Álzate y anda [S XVII- D2]

Spoiler:

El incesante goteo del retroalimentador era la única compañía que Urian había tenido en las últimas dos semanas. Apenas un par de conversaciones con Amber y la rutinaria confirmación del estado de ánimo de su hermana habían hecho que Urian pudiera centrarse en las dos cosas que despertaban ahora mismo su interés.

David yacía sobre el tanque de gel con el mismo gesto de terrores nocturnos que los últimos días. Eran buenas y malas noticias a la vez; el hecho de que pudiera soñar indicaba que su cerebro había comenzado a reactivarse y que pronto podría despertar. Por otro lado, que le acosaran terrores nocturnos podría significar algún deterioro cerebral o ansiedad, habría que trabajar sobre ello. Su cuerpo flotaba en el gel rico en nutrientes de concentración hipotónica con un vaivén casi hipnótico; por suerte para Urian, tenía mejores cosas que hacer que quedarse observándole sin sentido.

Los últimos informes acerca de "la Cepa", como Mihail había bautizado a la epidemia, hacían que Urian estuviera cada vez más cerca de obtener la cura. Para empezar había logrado aislar parte del tejido corrupto para experimentar sobre él directamente, sin efectos colaterales. Sus experimentos iban por el buen camino.

Desde el Santa Amanda le llegaban numerosos mensajes informando de la situación de la Ciudadela; Tríadas por aquí, asesinatos por allá... El golpe de Nobunaga había sumido en un caos a toda la ciudad. Los Discos Residenciales estaban prácticamente irreconocibles tras los incidentes de hacía dos semanas pero, al menos de momento, Urian había encontrado un lugar relativamente tranquilo donde continuar sus labores... la casa de David. Un edificio de construcción antigua y totalmente rodeado por los canales de Términex que se dirigían a Amanda, el paraíso de cualquier alma solitaria.

Repentinamente, las divagaciones de Urian se congelaron de golpe. El sonido de líquido derramándose le sobresaltó y, antes de que pudiera hacer nada, comprobó cómo, en total silencio, David se encontraba de pie frente a él. Su cuerpo estaba totalmente desnudo y resbaladizo y, a juzgar por el perfecto ángulo recto de su postura, sus piernas en perfecto estado. Cerraba los ojos con ahínco, acosado por algún tipo de cefalea y, con la ayuda de sus uñas resquebrajó la membrana que cubría sus fosas nasales permitiéndole respirar bajo el líquido.

-¿Urian? ¿Eres tú?- o el hombre no era nada discreto o aún no se había percatado de su situación.

El momento había llegado. Por un lado había deseado que David despertase cuanto antes y el hecho de ver que, a simple vista, no parecía haber efectos secundarios notables disipó un poco el sentimiento de culpa que lo había estado acosando por tres semanas. Por otro lado, era el momento de las explicaciones y a Urian no le gustaba dar explicaciones salvo que fueran las de un diagnóstico... era un buen punto por el que empezar.

-No debería ponerse de pie tan rápido. Lleva más de dos semanas inconciente y puede sufrir mareos y vértigos.

Correcto y formal. Y tan frío como el gel del que David acababa de salir.

-¿Cómo se encuentra? Preuntó intentando sonreir y acercándole una toalla para que se secara el cuerpo y pudiera taparse. No es que a él le molestara verlo desnudo. Lo había hecho durante todo el tiempo que había estado en el interior de la máquina clonadora, pero pensó que David se sentiría más cómodo así. -Me... alegra verle de nuevo.

De repente volvía a estar incómodo. Hasta ahora, había ido y venido por la casa completamente a sus anchas. Su huella estaba por todas partes. Una chaqueta por aquí, los platos recien fregados de la ultima comida un poco más allá, papeles, aparatos médicos y algo de ropa sobre una silla... A ojos de cualquiera era una invasión de la intimidad en toda regla.

La inmersión en gel médico durante tanto tiempo hacía que los sentidos quedaran aturdidos. David agarró la toalla y fue secándose con torpeza sin ser capaz aún de moverse con precisión. Su mirada estaba entrecerrada y sus labios prietos en un gesto de esfuerzo titánico. Poco a poco fue recuperando la psicomotricidad pero, por seguridad, decidió sentarse en el borde del tanque para evitar sorpresas.

