Mientras hay vida hay buena esperanza [S14 M1/ Hospital Santa Amanda. Habitación 511]

En menos de media hora desde que encontrarn a Iuliana habían llegado al hospital. Las guardias nocturnas solían cumplirlas los médicos residentes o los más jóvenes por eso todos cumplian las directrices que Urian les iba dando sin ningún tipo de objeción. Habían trasladado a David a preparatoria de quirófano mientras él acompañaba a Iuliana a la sala de diagnóstico y le administraba un sedante para que pasara lo que quedaba de noche durmiendo de un tirón y sin ningún tipo de sueño. Después se había administrado a si mismo un estímulante que lo mantendría despierto y con la mente ágil durante toda la noche y había acudido a la sala de operatorios a encargarse de David.
La operación había durado casi tres horas, pero había sido un completo éxito. Para cuando hubo terminado, los resultados de Iuliana esperaban en el comlog de su despacho.

No había duda de qué había pasado entre ella y el hombre. Por los resultados él debía tener un estado de mutación bastante elevado. Debía encontrarse en el límite de radiación permitida por Isoka, si es que no era muy superior y él habia encontrado la manera de superar los controles médicos. Pero eso no era lo que más le llamó la atención de aquellos resultados...

La muñequera sonó avisándole de que Iuliana estaba despertando. Luego haría una segunda comprobación de los resultados, por el momento debía ir a acompañar a su hermana.

Entró en la habitación descubriéndola aún álgo atontada por el sedante. Se sentó junto a ella en la cama y le apartó el pelo de la cara, descubriendo por accidente un llamativo trasquilón que no había estado ahí la última vez que se vieron. Cada vez lo tenía más claro, debía encontrar al mutante y debía hacerlo antes de que nadie más lo encontrara y pudieran acusarle de algún delito. La carcel no iba a ser suficiente para él.

-¿Cómo te encuentras, Iuliana? ¿Necesitas algo para el dolor?

Luz por todas partes. Me encuentro pesada. El dolor se ha ido. Parpadeo. Vuelvo a parpadear y aparto la legaña de mis ojos frotándome con los dedos. Veo como una lucecita parpadea varias veces y poco a poco a se va aclarando la vista comprobando que estoy en el Santa Amanda. Miro mi brazo y compruebo que ya no hay herida, han debido hacerme la cirugía pertinente. Deslizo mi mano con cierta dificultad entre mis piernas, no se si he dejado de sentir dolor por el sedante o porque se han preocupado de hacerme la operación. Con solo tocarme con mis dedos casi insensible no soy capaz de averiguarlo.

Dejo caer mi brazo a lo largo de mi cuerpo y espero a poco a poco recuperar mis fuerzas ordenando a mi mano abrirse y cerrarse. Entonces veo que por la puerta entra Urian y de repente todo los recuerdos de la noche anterior caen sobre mi. Ladeo la cabeza y aparto la mirada de él.

- No, los sedantes funcionan bien. – digo quedamente.

Realmente me apetece un batido proteico con extra de dulce, pero no me atrevo a pedirlo, es un capricho y un poco infantil. Giro mira cabeza hacia eel y le pregunto:

- ¿Cuál es el diagnostico? – sabia que estaba siendo seca, pero no podía evitarlo, no estaba cómoda.

El diagnóstico había sido inesperado. Urian no estaba seguro de si lo que había descubierto eran buenas o malas noticias pero si tenía claro que no era una noticia que quisiera darle a Iuliana precisamente en ese momento.

-El diagnóstico está bien. Tu hombro está perfectamente, el golpe fue fuerte pero no alcanzó ninguna zona especialmente delicada.

Se le hacía dificil encontrar las palabras para tratar un tema tan delicado con alguien de su familia.

-Por lo demás. El incremento en el nivel de radiación es prácticamente insignificante y no hay que preocuparse por ningún tipo de síntoma a largo plazo. En cuanto te sientas con fuerzas, podrás salir del hospital y, si en algún momento tiene ganas de hablar... yo... bueno, soy tu hermano. No solo no me molestaría que me llamaras para cualquier cosa sino que desearía que me dijeras si puedo hacer algo por ti, para que te sientas mejor. Cualquier cosa, en cualquier momento. Incluso si quieres trasladarte a mi piso hasta que las autoridades encuentren a quien te atacó, tengo sitio de sobra y tú nunca me molestas...

Se frotó el pelo, frustrado por la impotencia de la situación.

-Lo que quiero decir es que voy a hacer lo que haga falta para compensarte en la medida de lo posible.

Su mirada era seria y firme, indicándole a Iuliana que hablaba completamente en serio.

- ¿No habrás avisado a la S.C.A.R., verdad? – lo miro directamente a los ojos y lo agarro de la mano con fuerza – De esto no puede enterarse nadie, Urian. Esto no ha pasado y nadie debe ni siquiera intuir que ha ocurrido. ¿Entiendes? – sin poder evitarlo noto como mi mano se crispa rozando con las uñas la piel de mi hermano. – Lo mejor que puedes hacer por mi es aplicarme un tratamiento anticonceptivo y olvidarte de todo esto. – asevero con el ceño fruncido y mis uñas tocando aun su piel.

Urian se sorprendió ante la súbita reacción de Iuliana. Era comprensible, pero aún así era unusual una respuesta tan activa por ru parte.

-Tranquila. No he tenido tiempo de llamar a nadie.

Ni tenía pensado hacerlo. El tipo vivía en los suburbios, avisar a la S.C.A.R. solo serviría para hacerles perder el tiempo, que se metieran en problemas y que dificultaran la búsqueda personal de Urian.

-Tan solo sabemos lo que ocurrió tú, yo y el tipo que me ayudó a encontrarte, pero no te preocupes, estoy casi seguro de que se puede contar con él

Acarició con ternura la mano que le arañaba. No es que le doliera, tenía demasiados químicos en el cuerpo como para que pudieran operarle y mantener la sonrisa.

-Tampoco será necesario un tratamiento anticonceptivo, te lo aseguro. Yo mismo comprobé los resultados de las pruebas hace un momento. De lo único que tienes que preocuparte es de intentar olvidar lo sucedido.

Noto como mis músculos se relajan. No he concebido, esa es una buena noticia. Aparto la mano y la coloco sobre mi abdomen. Mi mirada se pierde más allá de mi hermano pero tardo varios segundos en darme cuenta, es una costumbre que me ha costado muchos años de trabajo quitarme, de pequeña no era capaz de mirar a nadie fijamente simplemente miraba más allá de ellos. En general cuando siento vergüenza ese suele ser el mecanismo que mi mente suele usar para intentar superarla. Clavo mi vista en él pero mi cara es una máscara pétrea.

- Quiero descansar. Me marcho esta noche.