Viejo Amigo [D3 S15]

Isoka

Amanda resplandece. Amanda ¿Prevalece?…. lo que pasaba con Amanda y media ciudad es que estaba revolucionada, solo que algunos ciudadanos (V esencialmente) seguían con sus vidas con sus propias preocupaciones.

Ciudadela, Edificio Meredith

Una tarta de cuatro pisos empaquetada esperaba a ser abierta y entregada delante de la casa de su destinataria: Alberta Hilly. Adjúntese una nota de agradecimiento "Puta"… no, no eso no era propio de Edith, ella era refinada. "Gracias por todo querida amiga", sí eso estaba mejor. Añádese un posdata: "Como notarás por su sabor inconfundible, no es apta para ti". Aquella tarta pesaba un quintal para tratarse de eso, de una tarta. ¿Había una bomba dentro? No, aquello acabaría con la diversión muy pronto… ¿De qué servía matar a tu enemigo? ¿Como se enteraría entonces de que había perdido?. Dentro de la tarta, tuercas y engranajes y todo tipo de líquidos engrasantes.

Discos Residenciales.

Kya Mya se movía por toda Isoka, y si bien no lo hacía ella, había gente que se movía por ella. Como decía su padre había que tener amigos en todos lados, incluso en la Umbra. Lo malo es que si te ibas muy abajo la información podía ser poco rigurosa, y si te ibas muy arriba lo mismo pasaba. Si algo había aprendido Kya era que todo se podía comprar… incluso las personas.

El confidente principal de información segura de Kya era Sam, Sam le había salvado el culo a muchos de sus clientes. (Teóricamente los clientes habían pagado por los servicios de Sam y de Kya, así que en el fondo el dinero era quien había hecho todo el trabajo sucio).

Kya se bajó del cab y se dirigió hacia la pequeña entrada de la casa. En el porche había una señora que tenía en el regazo un gato viejo y no dejaba de seguir con la mirada a Kya.

- Buenos días señora Thomson.- dijo desde fuera dirigiéndose claramente al gato. Los Thomson tenían un humor… peculiar.- ¿Qué tal todo, Gothia?

- ¿Me lo dices a mi o a la gata? - preguntó la anciana señora de pelo azul eléctrico con manchas de guepardo.

- A usted, señora Thomson.- Una pequeña broma que a Gothia le encantaba, cosas de señoras mayores.

- Bien - dijo secamente, como si el chiste instantáneamente hubiera perdido toda la gracia.- Hacía mucho tiempo que no veíamos ese precioso culo moreno tuyo caer por aquí ¿En qué andas metida ahora?

- Ya sabe, en lo de siempre, asuntos de clientes.- "Y de amigas" añadió mentalmente.

- Yo solo sé que ahora ni siquiera aquí ya estamos tan seguros como antes.-

- ¿Por qué dice eso?

- ¿En qué jodido mundo vivís los de arriba chica? - inquirió la vieja.- ¿Noslasudatodoelmundolandia?

- ¿Lo dice por los asesinatos de las personas?

- No, lo digo por los asesinatos de los gatos.- La anciana se irritó - Como coja a ese joputa le despellejo de cojones para arriba.- A Edith le hubiera escandalizado, a Kya ya no tanto.- Le hacen algo a la señora Thomson y no tienen Isoka para correr.

- ¿Está Sam? - Para ser sinceros no tenía tiempo para conversaciones seniles.

- No sé.- dijo la vieja sonriendo, al parecer ella tampoco tenía tiempo para abogadas que buscaban a su hijo.

- Bueno - dijo restando importancia- de todas formas vine para traerle esta lata para la señora Thomson que sé de buena mano que le encantan.- Eran caras, muy caras. Era de la tienda de mascotas de los V, aquellas latas valían casi más que los propios jodidos gatos.

Gothia sonrió, la señora Thomson abrió un ojo.

- Pasa, está dentro.- Así de fácil (Y caro) era entrar en aquella casa.

La casa era una casa normal (pobre comparada con cualquiera de la ciudadela) pero decente. Sam estaría donde siempre, en su "gruta", en el sótano de la casa. Aquello si que parecía tener algo de caché. A Sam le encantaba los muebles exclusivos de coleccionista y la ropa cara.

Se podría haber impresionado por la alfombra nueva persa (original) que tendría unos cuantos años de antigüedad y su tasación daría diarrea a cualquiera que tuviera que pagarla. Pero no, tenía mucho que decirle a Sam, y no eran cosas bonitas. Pero se tenía que morder la lengua y necesitaba su ayuda, corrección, Edith la necesitaba.

- Hola Sammy - dijo Kya desde la puerta.

El incesante ruido de los pies descalzos de Sam se ahogaba sobre la alfombra persa que yacía sobre gran parte del suelo. A un lado muebles de gran exquisitez, al otro un montón de artilugios electrónicos cuyo uso a veces parecía de los más perturbador. Frente a Kya... algo perturbador.