-... lo veo todo un poco borroso... ¿Dos semanas? Ni tan siquiera con mis errores en la Academia pasé tanto tiempo fuera de combate...- alzó ligeramente la mirada y trató de enfocar el rostro del médico. -Debe de haberme pasado algo muy duro... Gracias por salvarme.- mientras hablaba se anudaba la toalla a la cintura y, justo en ese momento comenzaron a escucharse tiroteos en el exterior. David se levantó aceleradamente y miró hacia la ventana, de la cual le separaba toda una jungla de aparatos médicos.


-¿Qué es todo eso?- caminó todo lo rápido que pudo hacia la ventana para ver mejor lo que ocurría pero en el camino se chocó contra un aparato, la toalla se enganchó bajo otro y la fatiga muscular le sobrevino.

-¿Qué... qué está ocurriendo?- su pecho se agitaba de forma acelerada debido a la repentina fatiga. -Este siempre ha sido un lugar tranquilo... ¿Estamos en mi piso, verdad? ¡Hay disparos en el exterior!- David, como si de un milagro se tratara, fue recuperando el control sobre su cuerpo y buscó su arma reglamentaria por todo el perímetro.

-¡Por Amanda! ¡No está! Doctor Sahidi agáchese...- se acercó hacia la ventana para comprobar el exterior. Lo cierto era que Urian había escuchado tantos disparos que ya no podía ni contarlos, pero claro... eso DJ no tenía por qué saberlo.

Hasta que David no hizo mencion a ellos Urian ni siquiera se habia percatado del sonido ambiente que empezaba a ser rutinario. De hecho, podía decirse que estaba siendo una tarde "tranquila" para lo que solían ser ultimamente. Omitiendo las advertencias de David, se levantó y caminó hacía él con intención de obligarlo a sentarse.

-Relájese y no se acerque a la ventana. Rara vez llegan a subir a algún piso.

David aún estaba algo debil así que pudo hacerlo sentarse sin demasiada dificultad. Entrecerró la ventana y aumentó la intensidad de la luz interior para compensar.

-Será mejor que le cuente todo antes de que decida salir a investigar por si mismo. Que lo hará. - Pensaba empezar por hablarle sobre el accidente y su estado de salud actual, pero creo que será mejor ponerle antes al día de los recientes hechos que han sucedido en Isoka.

Urian se levantó y fue a buscar la bolsa donde estaban guardados los efectos personales de David.

-En primer lugar, disculpe esta invasión a su propiedad. No podía tratarlo adecuadamente en el taller y volver al Santa Amanda no era una opción, así que si quería encargarme personalmente de su tratamiento debía encontrar otro método y, bueno... me pareció que se sentiría más cómodo en su piso cuando despertara. Lo retiraré todo antes de que pueda llegar a molestarle. Tenga, aquí tiene sus objetos personales.

En esa bolsa se encontraba prácticamente todo lo que David había llevado encima en el momento del accidente. Su arma, el cuaderno (ahora ondulado por haberse mojado), el lapiz, la chaqueta, su comunicador... todo menos un par de aparatos y el resto de la ropa que no habiá tenido reparación posible.

-Debe saber que Isoka ha cambiado mucho en estas dos semanas que ha estado inconsciente. Se podría decir que ha habido un golpe de estado por parte de algunas de las bandas y que ahora estamos sumidos en una especie de guerra civil. Los tres estratos están inmersos en el caos... aunque en el Happy Town no hay una gran diferencia con como han ido las cosas siempre.

Le dejó un momento para que asimilara la nueva situación antes de seguir hablando y profundizar en temas más delicados.

¿Golpe de estado?- David se quedó ligeramente pálido mientras las manos de Urian lo obligaban a sentarse. Una vez apoyado en el mullido colchón que hacía las veces de camilla, el hombre comenzó a gesticular de una forma bastante jocosa. No obstante, Urian sabía guardar la compostura y desde luego no era una situación para reír.

