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[La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
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[La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
22 de Mayo - A 29 días del Solsticio...
OMEGA:
A Bruce le dolía la cabeza, era evidente. El dolor, persistente, había comenzado en la nuca pero se extendía rápido hacia la frente y los hombros. Chocar con la realidad siempre era lo peor. Mientras soñaba, la mayor parte del tiempo con cosas que iban a suceder, podía engañarse pensando que todo aquello no existía más allá de ese momento. Pero la realidad siempre era traumática. Y aquella realidad...
Recordó de golpe todo lo último que había vivido. Arsen, la quimera, el salto por los aires... Debía de estar en el Campamento, en una enfermería, para ser más exactos. Olía a desinfectante y a un aroma dulzón que no era capaz de identificar. Se irguió ligeramente para mirar a los lados pero el latigazo del cuello le hizo desistir. Menos mal que no se había interpuesto al destino o lo mismo hubiera aparecido sin cabeza. ¡Con el aprecio que la tenía!
Se palpó el cuerpo con una mano y notó que llevaba un camisón que le cubría toda la parte de arriba. ¿Le habían quitado la ropa mientras estuvo inconsciente? La mano derecha se veía llena de cortes, tal vez por los zarzales que intentó evitar durante la carrera. La izquierda solo se había manchado de barro. Y podía sentir las piernas, lo que era un alivio aun mayor. En el fondo, no había salido tan mal parado. Si el veneno de la quimera le hubiera llegado a tocar alguna parte vital...
Escuchó unos pasos acercarse y miró en aquella dirección. Una chica bastante joven, posiblemente más que él, traía un bote de jarabe y una cuchara sopera.
- ¿Eres el chico que entró volando? - sonreía tímida. Evidentemente se dirigía a él - Cualquiera diría que tienes un ángel de la guarda porque menuda caída. Te traigo tu medicina, para que puedas recuperarte más rápido.
Le tendió la cuchara con un líquido anaranjado y espeso, esperando que la cogiera y se la tomara.
- Arsen nos dijo que estabas luchando contra una quimera. ¡Sin armas! No estoy segura de si se trataba de un acto muy valiente o una locura, pero... ¡gracias! Porque has logrado que el Campamento sea un poco más seguro.
Le sonrió otra vez mientras se llevaba una mano al pelo y jugaba con uno de sus tirabuzones oscuros. Cada vez que sentía que le miraba bajaba la vista.
BRUCE:
Había recibido palizas de las grandes, se había caido con la bicicleta montaña abajo en pleno Yellowstone ayudando a su madre y había padecido dolores que parecían matarle, pero lo que sentía ahora.... Bruce se llevó la mano a la nunca y masajeó un poco la zona. Le dolía como mil demonios y encima le costaba respirar, el golpe en el pecho de la quimera le había hecho papilla las costillas. Miraba de lado a la chica para no forzar el cuello. Sabía que le estaba hablando, pero el dolor de cabeza y de... dolor de todo, era un dolor de todo, no le dejaba concentrarse, apenas pudo enterarse de que comentaba su entrada voladora en el campamento así que intentó escuchar lo que decía con más fueza. El esfuerzo casi le hace desmayarse de nuevo pero consiguió reponerse y responderle a la chica que le hablaba, intentando evitar entrar en contacto con la cuchara que se acercaba peligrosamente a su cara.
— Uff, bueno, no creo que "luchar" sea la palabra. No... — intentó recostarse en la cama para mirarla mejor. La chica en cambio pareció evitar su mirada— Más bien me dedicaba a correr a lo loco para que no me pillara. Una técnica milenaria: correr. — La chica se rió ante su comentario pero no quitó la cuchara de delante suya. No le gustaban las medicinas, nunca le habían gustado. No se solía poner enfermo, su experiencia en el tema se reducía a las ocasiones en que... bueno, en que las cosas no eran como debían ser. Y aún así nunca aceptó demasiadas medicinas para curarse. Opinaba que mejorarse era cosa de paciencia y tiempo. Apartó un poco la cuchara con la mano temblorosa por el dolor y le sonrió a la chica.— Al chico volador no le gustan mucho las medicinas, mejor dejarlas para otro día. Por cierto, soy Bruce ¿Tú eres?
OMEGA:
- Monik - respondió ella sin entender el por qué de su vergüenza - Te advierto que una entrada triunfal necesita un tratamiento triunfal, porque todo lo que te duela ahora no será nada comparado a lo que te duela después, pero si es tu decisión...
Monik apartó la cuchara.
- Es posible que tengas más de un hueso fracturado - le explicó intentando aguantarle la mirada - ¿Te duele alguna parte en especial?
La ambrosía hubiera ayudado a que las cosas mejoraran más rápido pero era habitual que los nuevos desconfiarán de algo que posiblemente no hubieran probado nunca. Había que armarse de paciencia y tratarles como en un hospital cualquiera, con la diferencia de que allí tenían menos material. Monik estaba convencida de que tarde o temprano todos los pacientes cedían y se la terminaban tomando por culpa del dolor. Era cuestión de que superarán su umbral.
BRUCE:
Bruce vio la cara de decepción de Monik al apartar la cuchara de su cara. La chica parecía estar acostumbrada a las negativas, y por otra parte, si no había insistido es que tampoco era tan malo como parecía. No tenía intención de ofenderla y ahora se sentía un poco mal por ello.
- Te podría decir que me duele la nunca, o el pecho, pero la verdad es que me duele todo... - la miró y la vió sosteniéndose uno de sus rizos - Bah, no puede ser tan malo ese jarabe, y peor no me voy a sentir ¿no? En cuanto antes pueda salir de esta cama mejor, sea arrastrándome o no. ¡No por la compañía! Es solo que no soy muy fan de los hospitales - respondió excusándose. Tenía la mente embotada y parecía que todo lo que dijera ofendería a la chica. El recuerdo del choque y la caída le devolvió la visión del hombre lleno de ojos tirando la lanza. - Por cierto ¿me he golpeado mucho la cabeza o había un hombre lleno de ojos matando a la mascota de la entrada?
OMEGA:
- Bueno, la ambrosía te ayudará a recuperarte de ese malestar y a soldar las fracturas más rápidamente - agradeció la muchacha con otra sonrisa tímida - Buen chico, si algo conviene a un enfermo es poner de su parte. El hombre de los cien ojos es Argos, nuestro guardián. - explicó - Seguro que has oído hablar de él en algún mito.
