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Introducción
La señorita Penrose miró a todos sus alumnos fijamente. Notaba el terror en la clase y eso le gustaba, era la única forma de que esos vagos y zoquetes aprendieran lo que les correspondían. Thompson se encontraba llorando, sin lugar a dudas aprendería la lección después de su reprimenda y el próximo día traería la lección memorizada. Ninguno la miraba a los ojos, excepto Flaubert, pero a él ya le había respondido a todo el día anterior y no estaba dispuesta a subirle el ego a ese sabiondillo de tres al cuarto. Agachó la mirada y pasó el dedo por la lista, como si de verdad siguiera algún patrón. Eso los motivaba más a buscar el patrón que ella seguía en la lista con el objetivo de escaquearse en lugar de para estudiar, pero de esa manera, cuando les pillaba por sorpresa, el aprendizaje era más grande.
- Mary-Anne Harvey. - la miró directamente mientras ella alzaba la cabeza lentamente. Era la chica guapa de la clase, con el pelo moreno largo siempre recogido en enrevesados peinados, sus ojos eran de color ámbar muy grande y sus facciones eran las de una adolescentes a punto de llegar a convertirse en mujer. La clase de chica por la que todos los hombres del instituto, tanto profesores como alumnos, perdían la cabeza. Por si fuera poco era la jefa del equipo de gimnasia y eso le hacía tener un cuerpo muy bien formado. - ¿Te encuentras mejor, querida? Espero que hayas tenido tiempo para estudiar mientras te recuperabas de la lección. La última vez que hablamos no habías estudiado. Creo que hoy es el día de recuperar ese negativo. - una gran sonrisa se dibujó en la cara de la profesora.
- S.. sí, sí he estudiado, ... señorita Penrose. - respondió con la voz temblorosa.
- Bien, me alegro mucho, querida. - hizo el silencio mientras agachaba la mirada y movía las hojas del libro. Estuvo treinta segundos mirando las preguntas hasta que finalmente clavó la mirada en ella. - Dime todo lo que sepas sobre nuestra ciudad.
- Sainte Genevieve, normalmente llamada Sangeniv, es actualmente la ciudad más importante del Estado de Maine. Aunque la capital de Estado sigue siendo... eh ... Augusta, en la actualidad Sainte Genevieve tiene dos millones y medio de habitantes y el ¿52? por ciento de la industria del estado se encuentra aquí.
- Bien. ¿Y eso ha sido siempre así?
- ¿Eh?...
- ¿No sabes?
La chica se quedó muda mirándola. Se la veía insegura. Esa pregunta era trampa, pues en realidad estaba preguntándole por el tema anterior y si solo se había estudiado el tema de memoria o en su defecto no se había molestado en mirar lo ya estudiado, era imposible que relacionara ambas partes.
- ¡Ah! - exclamó la chica - No, no ha sido siempre así. Sainte Genevieve era un puerto pequeño a mediados de los noventa del siglo pasado, apenas tenía veintidós mil habitantes. Era un puerto que únicamente se dedicaba a la pesca en el Mar Ártico, pero el 22 de Junio del año 1996, Industrias Luxom, una empresa armamentística, compró los terrenos del Norte de la ciudad y construyó en ellos los mayores astilleros de todo Estados Unidos, donde se fabricarían los nuevos modelos de portaviones de la Marina. Esto se debió a un material encontrado en el volcán Holiday, cuya extracción ha monopolizado la empresa y es esencial para la construcción de su maquinaria. - se paró un momento moviendo los ojos hacia un lado intentando recordar. - En el año 98 se había multiplicado por diez el tamaño del puerto y además muchas otras empresas tecnológicas habían decidido invertir aquí siendo las más importantes: NaturalGen, especialistas en alimentos transgénicos e investigación genética, la cual ha comprado la mayoría de la zona rural de la isla; Pionner Engins, una de las principales industrias en tecnología del entretenimiento e informática francocanadienses; Netsun, inc., empresa energética que posee la central nuclear y un tercio del puerto donde tiene una refinería y aparca varias plataformas petrolíferas; Aelis Security, la mayor empresa de seguridad privada de toda el mundo, y finalmente Encounter, la red social líder en Internet. Aparte de eso, la mina de titanio fue comprada por una filial de Luxom. Estas industrias atrajeron a cientos de miles de trabajadores y estos a su vez a más empresas. La ciudad creció exponencialmente ocupando más de tres octavos de la isla. Finalmente en el año 2001 después del atentado del 11S, se decidió trasladar la sede de la ONU a Sainte Genevieve, lo cual ha supuesto una crecimiento de medio millón de habitantes de población extranjera, aunque se han instalado al otro lado de la isla en la ciudad diplomática conocida como Diversity.
