pensó, pero lo pensaba sinceramente.

Lo que dijo de Cloe la hizo sentir culpable. No había sido la mejor persona con la chica y ella le había hecho un favor. Intentaría devolvérselo dejando que le robara alguna cosa o algo así. Por otro lado.... ¡MUDANZA! De no haber estado hecha polvo, hubiera emitido un grito de júbilo que hubiera hecho temblar los cristales de las ventanas. Y encima... ¡en la cabaña de Hefesto había enchufes! Sabía que era buena idea llevarse la plancha del pelo. ¡Toma ya! Luego una palabra se coló entre su alegría.

- ¿Ayer? ¿Ya es mañana? Quiero decir... ¿ayer? ¿He pasado toda la noche durmiendo? - uau, había pasado muuucho más tiempo del que pensaba. Se rió con el comentario de Griffon sobre su supuesta habilidad para alterar a Clarisse y luego dudó sobre la mecánica. - Bueno, a veces amenazo a algún cacharro y le doy una patada y vuelve a funcionar, pero no soy una experta ni mucho menos... Creo que es más cosa de suerte que una habilidad. Pero si hago una cosa... mira.

Se quitó la pulsera de plata que llevaba en la muñeca y cogiéndola por un extremo la fue dejando caer en la palma de su mano, y como quien hace un truco de magia, según caía se iba fundiendo. Cuando cayó toda, Cora tenía una bolita plateada en la mano. La bolita empezó a vibrar y a ondularse, a estirarse y retorcerse hasta recuperar su forma original. Se la dio a Griffon con una sonrisa tímida, como siempre que usaba su poder, para que la examinara y esperó las reacciones de los dos chicos.



Butch asintió y sonrió.

- No me gusta pegar a los amigos pero seguro que hay otra forma de darte un toque antes de que te metas en el fango, por segunda vez - bromeó - Conocerás a las chicas de Afrodita. Sorprendentemente, les gusta cuidar a los pegasos. Y a veces viene un cíclope muy majo que también colabora. Tyson, creo que se llama. Dice que son ponies. - meneó la cabeza, riéndose de una broma que solo él parecía conocer - Bueno, me alegra ver que has vuelto a la vida. Llevaba preocupado desde que te desmayaste.

Cuando Coralie les enseñó su habilidad, el rubio solo pudo silbar de asombro.

- No hay duda de que eres una hija de Hefesto. Esa habilidad puede ser muy útil.

- Sí, sobretodo para fabricar armas de bronce celestial - asintió Griffon con una sonrisa de oreja a oreja - Habrá que ver si mantiene su consistencia en las aleaciones. Si funciona, nos ahorraremos mucho tiempo en forjar. Aunque te recomiendo que no lo enseñes mucho por ahí. No por nada, más de uno querrá aprovecharse y pedirte favores. Yo al principio no lo sabía pero lo he ido aprendiendo después de recibir miles de encargos. Que si a uno se le ha estropeado un despertador que le regaló su abuelita, que si otro quiere cambiar el engranaje del segundero de su reloj, que si sabiendo puntear sistemas de arranque para casos de emergencia, les puedo hacer un tutorial... En fin.

Butch asentía a todo cuanto decía el otro. Parecían llevarse bien. Cuando Griffon terminó de hablar, el rubio se levantó y comenzó a despedirse.

- Tengo que hacer un par de recados, te dejo con Griffon. ¡Cuídate!

El chico de Hefesto no tardó en ocupar su lugar.

- Tienes que saber un par de cosas de papá, Coralie - dijo el pelirrojo ahora que estaban a solas - Verás, lo de ayer como dije ha sido totalmente fortuito. Hefesto no es ni cariñoso ni complaciente. La mitad del tiempo va a su rollo. Yo nunca he tenido oportunidad de verle y el 95% de miembros de la cabaña les pasa igual. El trabajo le abstrae, como a muchos de nosotros. No quiero que te hagas ilusiones vanas, pero él solo puso el 50% de los cromosomas, como dicen los chicos de Apolo. Luego se desentiende. Es lo que viene a ser como los otros dioses pero, incluso a diferencia de Atenea y el resto de olímpicos, todavía es más esquivo.


CORA

Vale, definitivamente si las chicas de Afrodita iban a los establos no podía ser tan malo. Sonrió un poco y no le dolió la nariz. ¡Iba a ver pegasos de verdad! Mejor mantener la actitud positiva hasta tener que vérselas con la caca de caballo.