Monik recuperó la cucharilla y la dejó sobre una bandeja que luego tomó con las dos manos. Tendría que haberse ido y haberle dejado solo para que fuera tomando consciencia de donde estaba pero la curiosidad pudo más que la prudencia.
- No quiero ser indiscreta pero, tu no habías venido aquí antes, ¿verdad? Al Campamento Mestizo, digo. Todos pasan antes o después por la enfermería y tu cara no me suena. Entiende que me resulte extraño, pocos novatos deciden hacer frente a un monstruo a las primeras de cambio, aunque sea solo corriendo. ¿Eres un chico de Ares acaso?
BRUCE:
Bruce se descubrió paladeando y saboreando aquel líquido, intentando dilucidar si sabía más a un batido de frutas del bosque con sirope, o a un pan caliente recién salido del horno. Le daba igual, aquella era la mejor medicina que había tomado nunca. Si le hubieran dado la misma de pequeño se habría iodo a la farmacia a por más.
— La verdad es que del campamento no sé mucho, no es que te lo vayan explicando en clase, y si lo hicieron tampoco estaba atendiendo, me cuesta concentrarme — soltó una risotada recordando los enfados de su madre gritándole que él podía hacer más de lo que creía, que se esforzara — Pero no creo que sea un chico de Ares, tengo muy claro quién es mi...
Bruce paró la conversación, aquel líquido le estaba soltando la lengua y no le recordaba a aquella vez que le había pillado unas cervezas a su madre y se había emborrachado. Era distinto, como un cosquilleo perpétuo que le relajaba los músculos y hacía desaparecer el dolor. No sólo fue la necesidad de guardarse su secreto: "Él no debía saber nada", o al menos debería aparentarlo; sino que repasó las palabras de Monik sobre su jarabe.
— Espera, espera espera... ¿Ambrosía? ¿Has dicho ambrosía? — pudo articular cuando se dió cuenta de lo que había tragado, mirando a su enfermera con sus ojos marrones abiertos de la emoción — ¿ero eso no es lo que comen los dioses? ¿No me haré inmortal o reventaré o algo por el estilo?
OMEGA:
- Supongo que no. Los de Ares son más de luchar con espadas que de correr. Perdona mi intromisión - la muchacha captó la poca información que soltaba él como una señal de que no debía entrometerse en asuntos privados - Tal vez, cuando te vayas recuperando, deberías contar con un guía para que te enseñe esto. A lo mejor Arsen se ofrece, no sé. Si no, los jefes de cada cabaña tienden a ayudar a los nuevos. Y eh... en tu caso... supongo que Tyger, de la once, será el encargado. Le avisaré para que esté atento.
Las preguntas de Bruce, junto a sus gestos, hicieron sonreír aun más a la muchacha, que parecía bastante predispuesta a él.
- Ambrosía o néctar de los dioses, sí - contestó Monik muy orgullosa de tener algo con lo que lucirse - También lo pueden comer los semidioses pero en pequeñas dosis y en casos muy excepcionales. Es difícil hacerse inmortal sin el consentimiento de un dios. Muchos lo intentan pero... si los olímpicos no te admiten, como mucho llegarás a vivir mucho tiempo pero encontrarás tu muerte tarde o temprano. - miraba ahora al vacío y, a raíz de no encontrar una explicación mejor, negó con la cabeza y volvió a la realidad - Es difícil de explicar pero seguro que llegas a entenderlo con el paso del tiempo. Entiendo que ya te sientes algo mejor, ¿no?
BRUCE:
Si antes no tenía dudas, ahora había desaparecido las pocas que quedaban. Ambrosía, dioses, inmortalidad... Podía lidiar con eso, quizás incluso pudiera asumir lo de la "fauna autóctona" y los desafortunados incidentes. Pero todo eso llevaba su tiempo, y ahora mismo tenía demasiadas magulladuras como para pensar en ello. Aún así no quería quedarse mucho en la enfermería. No le gustaban, prefería el aire libre. La idea se salir y ver un poco de qué iba todo pudo con el cansancio que tenía, y aprovechó la pregunta de su enfermera particular para proponérselo.
— Sí que estoy mejor, esto es mejor que el RedBull. Te deja la mente llena de lucecitas — la miró directamente para poner esa sonrisa que siempre le hacía conseguir lo que quería de la gente — Oye Monik, ¿y si avisas al tal Tyger de que venga en una hora? Creo que con descansar un poco podría levantarme y ver todo esto... y si no estás muy ocupada podrías acompañarnos y así te aseguras de que no intente volar de nuevo para hacerte una visita. Además, el aire puro siempre sienta bien a un efermo ¿no?
OMEGA:
- Bueno, yo... - la enfermera se vio indecisa pero Bruce supo, por la cara que ponía, de que no le iba a decir que no - ¿te refieres a levantarte en una hora? Supongo que podría acompañarte, mientras Sammus no me eche en falta. Aunque no estoy segura de que una hora sea demasiado tiempo tras todo lo ocurrido. Pero tampoco vamos a retenerte contra tu voluntad. Cuando tu te sientas preparado, haz lo que creas conveniente.
Había tomado la tangente, cosa muy habitual en ella. Monik Kelvin era una muchacha que odiaba tomar decisiones y los cargos de responsabilidad. Esto último era uno de sus puntos pendientes. Considerando que su conversación con Bruce le podía generar nuevos problemas, decidió terminarla y seguir atendiendo al resto. No obstante, antes se aseguro de que el chico estuviera lo más cómodo posible.
- Si prefieres descansar algo más incorporado puedo traerte otra almohada. Y algo de agua. La ambrosía está bien pero suele dar un poco de sed. De hecho, a veces genera una pequeña adicción instantánea y de ahí la sequedad de la lengua.
BRUCE:
Bruce se recostó sobre la almohada. La verdad era que tenía ganas de descansar un poco y salir de allí cuanto antes, pero el sueño parecía apoderarse lentamente de él y aunqueno quería pronto se vió envuelto en una bruma cómoda y calentita que tenía cierto parecido a la cama de una enfermería.
No consiguió levantarse una hora después, ni siquiera ese mismo día. Cuando volvió en sí escuchaba voces a su alrededor que hablaban de desayunar. Abrió los ojos de inmediato y se incorporó. No le gustaba cuando el tiempo pasaba y él dormía más allá de lo que quería. Se sintió frustrado consigo mismo y a la vez sorprendido de que casi no le doliera nada, comparado con el día anterior. Lo siguiente que descubrió es que tenía hambre, muchísima a decir verdad.