- Muy bien. ¿Y quién es nuestro alcalde?
- Leonard Callier, de los Republicanos.
- ¿Y el gobernador del condado?
- Aidan Glover, de los Republicanos.
Se hizo el silencio mientras la cabeza de profesora maquinaba y sostenía la mirada tras sus grandes gafas y su nariz aguileña a la chica.
- Bien, y en qué porcentaje se divide la economía de la ciudad.
La chica pensó dos segundos.
- 12% del sector primario, 42% del secundario y 46% del terciario.
Se volvió a hacer el silencio y la profesora negó. La gimnasta la miró fijamente y pestañeó confundida.
- Eso ponía el libro...
La señorita Penrose chasqueó la lengua.
- Mary-Anne, ¿qué tengo dicho cuando alguien falta?
- Eeeeh...
- ¿No sabes?
- Eeeh... - la adolescente de removió nerviosa.
- Fauste - dijo la profesora señalando a Flaubert que ya levantaba la mano.
- ]Usted dice que cuando faltemos siempre preguntamos qué ha sucedido en clase.
La profesora asintió y miró a la alumna.
- Si hubieras preguntado, querida, hubieras sabido que dije que esas estadísticas son obsoletas. Que ha habido una varianza siendo ahora 11, 43, 46. Así que me temo que tendré que ponerte un negativo.
La chica se quedó blanca y con la boca abierta durante quince segundos mientras la profesora hacia una marca en su cuaderno.
- ¿De verdad me está poniendo un negativo? - dijo con una mezcla de incredulidad y enfado.
Penrose alzó la vista y la clavó en ella con esa mirada de urraca que atemorizaba a todo el mundo:
- No se te ocurra hablarme en ese tono, Mary-Anne. Y sí, te he puesto un negativo. Si no atiendes a sus responsabilidades es igual de malo que si no sabe el temario.
- ¡He estado estudiando muchas horas para ponerme al día! - gritó enfurecida la gimnasta.
La profesora hizo un silencio y señaló con la mano la puerta.
- Fuera de la clase.
- No, no, me voy. Me va a escuchar.
- ¡HE DICHO QUE FUERA DE LA CLASE!
El grito sonó en toda la sala e hizo que la alumna tragara saliva. Lentamente empezó a recoger todo bajo la atenta mirada de la profesora.
- Espérame delante del despacho de la directora. Hablaremos allí.
La chica cerró el libro y de repente su pelo moreno empezó a clarear progresivamente, pasó a ser castaño. La profesora parpadeó y el resto de sus compañeros la miraron extraños, incluso alguno hizo algún ruido de sorpresa.
- ¿Qué ha sido eso, Mary-Anne?
La chica dejó a medio guardar el libro y la miró desafiante.
- ¡Yo no he hecho nada, joder! - al decir esto su pelo se volvió pelirrojo y pareció soltar una luz extraña brillante.
- ¡Estate quieta de una vez, para esos juegos! ¡No tiene ninguna gracia! - la mujer se incorporó acercándose corriendo a ella y con fuerza atenazó el brazo de la muchacha. - ¡Vámonos de aquí!
Todos los alumnos cuchicheaban y miraban sorprendidos. Entonces, el brillo sin que se dieran cuenta se transformó en fuego.
- ¡Que me suelte!
- Mary-Anne... - la profesora dio dos pasos para atrás.
La chica empezó a mirar alrededor a todos sus compañeros que las observaban horrorizados mientras su pelo ardía en llamas. Algunos se incorporaban y retrocedían. Otros exclamaban mientras la profesora estaba horrorizada.
- ¿Que os pasa? ¿Linda? ¿Por qué me miras así? - la chica miró a la única adulta que había en la sala y que la observaba con el rostro desencajado. - ¿Señorita Penrose? ¿Qué pasa? ¿Qué sucede?