Sonrió de nuevo con timidez tras las reacciones ante su truquito.

- Gracias… puedo hacerlo con cualquier metal, pero no puedo mezclar dos metales diferentes. Y de momento con cosas pequeñas, aunque creo que si practico llegaré a poder moldear cosas más grandes. Y puedo imitar cualquier objeto o pieza de objeto que haya visto, en persona o en una foto. No se, igual hay más cosas pero ahora no se. Si pierdes las llaves de la cabaña te puedo hacer una copia. –añadió en broma en dirección a Butch, pero podría hacerlo.

Le conmovió extrañamente la preocupación de Griffon y le divirtió la forma de contarlo.

- No te preocupes por que abusen de mi buena voluntad, Griffon, creo muy firmemente en el trueque. Además, tampoco tengo tanta.

Aceptaría su consejo, pero esperaba que él y sus otros hermanos la ayudaran a mejorar. Ya que iba a estar aquí todo el verano podría aprovechar el tiempo. Seguro que tenían muchos truquitos que enseñar.
Después de despedirse de Butch y de agradecerle otra vez que se preocupara con ella, su mediohermano le contó qué esperar de su padre. Es decir, nada. Cora sintió una oleada de cariño fraternal que la sorprendió. Siempre había querido tener un hermano o hermana y este en particular estaba siendo bueno con ella. Por eso fue sincera con él.

- Nunca he tenido padre… a efectos prácticos no lo he tenido en toda mi vida y no esperaba tenerlo. Estoy profundamente agradecida por que me salvara anoche. No siento rencor ni nada, pero siempre he tenido a mi madre y ha sido suficiente. Por eso no espero nada de papá. Es un poco triste pero lo siento así. No pretendo ser la niña de sus ojos ni nada por el estilo… es bueno saber que existe, que tengo un padre en algún sitio pero que sea por decirlo así “famoso” no cambia nada para mi.

Era un poco triste sentirse así. A Coralie no le gustaba estar triste e hizo lo de siempre, ir a otra cosa.

- Me encanta que seas pelirrojo, ojalá yo fuera pelirroja. Bueno hermanito, ¿me ayudas a levantarme de aquí? Tengo bastante sangre que lavarme de encima.


- Será cuestión de practicar. Has venido al lugar indicado, Coralie. Los poderes pueden expandirse y mejorarse y al final los usas exactamente cuando tu quieres y cómo tu quieres, sin ninguna limitación. Es cuestión de fe y constancia, nada más - explicó Griffon mientras le ofrecía una mano.

La muchacha se apoyó en él y dieron unos pasos, para comprobar que podía moverse perfectamente.

- Dicen que papá también es pelirrojo, aunque otras versiones cuentan que en realidad su pelo es puro fuego, y que se encrespa y crece como una fogata. No sé, los dioses pueden ser capaces de cualquier cosa pero igualmente creo que es un bulo mayúsculo. ¿Para qué querría Hefesto tener un pelo de fuego? Sería muy incómodo... - Griffon siempre había sido un chico práctico. Lo importante era si algo podía resultar útil o no, el valor y la belleza quedaban en un segundo plano - Pero lo que sí te puedo asegurar es que en mi familia nunca ha habido ni un solo pelirrojo. De hecho, soy el primero. Así que supongo que es significativo.

El chico comprobó encantado que la muchacha no solo era capaz de andar sino que podía ir aumentando la frecuencia de su avance con cada nuevo paso que daba.

- Se te ve muy bien para haber estado a punto de ser machacada por Clarisse. - el tono de pelirrojo no podía ocultar la admiración que sentía - Vas a tener que armarte de paciencia porque cuando se recupere del susto querrá machacarte de nuevo. Es así, le gustan los retos y cuanto más difíciles se le presentan, más peligrosa se vuelve. La última vez que estuvo detrás de un campista, creíamos que se debía a que le gustaba. Le hacía la vida imposible siempre que podía pero éste conseguía dejarla muy mal cada vez. Primero le pasó algo parecido a lo tuyo, cuando su padre le reconoció en el momento en que iba a meterle la cabeza en la taza del váter. Adivina quién quedó pringada de agua de alcantarilla. La segunda vez fue en la captura de la bandera, donde perdió estrepitosamente por sus ansias de venganza. ¡Ah! Y ahora que lo menciono, será mejor que entonces te metas en un agujero profundo porque ella y sus hermanos van a ir a por ti, tenlo por seguro. Pero no te preocupes, te ocultaremos. No nos gustaría perder a nuestra nueva estrella tan pronto. ¿Sabes? Hacía mucho que la cabaña de Hefesto había dejado de ser puntera y hemos recuperado el liderato gracias a ti. Te voy a dar unas cuantas herramientas imprescindibles cuando lleguemos a la cabaña.Te van a encantar.