-Pero, ¿la SCAR no ha hecho nada al respecto? La Jefatura debería haberse movilizado antes de alcanzar un extremo así...- comenzó a negar con la cabeza sin atreverse a creer lo que le estaban diciendo. Frunció el ceño y apoyó la barbilla sobre uno de sus puños. Fue entonces cuando fue consciente de su desnudez. Agarró la toalla y se cubrió el cuerpo entero antes de continuar hablando.

-No tiene por qué molestarse, la situación era crítica y lo que ha hecho es lo más coherente. Muchas gracias por el tratamiento... aunque no sé si podré pagarlo.- alzó ligeramente las cejas en un gesto de resignación. Suspiró y, sopesando la situación, supuso que el dinero no era su principal preocupación en ese momento.

-Pero... ¿está todo bien? Quiero decir... ¿ha habido muchos muertos? Espero que no haya perdido a nadie, Doctor Sahidi...- eso era lo bueno de no tener familia, en esos casos uno podía estar más relajado y dispuesto al sacrificio.

Le pareció casi divertida la manera en la que David se cubrió el cuerpo como si tuviera algo que ocultar. No era habitual que un varón se esforzara tanto por mantener la intimidad de su torso.

-Mi familia está bien. Gracias por preocuparse. Mi padre no es un político lo suficiente influyente como para convertirse en objetivo preferente. En cuanto al tratamiento, no se preocupe, ha sido ajeno a cualquier hospital así que nadie me exige que le realice un cobro.

El tema de la S.C.A.R. era mejor dejarlo para más adelante. David parecía estar muy unido a ese colectivo y Urian no sabía demasiado sobre lo que le había pasado a parte de que prfácticamente se había extinto. Lo que solo generaría más preguntas que no sabría responder.

-Los medios describen la situación como crítica, pero hay que tener en cuenta que son los medios de los distritos y de la Ciudadela. Nunca habían visto nada parecido. Si tuviera que describirlo yo diría que los distritos se asemejan ahora a un día corriente en el sector E3 del Happy Town y la Ciudadela... bueno, mientras no sea político, miembro del cuerpo de seguridad o enemigo declarado de las bandas, puede estar más o menos seguro.

La cara de David cambiaba una y otra vez de mueca marcando cada sentimiento que le producían las palabras de Urian.

"¿Por qué es tan expresivo?"

Por los últimos gestos, Urian decidió darle algo de tiempo para pensar.

-Escuche. Se que son muchas cosas para asimilarlo deprisa. Le recomiendo que se de una ducha y se vista. Cuando se sienta más cómodo seguiremos hablando de todo lo que usted quiera y yo le pueda decir. Si me permite usar la cocina le haré algo de comer mientras se arregla. Lleva mucho tiempo a base de suero y complejos vitamínicos. Apuesto a que agradecerá algo con un poco más de sabor.

Sonrió intentando transmitir calma para quitarle algo de peso a la dificil situación.

La duda se veía en la mirada de David. La duda y la desazón. Siempre se había considerado un policía más en la jefatura y lo que Urian le decía le hacía sentir como si fuera el único superviviente de aquel holocausto. El mundo se había vuelto loco demasiadas veces a lo largo de la historia de la humanidad como para seguir sorprendiéndose de cuán estúpido podía resultar el ser humano. En lugar de eso se enfureció.

David se levantó y, con la mirada baja y una sonrisa de vergüenza habló al doctor en un tono pausado.

-Muchas gracias por todo, Urian... no sé cómo puedo agradecérselo.- acto seguido giró sobre sus talones y se dirigió directamente hacia su cuarto. Resultaba curioso que, ahora que David había despertado, hubiera más silencio que cuando estaba en coma. Las máquinas fueron desconectándose una a una y Urian pudo respirar con tranquilidad. Instantes después volvió a aparecer David con ropa en las manos y la misma mirada vergonzosa.

A juzgar por sus movimientos, la pierna se había recuperado completamente. El único problema que quizás aún perdurara sería la eficacia respiratoria. Tras el impacto contra el agua, el pecho de David se hundió ligeramente y la entrada de agua a sus pulmones, especialmente ese agua, no le hizo ningún bien.

