[La Arena]Entrenamiento perruno(S4 Mayo)

25 de Mayo - a 26 días del Solsticio

Llevaba desde que llegara Coralie practicando. Alida consideraba que diez días eran más que suficientes para estar más que entrenada... pero era evidente que no podía estar segura. Además, cuanto más practicara, más preparada estaría. El plan de Cora era demasiado difícil para dejarlo a la suerte. Y aún así... practicar sola era tan aburrido... y claro, Cora tenía otras cosas que hacer...

Todo eso había llevado a Alida a buscar alternativas. Y había encontrado una: la Señorita O'Leary. ¿Quién mejor que ella para comprobar si era visible o no? La perra seguro que no mentía.

Alida se acercó a la zona donde estaba la Srta. O'Leary, se hizo invisible y se acercó con cuidado, procurando no hacer ruido. Sabía que era invisible, siempre lo era al principio. La cuestión era... ¿cuánto tardaría en dejar de serlo?

El enorme perro del infierno perseguía a varios campistas con la mirada, ladrando en su dirección. Le gustaba el contacto con las personas aunque estas se guardaran mucho de acercarse a ella. Una enorme cadena de metal le mantenía atado a un poste reforzado. La perra agradeció la chuchería de una campista que le lanzó al pasar por su lado y babeó a otro que había tenido la mala suerte de recoger su lanza muy cerca de donde ella estaba.

Cuando Alida comenzó a acercarse, O'Leary estaba mordisqueando la cadena. La suave brisa removió los cabellos ahora invisibles de la muchacha. Cerca de los veinte metros, una de las orejas de la bestia se tensó y su hocico buscó un rastro de olor. Sobre los quince, al perro no le cupo duda de que algo no debía estar allí y pegó un gruñido. Cuando Alida dio dos pasos más, la perra se levantó de un salto y empezó a ladrar.

Alida dio un respingo, perdió la concentración y cayó al suelo asustada. Ya no sabía si era visible o no, aunque no le importaba. Tan rápido como pudo se levantó y se alejó del enorme animal.
Mientras se iba, su cabeza no dejaba de funcionar. ¿Cómo había podido saber que estaba allí? Nadie más había dado muestras de verla, así que podía estar casi segura de que había sido invisible todo el rato... ¿o quizá no?

Cuando estuvo lo bastante lejos como para serenarse y pensar, Alida decidió volver a intentarlo. Tal vez se había vuelto visible sin darse cuenta, o a lo mejor había hecho más ruido del que pensaba, o... quizás había algo que se le escapaba. Pero, ¿el qué?
Para comprobarlo volvería a desaparecerse y a acercarse a la Señorita O'Leary. Esta vez con mucho más cuidado que la vez anterior.

El perro se estaba lamiendo una pata cuando Alida volvió a acercarse, de nuevo invisible. O'Leary volvió a levantar una oreja y olfatear el aire pero esta vez no gruñó. Alida dio unos pasos más, asegurando el terreno y para entonces el animal se había puesto en pie y jugaba con la cadena. Y cuando estaba a siete metros de él... ¡bam! Pegó un salto hacia delante y volvió a ladrar en la cara de Alida. Lógicamente Alida se apareció otra vez, asustada, y el perro aprovechó que volvía a ser visible para lamerla.

Alida se dejó lamer mientras intentaba entender qué era lo que había pasado.

- ¿Cómo has sabido que...? -dijo, aunque en realidad solo pensaba en voz alta. Había ido con mucho cuidado, ¿cómo había podido saber la Señorita O'Leary con tanta facilidad dónde se encontraba? La chica estaba convencida de que no había hecho ningún ruido ni se había vuelto visible... ¡Llevaba toda la semana preparándose para ser capaz de hacerlo! ¿Por qué de repente no funcionaba?

Spoiler:

Había pasado los primeros días en el campamento mestizo haciendo preguntas, una tras otra hasta aburrir hasta al más sabio del lugar. Parecía un espía ruso, como diría su madre. Y al fin y al cabo había sido el recuerdo de su madre lo que le había llevado a dar vueltas por el campamento. Suponía que a todos le pasaba lo mismo. Primero estabas abrumado por todo lo que pasaba, te alegrabas, te cabreabas, te gustaba esto, lo de poder morir en cualquier momento no tanto. Empezabas a entrenar y te despistabas hasta que llegaba un momento, normalmente cuando estabas muy ocupado en el baño y pensabas ¿Qué va a ser de mi vida ahora?

Y ahí se encontraba él, dándole vueltas a la cabeza para despejarse cuando había visto una especie de sabueso enorme hacer cosas "raras". Que el perro fuera del tamaño de un caballo no era raro para el campamento. Pero que saltara hacia la nada y apareciera una chica... ya se iba tornando confuso...