Cogió sus cosas y se levantó, directo a la puerta cuando se encontró con un chico de pelo castaño delante de él.
- ¿Dónde decís que se desayuna?
- Tú debes de ser el nuevo ¿no? - Contestó Tyger.
- El mismo, preparado para comerme un búfalo salvaje si hay en el menú.
OMEGA:
A Bruce le dolía la cabeza, era evidente. El dolor, persistente, había comenzado en la nuca pero se extendía rápido hacia la frente y los hombros. Chocar con la realidad siempre era lo peor. Mientras soñaba, la mayor parte del tiempo con cosas que iban a suceder, podía engañarse pensando que todo aquello no existía más allá de ese momento. Pero la realidad siempre era traumática. Y aquella realidad...
Recordó de golpe todo lo último que había vivido. Arsen, la quimera, el salto por los aires... Debía de estar en el Campamento, en una enfermería, para ser más exactos. Olía a desinfectante y a un aroma dulzón que no era capaz de identificar. Se irguió ligeramente para mirar a los lados pero el latigazo del cuello le hizo desistir. Menos mal que no se había interpuesto al destino o lo mismo hubiera aparecido sin cabeza. ¡Con el aprecio que la tenía!
Se palpó el cuerpo con una mano y notó que llevaba un camisón que le cubría toda la parte de arriba. ¿Le habían quitado la ropa mientras estuvo inconsciente? La mano derecha se veía llena de cortes, tal vez por los zarzales que intentó evitar durante la carrera. La izquierda solo se había manchado de barro. Y podía sentir las piernas, lo que era un alivio aun mayor. En el fondo, no había salido tan mal parado. Si el veneno de la quimera le hubiera llegado a tocar alguna parte vital...
Escuchó unos pasos acercarse y miró en aquella dirección. Una chica bastante joven, posiblemente más que él, traía un bote de jarabe y una cuchara sopera.
- ¿Eres el chico que entró volando? - sonreía tímida. Evidentemente se dirigía a él - Cualquiera diría que tienes un ángel de la guarda porque menuda caída. Te traigo tu medicina, para que puedas recuperarte más rápido.
Le tendió la cuchara con un líquido anaranjado y espeso, esperando que la cogiera y se la tomara.
- Arsen nos dijo que estabas luchando contra una quimera. ¡Sin armas! No estoy segura de si se trataba de un acto muy valiente o una locura, pero... ¡gracias! Porque has logrado que el Campamento sea un poco más seguro.
Le sonrió otra vez mientras se llevaba una mano al pelo y jugaba con uno de sus tirabuzones oscuros. Cada vez que sentía que le miraba bajaba la vista.
BRUCE:
Había recibido palizas de las grandes, se había caido con la bicicleta montaña abajo en pleno Yellowstone ayudando a su madre y había padecido dolores que parecían matarle, pero lo que sentía ahora.... Bruce se llevó la mano a la nunca y masajeó un poco la zona. Le dolía como mil demonios y encima le costaba respirar, el golpe en el pecho de la quimera le había hecho papilla las costillas. Miraba de lado a la chica para no forzar el cuello. Sabía que le estaba hablando, pero el dolor de cabeza y de... dolor de todo, era un dolor de todo, no le dejaba concentrarse, apenas pudo enterarse de que comentaba su entrada voladora en el campamento así que intentó escuchar lo que decía con más fueza. El esfuerzo casi le hace desmayarse de nuevo pero consiguió reponerse y responderle a la chica que le hablaba, intentando evitar entrar en contacto con la cuchara que se acercaba peligrosamente a su cara.
— Uff, bueno, no creo que "luchar" sea la palabra. No... — intentó recostarse en la cama para mirarla mejor. La chica en cambio pareció evitar su mirada— Más bien me dedicaba a correr a lo loco para que no me pillara. Una técnica milenaria: correr. — La chica se rió ante su comentario pero no quitó la cuchara de delante suya. No le gustaban las medicinas, nunca le habían gustado. No se solía poner enfermo, su experiencia en el tema se reducía a las ocasiones en que... bueno, en que las cosas no eran como debían ser. Y aún así nunca aceptó demasiadas medicinas para curarse. Opinaba que mejorarse era cosa de paciencia y tiempo. Apartó un poco la cuchara con la mano temblorosa por el dolor y le sonrió a la chica.— Al chico volador no le gustan mucho las medicinas, mejor dejarlas para otro día. Por cierto, soy Bruce ¿Tú eres?
OMEGA:
- Monik - respondió ella sin entender el por qué de su vergüenza - Te advierto que una entrada triunfal necesita un tratamiento triunfal, porque todo lo que te duela ahora no será nada comparado a lo que te duela después, pero si es tu decisión...
Monik apartó la cuchara.
- Es posible que tengas más de un hueso fracturado - le explicó intentando aguantarle la mirada - ¿Te duele alguna parte en especial?
La ambrosía hubiera ayudado a que las cosas mejoraran más rápido pero era habitual que los nuevos desconfiarán de algo que posiblemente no hubieran probado nunca. Había que armarse de paciencia y tratarles como en un hospital cualquiera, con la diferencia de que allí tenían menos material. Monik estaba convencida de que tarde o temprano todos los pacientes cedían y se la terminaban tomando por culpa del dolor. Era cuestión de que superarán su umbral.
BRUCE:
Bruce vio la cara de decepción de Monik al apartar la cuchara de su cara. La chica parecía estar acostumbrada a las negativas, y por otra parte, si no había insistido es que tampoco era tan malo como parecía. No tenía intención de ofenderla y ahora se sentía un poco mal por ello.
- Te podría decir que me duele la nunca, o el pecho, pero la verdad es que me duele todo... - la miró y la vió sosteniéndose uno de sus rizos - Bah, no puede ser tan malo ese jarabe, y peor no me voy a sentir ¿no? En cuanto antes pueda salir de esta cama mejor, sea arrastrándome o no. ¡No por la compañía! Es solo que no soy muy fan de los hospitales - respondió excusándose. Tenía la mente embotada y parecía que todo lo que dijera ofendería a la chica. El recuerdo del choque y la caída le devolvió la visión del hombre lleno de ojos tirando la lanza. - Por cierto ¿me he golpeado mucho la cabeza o había un hombre lleno de ojos matando a la mascota de la entrada?