Irradiaba entusiasmo y determinación, como buen líder de los suyos.

CORA


Vale, todo el mundo pensaba que Clarisse iba a ir a por ella para destriparla viva. Y Cora no discrepaba, pero no estaba en su forma de ser esconderse de los problemas. “Chica, necesitas un plan.” Y ese plan iba a consistir en entrenamiento y más entrenamiento. Estaba demostrado que plantar cara a Clarisse y no morir en el intento era posible. Ese chico lo había conseguido y si el había podido ella también. Coralie se permitió sentir una pequeña esperanza. Quizá su plan no fuera suicida. Como al igual que Griffon era una chica de mentalidad práctica hizo u,na lista mental de objetivos a corto plazo.

- Salir a correr a diario al bosque… (por si hay que escapar).
- Fortalecerse (pediría a Butch que la ayudara a entrenar y ganar fuerza).
- Aprender a usar un arma y otros trucos útiles de sus nuevos hermanos.
- Desarrollar su poder.
- Enterarse de todo lo que pudiera sobre los puntos débiles de la gente de Ares y en especial de Clarisse.
- Cumplir el castigo… (puaj)

Y como extras añadió “ayudar a Butch con su chica” y “conocer los detalles de la misión supersecreta”.

Con un plan en marcha se sintió más animada, mucho más y ayudó bastante ver que según andaban hacia la cabaña iba pudiendo moverse con más facilidad. Cuando notó la aprobación de Griffon se sintió incluso mejor. De hecho… el entusiasmo de su hermano el pelirrojo estaba siendo contagioso. Tenía esperanzas puestas en ella y a Cora eso la motivaba muchísimo. Si esperaban de ella grandes cosas, iban a tener grandes cosas. Vaya que sí. Por primera vez desde que puso un pie fuera de su casa, se sintió con un objetivo.

- Espero que entre todos me ayudéis y me enseñéis cosas, me siento con ganas de aprender sobre mi poder y ponerlo a prueba. Quiero… quiero hacer lo imposible. Ahora somos hermanos ¡tengo hermanos! ¡Siempre he querido tener hermanos! Trabajaremos juntos, ya verás, y seremos la mejor cabaña de todas. – exclamó dando saltitos entusiastas que no le dolieron- ¡Y te tenemos a ti, mi nuevo hermano pelirrojo favorito! Contigo liderándonos llegaremos adonde queramos.

Para empezar, ya llegaban a la cabaña de Hefesto, su hogar este verano. ¿Cómo sería por dentro? Estaba a punto de descubrirlo. Es más, se sentía impaciente, por eso y por los regalos.



- En la cabaña nueve tenemos de todo. Encontrarás chicos y chicas más o menos sociables pero rara vez tenemos problemas entre nosotros y nos gusta trabajar en grupo. Ahora mismo estábamos diseñando un pegaso mecánico. No es que tengamos nada en contra de los normales, pero lo nuestro siempre ha sido la robótica. Y estos pegasos no piden nada de comer, salvo que les engrasemos bien las piezas de vez en cuando. Si con tu habilidad lográramos amoldar las piezas en tiempo record, la verdad es que sería un puntazo. No he conocido a nadie que pudiera hacer eso que tu haces. ¡Es increíble!

En la entrada había una gran serpiente metalizada que les cerraba el paso.

- ¡Sé bueno y échate a un lado! - le dijo Griffon. El animal mecánico le olisqueó y pareció conforme. Con sus patas traseras se movió un par de pasos a la izquierda y se volvió a echar en el suelo, como un animal domesticado - Lo construyó un chico de Hefesto hace años pero nunca hemos logrado averiguar su nombre. Puede parecer un poco amenazador pero en el fondo es un buen chico, ¿a que sí?

La serpiente le miró con uno de sus ojillos de led rojos y soltó un chirrido. Coralie no estaba convencida de si aquello era un asentimiento o una amenaza.