La vigiló unos minutos haciendo varios intentos y la chica no parecía comprender por qué siempre la encontraba. Él había pasado la mitad de su vida paseando cerca de lobos y escuchano a la loca de su madre (solo la llamaba loca cuando se ponía a recitar datos uno tras otro que abrumaban la mente inquieta de Bruce) hablar de ellos sin parar. Se fue acercando a la chica y se mantuvo apoyado en uno de los pocos árboles que se mantenían a salco del circulo creado por el sabueso. Cuando fue descubierta una segunda vez decidió que era momento de hablar. Se veía que la chica estaba intentando entrenar y que no comprendía qué pasaba. Estaba tan enfrascada en ello que no se dió cuenta de la cercanía de bruce cuando habló y dió un respingo al oir su voz.

- "Los perros y lobos pueden olfatear entre cien y un millón veces mejor que los humanos, según algunas teorías" Solía decir mi madre. - La chica se sobresaltó y se volvió hacia él, tornándose cada vez más palida mientras una lengua de casi un metro cuadrado le "acariciaba" la nuca. - A todo esto... soy Bruce. Y tú vas a ser la chica sin pelo si te sigue lamiendo la cabeza así.

Alida se recuperó del susto al escuchar la broma de Bruce sobre "la chica sin pelo" y consiguió reaccionar.

- ¡Vale, vale, Srta. O'Leary! Me queda claro que me has encontrado... -dijo mientras la apartaba un poco. Cuando consiguió que el perro del infierno se calmara un poco, se giró por fin hacia Bruce.- Alida -dijo mientras extendía la mano hacía él.- Y... ¿quieres decir que sabe que estoy ahí aunque no me vea porque me huele? -Alida se olió la camiseta, como temiendo que oliera demasiado mal.- Tu madre sabía mucho de perros, por lo visto... y yo voy a necesitar un inhibidor de olores o algo por el estilo... -Alida estaba más pendiente de su entrenamiento que de Bruce, pero de repente de dio cuenta de que no estaba siendo muy educada.- Yo... gracias por el consejo. Deduzco que has visto bastante de lo que ha pasado, así que debes conocer mi... secreto. Aunque no lo es en realidad -Alida se encogió de hombros. Para variar, se le daba mal hablar con desconocidos. O hablaba demasiado, o hablaba muy poco. Al final, optó por lo más socorrido, dado que no le sonaba la cara del chico.- ¿Eres nuevo por aquí? ¿O simplemente alguien que se esconde tanto como yo? Te seré sincera, no me fijo en la gente del campamento... podrías llevar aquí más tiempo que yo sin que yo lo supiera...

La chica se había puesto nerviosa al responderle y eso le causó mucha gracia a Bruce que intentaba no reirse abiertamente para no ofenderla.

- Soy algo nuevo, la verdad, no llevo más que unos días por aquí y aún estoy algo perdido. Pro me pareció interesante ver a la... ¿Srta. O'Leary has dicho? Bonito nombre - Le picó un ojo a la sabueso que jadeó mirando hacia él como si sonriera. Era lista, por supuesto ya sabía que no era un perro normal, pero no dejaba de sorprenderlo.

- La verdad es que me ha sorprendido tu secreto, no sé todavía dónde llegan los límites de lo que pasa en este campamento. Y si no "supiera" que todo es verdad, estaría creyendo que me he vuelto loco de camino hacia aquí, o que ni siquiera he salido de casa. - En el fondo todavía lo creía un poco. La sensación había empezado cuando había tenido sus primeros cosquilleos en la frente y con el paso de los años se había hecho más fuerte. Puede que todo fuera una visión... pero como le decía su madre, "si estás alucinando... al menos disfrútalo". - Pero dejando de lanzar maldiciones, de quejarnos y todo eso. ¿Qué haces? Quiero decir... ¿Qué intentabas?

- Sí, la Srta. O'Leary es nuestro perro del infierno particular... -Alida sonrió mientras acariciaba al animal.- Si solo llevas unos días aquí no me extraña que te sientas perdido. Nos pasa a todos... yo me pasé un par de días invisible para que no me viera nadie pensando que alucinaba -aunque era poco común en ella, Alida intentó hacer un chiste con su propia experiencia, esperando que relajara el ambiente que para ella era excesivamente tenso a pesar de la naturalidad del chico.- No sé si ayudará... pero solo puedo decirte que no estás loco, esto es real, aunque te cueste de creer viendo lo que hay aquí.

Ante la última pregunta del chico, Alida estuvo callada un rato, pensando cómo contestar y hasta qué punto podía confiar en él.

- Practico -dijo al fin.- Sé que puedo desaparecer desde que llegué al campamento, pero siempre que desaparezco pierdo la noción de mi alrededor. Me abstraigo tanto que cuando vuelvo a la realidad a veces ni siquiera sé cuánto tiempo he estado desaparecida o cómo he llegado a algún sitio... Esto practicando para no perder el contacto con la realidad cuando me hago invisible. Y por eso había elegido a la Srta. O'Leary para que me ayudara... además tampoco podía decírselo a mucha más gente, practicar conmigo es aburrido. Pero ahora que he comprobado que la Srta. O'Leary no me sirve... no sé cómo lo haré. Además, está el tema de los olores, nunca me lo había planteado... no sé cómo lo haré. ¡Y para colmo seguro que no falta nada para la captura de la bandera! ¡No debería haberme dejado convencer por Cora!

Hablando y quejándose, Alida había olvidado con quién estaba.