OMEGA:
- Bueno, la ambrosía te ayudará a recuperarte de ese malestar y a soldar las fracturas más rápidamente - agradeció la muchacha con otra sonrisa tímida - Buen chico, si algo conviene a un enfermo es poner de su parte. El hombre de los cien ojos es Argos, nuestro guardián. - explicó - Seguro que has oído hablar de él en algún mito.
Monik recuperó la cucharilla y la dejó sobre una bandeja que luego tomó con las dos manos. Tendría que haberse ido y haberle dejado solo para que fuera tomando consciencia de donde estaba pero la curiosidad pudo más que la prudencia.
- No quiero ser indiscreta pero, tu no habías venido aquí antes, ¿verdad? Al Campamento Mestizo, digo. Todos pasan antes o después por la enfermería y tu cara no me suena. Entiende que me resulte extraño, pocos novatos deciden hacer frente a un monstruo a las primeras de cambio, aunque sea solo corriendo. ¿Eres un chico de Ares acaso?
BRUCE:
Bruce se descubrió paladeando y saboreando aquel líquido, intentando dilucidar si sabía más a un batido de frutas del bosque con sirope, o a un pan caliente recién salido del horno. Le daba igual, aquella era la mejor medicina que había tomado nunca. Si le hubieran dado la misma de pequeño se habría iodo a la farmacia a por más.
— La verdad es que del campamento no sé mucho, no es que te lo vayan explicando en clase, y si lo hicieron tampoco estaba atendiendo, me cuesta concentrarme — soltó una risotada recordando los enfados de su madre gritándole que él podía hacer más de lo que creía, que se esforzara — Pero no creo que sea un chico de Ares, tengo muy claro quién es mi...
Bruce paró la conversación, aquel líquido le estaba soltando la lengua y no le recordaba a aquella vez que le había pillado unas cervezas a su madre y se había emborrachado. Era distinto, como un cosquilleo perpétuo que le relajaba los músculos y hacía desaparecer el dolor. No sólo fue la necesidad de guardarse su secreto: "Él no debía saber nada", o al menos debería aparentarlo; sino que repasó las palabras de Monik sobre su jarabe.
— Espera, espera espera... ¿Ambrosía? ¿Has dicho ambrosía? — pudo articular cuando se dió cuenta de lo que había tragado, mirando a su enfermera con sus ojos marrones abiertos de la emoción — ¿ero eso no es lo que comen los dioses? ¿No me haré inmortal o reventaré o algo por el estilo?
OMEGA:
- Supongo que no. Los de Ares son más de luchar con espadas que de correr. Perdona mi intromisión - la muchacha captó la poca información que soltaba él como una señal de que no debía entrometerse en asuntos privados - Tal vez, cuando te vayas recuperando, deberías contar con un guía para que te enseñe esto. A lo mejor Arsen se ofrece, no sé. Si no, los jefes de cada cabaña tienden a ayudar a los nuevos. Y eh... en tu caso... supongo que Tyger, de la once, será el encargado. Le avisaré para que esté atento.
Las preguntas de Bruce, junto a sus gestos, hicieron sonreír aun más a la muchacha, que parecía bastante predispuesta a él.
- Ambrosía o néctar de los dioses, sí - contestó Monik muy orgullosa de tener algo con lo que lucirse - También lo pueden comer los semidioses pero en pequeñas dosis y en casos muy excepcionales. Es difícil hacerse inmortal sin el consentimiento de un dios. Muchos lo intentan pero... si los olímpicos no te admiten, como mucho llegarás a vivir mucho tiempo pero encontrarás tu muerte tarde o temprano. - miraba ahora al vacío y, a raíz de no encontrar una explicación mejor, negó con la cabeza y volvió a la realidad - Es difícil de explicar pero seguro que llegas a entenderlo con el paso del tiempo. Entiendo que ya te sientes algo mejor, ¿no?
BRUCE:
Si antes no tenía dudas, ahora había desaparecido las pocas que quedaban. Ambrosía, dioses, inmortalidad... Podía lidiar con eso, quizás incluso pudiera asumir lo de la "fauna autóctona" y los desafortunados incidentes. Pero todo eso llevaba su tiempo, y ahora mismo tenía demasiadas magulladuras como para pensar en ello. Aún así no quería quedarse mucho en la enfermería. No le gustaban, prefería el aire libre. La idea se salir y ver un poco de qué iba todo pudo con el cansancio que tenía, y aprovechó la pregunta de su enfermera particular para proponérselo.
— Sí que estoy mejor, esto es mejor que el RedBull. Te deja la mente llena de lucecitas — la miró directamente para poner esa sonrisa que siempre le hacía conseguir lo que quería de la gente — Oye Monik, ¿y si avisas al tal Tyger de que venga en una hora? Creo que con descansar un poco podría levantarme y ver todo esto... y si no estás muy ocupada podrías acompañarnos y así te aseguras de que no intente volar de nuevo para hacerte una visita. Además, el aire puro siempre sienta bien a un efermo ¿no?
OMEGA:
- Bueno, yo... - la enfermera se vio indecisa pero Bruce supo, por la cara que ponía, de que no le iba a decir que no - ¿te refieres a levantarte en una hora? Supongo que podría acompañarte, mientras Sammus no me eche en falta. Aunque no estoy segura de que una hora sea demasiado tiempo tras todo lo ocurrido. Pero tampoco vamos a retenerte contra tu voluntad. Cuando tu te sientas preparado, haz lo que creas conveniente.
Había tomado la tangente, cosa muy habitual en ella. Monik Kelvin era una muchacha que odiaba tomar decisiones y los cargos de responsabilidad. Esto último era uno de sus puntos pendientes. Considerando que su conversación con Bruce le podía generar nuevos problemas, decidió terminarla y seguir atendiendo al resto. No obstante, antes se aseguro de que el chico estuviera lo más cómodo posible.
- Si prefieres descansar algo más incorporado puedo traerte otra almohada. Y algo de agua. La ambrosía está bien pero suele dar un poco de sed. De hecho, a veces genera una pequeña adicción instantánea y de ahí la sequedad de la lengua.
BRUCE:
Bruce se recostó sobre la almohada. La verdad era que tenía ganas de descansar un poco y salir de allí cuanto antes, pero el sueño parecía apoderarse lentamente de él y aunqueno quería pronto se vió envuelto en una bruma cómoda y calentita que tenía cierto parecido a la cama de una enfermería.