La mujer le señaló su cabello y ella tendió la mano hacia atrás, el tacto le resultó extraño así que tiro de un mechón para ver de qué se trataba. Al ver el fuego el miedo la poseyó y antes de que se diera cuenta empezó a gritar mientras todo era engullido por una gran bocana de fuego.[/color]
- Mary-Anne Harvey. - la miró directamente mientras ella alzaba la cabeza lentamente. Era la chica guapa de la clase, con el pelo moreno largo siempre recogido en enrevesados peinados, sus ojos eran de color ámbar muy grande y sus facciones eran las de una adolescentes a punto de llegar a convertirse en mujer. La clase de chica por la que todos los hombres del instituto, tanto profesores como alumnos, perdían la cabeza. Por si fuera poco era la jefa del equipo de gimnasia y eso le hacía tener un cuerpo muy bien formado. - ¿Te encuentras mejor, querida? Espero que hayas tenido tiempo para estudiar mientras te recuperabas de la lección. La última vez que hablamos no habías estudiado. Creo que hoy es el día de recuperar ese negativo. - una gran sonrisa se dibujó en la cara de la profesora.
- S.. sí, sí he estudiado, ... señorita Penrose. - respondió con la voz temblorosa.
- Bien, me alegro mucho, querida. - hizo el silencio mientras agachaba la mirada y movía las hojas del libro. Estuvo treinta segundos mirando las preguntas hasta que finalmente clavó la mirada en ella. - Dime todo lo que sepas sobre nuestra ciudad.
- Sainte Genevieve, normalmente llamada Sangeniv, es actualmente la ciudad más importante del Estado de Maine. Aunque la capital de Estado sigue siendo... eh ... Augusta, en la actualidad Sainte Genevieve tiene dos millones y medio de habitantes y el ¿52? por ciento de la industria del estado se encuentra aquí.
- Bien. ¿Y eso ha sido siempre así?
- ¿Eh?...
- ¿No sabes?
La chica se quedó muda mirándola. Se la veía insegura. Esa pregunta era trampa, pues en realidad estaba preguntándole por el tema anterior y si solo se había estudiado el tema de memoria o en su defecto no se había molestado en mirar lo ya estudiado, era imposible que relacionara ambas partes.
- ¡Ah! - exclamó la chica - No, no ha sido siempre así. Sainte Genevieve era un puerto pequeño a mediados de los noventa del siglo pasado, apenas tenía veintidós mil habitantes. Era un puerto que únicamente se dedicaba a la pesca en el Mar Ártico, pero el 22 de Junio del año 1996, Industrias Luxom, una empresa armamentística, compró los terrenos del Norte de la ciudad y construyó en ellos los mayores astilleros de todo Estados Unidos, donde se fabricarían los nuevos modelos de portaviones de la Marina. Esto se debió a un material encontrado en el volcán Holiday, cuya extracción ha monopolizado la empresa y es esencial para la construcción de su maquinaria. - se paró un momento moviendo los ojos hacia un lado intentando recordar. - En el año 98 se había multiplicado por diez el tamaño del puerto y además muchas otras empresas tecnológicas habían decidido invertir aquí siendo las más importantes: NaturalGen, especialistas en alimentos transgénicos e investigación genética, la cual ha comprado la mayoría de la zona rural de la isla; Pionner Engins, una de las principales industrias en tecnología del entretenimiento e informática francocanadienses; Netsun, inc., empresa energética que posee la central nuclear y un tercio del puerto donde tiene una refinería y aparca varias plataformas petrolíferas; Aelis Security, la mayor empresa de seguridad privada de toda el mundo, y finalmente Encounter, la red social líder en Internet. Aparte de eso, la mina de titanio fue comprada por una filial de Luxom. Estas industrias atrajeron a cientos de miles de trabajadores y estos a su vez a más empresas. La ciudad creció exponencialmente ocupando más de tres octavos de la isla. Finalmente en el año 2001 después del atentado del 11S, se decidió trasladar la sede de la ONU a Sainte Genevieve, lo cual ha supuesto una crecimiento de medio millón de habitantes de población extranjera, aunque se han instalado al otro lado de la isla en la ciudad diplomática conocida como Diversity.
