Dios bendiga a los imbéciles [S15 - D3]

-No, no, no, te he dicho mil veces que así no es como lo quiero. Más te vale tenerlo todo repartido para mañana o las Tríadas comenzarán a tocarnos las pelotas y todo se habrá ido a la mierda. Sí... sí, es así. Haz lo que te digo y no te pasará nada...- Walt colgó la llamada y guardó el intercom de última generación en el interior del traje. A juzgar por lo fino del corte y por el discreto "HARAJUKU" que aparecía en la etiqueta, la broma había debido de costarle unos cinco mil créditos. ¡Qué cambiazo había dado!


-Annie, Annie, Annie... ¡cómo me alegro de verte! Ven aquí que te vea...- Walt agarró a su prima de la muñeca y la atrajo hacia sí para echarle un vistazo general. Acto seguido apoyó su mentón sobre el puño derecho y se sentó cómodamente sobre la mesa de trabajo, previamente despejada sobre el suelo.

- ¿Cómo le va a mi prima favorita?- hacía meses que no sabía nada de él y, tras un par de mensajes el día anterior, el chico se presentó de aquella guisa en su discreto taller del Happy Town. Lo cierto es que con todo el movimiento que había habido en los últimos tiempos, Ann había estado muy preocupada por la seguridad de su primo. Sin embargo, daba la sensación de que se había preocupado para nada...