- ¡Bienvenida a la cabaña nueve! - dio un par de palmadas al aire y las luces de la entrada se encendieron - Rubens, Hannah, Raven - un par de cabezas pelirrojas y otra morena se asomaron desde diferentes zonas de la casa - Traigo a Coralie con nosotros. Os acordáis de ella, ¿no?

Dos chicos y una chica se acercaron a saludar, parloteando excitados.

- ¡La chica que casi mata a Clarisse del susto! ¡Claro!

Los tres llevaban guantes pero se los quitaron para saludar. Tenían la piel perlada por el sudor y bastantes manchas de aceite y hollín por todo le cuerpo.

- Mira, ahí tienes de nuevo a papá desde su sillón. - señaló Griffon al robot que le día anterior había acudido en ayuda de Coralie - ¡Hola, papá! ¿Cómo estás hoy?

El robot escupió al suelo y soltó humo por sus fosas nasales.

- ¡Nah! Siempre está de ese humor, no te preocupes. Hemos intentado cambiarle el programa pero es peligroso si no sabes cómo. La vez anterior se enfadó tanto que nos hundió el techo.

Los muchachos daban palmadas a Coralie en la espalda, le enseñaban cada rincón de la casa que habían personalizado y sus herramientas favoritas. Raven, el único moreno entre tantos pelirrojos, tenía una llave inglesa multiusos que se podía convertir en cualquier herramienta que necesitara: un martillo, unos alicates, unas tenazas... Hannah prefería los trabajos relacionados con las energías renovables. Se había construido un ventilador portátil que no gastaba electricidad. En cuanto a Rubens, era el experto de los enchufes y los gadgets. Su objeto favorito eran unas gafas con gps y localización geotérmica. Griffon, por su parte, tenía toda una habitación para sus diseños y, como le había explicado a Coralie antes, estaba trabajando en un pegaso del que ya tenía diseñado el cuerpo bajo del animal.

Y mientras seguían hablando y preguntando a Coralie sin parar, se escuchó otra voz metalizada. Coralie creyó que era otro de los inventos de sus nuevos hermanos pero pronto se dio cuenta de que la voz mecanizada era femenina.

- Un mensaje Iris para Coralie Chassier desde el Olimpo. ¿Desea escucharlo ahora?


CORA

Jo, este Griffon estaba encantado con ella. Cora sonrió orgullosa.

- Hecho, si me enseñas cómo son las piezas que necesitas y me das los materiales, te las hago. – se ofreció para después preguntarle detalles sobre el pegaso volador.

Poco a poco se le iban olvidando los puntos en contra del campamento, según se iba sintiendo aceptada y valorada. Veía que no se iba a aburrir y aunque quizá no pudiera salir de compras, hacer cosas nuevas siempre le había gustado. Seguramente esos puntos malos volverían en algún momento, pero ahora… todo estaba bien.

Observó con mucho interés a la serpiente guardiana. Era muy mona, aunque parecía tener mal genio, pero si había perdido a su hacedor y nadie recordaba su nombre, era normal. Le dio un poco de pena y quiso consolarla.

- Ooooh, pobrecita. ¿Has perdido tu nombre? Bueno, estoy segura de que lo encontraremos.- dijo desde una distancia prudencial.- Yo me encargaré de buscarlo.

Las cosas solas y desvalidas siempre le habían provocado ternura. Vale que esta cosa en concreto no estaba especialmente desvalida pero era tan mona… pobre bichito. Siguió a Griffon bajo la atenta mirada de led del robot.

Cuando entraron a la casa, se fijó encantada en la manera de encender las luces. ¡Domótica! Le parecía el colmo del lujo, una vez había estado en un hotel en Dubai con su madre donde todo era automático y era genial, como vivir en una nave espacial.

Griffon la presentó. Dos chicos y un chica la acogieron calurosamente y les estrechó la mano a todos. Eran sus hermanos y hermanas. La volvió a embargar la emoción al pensar en que esas personas eran su familia. Quizá porque se había sentido un poco sola de pequeña o quizá porque era así de emotiva, tragó saliva para contener las lágrimas. Saludó a todos embargada por una repentina timidez. ¿Y si les caía mal? “Esto es nuevo, una Cora tímida”, pensó.