- Muy bien. ¿Y quién es nuestro alcalde?
- Leonard Callier, de los Republicanos.
- ¿Y el gobernador del condado?
- Aidan Glover, de los Republicanos.
Se hizo el silencio mientras la cabeza de profesora maquinaba y sostenía la mirada tras sus grandes gafas y su nariz aguileña a la chica.
- Bien, y en qué porcentaje se divide la economía de la ciudad.
La chica pensó dos segundos.
- 12% del sector primario, 42% del secundario y 46% del terciario.
Se volvió a hacer el silencio y la profesora negó. La gimnasta la miró fijamente y pestañeó confundida.
- Eso ponía el libro...
La señorita Penrose chasqueó la lengua.
- Mary-Anne, ¿qué tengo dicho cuando alguien falta?
- Eeeeh...
- ¿No sabes?
- Eeeh... - la adolescente de removió nerviosa.
- Fauste - dijo la profesora señalando a Flaubert que ya levantaba la mano.
- ]Usted dice que cuando faltemos siempre preguntamos qué ha sucedido en clase.
La profesora asintió y miró a la alumna.
- Si hubieras preguntado, querida, hubieras sabido que dije que esas estadísticas son obsoletas. Que ha habido una varianza siendo ahora 11, 43, 46. Así que me temo que tendré que ponerte un negativo.
La chica se quedó blanca y con la boca abierta durante quince segundos mientras la profesora hacia una marca en su cuaderno.
- ¿De verdad me está poniendo un negativo? - dijo con una mezcla de incredulidad y enfado.
Penrose alzó la vista y la clavó en ella con esa mirada de urraca que atemorizaba a todo el mundo:
- No se te ocurra hablarme en ese tono, Mary-Anne. Y sí, te he puesto un negativo. Si no atiendes a sus responsabilidades es igual de malo que si no sabe el temario.
- ¡He estado estudiando muchas horas para ponerme al día! - gritó enfurecida la gimnasta.
La profesora hizo un silencio y señaló con la mano la puerta.
- Fuera de la clase.
- No, no, me voy. Me va a escuchar.
- ¡HE DICHO QUE FUERA DE LA CLASE!
El grito sonó en toda la sala e hizo que la alumna tragara saliva. Lentamente empezó a recoger todo bajo la atenta mirada de la profesora.
- Espérame delante del despacho de la directora. Hablaremos allí.
La chica cerró el libro y de repente su pelo moreno empezó a clarear progresivamente, pasó a ser castaño. La profesora parpadeó y el resto de sus compañeros la miraron extraños, incluso alguno hizo algún ruido de sorpresa.
- ¿Qué ha sido eso, Mary-Anne?
La chica dejó a medio guardar el libro y la miró desafiante.
- ¡Yo no he hecho nada, joder! - al decir esto su pelo se volvió pelirrojo y pareció soltar una luz extraña brillante.
- ¡Estate quieta de una vez, para esos juegos! ¡No tiene ninguna gracia! - la mujer se incorporó acercándose corriendo a ella y con fuerza atenazó el brazo de la muchacha. - ¡Vámonos de aquí!
Todos los alumnos cuchicheaban y miraban sorprendidos. Entonces, el brillo sin que se dieran cuenta se transformó en fuego.
- ¡Que me suelte!
- Mary-Anne... - la profesora dio dos pasos para atrás.
La chica empezó a mirar alrededor a todos sus compañeros que las observaban horrorizados mientras su pelo ardía en llamas. Algunos se incorporaban y retrocedían. Otros exclamaban mientras la profesora estaba horrorizada.
- ¿Que os pasa? ¿Linda? ¿Por qué me miras así? - la chica miró a la única adulta que había en la sala y que la observaba con el rostro desencajado. - ¿Señorita Penrose? ¿Qué pasa? ¿Qué sucede?
La mujer le señaló su cabello y ella tendió la mano hacia atrás, el tacto le resultó extraño así que tiro de un mechón para ver de qué se trataba. Al ver el fuego el miedo la poseyó y antes de que se diera cuenta empezó a gritar mientras todo era engullido por una gran bocana de fuego.[/color]
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