-¡Vamos, vamos, vamos....! OHHHHHHHHHHHHH- Sam pataleaba sobre la alfombra mientras se despojaba de los visores R.V y los dejaba caer sobre el suelo, acto seguido se giró sobre sus propios talones y observó a Kya con una mirada algo desquiciante.


-¡Me has hecho perder!- los ojos de Sam se clavaron sobre Kya y permanecieron así durante algunos segundos. Finalmente el hombre se cansó de esperar y cambió su cara por un ceño fruncido. -¿No eres capaz de reconocer un buen "dramatic look" cuando lo ves? Pfff... me decepcionas.- con estas palabras, Sam saltó sobre la silla autoestabilizada que había frente a su ordenador. Se recostó sobre ella haciendo que sus pies quedaran hacia arriba y sus partes pudendas bien remarcadas sobre la fina tela de su pijama de seda. La inercia hizo que la silla girara sobre su eje, mostrándole a Kya el hermoso paisaje hasta en tres ocasiones.

-WOOHOOO- meneó el culo hasta que, finalmente, bajó las piernas y se sentó frente al ordenador. Entonces, lentamente, comenzó a girar de nuevo hacia Kya con una mano dentro de la camiseta y la otra acariciando la tela como si de un gato se tratase. Su gesto había vuelto a cambiar y ahora fingía ser algún tipo maquiavélico o a saber qué.

-Volvemos a encontrarnos... MAYA. ¡CHUN CHUN CHUUUUUN!- en el techo comenzaron a sonar incesantemente unos fuertes golpes. Sam comprendió que su espectáculo estaba durando demasiado. Se recostó sobre la silla y empezó a palmotear su abultado estómago lleno de pelos.

-¿Qué quieres?

Kya esperó pacientemente con la misma cara de alguien que no tenía tiempo para esas cosas a que las monadas de Sam tuvieran fin. Aquello se podía alargar horas, y, si se daba el caso igual debía intervenir.

- Llevo semanas intentando contactar contigo y lo que obtengo es un ¿Qué quieres?. No esperara que me dijeras lo siento, Sammy.- Y tampoco que fuese nunca serio, pero jamás pensaría que le fuese a perder durante tanto tiempo sin saber nada de él - ¿Dónde cojones te habías metido? Te habré llamado unas quinientas veces, Gothia estará más harta de las veces que llamé a casa. Tienes suerte de que alguien te llame tanto.- Pero que no se emocionase, que no estaba preocupada por lo que le pasase.- Es igual, tengo trabajo para ti.

Kya le pasó dos tabletas digitales.

- Una se trata de una caída informática de varios sitios webs entre los que se incluye mi asocicación, la Liga de las Damas V, aunque supongo que ya sabrás a qué me estoy refiriendo.- Todo el mundo ya sabía de estas caídas pero necesitaba un por qué y quién-Y necesito todo lo que puedas darme del HERO. Sí, del HERO ya sé que puede ser chungo.- La cosa no acababa ahí -También necesito que me hagas el rastreo de las última semanas de un Comlog particular. ¿Qué me dices? Ahora me dirás que no te alegras de verme - Kya sonrió entonces a Sam con la misma inocencia de alguien que no había roto un plato en su vida.

Sam fingió sacarse mierda de los oídos mientras escuchaba la retahíla de madre que Kya le estaba soltando.
No es que le aburriera, exactamente, pero él no solía escuchar nada que no le interesara. Repentinamente los carnosos labios de Kya sí que comenzaron a hablar de cosas interesantes; dejó de pensar en videojuegos y se agarró las rodillas.

-¿HERO? Uno de esos injertos de pelo ha debido de llegarte al cerebro. ¿No sabes lo que le pasa a los que trastean con los archivos de HERO? CABOOM- hizo un ademán muy exagerado de explosiones con los brazos. -Eso les pasa.- Sam negó ligeramente con la cabeza y después arqueó las cejas.

-¿Cómo cojones habéis pasado de marujear tomando té con pastas, a ser perseguidas por el principal grupo terrorista de la ciudad?- Sam se alejó ligeramente con la silla y agarró su comlog, anotando. -Cuenta conmigo para lo del comlog y el refuerzo de vuestras web... pero HERO... tía tendrías que darme mucho para eso.

- Te equivocas, yo tengo todo natural.- lo del injerto pese ha ser una broma no le sentó bien.
Claro que sabía que aquello era un suicidio, no estaban hablando de ir tras un chulo de una prostituta, ni de buscar a ningún traficante para que testifique, no. Aquello era gordo, muy muy gordo.



Kya avanzó dos pasos, tan solo dos pasos. Suficientes para estar lo más cerca y lo más lejos para que la viese bien.

-Bueno Sam todo…- dijo bajándose la cremallera del vestido y dejando que este cayese por su propio peso.- es negociable.- no llevaba ropa interior.- Como he dicho antes, todo... natural.- Se le veía todo el índice Genético V por doquier. Sus senos, sus caderas contorneadas...su trasero fino y quizá un poco más prominente y sugerente que uno pequeño y delgaducho.