Los siguió en el tour por la casa después de saludar con la mano a papá robot. Le enseñaron donde dormían y en qué trabajan, explicando entusiasmados sus proyectos y haciéndole un torbellino de preguntas que respondía como podía. Si, era francesa, no, no sabía mucho de electrónica, sí, le gustaban los coches y sabían conducir, si, también pensaba que la plata era elegante a la vez que dúctil, su comida favorita era la lasaña, no, no le molestaba llevar tacones… y así durante un rato.

En esa vorágine de novedades y atención, Coralie se sintió feliz.

- Un mensaje Iris para Coralie Chassier desde el Olimpo. ¿Desea escucharlo ahora?

Buscó por todos lados de dónde procedía la voz, sin éxito. Finalmente, sintiendo nervios en el estómago porque ya se estaban juntando muchas cosas, respondió a la voz.

- Eh… sí, deseo escucharlo ahora.

¿Un mensaje del Olimpo? ¿Para ella? Ay madre, esto no podía ser nada bueno.
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[El Comedor] Una de brasas (S3 Mayo) Empty Re: [El Comedor] Una de brasas (S3 Mayo)

Mensaje por Coralie Chassier Lun Jun 18, 2012 10:12 pm

La voz robótica y femenina dio paso a otra, esta vez masculina y potente, a la par que desagradable.

- ¡Pero si resulta que los hijos de mi hermano tienen dotes para el espectáculo! Tenemos la escenita del comedor de ayer a todas horas en la televisión del Olimpo, aunque algo me dice que a Hefesto precisamente no le interesaba enseñarla. ¿Así que tu eres la chica de moda en el Campamento, eh? Ya deberías saber que la fama es efímera, pero te recomiendo que la aproveches mientras puedas. Tienes a la diosa del amor buscándote pareja trágica y todo. ¡Cómo mola todo! pensarás. ¡Qué guay soy! Nada más lejos de la realidad. Cuando mis chicos te pillen en la captura de la bandera y te conviertan en mártir, no se te olvide darles las gracias. Ser agradecida nunca está de más. Y hablando de eso, ¿sabías que se apuesta cuanto tardarás en palmarla en el evento? Si tuvieras alguna posibilidad te diría que apostaras todo a ti y así sacarías un buen pellizco pero ya sabemos que es inútil. En fin, es bueno que haya gente que se ofrezca para que le pateen el trasero, ¿no? Hacía años que no esperaba un captura de la bandera con tanta ansia. ¡Hasta más ver, carne de cañón!

Y dicho esto el mensaje terminó con un pitido y todo se quedó en silencio.


CORA

Ares. Si hasta el mismísimo dios de la guerra te decía que te iban a matar sádicamente e iba a disfrutar viéndolo, una persona sensata correría a esconderse en el agujero más profundo que encontrara. Pero Cora no. Cora se enfadó mucho. Todos daban por hecho que no tenía ni una oportunidad, pero eso estaba por ver. La subestimaban. Pues bien, que siguieran haciéndolo porque no iba a regalar su vida. Si esto era lo que se montaba por plantar cara un matona, adelante con ello. Plantaría cara una y otra vez, a Clarisse, a sus esbirros y al mismísimo Ares si hacía falta.

Con los puños apretados, la mandíbula tensa y la barbilla alzada en señal de desafío, se quedó allí sin moverse después de que la voz se apagara. El plan seguía en marcha, sólo que ahora había más motivos para llevarlo a cabo. Estaba demasiado enfadada para tener miedo.

- ¿Cuánto tiempo tengo hasta la próxima captura? - preguntó a Griffon

Si querían guerra, la tendrían.




Griffon, que como el resto de sus hermanos se había puesto muy serio tras escuchar el mensaje, respondió a la pregunta de Coralie:

- Diez días, más o menos, aunque el Señor D supongo que lo aclarará una semana antes. Tenemos mucho trabajo que hacer, chicos. - ahora se refería a todos los miembros de su cabaña - Nuestro tío Ares nos ha desafiado. Vamos a responder a ese desafío como orgullosos hijos de Hefesto que somos. Ayudaremos a Coralie a prepararse y daremos justo ejemplo en la competición. Los de la cabaña cinco no se saldrán con la suya.Es hora de plantarles cara.

Contagiados por el mismo entusiasmo, todos levantaron el puño y prorrumpieron gritos de ánimo. El dios de la guerra acababa de encender la mecha, los chicos de la cabaña nueve presentarían batalla.
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