La ducha se abrió y Urian se quedó solo.

Sin el sonido de las máquinas, era dificil evadirse. Se escuchaba con claridad el sonido de los disparos de la calle y del agua cayendo de la ducha. No había máquinas que controlar, ni datos que comprovar, lo que dejaba a Urian tiempo para pensar en sus cosas, algo que llevaba unos días intentando evitar.

Fue a la cocina y miró uno a uno los aparatos que allí había. En la Ciudadela, Urian sobrevíviá a base de preparados nutricionales y de algún precocinado cuando le apetecía algo de sabor. Cuando estaba en el taller, solía pagar a una vecina para que le acercara comida caliente. David en cambio parecía tener unos gustos más tradicionales. Su cocina era funcional, no puramente ornamental como la de Urian. Esperaba que David tardara lo suficiente para que pudiera buscar en la red cómo se podía hacer algo comestible.

Para Urian habían pasado apenas dos minutos cuando escuchó el agua dejar de caer. El secador corporal tomó entonces la iniciativa y en unos treinta segundos volvió a haber silencio. David, limpio y bien vestido, apareció bajo el umbral de la cocina.

-¿Encuentras lo que buscas?- sonrió y, acto seguido, se acercó a socorrer al doctor. Urian no parecía estar muy familiarizado con las tareas del hogar, pero en ese momento ¿quién lo estaba?

-Muchas gracias por todo, ya sigo yo... es lo menos que puedo hacer.- sonrió tomando el relevo del discreto cucharón de plástico con el que Urian removía la pasta en la olla llena de agua. La mayoría de cocinas tenían un robot de automatización, David prefería un método más tradicional.

-He estado pensando que tengo que hacer unas cuantas cosas para asegurarme de cual es la situación del cuerpo. No quiero darte más problemas, así que creo que lo mejor será que te hagas a un lado.- fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba tuteándole. Puso una mueca de vergüenza y se giró hacia Urian.

-Disculpe, doctor, ¿le importa que le tutee? Lo considero un buen amigo... ha hecho mucho por mí.- sonrió de la forma más sincera que podía.

Dejó que David se hiciera con la cocina por el bien de su salud.

-No, claro. Llámeme Urian, si quiere.

Miró como David hacía y deshacía. Buscando en su cabeza las palabras adecuadas para seguir con el tema.

-Antes de que siga hay un par de cosas que debería saber. Dijo, dejando pausas entre las frases. -En primer lugar. Siento mucho haberle causado tantas molestias y haber estado a punto de matarlo... dos veces. No tenía que haberle hecho venir a recogerme. No esperaba que tuviéramos un accidente con la moto. Comprendería que quisiera mantenerme alejado o incluso tomar algún tipo de represalia. Aunque me gustaría poder tratarle. Al caer al lago absorvió algo de radiación y, aunque no puedo eliminarla, me gustaría intentar reducirla. Prefirió seguir hablando por si acaso David decidía no dejarlo terminar más tarde. Aún así el nivel no es muy alto, no le afectará físicamente. Aunque quizá note algún problema respiratorio si realiza grandes esfuerzos, desbido al golpe de la caida. Eso también me gustaría seguir mirándoselo. Entienda que ahora mismo los hospitales no dan más de si. Respecto a lo demás.... Con todo esto la S.C.A.R. se vió superada y creo que terminó por disolverse. Es más, creo que hubo algún problema con el edificio donde tenía sede.

Eso era en principio todo lo que tenía que decir. Sabía que era demasiada información para darla de golpe, pero las circunstancias eran las que eran y no podía andarse poniendo tiritas. Tarde o temprano David iba a descubrirlo todo.

A juzgar por su rostro, David escuchaba todas y cada una de las palabras de Urian pero lo hacía con un filtro de contención que no le permitía entender las cosas al 100 %. Su mirada se perdió en la cocina durante unos instantes mientras terminaba de preparar el plato y, finalmente, dejó el mismo sobre una mesita auxiliar. Fueron un par de minutos largos para Urian, en los que no sabía muy bien qué hacer o qué decir. Finalmente David se apoyó en la pared y miró hacia el techo como desesperanzado. Se llevó una mano al corazón y comenzó a hablar sin mirar al doctor.