"Grant, me vas a deber diez de los grandes por esto."

Lo único que le cubría eran sus tacones de fieltro negro. Kya no era una mala abogada, ni tampoco mala persona. Sería muy fácil decir que se desnudaba muy gratuitamente, y bueno, en cierta medida así era. Si Kya había aprendido algo de su carrera era que a veces lo que no se podía pagar con dinero se pagaba con otra cosa.

Pero no os engañéis, lo único que quería Kya era distraer (o insuflar valentía) suficiente a Sam para que emprendiera ese trabajo. En comparación con lo que iba a hacer, ofrecer un revolcón o lo que se terciase era poco.

Si Kya era buena abogada era por algo.

El jocoso hombre sintió cómo sus bromas se congelaban en su garganta. Sus ojos se desorbitaron ante tal demostración de hermosura y sus manos se debatían por el deseo de tocar aquel cuerpo que se le ofrecía. No obstante, no quería joderlo todo y que un mal pelliquito en el culo hiciera que Kya se marchara precipitadamente. Se relamió y trató de tragar saliva hasta tres veces para recuperar el habla, no obstante no era su voz la parte de su cuerpo que parecía querer destacar más en ese momento.

-Y...ya veo que es todo natural...- Sam comenzó a morderse los labios mientras Kya se acercaba a él. No entendía absolutamente nada, era la primera vez que le ocurría algo tan jodidamente genial, y le importaba una mierda lo que pasara después. -¿Q... qué propones?- el hombre observó la trayectoria de la mujer hasta su silla, con sensuales movimientos que lo trasladaban a lugares paradisíacos.

Sin saber exactamente qué hacer, Sam se quedó quieto agarrándose los pantalones con fuerza y mordisqueándose el labio inferior sin perder detalle del espectáculo. Al fin y al cabo, él sólo era un D más.

Parecía que las bromas se habían acabado, mejor, tenían mucho que hacer. Qué simples eran los D, enséñales un poco de índice genético y se derriten.

- Propongo... propongo - dijo Kya haciéndose la dudosa- te propongo, a parte del dinero... una recompensa. Pero dependerá de ti lo creativa y receptiva que mi respuesta pueda ser en la medida que me satisfaga la información que me des.- Vamos, que como fuera menos de lo que sabía ya se iba a quedar con las ganas - Te advierto que doy clases de Aeropilateyogsutring. No me lo he inventado, las da la Doctora Flexibilidad en el Holiday's GVM®, dice que mi "flor de loto" se abre muy bien.- Así no le faltará motivación a la hora de trabajar.- Sammy, te voy a hacer todo un hombretón- dijo acercándose a escasos centímetros de él.

Empezó a jugetear entonces con un mechón de su pelo, acariciando con la otra mano su cara, bajando nuevamente a su pecho... - Pero me temo que hoy no va a ser ese día muchachote. - dijo dándole unas palmaditas.

- ¿Ves? No sólo tomamos el té...- No,  al parecer también hacían esa cosa que era impronunciable y que mejoraba notablemente su flexibilidad.- ¿Y bien? - dijo Kya cruzando los brazos, esperando su respuesta.

-Ejem... me has malinterpretado, Kya...- giró sobre su silla, reuniendo todas las fuerzas que la comida basura le había proporcionado, y comenzó a teclear a toda velocidad. Durante unos instantes, un millar de códigos numéricos y letras se reflejaron sobre el rostro del hombre. En medio de aquel extraño ritual, alzó un brazo hacia la izquierda y, repentinamente, un brazo mecánico le proporcionó un gélido vaso de Coca Cola Plus, más cafeína y más sabor.

Dio un largo trago a la bebida y continuó tecleando. Tras cierto tiempo apareció un mensaje de error en la pantalla. Repentinamente una máscara de gas holográfica apareció en mitad de la habitación y un chispazo hizo que la silla de Sam se estropeara haciéndolo rodar hacia atrás. La máscara de gas pareció reconocer el entorno y, tras unos segundos, habló con voz modulada.


Tanto la imagen como la voz se extinguieron súbitamente. La habitación quedó a oscuras, como si hubiera habido una gran sobrecarga de energía. El equipo de millones de créditos de Sam echaba humo, totalmente destrozado, y un hombre derrotado se encontraba sentado sobre la moqueta.
Kya pudo prever el llanto y los gritos infantiles que estaban por venir, sin embargo...

-¡Serán hijos de puta!- Sam se levantó de un salto, con una agilidad que no parecía poseer, y se acercó al equipo. -¡Mira lo que le han hecho a mi bebé!- agarró algunas piezas que se desprendieron del ordenador y las dejó caer sobre el escritorio. -Esto...es...personal...- se giró hacia Kya y la señaló. -Me pondré con esto en cuanto pueda, te mantendré informada.