No consiguió levantarse una hora después, ni siquiera ese mismo día. Cuando volvió en sí escuchaba voces a su alrededor que hablaban de desayunar. Abrió los ojos de inmediato y se incorporó. No le gustaba cuando el tiempo pasaba y él dormía más allá de lo que quería. Se sintió frustrado consigo mismo y a la vez sorprendido de que casi no le doliera nada, comparado con el día anterior. Lo siguiente que descubrió es que tenía hambre, muchísima a decir verdad.
Cogió sus cosas y se levantó, directo a la puerta cuando se encontró con un chico de pelo castaño delante de él.
- ¿Dónde decís que se desayuna?
- Tú debes de ser el nuevo ¿no? - Contestó Tyger.
- El mismo, preparado para comerme un búfalo salvaje si hay en el menú.
Bruce McLeod- Inmortales
- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 19/06/2012
Edad : 38
Re: [La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
- De acuerdo. Vamos al comedor, pues.
El chico castaño dio un paz de zancadas y se puso a la cabeza.
- ¿Cómo te llamas? Yo soy Tyger, de la cabaña de Hermes. ¿Tengo entendido que te has peleado con una quimera? Algunos tenéis madera de héroe desde el principio. Arsen me lo ha estado contando. Dice que le tienes un poco desconcertado. Es un gran tipo. Nos llevamos bien.
Atravesaban un pasillo que daba a una habitación, una gran sala donde esperaban otros tantos chicos. Tyger empujó un par de personas para abrirse paso y le hizo un gesto a Bruce para que se adelantara.
- Monik me dijo que te alojarás en la cabaña de Hermes. Pero me da la impresión de que será algo temporal, ¿no? Te recomiendo que lleves todas tus cosas importantes encima y compruebes todo el rato que siguen ahí. Mis hermanos son de mano fácil, ¿sabes? Y bueno, a mí también me cuesta contenerme, a veces.
Lo dijo de forma despreocupada, como el que tiene una pasión insaciable por las patatas fritas o el fútbol. Tyger le acompañó hasta la mesa que pertenecía a los chicos de la once y se sentó a su lado.
- Hay que esperar a que sirvan la comida. Dos cosas antes que nada: no te puedes sentar en la mesa que no te corresponda y tienes que hacer una ofrenda a los dioses de parte de tu comida en la hoguera de ahí. No hacer ninguna de estas dos cosas te puede traer muchos problemas.
El chico castaño dio un paz de zancadas y se puso a la cabeza.
- ¿Cómo te llamas? Yo soy Tyger, de la cabaña de Hermes. ¿Tengo entendido que te has peleado con una quimera? Algunos tenéis madera de héroe desde el principio. Arsen me lo ha estado contando. Dice que le tienes un poco desconcertado. Es un gran tipo. Nos llevamos bien.
Atravesaban un pasillo que daba a una habitación, una gran sala donde esperaban otros tantos chicos. Tyger empujó un par de personas para abrirse paso y le hizo un gesto a Bruce para que se adelantara.
- Monik me dijo que te alojarás en la cabaña de Hermes. Pero me da la impresión de que será algo temporal, ¿no? Te recomiendo que lleves todas tus cosas importantes encima y compruebes todo el rato que siguen ahí. Mis hermanos son de mano fácil, ¿sabes? Y bueno, a mí también me cuesta contenerme, a veces.
Lo dijo de forma despreocupada, como el que tiene una pasión insaciable por las patatas fritas o el fútbol. Tyger le acompañó hasta la mesa que pertenecía a los chicos de la once y se sentó a su lado.
- Hay que esperar a que sirvan la comida. Dos cosas antes que nada: no te puedes sentar en la mesa que no te corresponda y tienes que hacer una ofrenda a los dioses de parte de tu comida en la hoguera de ahí. No hacer ninguna de estas dos cosas te puede traer muchos problemas.
Omega- Inmortales
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 18/06/2012
Re: [La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
Un par de mesas alargadas con chicos y chias de diferentes edades sentados en ellas les rodeaban. Pensó que debía ser algo más normal, eso de que los dioses tuvieran hijos, ya que había tantos y tan diferentes. Supuso por los comentarios de Tyger que las cabañas eran los sitios dónde se asentaban allí, mientras durara aquello.
- Bueno, mientras no desaparezca ni mi ropa interior ni mi libro, lo demás no es tan importante. - Dijo sonriente Bruce. Tyger le miró un tanto extrañado - Demasiadas acampadas al aire libre. Siempre hay algo que desaparece así que te acostumbras a que pase. ¿Mejor así no?
Su estómago volvió a rugir y se fijó en los demás campistas. Había en cada mesa una especie de jefe que daba el visto bueno a todo. Se notaba la diferencia en como se comportaban en la mesa. Sus compañeros de mesa eran los más inquietos del campamento, estaban moviéndose, gritando riéndose y bromeando todo el rato. Entre las otras había mesas mucho más pacíficas, otras increiblemente femeninas y algunas con un toque marcial que no terminaba de quedar fuera de tono. No sabía cual era la mesa de los hijos de Apolo, pero no creía que fuera una de esas. se fijó en que otras estaban completamente vacías o tenían un solo campista.
- Así que nada de sentarse en donde te puedan lanzar un rayo y hacer ofrendas a los dioses. Aprendido. Tengo bastante interés en salvar en culo por el momento. ¿tú no? Eso es lo que hice con la quimera, no creo que fuera de héroe, todo lo que hice fue correr hasta que ya no... Bueno, correr es buena idea- miró a uno de sus compañeros de mesa que le quitaba la cartera a un campista que pasaba por su espalda con un talento que rozaba el arte - aunque sea en calzoncillos. - Dijo con una carcajada antes de que los olores de la comida que se acercaba le salivar en un segundo.
- Bueno, mientras no desaparezca ni mi ropa interior ni mi libro, lo demás no es tan importante. - Dijo sonriente Bruce. Tyger le miró un tanto extrañado - Demasiadas acampadas al aire libre. Siempre hay algo que desaparece así que te acostumbras a que pase. ¿Mejor así no?
