En busca del orfanato [S18- N2]

Aunque no relajó su posición ni la fuerza con la que sujetaba a la mujer, la tensión del momento había pasado temporalmente y ahora podía respirar un poco más aliviado. Escuchar las palabras de la mujer no hizo sino acrecentar su tranquilidad. Parecía desesperada, en cierto modo, si intentaba hacerle entrar en razón.

- Oh, créeme, tengo muchas salidas, y si alguna de ellas incluye matarte no me produce ningún tipo de reparo. Reza para que no sea así. - Acompañó sus palabras de un apretón de la ballesta en la sien de la mujer, al tiempo que miraba hacia el techo del ascensor, en un intento inútil de saber hacia donde se dirigía. Aquellos tipos se habían quedado encerrados en aquel comedor indefinidamente, y confiaba en que Dania, aparte de estar escuchando toda la conversación, se estaría encargando de buscarle una salida directa. - No lo sé, pero por si no lo has notado, no soy yo quién se está encargando de elegir destino. Lo que pretendo hacer es simple, tú no me interesas para nada pero lo que tienes entre tus brazos es muy importante para mí y para alguien más. Supongo que decirte que te dejaré marchar si me lo entregas no servirá de nada, pues se ve que es algo verdaderamente importante... pero al menos hará que te lo plantees, ¿no es así?

Cualquiera de voluntad débil que escuchase a alguien hablando de esa forma de quitar o no la vida se sobrecogería enseguida, demostrando que hay gente en el mundo a la que le importa poco o nada la existencia del resto de personas. Olfateó el aire y frunció el ceño por unos momentos. Antes no se había dado cuenta, pero ahora que se encontraban en un lugar cerrado y pequeño, notó el hedor que provenía de la mujer a la que tenía apresada.

- ¿Pero qué coño, te has meado encima? - Casi no supo si reírse o no, pero desde luego el bufido que intentó ocultar dejaba bien claro su postura.

Las palabras cayeron en saco roto, al menos aparentemente. Celia miraba hacia el frente ignorando por completo el discurso de Hank y manteniéndose tan firme como aquella situación le permitía. Un quedo suspiro fue toda la respuesta que el mutante obtuvo a sus comentarios. El ascensor se paró en la planta 14 y, poco a poco, las hojas de titanio que los encerraban se deslizaron dando paso al resto del edificio.

Según rezaba uno de los carteles, aquella era la planta de desarrollo informático. Las luces ya se encontraban apagadas y únicamente los led de los diferentes aparatos se mantenían iluminados. El silencio era total salvo por el continuo murmullo del motor del ascensor que ronroneaba a la espera de su nuevo trayecto.

- No tienes ni idea de dónde te estás metiendo...- susurró, más para sí misma que para el mutante. Un corte de energía hizo que todas las luces se apagaran súbitamente para que, poco a poco, fueran encendiéndose una a una las señales de emergencia de la planta.

Se encogió ligeramente de hombros.

- Si te refieres al edificio, no, no tengo ni idea. Pero si te refieres al Huérfano... lo sabía perfectamente desde que entramos en Isoka. No hay nada aquí dentro que pueda intimidarme, no después de haber vivido ahí fuera. - Observó las luces de emergencia, consciente de que Dania se encargaría de sacarle de allí. - ¿Cuánto crees que aguantarías tú, agarrada a un portátil y con la falda meada?

Avanzó en la oscuridad con la mujer aún sujeta, y con Dania al otro lado del comlog escuchando todo lo que necesitaba y realizando todos los movimientos que requiriera aquella situación. Las luces de emergencia le indicaban la salida, y estando en la planta 14, aún les quedaba un buen trecho hasta el suelo de la calle.

- Tú decides, o una bajada lenta, o una rápida. Pero la rápida supone que tu cabeza se estrelle contra la acera desde aquí.

-Así que es eso... tú también estás buscando al Huérfano.- la mujer dejó salir una risa de desprecio mientras obedecía a las indicaciones de movimiento del mutante.

-No quiero explotar tu burbuja, pero creo que te enfrentas a algo más grande de lo que jamás podrías concebir. Él me tiene en bastante estima, y se molestaría bastante si me ocurriera algo y tuviera que gastarse unos cuántos créditos en repararme.- la mujer sonrió, si es que era realmente una mujer. Las luces parpadearon durante un instante y Hank comenzó a escuchar ruidos en las escaleras de emergencia, parecía que no iban a estar solos durante mucho tiempo.

-¡Vaya, ya vienen a buscarme!- miró de reojo al mutante y sonrió. -Quizás te apetezca a ti hacer la ruta rápida a la calle.

Los ojos del mutante se entrecerraron ligeramente al escuchar lo que provenía de la salida de emergencia, y dirigió su mirada hacia una parte no iluminada por el camino dictado de su aliada virtual. Si seguía sus pasos a ciegas entraría en conflicto y, a pesar del rehén, no estaba en condiciones de salir indemne de allí. No solo eso, también se arriesgaba a perder material importante. Así que tuvo que improvisar.

Y nada bueno podía salir de una improvisación del mutante.

- Si supieras la de veces que me han dicho algo parecido, que "esto me viene grande". - Le respondió simplemente a la advertencia de la sonriente mujer. Él, sin embargo, le devolvió la sonrisa en la poca luz con la que contaban, una más parecida a la del depredador que se relame. - No sabes el gran error que has cometido diciéndome eso.

Se internó en la oscuridad a un paso más rápido, sujetando fuertemente a la mujer y procurando mantener la espalda contra la pared, buscando algún punto de luz que no proveniese ni del suelo ni de las luces que le servían de guía. Al final, entre pasillos de cristal, encontró lo que buscaba. Parte de la planta estaba totalmente cubierta por una cristalera a modo de ventanal, así que cuando se internó en el despacho de oficinas, alzó el arma. El disparo resonó en toda la planta, sabía que estaba dándoles su posición, pero esta había sido la decisión del mutante. Agarró con fuerza el portátil que la mujer abrazaba ante sus pechos, y de un fuerte tirón, lo alzó sobre su cabeza.

- Es una lástima que hayan venido a por tí, no vas a poder venirte conmigo y conocernos mejor. - No había terminado de decir la frase cuando colocó el cañón de la pistola por encima de los riñones de la mujer, y un nuevo disparo resonó en la planta. Esta vez, ligeramente amortiguado. "Quizás te apetezca a ti hacer la ruta rápida a la calle." - Tú primero.

Dejó caer el portátil a un lado, sobre el suelo, y con la misma mano agarró de la ropa a Celia y la lanzó al vacío, a través del ventanal destruido. Ni se molestó en dedicarle una mirada mientras esta caía, simplemente se bastó de escuchar su intento de auxilio y, de haber podido escuchar desde allí como se espachurraba contra la acera, lo habría hecho. Se agachó y recogió del suelo nuevamente el ordenador.

De seguro ella habría sido una fuente mucho más extensa y útil de información con respecto al Huérfano, pero no podría cargar con ella y salir de allí. Tenía que elegir, y elegía el portátil. Dania sabría qué hacer con él y como sacar algo de información. Si de verdad Celia era tan preciada para el Huérfano, como así parecía también para Dave, acababa de realizar un pequeño acto de venganza muy dulce para el mutante. Una pequeña herida, que podría ser reparada o no, pero que escocería al infligirse.

Una pequeña victoria, a su modo de ver.