-Usted no es culpable de ninguna de las cosas que me han ocurrido. Yo mismo me coloqué en esas situaciones y no me arrepiento de haberlo hecho.- miró entonces a Urian. -Le agradezco mucho que haya cuidado de mí y que quiera seguir haciéndolo, pero no puedo darme por vencido. Sé que la situación es muy complicada... bueno... no lo sé, pero lo intuyo por lo que me está diciendo.- agachó la cabeza y miró al plato, había perdido totalmente el apetito.

-Pero tengo que intentarlo, debo luchar por los míos y proteger a los habitantes de la cúpula. Hice un juramento, doctor, igual que usted.- alzó la mirada hacia Urian de nuevo. -¿Me ayudará a cumplirlo?

A Urian no dejaba de sorprenderle el altruismo que mostraba David a cada momento. Siempre mostrando buena cara, dispuesto a sacrificarse por cualquiera sin pedir nada a cambio... Era ese tipo de persona que Urian pensaba que ya no existía. El tipo de persona debería haber. Le transmitía confianza, e incluso ingenuidad.

-Después de lo que ha hecho por mi y por mi hermana sería capaz hasta de alistarme como soldado. Aunque creo que eso no le conviene a nadie. Me da la sensación de que las armas se me darían incluso peor que la cocina. Aún así, si puedo hacer algo por ayudarle, dígamelo. Por alguien como usted haría todo lo que estuviera en mi mano.

David se quedó en silencio. Miraba a Urian como si acabara de descubrirlo en la habitación, como si algo en su interior se hubiera removido y se encontrara frente a una persona diferente. Tragó saliva y sonrió de una forma tímida. Dejó todo lo que estaba haciendo y agachó ligeramente la cabeza saliendo de la habitación por la puerta que Urian bloqueaba hacía unos instantes. Sus movimientos fueron rápidos y precisos evitando un contacto físico que quizás complicara las cosas.

Una vez en el salón, DJ suspiró y respiró profundamente con los ojos cerrados. A pesar de lo claustrofóbico que resultaba el paisaje, con todos aquellos cachivaches por medio y cables o cosas peores decorando el suelo, el policía se sintió aliviado.

-Si no le importa, ahora voy a salir. Tengo que saber por mi propia mano qué es lo que ha ocurrido y en qué punto se hallan mis compañeros.- se giró para mirar de nuevo a Urian, tomando ciertas distancias. -Le agradezco muchísimo todo lo que ha hecho por mí... trataré de recompensarle de alguna forma.- comenzó a ponerse su chaqueta de cuero, al parecer había pasado en aquella posición toda su rehabilitación y estaba algo rígida.

-Por favor, no salga en mi ausencia. Buscaré un lugar mejor en el que permanecer durante toda esta locura...- sin mediar palabras, se acercó titubeante a Urian y le dio un fuerte abrazo, muy sentido a juzgar por la fuerza puesta en él.

-Nos vemos, Urian.- dijo en voz baja justo antes de separarse.

Urian no se esperaba el abrazo y le resultó algo raro. No es que no le gustaran ese tipo de acercamientos, pero en general solo los practicaba con su familia. Aún así, correspondió en cierta medida. David acababa de pasar por varios traumas simultaneos y sentirse acmpañado podría ser un buen comienzo para encararlos.

-Lo siento, pero no puedo quedarme. Tengo una cita importante en los suburbios. Haré que retiren todo esto de aquí hoy mismo. Señaló todos los apartaos médicos de alrededor. - Si le parece bien volveré mañana para comprobar su estado y ver como avanza. Aunque si se encuentra peor o necesita algo no dude en llamarme e iré a verlo.

Cogió uno de los lápices que David tenía por ahí y apuntó una serie numérica. Después le ofreció el papel.

-Tenga. Es mi número personal. A veces desconecto el comlog del trabajo si no quiero que me molesten, pero aquí podrá localizarme en todo momento.

Fue a recoger algunas de sus cosas para marcharse él también.

-Cuídese, coma y no haga grandes esfuerzos. Espero verle mañana, David.