Su estómago volvió a rugir y se fijó en los demás campistas. Había en cada mesa una especie de jefe que daba el visto bueno a todo. Se notaba la diferencia en como se comportaban en la mesa. Sus compañeros de mesa eran los más inquietos del campamento, estaban moviéndose, gritando riéndose y bromeando todo el rato. Entre las otras había mesas mucho más pacíficas, otras increiblemente femeninas y algunas con un toque marcial que no terminaba de quedar fuera de tono. No sabía cual era la mesa de los hijos de Apolo, pero no creía que fuera una de esas. se fijó en que otras estaban completamente vacías o tenían un solo campista.
- Así que nada de sentarse en donde te puedan lanzar un rayo y hacer ofrendas a los dioses. Aprendido. Tengo bastante interés en salvar en culo por el momento. ¿tú no? Eso es lo que hice con la quimera, no creo que fuera de héroe, todo lo que hice fue correr hasta que ya no... Bueno, correr es buena idea- miró a uno de sus compañeros de mesa que le quitaba la cartera a un campista que pasaba por su espalda con un talento que rozaba el arte - aunque sea en calzoncillos. - Dijo con una carcajada antes de que los olores de la comida que se acercaba le salivar en un segundo.
Bruce McLeod- Inmortales
- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 19/06/2012
Edad : 38
Re: [La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
Tyger se sintió sorprendido unos segundos pero supo seguir la broma.
- Bueno, si no es una ropa interior muy llamativa no creo que ni a mis hermanos ni a mi nos dé por llegar hasta ese punto. Pero también te recomiendo que la numeres, sí. ¿Te gustan los campamentos? Bueno, entonces aquí te sentirás cómodo. Parecen gustarte mucho las actividades al aire libre, sí. - observó el hijo de Hermes.
Al lado de ellos, una chica estaba ensimismada mirando un cómic de superhéroes.
- Hola, Clod. - le saludó Tyger - Te presento a Bruce. Es uno de los nuevos. - Clod miró ligeramente por encima del cómic pero no dijo nada. Tyger se volvió hacia Bruce - Es Cloditte, pero prefiere que le llamemos Clod. Lleva aquí ya dos años y no suele hablar mucho. Respeta mucho eso de hablar solo cuando tiene algo interesante que aportar. ¿Verdad, Clod? - la muchacha le lanzó una mirada asesina pero siguió leyendo y Tyger le echó una sonrisa cautivadora. Al final se ganó un capón.
Aparecieron un grupo de campistas de lo que debían ser las cocinas portando unos portaplatos con toda la vajilla limpia y otros con la comida caliente del día. Tyger hizo un gesto a Bruce para que se levantara y le siguiera.
- A ver qué tenemos hoy - el muchacho husmeó la comida e hizo un gesto de aprobación - Ensalada mixta con salsa césar y pollo asado con patatas. Y de postre, natillas. Bien, bien. Vigila tu comida también, Bruce. Me parece que hoy van a llover cuchilladas en nuestra mesa.
Unas mesas más allá, varios muchachos fornidos daban golpes y gritos en dirección a otro grupo encabezado por un pelirrojo.
- Id preparando el culete con vaselina para las lanzas - gritó uno de los grandullones.
Tyger meneó la cabeza.
- Esto va de mal en peor. Los idiotas de la cabaña de Ares ya están sondeando quienes se van a unir a la causa de destrozar a los de Hefesto. Y todo porque no saben cuando deben ceder. O están con ellos o contra ellos. Ve ensayando esa carrera, Bruce, te va a hacer falta para cuando toque capturar la bandera. O mejor dicho, para cuando toque el ¡Sálvese quien pueda!
- Bueno, si no es una ropa interior muy llamativa no creo que ni a mis hermanos ni a mi nos dé por llegar hasta ese punto. Pero también te recomiendo que la numeres, sí. ¿Te gustan los campamentos? Bueno, entonces aquí te sentirás cómodo. Parecen gustarte mucho las actividades al aire libre, sí. - observó el hijo de Hermes.
Al lado de ellos, una chica estaba ensimismada mirando un cómic de superhéroes.
- Hola, Clod. - le saludó Tyger - Te presento a Bruce. Es uno de los nuevos. - Clod miró ligeramente por encima del cómic pero no dijo nada. Tyger se volvió hacia Bruce - Es Cloditte, pero prefiere que le llamemos Clod. Lleva aquí ya dos años y no suele hablar mucho. Respeta mucho eso de hablar solo cuando tiene algo interesante que aportar. ¿Verdad, Clod? - la muchacha le lanzó una mirada asesina pero siguió leyendo y Tyger le echó una sonrisa cautivadora. Al final se ganó un capón.
Aparecieron un grupo de campistas de lo que debían ser las cocinas portando unos portaplatos con toda la vajilla limpia y otros con la comida caliente del día. Tyger hizo un gesto a Bruce para que se levantara y le siguiera.
- A ver qué tenemos hoy - el muchacho husmeó la comida e hizo un gesto de aprobación - Ensalada mixta con salsa césar y pollo asado con patatas. Y de postre, natillas. Bien, bien. Vigila tu comida también, Bruce. Me parece que hoy van a llover cuchilladas en nuestra mesa.
Unas mesas más allá, varios muchachos fornidos daban golpes y gritos en dirección a otro grupo encabezado por un pelirrojo.
- Id preparando el culete con vaselina para las lanzas - gritó uno de los grandullones.
Tyger meneó la cabeza.
- Esto va de mal en peor. Los idiotas de la cabaña de Ares ya están sondeando quienes se van a unir a la causa de destrozar a los de Hefesto. Y todo porque no saben cuando deben ceder. O están con ellos o contra ellos. Ve ensayando esa carrera, Bruce, te va a hacer falta para cuando toque capturar la bandera. O mejor dicho, para cuando toque el ¡Sálvese quien pueda!
Omega- Inmortales
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Fecha de inscripción : 18/06/2012
Re: [La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
No pudo evitar reirse cuando la chica llamada Clod le pegó un capón a Tyger. Él sonrió como si ya se lo esperara. Era un chico curioso, deshinibido. Quizás era esa cualidad la que le había llevado a ser el jefe de la cabaña, el poder actual como si todo fuera natural y hablarles a todos como si fueran sus hermanos. Bueno, lo eran, pero no todo el mundo es simpático, y en las familias grandes pasa lo mismo.
Dejó de lado sus pensamientos cuando empezó a ver la comida. Se sirvió como los demás y se dirigió hacia la hoguera en la que todos se paraban y dejaban caer los mejores trozos de su comida que desaparecían entre las llamas danzantes. El comentario de Tyger lo sacó de su ensoñación en las llamas.
- ¿Cómo? ¿Capturar la bandera? - se fijó en los... matones, la palabra era matones, de la cabaña de Ares. Eran chicos y chicas corpulentos, con pinta de romper dientes y de habersélos roto en más de una ocasión.
- Sí, es el entretenimiento más famoso de por aquí. Pone a prueba tus capacidades para sobrevivir a cabañas como la de Ares. - Los miró un tanto despectivamente - Y ni siquiera el aliarse con ellos te asegura tu bienestar. - Se volvió hacia Bruce y vió que éste seguía sin comprender - Es una especie de entrenamiento, nos dividimos por equipos y hay que conseguir atrapar las Banderas. No suele haber demasiados heridos, y hace tiempo que no muere nadie, lo cual es una lástima según quien opine...
- Los de Ares ¿no? supongo que para ellos sería más que interesante. - Bruce se acercó a Tyger como dispuesto a contarsle un secreto y bajó la voz para que nadie más le oyera - Antes de preguntarte porque van a intentar machacar las cabezas de los de Hefesto... ¿me dirías como se hace esto de la ofrenda? No quiero empezar aquí siendo el hazmereir...
Dejó de lado sus pensamientos cuando empezó a ver la comida. Se sirvió como los demás y se dirigió hacia la hoguera en la que todos se paraban y dejaban caer los mejores trozos de su comida que desaparecían entre las llamas danzantes. El comentario de Tyger lo sacó de su ensoñación en las llamas.
- ¿Cómo? ¿Capturar la bandera? - se fijó en los... matones, la palabra era matones, de la cabaña de Ares. Eran chicos y chicas corpulentos, con pinta de romper dientes y de habersélos roto en más de una ocasión.
- Sí, es el entretenimiento más famoso de por aquí. Pone a prueba tus capacidades para sobrevivir a cabañas como la de Ares. - Los miró un tanto despectivamente - Y ni siquiera el aliarse con ellos te asegura tu bienestar. - Se volvió hacia Bruce y vió que éste seguía sin comprender - Es una especie de entrenamiento, nos dividimos por equipos y hay que conseguir atrapar las Banderas. No suele haber demasiados heridos, y hace tiempo que no muere nadie, lo cual es una lástima según quien opine...
- Los de Ares ¿no? supongo que para ellos sería más que interesante. - Bruce se acercó a Tyger como dispuesto a contarsle un secreto y bajó la voz para que nadie más le oyera - Antes de preguntarte porque van a intentar machacar las cabezas de los de Hefesto... ¿me dirías como se hace esto de la ofrenda? No quiero empezar aquí siendo el hazmereir...
Bruce McLeod- Inmortales
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Fecha de inscripción : 19/06/2012
Edad : 38
Re: [La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
- No solo Ares, Bruce. Abre bien los ojos y que no te cieguen esos mastodontes. Hay mucho campista suelto que no es de Ares y disfruta haciendo daño en competiciones así. Lógicamente no te lo van a decir a la cara pero... ten cuidado. - Tyger colocó su bandeja en la mesa y cogió el plato con dos muslos de pollo y las patatas para acercarse después a la hoguera. - Es sencillo, solo tienes que arrojar un poco de tu comida y darle gracias a los dioses. Por ejemplo... - arrojó uno de sus muslos y unas cuantas rodajas de patata al fuego y dijo - Gracias, ¡oh, dioses! por estos alimentos que voy a engullir. Que te aproveché, papá, y sigas siendo rápido y prolífico. - se volvió hacia Bruce - ¿Ves? Ahora tú, venga.
Mientras miraba al otro decidir que parte de su comida iba a arrojar, Tyger siguió explicando:
- Es una ofrenda ceremonial. No es cuestión de que le eches la mitad del plato. Además, aunque haya dioses que sean más comprensivos si les das un pedazo concreto, como ahora no sabes quién es tu padre o madre, no es necesario que tengas muchas consideraciones. Esto no es más que una muestra de que sabemos que están ahí y acatamos sus normas. - parecía que volvía reinar cierta calma en el comedor - Lo de Hefesto y Ares ya viene de lejos, aunque se ha recrudecido cuando una de las nuevas de Hefesto le plantó cara a Clarisse, la jefa de la cabaña cinco. Apareció la estatua de la cabaña nueve y la arrojó por los aires, todo un espectáculo. Pero eso solo ha conseguido cabrear más a Ares, que por lo visto ha azuzado a sus hijos para que acaben con los de Hefesto. Ayer por la noche tuve un encontronazo con esos matones. Querían extorsionarme y asegurarse de que la cabaña once estará de su lado. No les he prometido nada. - vio que Bruce le miraba por el rabillo del ojo y acusó el reproche - ¡Eh! Que eran cinco mastodontes y yo estaba solo. ¿Qué podía decirles? A mí Ares y Hefesto me la traen al fresco pero si aliarme con uno supone una diferencia vital, lo haré encantado. Aun no he tomado ninguna decisión de todas formas.
Con el paso del tiempo, entraban más y más campistas que repetían lo mismo que Tyger y Bruce. El jefe de la once devolvió el saludo a un rubio que se movía flanqueado por dos muchachas y mantuvo una conversación distendida con un muchacho afroamericano que llevaba un siete estampado en el dorsal de su camiseta anaranjada.
Mientras miraba al otro decidir que parte de su comida iba a arrojar, Tyger siguió explicando:
- Es una ofrenda ceremonial. No es cuestión de que le eches la mitad del plato. Además, aunque haya dioses que sean más comprensivos si les das un pedazo concreto, como ahora no sabes quién es tu padre o madre, no es necesario que tengas muchas consideraciones. Esto no es más que una muestra de que sabemos que están ahí y acatamos sus normas. - parecía que volvía reinar cierta calma en el comedor - Lo de Hefesto y Ares ya viene de lejos, aunque se ha recrudecido cuando una de las nuevas de Hefesto le plantó cara a Clarisse, la jefa de la cabaña cinco. Apareció la estatua de la cabaña nueve y la arrojó por los aires, todo un espectáculo. Pero eso solo ha conseguido cabrear más a Ares, que por lo visto ha azuzado a sus hijos para que acaben con los de Hefesto. Ayer por la noche tuve un encontronazo con esos matones. Querían extorsionarme y asegurarse de que la cabaña once estará de su lado. No les he prometido nada. - vio que Bruce le miraba por el rabillo del ojo y acusó el reproche - ¡Eh! Que eran cinco mastodontes y yo estaba solo. ¿Qué podía decirles? A mí Ares y Hefesto me la traen al fresco pero si aliarme con uno supone una diferencia vital, lo haré encantado. Aun no he tomado ninguna decisión de todas formas.
Con el paso del tiempo, entraban más y más campistas que repetían lo mismo que Tyger y Bruce. El jefe de la once devolvió el saludo a un rubio que se movía flanqueado por dos muchachas y mantuvo una conversación distendida con un muchacho afroamericano que llevaba un siete estampado en el dorsal de su camiseta anaranjada.
Omega- Inmortales
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Re: [La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
Bruce soltó una carcajada ante la defensiva de Tyger.
- No te preocupes, seguramente yo habría hecho lo mismo. Hay veces que uno tiene que dejar las cosas "ser" por sí mismas. - Se acordó por un segundo del cabezaso de la quimera en su pecho y sintió la tentación de frotarse para quitar el dolor.- Esa chica de Hefesto sabe como entrar grandiosamente. Pero la verdad, entrar así y buscarse enemigos a la primera de cambio. Creo que los enemigos vendrán por sí solos. No hace falta buscarse más, así que cuenta con mi apoyo en lo de conseguir que no nos partan las piernas. - Le picó un ojo a Tyger y pensó por un segundo en lo que querría decir a quien fuera que le llegara el sacrificio. Se acercó a la hoguera y lanzó un poco de ensalada y de asado. Ooptó por lo más sincero, dejano de lado las formalidades.
- "Gracias a todos los dioses por permitirme llegar a salvo hasta el campamento con todas las partes de mi cuerpo, espero que tengais un buen día y que os sepa bien el bocado. Y... gracias papá, permite que no me den demasiadas cosquillas..." -Dijo Bruce intentando que no le escucharan los demás o que supieran demasiado...
- No te preocupes, seguramente yo habría hecho lo mismo. Hay veces que uno tiene que dejar las cosas "ser" por sí mismas. - Se acordó por un segundo del cabezaso de la quimera en su pecho y sintió la tentación de frotarse para quitar el dolor.- Esa chica de Hefesto sabe como entrar grandiosamente. Pero la verdad, entrar así y buscarse enemigos a la primera de cambio. Creo que los enemigos vendrán por sí solos. No hace falta buscarse más, así que cuenta con mi apoyo en lo de conseguir que no nos partan las piernas. - Le picó un ojo a Tyger y pensó por un segundo en lo que querría decir a quien fuera que le llegara el sacrificio. Se acercó a la hoguera y lanzó un poco de ensalada y de asado. Ooptó por lo más sincero, dejano de lado las formalidades.
- "Gracias a todos los dioses por permitirme llegar a salvo hasta el campamento con todas las partes de mi cuerpo, espero que tengais un buen día y que os sepa bien el bocado. Y... gracias papá, permite que no me den demasiadas cosquillas..." -Dijo Bruce intentando que no le escucharan los demás o que supieran demasiado...
Bruce McLeod- Inmortales
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Fecha de inscripción : 19/06/2012
Edad : 38
Re: [La Enfermería] Ahí va un chico volador (S4 Mayo-B. McLeod)
Tyger seguía hablando con aquel muchacho cuando Bruce había terminado con la ofrenda. Al verle llegar, decidió incorporarle a la conversación.
- No ha sido tan difícil, ¿verdad? Te presento a Dean, el jefe de la cabaña de Apolo. Este es Bruce, probablemente te suene por haber repelido una quimera haciéndola correr. - bromeó el chico.
Dean ofreció la mano a Bruce y se la estrechó cordial.
- Mucho gusto. Se te ve muy bien para haberte enfrentado con un bicho así. Imagino que has pasado por las manos de mis hermanos. No dejes que te aturullen demasiado con ungüentos raros. Lo que mejor funciona es siempre la ambrosía; en su justa medida te hará sentir como si regresaras al mejor día de tu vida. - Dean era todo sonrisas, comprobó Bruce - Y por cierto, si te gusta cantar o simplemente disfrutar de una buena velada, en la cabaña siete hacemos karaoke todos los sábados. Y competiciones de tiro con arco. Lo digo por si te interesa.
Tyger palmeó el hombro de su compañero.
- Sí, sí, tu siempre barriendo para tu casa. Pero creo que antes de poder competir en tiro con arco va a necesitar tener un arco.
- Si no recuerdo mal, en la cabaña nueve te pueden construir uno a tu medida.
- En ese caso... ¿Te gusta el tiro con arco? - preguntó Tyger a Bruce - A mi no, pero me encanta regatear. Si me dejas, te puedo ayudar a comprar uno a un buen precio. Los de Hefesto construyen buenas armas pero ofertar no es lo suyo.
- No ha sido tan difícil, ¿verdad? Te presento a Dean, el jefe de la cabaña de Apolo. Este es Bruce, probablemente te suene por haber repelido una quimera haciéndola correr. - bromeó el chico.
Dean ofreció la mano a Bruce y se la estrechó cordial.
- Mucho gusto. Se te ve muy bien para haberte enfrentado con un bicho así. Imagino que has pasado por las manos de mis hermanos. No dejes que te aturullen demasiado con ungüentos raros. Lo que mejor funciona es siempre la ambrosía; en su justa medida te hará sentir como si regresaras al mejor día de tu vida. - Dean era todo sonrisas, comprobó Bruce - Y por cierto, si te gusta cantar o simplemente disfrutar de una buena velada, en la cabaña siete hacemos karaoke todos los sábados. Y competiciones de tiro con arco. Lo digo por si te interesa.
Tyger palmeó el hombro de su compañero.
- Sí, sí, tu siempre barriendo para tu casa. Pero creo que antes de poder competir en tiro con arco va a necesitar tener un arco.
- Si no recuerdo mal, en la cabaña nueve te pueden construir uno a tu medida.
- En ese caso... ¿Te gusta el tiro con arco? - preguntó Tyger a Bruce - A mi no, pero me encanta regatear. Si me dejas, te puedo ayudar a comprar uno a un buen precio. Los de Hefesto construyen buenas armas pero ofertar no es lo suyo.
Omega- Inmortales
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